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Cuando JongIn regresó a casa, lo que menos se esperaba era encontrar la luz encendida. Se había sentido bastante nervioso de entrar en el departamento, pero finalmente y después de más de cinco minutos de estar dando vueltas en el pasillo, decidió ponerle fin a todo aquello.

Sirius estaba sentado en una de las dos sillas del mini comedor, a un paso de la cocina y el sillón. JongIn se detuvo mientras lo observaba, llevaba una de sus camisetas oscuras puestas y no lo veía a él, sino que veía sus pies descalzos sobre la madera del piso.

El moreno no sabía qué era lo que debía decir, mucho menos se esperó que fuera Sirius quien hablara primero.

ㅡ Sólo quería disculparme por todo... ㅡ la voz gruesa y sedosa del cambia formas le hizo sentir extraño de nueva cuenta, como la primera vez que lo escuchó. ㅡ En verdad lamento mucho que esto haya ocurrido.

JongIn tragó saliva y no dijo nada, se dedicó a observar la silueta encorvada del chico que estaba cabizbajo frente suyo.

ㅡ Voy a irme, no es necesario que me corras... sólo quisiera abusar de tu generosidad, ¿podrías darme esta camiseta? ㅡ La voz del muchacho se quebró y algo en JongIn hizo un sonidillo estruendoso en su interior.

El moreno asintió sin más.

ㅡ Bien, no quiero volver allá como un gato otra vez. ㅡ Sirius sonrió lastimeramente y se puso de pie como pudo, sintiendo sus pies temblorosos como no los había sentido en tiempo, en parte por estar desacostumbrado a su forma humana y en parte por todo su sentir aglomerado en su cuerpo. ㅡ Espero que vivas feliz, Kim JongIn, gracias por todo y lo lamento.

El cambia formas le dedicó una última mirada y después pasó lentamente por su lado, haciendo que JongIn cerrara los ojos y apretara los puños, porque se sentía tan extraño de verlo, apenas y lo había conocido en realidad y sentía esa sensación que se acumulaba en su pecho, haciendo latir su corazón con cierto nerviosismo.

Entonces, su mano se estiró sin pensarlo demasiado, antes de que el otro terminara de llegar a la puerta y lo sostuvo del antebrazo, el contacto quemándole al instante.

ㅡ Espera... ㅡ JongIn lo llamó y suspiró, sintiéndose derrotado por sus propios pensamientos. ㅡ ¿Piensas salir a la calle descanso y sin pantalones?

El cambia formas abrió los ojos con sorpresa, por el repentino contacto y por la pregunta del moreno que le hizo darse cuenta de que en efecto, sólo llevaba la camiseta de JongIn puesta, su camiseta favorita, por eso la había elegido.

JongIn resopló. ㅡ Siéntate, por favor... Sirius, o como te llames.

El hombrecillo asintió y se dirigió de nueva cuenta a la silla en la que había estado sentado antes, parpadeando con sus ojos grandes y mordiéndose el labio inferior con dejos de nerviosismo. Para el moreno no pasaba desapercibido ninguno de sus gestos, todos eran una novedad para él en aquel rostro que debía aceptar, era apuesto. Muy apuesto.

ㅡ Tú me nombraste Sirius...

ㅡ Lo sé ㅡ JongIn asintió en ese mismo instante.

ㅡ Pero en realidad... no me llamo Sirius ㅡ Las mejillas gorditas y blancas del muchacho se tornaron rojizas de un momento a otro, en el que bajó la mirada nuevamente a sus pies.

ㅡ ¿Cómo te llamas, entonces? ㅡ JongIn se sintió curioso y el hombre levantó la mirada, observándolo directo a los ojos, con el corazón latiendo apresurado por decirle por primera vez a alguien el nombre que su madre le había dado, el nombre que había ocultado al mundo aparte de su hermano y su familia.

ㅡ Me llamo... KyungSoo.

ㅡ KyungSoo... ㅡ JongIn repitió por inercia, sintiendo como el nombre se deslizaba en la punta de su lengua demasiado suave.

El muchacho asintió con una leve sonrisa, avergonzado y a la vez muy contento de escuchar a JongIn llamarlo por su nombre por primera vez.

ㅡ ¿Por qué nunca...?

ㅡ Ehh... al principio no creí que fuera a quedarme aquí, que ibas a permitir que me quedara, no confiaba en ti. ㅡ KyungSoo murmuró en voz clara y JongIn se sintió extrañamente dolido al escucharlo, lo cual le pareció estúpido ㅡ Después, cuando confié en ti, no sabía cómo debía decirte...

JongIn suspiró, aquello sonaba lógico, pero no le parecía aceptable de cualquier manera.

ㅡ Mis padres nos enviaron a mi hermano y a mi fuera del barrio donde vivíamos, éramos unos adolescentes cuando eso sucedió, él me encontró una familia y me hizo prometerle que no mostraría mi verdadera forma a menos que estuviese seguro de que era confiable. Duré poco en esa familia, me echaron a la calle porque era muy arisco... ㅡ KyungSoo cerró los ojos mientras recordaba aquella etapa de su vida, una que quería borrar y que jamás se iría ㅡ Habían perseguido a los nuestros por un tiempo, por eso huimos... viví en los callejones por un tiempo, hasta que una manada de perros me tomó desprevenido.

El moreno sintió un escalofrío recorrerlo en cuanto el otro enunció esas últimas palabras, porque no quería ni imaginar qué era lo que le había pasado después.

ㅡ Una chica muy amable me recogió y me curó, así que estuve con ella un par de años, como un gato normal. Hasta que se mudó y no pudieron llevarme, su madre me dejó en una esquina. Por desgracia me encontré con los mismos perros que antes, pero él no permitió que me atacaran.

ㅡ ¿Él? ㅡ JongIn arqueó una ceja, interesado.

KyungSoo asintió un par de veces antes de proseguir. ㅡ Sí, un híbrido bastante amable que vive cerca de aquí, se llama ChanYeol.

Ah, ChanYeol. JongIn sí que conocía a ese híbrido.

ㅡ Él detuvo a sus camaradas y me llevó con él, me dijo que no debía estar en las calles en estos días, que estaban muy atentos a esos lugares y que podrían traficar conmigo. Así que decidió que un amigo de un amigo suyo que era muy amable podría cuidarme. Así terminé en la puerta de tu departamento.

JongIn asintió, sopesando la historia, pensando en ChanYeol, el híbrido que su mejor amigo quería ligarse, poniendo al cambia formas en su puerta, con la nota que llevaba su nombre.

ㅡ Tenía mucho miedo y no sabía qué hacer, no es una excusa que debiera ser, pero no tengo nada. No sé de mi familia hace años, ni siquiera sé si están bien.

ㅡ Lo lamento... ㅡ JongIn murmuró, sensibilizándose por la historia contada.

KyungSoo negó con los ojos aguándose por el montón de sentimientos. ㅡ No, yo lamento haberte engañado de esa manera.

ㅡ Dijiste que... no cambiarías si no te sentías seguro ㅡ JongIn frunció el ceño entonces, cuestionándolo sobre lo que había ocurrido hacía unas horas en ese mismo lugar.

KyungSoo se hundió de hombros. ㅡ Confiaba en ti, en este hogar, me sentía seguro en tus brazos.

El moreno chasqueó la lengua y desvió la mirada al instante, con las mejillas ligeramente arreboladas ante el comentario que el otro soltó de manera inocente.

Se desplomó sobre el sillón y se cubrió el rostro con ambas manos, sin poder creer lo que iba a decir a continuación, pero haciéndolo de cualquier manera.

ㅡ No te vayas, ¿está bien? ㅡ JongIn murmuró en tono bajo, pero perfectamente audible para ambos. ㅡ No tienes que irte a la calle.

KyungSoo sonrió de un momento a otro, dejando que la felicidad lo inundara después de la enorme incertidumbre y también la tristeza de tener que dejar aquella casa que tan cómodo lo había puesto.

ㅡ ¡Muchas gracias! ㅡ El muchacho exclamó, poniéndose de pie para saltar encima de JongIn, sobre el sillón.

El moreno se sorprendió ante el acto y permaneció inmóvil mientras el otro lo abrazaba y se acomodaba sobre él, restregando su rostro, básicamente sus mejillas, sobre su pecho y él por poco y escuchó el ronroneo al que tan acostumbrado estaba.

ㅡ Si, bueno...

KyungSoo parpadeó entonces y se dio cuenta de que probablemente eso solo quedaba bien siendo un gato, así que se retiró de inmediato, azorado por su atrevimiento, mientras JongIn se erguía hasta quedar sentado de nueva cuenta.

ㅡ Esto será extraño ㅡ murmuró el moreno y se llevó la mano tras la oreja.

ㅡ Puedo ser un gato, si te sientes más cómodo. Puedo adaptarme a lo que tú prefieras ㅡ KyungSoo murmuró y los ojos dorados le brillaron, esperando una indicación por parte de JongIn, que a final de cuentas le había dado tanto.

El moreno se lo pensó con seriedad, sin saber qué era lo más prudente, dejarlo como un humano atractivo, darle ropa y acostumbrarlo a vivir como tal, o dejar que todo volviera a la normalidad como el gato que era.

Se llevó ambas manos a la sien, en completa seña de frustración, porque sabía que no, las cosas jamás volverían a la normalidad, no cuando sabía todo lo que había ocurrido y no quería ponerse a pensar sobre lo que le había dicho y las cosas que había hecho con Sirius, que en realidad era ese apuesto chico llamado KyungSoo.

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Gracias por leer ♡

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