Capítulo 15. If i could fly.
El día en que apareció la tumba había sido bautizado por los egipcios de la excavación como Yawm jayid; El día bueno. Desde ese momento no había sido un buen día para ninguno de todos los que allí trabajaban.
Los días siguientes al descubrimiento de la entrada de la tumba de Meryatum fueron un caos. Con la excavación cerrada a cal y canto para evitar curiosos, Jimin y Yoongi habían tenido que dedicar varios días a quedarse en El Cairo para llevar a cabo largas reuniones con altos cargos de los diferentes sectores que los dejaban exhaustos. Llegaban a su hotel bien entrada la noche y los únicos momentos libres que tenían para dedicarse eran aquellas largas noches donde, a pesar del cansancio, ninguno de los dos quería dormir sin charlar un rato antes con el otro. Aquella conexión profunda que compartían se había intensificado más si cabía después de dejar al descubierto la losa de entrada de la tumba. Jimin no sabía porque se sentía así, desesperado por terminar con todos los papeleos y firmar todos los permisos necesarios para hacer la primera incursión.
Por su parte, Yoongi deseaba de igual manera la entrada. Sin duda, la presencia de Ahmet en Jimin se estaba despertando según se acercaban a su propósito. Varias noches había tenido que consolarlo por las pesadillas que lo estaban volviendo loco y lo único que el mayor quería y necesitaba era poder explicarle a aquel hermoso chico lo que estaba pasando.
El ultimo día que pasaron en la capital egipcia, el mas joven salió de sus pesadillas empapado en sudor y tuvo que abrir la ventana para que una brisilla fresca y matinal entrase y le despejase.
-¿Otra vez las pesadillas?-preguntó Yoongi saliendo de la cama para protegerlo entre sus brazos.
-Otra vez el anillo, me voy a volver loco-se quejó Jimin con desesperación volviéndose a mirar al chico.
-No digas eso cariño-objetó el arqueologo. Vio al moreno hacer un puchero bajo la tibia luz del amanecer que entraba por la ventana y abrió los brazos para acogerlo.
-Es tan real...es como si estuviese allí, no entiendo nada-murmuró antes de hundir la cabeza en su cuello. Yoongi lo acogió contra si y lo meció en un delicado vaivén mientras hundía sus dedos en aquel espeso nido de hebras negras como sabía que a Jimin le gustaba. Lo escuchó suspirar por el relajante contacto.
-¿Tu como te encuentras?-dijo el moreno en un susurro sin salir del refugio del cuello de Yoongi. Este sonrió y besó delicadamente su pelo.
-Me duele la cabeza, pero estoy bien-dijo simplemente. Omitió el intenso pinchazo del costado en recuerdo de los golpes del pasado para no preocupar a su chico.
-Deberías ir al médico, últimamente has tenido demasiados dolores de cabeza-dijo Jimin abrazándolo más fuerte como si sintiese que podría escaparse en cualquier momento. Yoongi se quedó en silencio. Apretó los labios y los ojos y negó levemente con la cabeza, consciente de que aquel dolor solo se curarían de una manera.
-Ven, vamos a dormir un poco más, después de la reunión tenemos que volver a Hadid y nos espera un día largo-comentó intentando esquivar el tema. Jimin lo dejó pasar y asintió dirigiéndose hacia la cama para tumbarse en el mullido colchón. Volvió a dormir un par de horas más entre los brazos de aquel muchacho que no podía dejar de mirarlo, rezando porque no volviesen a asolarle las pesadillas.
Jimin deslizó el bolígrafo por aquellos papeles como si hubiese hecho aquello toda su vida. En los últimos días había firmado más contratos y más permisos que nunca, pero por fin había llegado el ultimo y ahora estaban más cerca que nunca de poder entrar en la tumba, de ver que misterios les guardaba aquella tumba que había permanecido intacta durante miles de años bajo la arena del extenso desierto.
-Me complace anunciar que oficialmente pueden empezar la incursión y el estudio de la tumba del príncipe Meryatum II-anunció uno de los hombres del comité de conservación de antigüedades cuando Jimin dejo el bolígrafo sobre la mesa. El resto de los allí presentes estallaron en aplausos y Jimin sonrió orgulloso encarándolos mientras recordaba como meses atrás habían intentado reírse de él en aquella misma sala de reuniones.
-Hace unos meses no les parecía tan buena idea-murmuró Yoongi en coreano volviéndose hacia donde se encontraban el señor Osman y Jimin. El más joven abrió los ojos exageradamente y lo miró reprobatoriamente mientras que el director del museo elevó una ceja incrédulo por su osadía.
-¿Dice algo señor Min?-preguntó malintencionadamente el jefe del comité. Yoongi se volvió con una sonrisita cínica.
-Nada, solo daba gracias por haber encontrado la tumba-contestó irónico mirando de reojo a su novio que lo miraba intentando contener la risa.
-Ya...eso me había parecido-murmuró el hombre. Ambos se despidieron cordialmente y su mentor dijo algo en árabe a lo que el comité asintió. Los tres se dirigieron hacia la salida comentando algunos detalles de la excavación y de como habían encontrado la entrada. Todos juntos se rieron del tropezón de Jimin y este se sonrojó completamente cuando el arqueólogo más mayor comentó que tendría que contarlo en la historia de como encontró la tumba.
-Señor Osman, ¿vendrá mañana a la apertura?-preguntó Jimin con amabilidad cuando se encontraban a punto de salir al exterior.
-Claro hijo, allí estaré-aseguró mirando con cariño al joven que conservaba el rubor en su rostro.
-Muy bien entonces nosotros nos vamos, tenemos aún muchas cosas que hacer antes de mañana-excusó Yoongi. El señor Osman asintió lentamente y Jimin se apuntó en una nota mental preguntarle a Yoongi que era aquello tan importante que tenían que hacer más que descansar.
-Si, descansad, será un día duro-comentó el hombre.
Después de despedirse, salieron del ayuntamiento y sin poder evitarlo ambos gritaron de alegría cuando pisaron la calle y Yoongi cargó con Jimin girando con él en brazos.
-Mañana es el día-anunció el mayor con un tono cantarín dejándolo en el suelo. Jimin rió con fuerza por verlo tan emocionado. Juntos se encaminaron hacia el todoterreno que estaba aparcado con una rueda encima de la acera del parking del ayuntamiento y cuando consiguieron salir de la abarrotada ciudad y se encaminaron hacia Hadid, Jimin cayó exhausto por el sueño.
Yoongi lo contempló de reojo mientras conducía tranquilo por la solitaria carretera hacia el pueblo y en ese momento y sin saber como se dio cuenta de que Ahmet había sido la excusa perfecta para conocer a aquel hombre de carácter inusual y dulzura infinita. Los sentimientos de amor por el príncipe se había acoplado perfectamente a los incipientes sentimientos por Jimin y lo habían convertido en el amor más intenso que había sentido nunca.
Durante largos minutos condujo hacia Hadid aliviado por volver al que era su hogar mientras durase la temporada. Despertó a Jimin con cariño cuando ya estaban llegando y juntos se bajaron del coche arrastrando sus maletas por los pasillos.
-¿Vienes?-preguntó Yoongi parándose en la puerta de su habitación. Jimin negó levemente.
-He quedado con los chicos, van a levantarse pronto para hablar un rato conmigo-explicó el chico.
-¿Quieres que te acompañe?-preguntó con una sonrisa.
-No-dijo sobresaltado. Yoongi frunció el ceño extrañado. -Quiero decir, quiero que conozcas a mis amigos, pero prefiero que los conozcas en persona-añadió.
-Eh tranquilo, lo he entendido-dijo Yoongi intentando tranquilizarlo. Dio un pequeño toque en su mentón y el joven sonrió.
-¿Me vas a extrañar esta noche?-preguntó el mayor pícaramente.
-¿Me vas a extrañar tú?-preguntó el joven de la misma manera.
-Quien sabe-dijo Yoongi con una sonrisa encogiéndose de hombros. Se despidieron con un beso y cada uno se metió en su habitación.
Jimin arrojó su maleta a la primera esquina que pilló e inmediatamente se dejó caer en la cama de espaldas con el móvil en la mano.
Unos minutos después comenzó a cambiarse y pulsó el botón de videollamada en su móvil.
Sonó un par de veces mientras Jimin terminaba de ponerse la camiseta del pijama y cuando la imagen se oscureció y seguido reveló a sus amigos tuvo que contener una carcajada. Tae estaba sentado en la cama con las piernas cruzadas, el pelo todo revuelto y los ojos medio cerrados y de Jungkook, que seguía bajo las sabanas, solo se veía un brazo tatuado haciendo contraste con el elegante y delicado edredón blanco de su novio.
-No te miento, cuadrar contigo los horarios ahora nos está dejando exhaustos-balbuceó su mejor amigo reprimiendo un bostezo.
-No seas quejica Kim Taehyung, solo es un día, luego podréis seguir durmiendo y sino...el día os cundirá más-bromeó Jimin. Taehyung frunció el ceño y le sacó la lengua a lo que Jimin rió sonoramente.
-Son las siete de la mañana, cuélgale por gracioso-murmuró con voz ronca Jungkook al que todavía se le veía tirado en la cama sin intención de abrir los ojos. Jimin rió de nuevo. Solo ellos serían capaces de levantarse tan temprano por la mañana solo por hablar un ratito con él antes de que el arqueólogo tuviese que irse a dormir.
-¿Que tal todo? ¿Estás nervioso por mañana?-preguntó el mayor.
-Un poco la verdad-admitió el joven moreno mientras se echaba hacia atrás en la cama para acomodarse.
-Va a ir bien, ya lo verás-repitió Jungkook cansinamente como si lo hubiese dicho muchas veces. Su mejor amigo asintió a lo que había dicho el menor de los tres.
-¿Y que tal con Yoongi?-preguntó Taehyung mirando fijamente a su amigo a través de la pantalla. Jimin sonrió y agachó la cabeza levemente sonrojado por la pregunta.
-Yoongi...es un sol simplemente-dijo Jimin sinceramente. Sus ojos brillaron en la pantalla.
-Que alegría, Jimin, que hayas encontrado a alguien así y que además vayáis a cumplir este sueño juntos. Es como...-empezó a decir Tae soñador. El arqueologo frunció el ceño con un pensamiento cruzándole como un rayo por la cabeza.
-¿Un sueño?-preguntó Jimin con una mueca extraña cruzando su rostro.
-¡Si, exacto!-añadió Tae entusiasmado.
-Ya...-contestó únicamente el arqueólogo. Sus amigos se miraron confusos y luego volvieron a mirarlo a través de la pantalla.
-¿Ya? ¿Qué pasa?-preguntó Jungkook somnoliento.
-Es solo que hay algo extraño chicos, no me malinterpretéis, no con él, él es un ángel, pero la cosa es conmigo. Cuando os hablé de mis sueños os conté que escuchaba voces que decían algo que no entendía. Ahmet, ¿os acordáis?-preguntó. Vio a sus amigos asentir atentos sin despegar los ojos de él. -Bien pues he podido ver que Yoongi lleva tatuada en el brazo esa palabra-añadió remarcando cada palabra. Un escalofrío le recorrió toda la espina dorsal y mientras sus amigos se aturullaban a preguntar cosas, Jimin se levantó a cerrar la ventana.
-¿En serio? ¿Y No le has preguntado?-preguntó de carrerilla el más joven que parecía haber despertado de repente de su estado de letargo.
-Le pregunté por la palabra, y me dijo lo que sabía, que esa palabra era utilizada en el antiguo Egipto para expresar un amor incondicional e intenso, pero no he sido capaz de confesarle que oigo voces en mi cabeza que dicen esa palabra. Desde entonces la ha usado varias veces conmigo y cuando la dice me siento...-comenzó a explicar Jimin. Taehyung sonrió enormemente al otro lado de la pantalla y le interrumpió en su monologo.
-¿Quieres decir que te hace sentir mariposas?-preguntó el mayor de sus amigos con voz soñadora. Su novio a su lado suavizó la expresión con cariño y Jimin se dio cuenta de ello.
-Eres tan inocente Tae...-susurró haciendo sonreír a sus amigos. -Siento torbellinos con Yoongi y cuando me dice esa palabra...es la paz después de la tormenta, no se porqué, pero derrite mi corazón con la manera en que la dice-explicó desnudando su alma ante sus amigos.
-Te estás enamorando hasta los huesos-afirmó Jungkook consiguiendo un leve sonrojo en Jimin que asintió con cuidado.
-Creí que eso ya estaba claro ¿no?-replicó.
-Solo relájate y disfruta Jimin, si sigues así con Yoongi pronto desaparecerá el hombre de tus sueños y podrás vivir en paz-dijo su amigo más mayor.
-¿Tú crees?-preguntó inseguro. Lo vio asentir firmemente.
-Estoy más que seguro-volvió a decir el chico con la cara adornada por una indescifrable sonrisa. Jimin se encogió ligeramente de hombros.
Siguieron hablando hasta bien entrada la madrugada en Egipto y cuando colgaron, después de aquel día agotador, Jimin pudo irse a dormir echando de menos el tibio cuerpo de Yoongi junto al suyo.
"Kadid viajó durante días con el corazón destrozado dentro de aquella incómoda carreta. La escolta del faraón lo acompañó día y noche sin darle un segundo de privacidad para llorar a su querido príncipe y la pesadez de no poder desahogarse a su gusto le apretaba la garganta y el estómago.
La primera noche apenas pudo dormir acostado en el campamento improvisado bajo el cielo del desierto. Pasó la noche con los ojos como platos aguantando las ganas de gritar por el dolor que sentía en su corazón.
La siguiente noche les pilló a pocos kilómetros de la frontera de Egipto y a solo unos cuantos kilómetros más allá del que sería su nuevo hogar, así que avanzaron hasta bien entrada la noche y cruzaron la frontera. Cuando sus pies se posaron sobre uno de los campamentos a las afueras del pueblo de su familia Kadid miró derrotado hacia atrás, a la inmensidad oscura del desierto. No sabía que esperaba, pero al no ver nada, una pena inmensa por dejar su hogar, aquel donde había nacido y al que había pertenecido, le invadió por completo y durante aquella última noche de libertad solo pudo sollozar en su esterilla llamando internamente a un muerte prematura que lo llevase por el mismo sitio que a su amado.
-Ya se ha elegido mujer para ti-anunció uno de los guardias de Ramsés mientras ponían rumbo al pequeño pueblo. Un pinchazo muy leve en su mano le recordó a quien pertenecía su corazón y su alma pero no dijo nada, solo asintió.
Tras unos largos minutos bajo el ardiente sol y el viento cargado de arena llegaron delante de una pequeña y modesta cabaña que no tenía nada que ver con el palacio de Ramsés al que el joven estaba acostumbrado.
Un hombre mayor y que parecía agotado por el tiempo y el duro trabajo del tiempo sonreía emocionado con su llegada mientras el joven se bajaba de la carreta que había servido para su transporte.
-Hijo, bienvenido a nuestro humilde hogar-dijo regiamente el hombre acogiéndolo entre sus brazos para darle un amable abrazo.
-Gracias tío-contestó casi por inercia con aquel semblante apenado que había cargado durante los días que había durado el viaje.
-Ven a conocer a tu prima Mahali-ofreció su tío cordialmente haciéndolo pasar a la pequeña casita. -Será tu esposa en unos días-añadió el hombre con una pequeña sonrisa. De nuevo no dijo nada y con su rostro serio y apenado siguió al hermano de su padre hacia adentro buscando a la chica con la mirada.
Kadid la contempló, derrumbándose en el momento en que posó sus ojos en ella. De carne y hueso su destino se presentaba ante él como una jovencita de menos edad que Ahmet, con rizados cabellos negros recogidos en un sencillo moño. Su piel demasiado curtida por el sol del campo en el que trabajaba no tenía nada que ver con la delicada y blanquecina piel del príncipe que durante años, él mismo se había dedicado a trazar con sus propias manos tantas veces.
Era bonita, pero no era un ángel como Ahmet. No era él. No era su salvación como lo había sido el príncipe".
Yoongi se despertó agitado y dolorido como aquella vez, sintiendo los efectos del paso del tiempo contra el que luchaba fervientemente para que no le quitase la vida.
-Va a ser un día de emociones-farfulló con ironía pasándose las manos por la cara para despejarse. Comenzó a vestirse sin dejar de mirar de reojo el dorado anillo real que descansaba sobre su mesa.
Un par de golpes en la puerta de su habitación se hicieron presentes y justo antes de abrir, ocultó el anillo en su bolsa de trabajo para que nadie pudiese verlo.
Al abrir la puerta se encontró con el rostro animado de Jimin que llevaba su bolsa marrón en la mano mientras guardaba su móvil en uno de los bolsillos. Cuando sus ojos vieron al arqueologo allí delante su corazón se aceleró y abandonó a sus pies la bolsa cerrando la puerta tras de si para evitar miradas indiscretas.
-¿Me echabas de menos?-gritó Jimin tirándose sobre Yoongi. Ambos se tambalearon en ese apretado abrazo riendo como dos niños. Al final terminaron por caer desparramados en el colchón con Jimin sentado a horcajadas sobre las caderas del arqueologo que lo miró desde abajo como si estuviese viendo un ser celestial.
-Vas a matar a este anciano con esa energía-replicó frunciendo el ceño. Jimin rió y lo miró con picardía como si le hiciese una radiografía con la vista.
-No eres ningún anciano, yo te veo muy...saludable-añadió con una sonrisa. El mayor soltó una enorme carcajada.
-Ya me ha quedado claro como me ves tú-comentó Yoongi risueño haciendo rodar al chico para ponerlo bajo su cuerpo. Este rió con él y se dejó manejar. -Si no tuviese una tumba que abrir te iba a demostrar lo saludable que estoy-murmuró el arqueologo dejando un pequeño mordisquito juguetón en el lóbulo de su oreja. Jimin esbozó una risita pero el calor invadió su rostro.
Entre risas tontas y muchos nervios ambos salieron de la habitación para encontrarse con Sammi en el comedor. Para todos los que pululaban a su alrededor podía ser un día completamente normal, pero para ellos, aunque comenzasen el día con rutina, la vida estaba a punto de cambiar.
Desayunaron en un ambiente realmente ansioso, con idas y venidas de sonrisas, chistes y muchos nervios y cuando terminaron, los tres se marcharon a cargar el todoterreno de Yoongi con todos los materiales que iban a necesitar aquel día. Condujeron tranquilamente como hacían cada mañana los tres juntos y aunque sabían que lo que se venia lo cambiaría todo, parecía como si quisieran quedarse por un momento en su fantasía de tranquilidad y relajación a la que se habían acostumbrado.
Cuando se internaron en las planicies del desierto Jimin se removió incómodo en el sitio. Contempló una gran masa de gente agolpada tras las cintas mirando curiosa hacia el enorme agujero que se abría en el suelo donde se encontraba la tumba sellada.
Yoongi por su parte sintió el corazón bombear deprisa. Él había imaginado aquello de otra manera. Algo más íntimo; Jimin y él atravesando el umbral de la tumba agarrados de la mano y Jimin recordando.
Pero definitivamente no iba a ser así, frente a los escalones de la entrada se habían dispuesto dos hileras de sillas plegables marrones bajo una carpa provisional, y altos cargos del gobierno ocupaban en ese momento sus sitios mientras los arqueólogos descendían del vehículo.
-¡Señor Osman!-Gritó Sammi haciendo que todo el mundo se volviese a mirarlos. Para sorpresa de todos la chica con su energía de siempre atravesó el espacio arenoso corriendo hacia el hombre que se volvió para acogerla en un abrazo con una enorme sonrisa.
-Sammi, estás más bonita cada vez que te veo-escucharon decir al señor Osman mientras revolvía dulcemente el pelo de la chica. Volvieron a abrazarse bajo la atenta mirada de Yoongi y Jimin que caminaron en silencio hacia ellos.
-Chicos, ¿preparados?-preguntó el hombre. Yoongi negó y Jimin esbozó una pequeña sonrisa comprensiva.
-Es el mayor descubrimiento desde el de Tutankamón Yoon, era de esperar que hubiese tanta gente-intentó consolar el joven rozando levemente sus nudillos en la mano del arqueologo. Este se encogió de hombros y todos juntos caminaron hacia la entrada donde el público allí aposentado los recibió con una poderosa ovación que les puso los pelos de punta.
Sin mirar a nadie, ambos arqueólogos tomaron la delantera y bajaron lentamente por las escaleras para acceder a la pequeña planicie previa a las puertas selladas.
-Bien señores, procedemos a la apertura de la tumba-anunció Jimin muy seguro de si mismo. Yoongi asintió orgulloso por como el chico estaba llevando aquella situación y recogió un aparato para cortar las cuerdas que unían las puertas al sello. Cortó de un lado y luego le pasó la herramienta al joven arqueologo que lo miraba temeroso.
-Vas a hacerlo genial, tesoro-susurró para darle ánimos. Jimin tragó saliva y se afanó en cortar cuidadosamente la otra cuerda dejando caer el sello en las manos del rubio que contuvo un segundo el aliento. Se miraron en silencio y luego el mayor se volvió hacia el tumulto para alzar el sello en sus manos. Todo el mundo se quedó en silencio y de pronto los trabajadores comenzaron a aplaudir y a vitorear y aquel pequeño pedazo del inmenso desierto egipcio se volvió una locura durante largos minutos.
-Los trabajadores han hecho las labores de desescombro y ahora todo el pasillo principal hasta la antecámara del tesoro está despejado-informó el señor Abdel. Los tres jóvenes se miraron complacidos y Sammi se alejó un poco para dejarlos entrar a ellos primero.
-Creo que me voy a desmayar-susurró Jimin mirando inseguro hacia delante contemplando como los jeroglíficos y las pinturas de las divinidades se perdían por el pasillo oscuro.
-Estaré aquí para agarrarte si eso sucede-prometió Yoongi en un susurro golpeando su hombro ligeramente para juntos internarse en el más absoluto silencio por el pasillo.
Caminaron conteniendo casi la respiración con el único sonido del tintineo de la bombilla de la linterna acompañándolos. Las voces expectantes de aquellos que esperaban fuera se fueron apagando según iban avanzando y el silencio y la oscuridad los sumergió a los dos en una ensoñación sepulcral.
Cuando llegaron al final, contemplaron una espesa losa tapando la que supusieron que sería la antecámara de la que habían hablado los trabajadores. Se miraron un segundo y sin decirse nada el mayor que cargaba con la linterna dirigió la luz hacia las paredes.
Se quedaron boquiabiertos ante tal belleza y Jimin sintió su alma caer en un pozo cuando contempló el cortejo funerario en la pared de cara a la cámara sellada.
-¿Acaso has visto algo más bonito en toda tu vida?-consiguió decir después de un buen rato. Su voz retumbó en el vacío y se fundió por cada grieta de aquel lugar. Su acompañante tragó saliva sonoramente.
-¿Has estado en el mar alguna vez?-preguntó Yoongi. El chico se volvió a mirarlo y aunque esperó encontrarlo mirando aquel espectáculo milenario se lo encontró mirándolo fijamente a él buscando algún atisbo de recuerdo.
-Yo pensaba que no había visto nada más bonito que el mar del Mediterráneo brillando bajo un día soleado, pero la vida me dijo que me equivocaba-dijo el chico contestándose a su misma pregunta.
-¿Cuando?-preguntó simplemente el joven arqueologo. Una pequeña sonrisa se escapó de los labios de Yoongi.
-Dio una vuelta de tuerca y me hizo cambiar de idea el día que te puso en mi camino-admitió viendo el rostro de Jimin bajo la penumbra del lugar. -Ahora sé que nunca veré nada más bonito-añadió. Sintió la mano de Jimin aferrarse fuertemente a su antebrazo y se miraron fijamente durante segundos.
-Me voy a poner a llorar-murmuró el joven con la nariz picándole con las lágrimas acumulándose en sus ojos. Nunca nadie le había querido así, de aquella forma tan intensa y pura rozando casi lo estratosférico. Y aquel hombre, aquel hombre que se sentía tan suyo y en quien se sentía tan perdido, lo amaba a pesar de sus inseguridades y sus locuras. Era esclavo de Yoongi, esclavo de todo lo que ese amor significaba. Y se preguntaba como había ocurrido aquello, que estaba tan locamente enamorado de él.
-No quiero que llores, disfruta de esto porque te lo mereces corazón-pidió rozando con los pulgares sus bonitas mejillas. Jimin asintió levemente y luego ambos se dieron la vuelta para enfilar el pasillo hacia la entrada. De pronto el joven se frenó en seco y sus labios hablaron por si mismos.
-Yoongi te quiero-dijo haciéndose eco por toda la estancia vacía. Yoongi se volvió lentamente con el corazón bombeando rápidamente y en dos zancadas volvió a juntarse con el chico.
-Es la primera vez que me lo dices así, amor-comentó en un susurro acercando su cara a la del moreno que mordisqueaba su labio inferior.
-Creo que es un bonito momento para recordarlo ¿no?-preguntó Jimin rozando sus narices en un íntimo roce. El mayor asintió únicamente con una idea en su cabeza, besar aquella boca hermosa que acababa de decirle que le quería.
Juntó sus labios y el mundo desapareció para ellos sumiéndolos en la negrura del pasillo, revolviendo sus cuerpos como una corriente eléctrica y asfixiante. Yoongi lo aferró fuertemente contra su cuerpo y el rostro de Ahmet el primer día que se besaron en 1243 a.c. apareció como un rayo en su cerebro.
Jimin tembló entre sus brazos y un gemido ahogado surgió de sus labios perdiéndose en los ajenos. La fuerza abandonó sus cuerpos y ambos se tambalearon con los corazones agitados sin control cuando se separaron.
-¿Has sentido eso?-preguntó Jimin en un susurro ahogado con la mano en el pecho. Vio a Yoongi asentir sofocado. -Casi me explota el corazón-volvió a decir intentando respirar con normalidad. Yoongi se había quedado sin palabras en aquel momento y se afanaba en poder respirar correctamente sin ahogarse en aquel dolor intenso que le había quedado en el pecho y la garganta.
-¿Señor Min? ¿Señor Park? Va todo bien-preguntó la voz del director del comité sacándolos de su ensoñación.
-Si, perfectamente, ya salimos-dijo Jimin sin dejar de mirar a Yoongi que parecía perdido y a punto de darle un infarto.
-¿Estáis bien?-preguntó la voz de Sammi. Jimin la vio asomar la cabeza preocupada en la puerta recién abierta.
-He tropezado, no pasa nada-excusó de nuevo para salir del paso. Agarró a Yoongi que seguía parado en sitio y lo instó a seguir hacia delante. Tendrían tiempo de hablar de aquello más adelante, pero en ese momento tenían que salir ya que todo el mundo esperaba fuera de esos pasillos.
Caminaron a trompicones y en silencio a través de la oscuridad hasta que la luz del exterior volvió a impactar sobre ellos al pie de las escaleras de entrada. Con parsimonia subieron las escaleras y todo el mundo cesó sus murmullos.
-Queda inaugurada la exploración arqueológica de la tumba del príncipe Meryatum. Si son tan amables de despejar la zona el personal de la excavación procederá inmediatamente con la instalación eléctrica para comenzar con su trabajo. Muchas gracias por asistir-comentó el mayor con un tono agrio saliendo de su ensoñación bajo la atenta mirada de Jimin. El joven se disculpó para ir a por su material a la pérgola y Yoongi asintió muy seriamente viéndolo marchar.
El señor Osman se acercó a Yoongi cuando todos los trabajadores comenzaron a prepararse para entrar a realizar la instalación de luces para poder trabajar y el personal de seguridad comenzó a acordonar la zona despachando a la gente ajena a la excavación.
-¿Te encuentras bien?- preguntó el hombre frunciendo el ceño.
-Se me acaba el tiempo Ibrahim, Jimin lo ha notado ahí abajo-comentó el arqueologo susurrando para que solo el mayor pudiese escucharlo.
-Agilizaré los trámites con el comité, necesitas entrar cuanto antes a la cámara funeraria, autorizaré también que solo entréis Jimin y tu por lo que pueda suceder-dijo el hombre en el mismo tono. Yoongi asintió levemente.
-Tengo miedo-admitió el joven. Ibrahim Osman negó con la cabeza.
-Lo vamos a conseguir hijo, ninguno aquí está dispuesto a dejarte ir-sentenció poniendo una mano en el hombro de Yoongi que asintió preocupado.
Por su parte, en la pérgola donde solían trabajar, Jimin comenzó a trazar las líneas del pasillo que había visto en el cuaderno de bitácora de la excavación. Cuando terminó, salió hacia la tumba y sin rastro de Yoongi se metió por el pasillo donde las luces estaban siendo instaladas por los trabajadores y donde Sammi se afanaba en contemplar maravillada las paredes.
-Han instalado una mesa de trabajo por si necesitáis los planos o cualquier cosa- explicó el señor Abdel interceptando a Jimin por el camino. El chico asintió y vio al hombre salir apresurado hacia afuera para seguir acordonando la zona e impedir que las personas ajenas a la excavación pudiesen acceder.
El joven paseó fascinado por el pasillo y se instaló a seguir documentando la reciente incursión en el lugar donde el espeleólogo mayor le había indicado. Cuando volvió a levantar la cabeza todo el mundo a su alrededor trabajaba con enormes sonrisas en sus rostros yendo y viniendo por todos lados.
Contempló a Sammi allí, tan conectada con su trabajo y la toma de muestras de un enorme fresco en la pared izquierda del pasillo que quiso inmortalizar el momento, así que sacando su móvil del bolsillo fotografió a su amiga e inmediatamente la mandó al chico enamorado que no paraba de preguntar por ella. Volvió a analizar la foto y la subió a sus redes sociales con un mensaje de ánimo y luego volvió a su trabajo. Comenzó fotografiando el cuadrante que le habían dado y luego siguió por la zona más próxima a este para adelantar trabajo.
Un rato después mientras apuntaba en su cuaderno una serie de símbolos que había encontrado entre la pintura, una corriente recorrió su mano hasta su hombro y luego se alojó en su columna cuando sus dedos rozaron el fino material de la pared sumiéndolo en una delirante ensoñación.
-¿Como vas?-murmuró en ese momento una gruesa voz a su espalda. Jimin reprimió un escalofrío y trago saliva para después volverse hacia su chico que lo miraba con una bonita sonrisa.
-He acabado mi zona así que estaba apuntando algunas anomalías frente a lo que conocemos que haya sido estudiado antes-dijo simplemente encogiéndose de hombros.
-¿Te he dicho ya que eres perfecto?-comentó Yoongi de la nada. Jimin abrió los ojos y no pudo evitar sonreír tímidamente.
-No digas tonterías, solo estoy trabajando como todo el mundo- rebatió sonrojado.
-Solo a ti se te ocurriría buscar anomalías en una pared más vieja que Matusalén-admitió el mayor. Jimin entrecerró y lo miró con enfado fingido.
-No hables así, es la tumba de un príncipe, ten un poco de respeto-chinchó dándole un golpe cariñoso en el brazo. Yoongi reaccionó rápido y agarró su mano entre las suyas para acercarlo desafiante a su cuerpo.
-Esa lengua viperina...no voy a defenderte cuando venga Sammi a reclamarte por la foto que has subido sin permiso-murmuró cerca de su cara sin llegar a tocarlo. Jimin rió tontamente y lo empujó levemente para alejarlo.
-¡PARK JIMIN! ¡DÓNDE ESTÁ ESE IDIOTA!-gritó la voz de su amiga haciéndose eco por todo el pasillo mientras la veían acercarse a grandes zancadas. Yoongi sonrió de lado.
-Ya lo ha descubierto-dijo risueño.
-¿Puedes no gritar? Vas a despertar a Meryatum-voceó Jimin de la misma manera.
Sammi se acercó a grandes zancadas y lo apuntó con el dedo. -Borra eso-ordenó. Jimin rió y retiró el dedo de su amiga con un gesto cariñoso.
-Sales preciosa-dijo el chico simplemente como si fuese lo más obvio del mundo
-No me hagas la pelota, lo verá todo el mundo-volvió a demandar su amiga con el ceño fruncido.
-Si con todo el mundo te refieres a Hobi, se la he mandado personalmente, así que no te preocupes-confesó el chico con suficiencia.
-¡Abrid esa cámara funeraria ya! Tengo que enterrar a alguien-gritó la chica hacia los trabajadores que se encontraban allí. Yoongi estalló en carcajadas y la mitad del equipo comenzó a reírse también.
-Sales preciosa, sino pregúntaselo luego-añadió Yoongi para picar más a la chica.
-Mira, me voy antes de cometer un homicidio-dijo exasperada por las bromas de sus amigos.
Inmediatamente el móvil de Sammi comenzó a sonar en su bolsillo con una estridente música resonando en todo el eco de los pasillos vacíos de la tumba y como por inercia el rubor de la chica se intensificó llevando la mano a buscar el aparato en el pantalón. Miró el móvil y no pudo evitar que una sonrisa tonta se extendiese por su cara. Se dio la vuelta y comenzó a caminar.
-Dime Hobs-contestó la chica enfilando el pasillo hacia la salida. Yoongi y Jimin rieron animados y siguieron trabajando en las fotografías de cada tramo de los frescos de las paredes.
-Salvado por la campana-canturreó el mayor pasando por su lado. El joven arqueologo hizo burla a sus palabras y luego se volvió a trabajar mientras veía a su chico salir por el mismo lugar que su amiga.
Tan pronto se quedó solo, Jimin avanzó despacio hacia la enorme losa del final del pasillo y se preguntó como de grandes eran sus ganas de atravesar aquel límite para ver lo que escondía.
Observó todo a su alrededor como si aún no se creyese lo que estaba pasando y se dio cuenta de porqué estaba allí en aquel momento. El destino había tornado y retornado en su vida y lo había llevado allí, a las cálidas tierras egipcias, al cariño de toda la gente que estaba trabajando allí, a la amistad incondicional de su querida Sammi y a los brazos amorosos y febriles de Yoongi que le había llevado a Meryatum.
Y en aquel momento comenzó a preguntarse si todo aquello, si todas aquellas idas y venidas en su vida, comenzaban a tener sentido de una vez por todas.
Hola a todos :)
Bueno ya estoy aquí con un capítulo más. Hoy vengo híper rápido con este capítulo ya que estoy de vacaciones y no tengo mucho tiempo, así que simplemente os lo dejo por aquí y me voy corriendo a ver el mar desde mi terraza.
Espero que os guste muchísimo y nos leemos en el siguiente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro