Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

capítulo cinco

Narra Pau.

El sol brilla con fuerza, y aunque la brisa de la mañana es fresca, el sudor de nuestras camisetas deja claro lo intenso que ha sido el entrenamiento. Nos sentamos en círculo, algunos bebiendo agua y otros simplemente recuperando el aliento. La exigencia aquí no se compara con nada que he experimentado antes; el salto de las categorías inferiores al primer equipo es totalmente distinto.

Miro a mi alrededor y veo a compañeros que he admirado. Es un honor estar aquí, pero también una responsabilidad. Cada pase, cada jugada, cada movimiento tiene que ser perfecto. No hay margen de error.

— Cubarsí, ¿sigues con nosotros? — pregunta Pedri, dándome un leve empujón en el hombro.

— Sí, claro — respondo, aunque mi mente sigue procesando todo.

— Parece que alguien está pensativo — comenta Lamine con una sonrisa burlona, mientras bebe de su botella de agua.

— Solo pensaba en lo diferente que es esto — admito, encogiéndome de hombros.

— Bienvenido al primer equipo, Cuba. Aquí no hay descanso para los mejores — responde Lewandowski con una sonrisa.

— Ni para los que quieren llegar a serlo — añado, mirando el campo que acabamos de dejar.

Xavi se acerca, con su habitual mezcla de seriedad y serenidad.

— Buen trabajo chicos, nos vemos mañana a la misma hora. Pau, quédate un momento, quiero hablar contigo.

Mi corazón se acelera. No puedo evitar pensar en si he hecho algo mal durante el entrenamiento, pero sigo a Xavi mientras mis compañeros se dirigen al vestuario.

— Lo estás haciendo bien, Pau. Pero recuerda, en el primer equipo no basta con cumplir. Necesito que destaques, que tomes decisiones rápidas y que confíes en ti. Este es el Barça, y aquí todos esperan lo mejor de ti.

Asiento, asimilando cada palabra.

— Entendido, Xavi. Trabajaré para ello.

Xavi me da una palmada en la espalda antes de marcharse. Me quedo unos segundos en el campo, dejando que el sol caliente mi rostro y recordando el por qué estoy aquí. Esto no es solo fútbol, es un sueño.

— Pau, te tengo una sorpresa — indica Lamine, acercándose a mí.

— No es mi cumpleaños, Lamine — ruedo los ojos.

— No hace faita que sea tu cumpleaños para que un amigo te regalé algo.

— Miedo me das.

Lamine chasquea la lengua a la vez que niega con la cabeza.

— No seas desagradecido, que seguro que te gusta.

De su mochila saca un papel doblado perfectamente y me lo entrega con una sonrisa pillina.

— ¿Qué es esto?

— Ábrelo y lo verás.

Al abrir el papel me encuentro un número de teléfono y el user de un Instagram.

— Ahí tienes el número y el Instagram de Delia.

Me quedo mirando el papel en mis manos, si saber cómo reaccionar. Lamine esta ahí, sonriendo de oreja a oreja, claramente satisfecho consigo mismo.

— Lamine, ¿en qué momento has decidido convertirte en mi representante romántico? — pregunto, intentando no reírme.

— Desde el momento en que vi como la mirabas en la discoteca, amigo. Eso no se puede fingir — responde.

— ¿Y qué se supone que hago con esto? — levanto el papel, mirándolo con una mezcla de incredulidad y curiosidad.

— Es bastante obvio, Pau. Escríbele. Seguro que está esperando saber de ti.

— ¿Cómo puedes estar tan seguro? — arqueo una ceja.

— Porque si no le interesaras, su amiga no me hubiese dado esto tan fácilmente. Vamos, Pau, ¿cuándo fue la última vez que te interesaste por alguien fuera del campo de fútbol?

Sus palabras me hacen reflexionar. Es mi vida ha estado completamente centrada en el fútbol, pero hay algo en Delia que no puedo ignorar. Su sonrisa, su forma de hablar, e incluso la forma en la que me desafió en aquella conversación.

— No sé, Lamine. No quiero parecer un pesado.

— Pesado serías si no le hubieses dejado de escribir desde esa noche, pero ni siquiera tienes su número... Bueno, hasta ahora. Además, ¿qué pierdes?

Suspiro, porque aunque no quiera admitirlo, Lamine tiene razón.

— Está bien, lo pensaré.

— Pensarlo no, Pau. Hazlo. Yo ya hice mi parte, ahora te toca a ti.

Se gira, dándome una palmada en la espalda antes de salir del vestuario, dejándome a solas con el papel en la mano y una decisión por tomar.

Después de darles vueltas durante un rato, finalmente decido abrir abrir Instagram. Encuentro su perfil con el usuario que Lamine me ha dado, y sin pensarlo dos veces, comienzo a escribirle.

Hola Delia. Soy Pau, no sé
si te acuerdas de mí.

Me quedo mirando la pantalla, esperando con algo de nerviosismo. No pasa mucho tiempo antes de que aparezca el "escribiendo" en la parte superior de la pantalla.

Hola, claro que me
acuerdo. El futbolista, ¿verdad?

Sonrío al leer su respuesta. Su tono parece despreocupado, pero puedo imaginarla sonriendo mientras escribe.

Exacto, psicóloga.

¿Qué tal estás?

Bastante cansado después
del entrenamiento, pero nada que
no se arregle con una buena siesta.

¿Eres siempre fans de las siestas?

¿Y tú siempre haces tantas preguntas?

Es parte de ser psicóloga en proceso.

Entonces, déjame que yo también haga
una. ¿Qué haces hoy por la tarde?

Me quedo observando el mensaje después de enviarlo, preguntándome si ha sido demasiado directo. Pasan unos segundos, que me parecen eternos, hasta que vuelve a parecer el "escribiendo".

Tengo que terminar de estudiar un poco.
Pero no tengo ningún tipo de planes. ¿Por qué?

Tal vez podemos charlar con un café o
algo así.

¿Es una invitación?

Solo si aceptas.

Otra pausa breve. Después, llega su respuesta.

De acuerdo.

Nos vemos a las cinco y media
en las ramblas.

Cierro el chat con una sonrisa. No sé que saldrá de aquí, pero por ahora, siento que he dado un buen paso.

Son las cinco y media de la tarde, y estoy sentando en una mesa cerca del ventanal en una pequeña cafetería del barrio gótico de la ciudad. El lugar es tranquilo, con un ambiente que se siente acogedor. El aroma del café recién hecho llena el aire mientras reviso mi móvil distraídamente, esperando que llegue.

Levanto la vista al escuchar la puerta abrirse, y ahí está ella. Delia entra con una chaqueta beige sobre un vestido azul que le queda perfecto. Se detiene un instante en la entrada, buscando con la mirada, y cuando nuestros ojos se encuentran, me regala una pequeña sonrisa antes de acercarse.

— Hola — saluda mientras se sienta frente a mí. — Espero no haberte hecho esperar demasiado.

— Para nada, acabo de llegar.

Ella deja su bolso en la silla y, antes de que podamos decir algo más, un camarero se acerca para tomar su pedido.

— Un café con leche, por favor — pide Delia con amabilidad.

— Yo invito — añado.

Ella me mira, entre sorprendida y agradecida.

— Gracias, pero no hacía falta.

— Es lo menos que podía hacer después de que hayas decidido venir.

— Bueno, ya que estamos aquí, cuéntame, ¿cómo es la vida de un futbolista? — pregunta con una sonrisa divertida.

— Bastante rutinaria. Entrenar, comer, estudiar, jugar, dormir — respondo riendo. — Aunque hay momentos interesantes, como este.

— ¿Te refieres a encuentros casuales con chicas que estudian psicología?

— Exactamente. Nunca sabes lo que puede pasar en estos momentos.

Ella ríe suavemente, y el camarero regresa con su café. La conversación fluye con facilidad. Hablamos de todo: su carrera de psicología, mis partidos recientes e incluso discutimos sobre la película que está de fondo en la pantalla de la cafetería.

— Ahora es mi turno de hacerte preguntas, futura psicóloga — digo, mirándola con interés. — ¿Por qué elegiste esa carrera?

— Siempre he tenido curiosidad por entender a las personas, por saber qué pasa por su mente. Es algo que me apasiona desde pequeña — responde.

— Tiene sentido. Transmites al hablar que es algo que verdaderamente te apasiona, estás hecha para ello.

Ella me observa algo sorprendida por mi comentario.

— ¿Y tú? ¿Siempre supiste que querías ser futbolista?

— Sí, desde pequeño. Aunque nunca imaginé que llegaría tan lejos. Ha sido mucho esfuerzo, pero merece la pena.

Después de terminar nuestros cafés, el ambiente en la cafetería se siente algo estático, como si ambos no queremos que este momento acabe.

— ¿Qué tal si damos un paseo? Hace buen tiempo, y estamos cerca del puerto.

Delia levanta la mirada de su taza, sorprendida pero sin dudar.

— Me parece buena idea.

Salimos de la cafetería y comenzamos a caminar por las calles adoquinadas del barrio gótico, perdiéndonos entre calles llenas de historias. El aire es fresco, y las luces empiezan a encenderse.

La conversación fluye con naturalidad, cómo si nos conociéramos desde siempre. Me cuenta sobre su infancia, sus sueños y alguna anécdota divertida con Lucía. Yo, por mi parte, le hablo de mi familia, mis inicios en el fútbol y los momentos difíciles que me han llevado hasta aquí.

Llegamos al paseo marítimo, donde el sonido de las olas y la brisa salada parecen envolvernos. Nos detenemos frente al agua, observando cómo el cielo se tiñe de tonos rosados y naranjas por el atardecer.

— Es hermoso, ¿verdad? — dice Delia, con la mirada perdida en el horizonte.

— Sí, pero no tanto como tú — respondo sin pensar demasiado, lo que hace que ella me mire, sorprendida.

— Eso ha sonado un poco cliché — dice, intentando no sonreír del todo, pero sus ojos la delatan.

— Quizás, pero es verdad — replico con una sonrisa, nervioso.

Nos quedamos en silencio por un momento, aunque no es incómodo. La tensión entre nosotros crece de una manera que nunca antes había sentido.

— ¿Siempre eres así de directo, Pau? — Pregunta, su voz apenas un susurro.

— No, pero contigo todo es diferente — admito, acercándome a ella.

Ella me sostiene la mirada, como si intentará leer mis intenciones, pero no se aparta. Poco a poco la distancia entre nosotros desaparece, y antes de darme cuenta, nuestros labios se encuentran en un beso suave, lleno de una mezcla de nervios y emoción.

El tiempo parece detenerse. Solo estamos ella y yo, envueltos en este momento que no imaginé que pasará.

Cuando nos separamos, ambos sonreímos, algo tímidos pero también emocionados.

— Esto no estaba en el plan del café, ¿verdad? — Pregunta ella con una sonrisa.

— No, pero creo que fue la mejor parte — respondo.

Seguimos caminando, ahora con una conexión mucho más evidente entre nosotros, como si algo especial acabará de empezar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro