ᴠɪ. ᴄᴜᴘɪᴅᴏ
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✨ Capítulo editado ✨
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Los días iba pasando uno tras otro, sin algún descanso. La muerte de la amiga de Gideon había dejado una marca profunda en él, pero se aferró a su trabajo, convencido de que podría ser fuerte a pesar de todo, creía que esa era la mejor manera de superar la tragedia. Intentaba mantener su semblante de fuerte, mostrándose imparable en cada caso, ofreciendo teorías que podían ayudar al equipo, seguir siendo un buen montos para todos.
Sin embargo, a pesar de fingir que estaba bien, no podía evitar sentir la ausencia y esa horrible carga emocional que había dejado. Jamás se imagino que todo se volvería un desastre en cuestión de segundos.
—¿Qué ocurrió?—pregunto Alexandra, acercándose al equipo, quienes iban llegando de un caso.
—¿De que hablas?—Morgan decidió fingir que nada malo había ocurrido en el viaje, pero era más que claro que los rumores se habían corrido.
—Alguien del piso de recursos humanos dijo que Gideon enloqueció y mato a dos personas.—informo Eduardo tratando de recordar exactamente lo que había escuchado.—¡Ahhh! . . . Que mal que Strauss no dejo que fuéramos.
—Él no enloqueció.—intercedió Spencer viendo lo mucho que exageraban las personas de la unidad.—Fueron un daño colateral.
—Qué una loca mate al ignoto y luego cometa suicidio, ¿Te parece daño colateral?—cuestiono el mellizo con un tono incrédulo.—No debió de regresar tan rápido.
—Cállate.—dijo Lexie al escuchar al poco sensible de su hermano.—Tu sabes que no permitirían que pasó eso . . . Solo se fue de las manos.
—Ok, Ok . . . Y ¿Dónde está?—cuestiono Eddie notando que habían entrado todos menos Hotch y Gideon.
—Necesitan trabajar en una versión creíble.—informo Emily caminando hacia su escritorio.—No deberían de tardar.
—Supongo que Strauss ya los espera.—murmuro JJ antes de tomar la mano de su pareja para ir por una taza de café.
—¿Mi papá estará en problemas?—Alexandra dedujo que después del último enfrentamiento con Erin está vez no tendrá piedad con Hotch.
—Espero que no.—contesto Reid dejando un beso suave en su mejilla, tratando de tranquilizarla.
—¿Ya repartimos besos en público?—Morgan se burló mirando como ambos se sonrojaban, fingiendo que no pasaba nada.
Sin embargo, la entrada de Hotch al piso de perfiles llamo la atención de la melliza, haciendo que se separara un poco de sus compañeros para poder ir con él.
—¿Esta todo en orden?—Alexandra trataba de ir al paso de su padre, pero le costaba un poco de trabajo.
—¿No sé supone que deberías de estar en sesión?—Aaron desvío el tema de conversación, recordando que su terapeuta iría a Quántico para su evaluación.
—Sali temprano, ya no estoy tan loca.—bromeo Alex esforzándose por imitar sus zancadas, pero podía ver que no provoco ni una solo sonrisa de parte del agente.
—Quédate con Reid.—ordeno el azabache antes de seguir su caminata hacía la oficina de Erín.
Alexandra se detuvo en seco, mirando como su padre huía de el pequeño interrogatorio aunque todo se veía como si fuera en cámara lenta. Notando como estaba tenso, pero jamás agacho la cabeza, iba con pasos firmes, con un semblante serio, como si fuera el mismo hombre de hace un año.
Al entrar a la oficina, Strauss ya estaba esperando con impaciencia. Así que solo le hizo una señal para que tomara asiento.
—Hable con la policía local esta mañana.—informo la directora mientras revisaba sus notas.—Dejaron que una chica mentalmente inestable fuera detrás del asesino.
—Sabíamos que habría una reunión, pero desconocíamos de quien se trataba.—contesto Hotch recordando todos los acontecimientos de ese día.
—¿Quien?—Erín pregunto cuando escucho el plural en la palabra.
—Fue mi decisión.—contestó Aarón al intentar cubrir a Gideon.
—El punto es que . . . esa alumna ahora esta muerta, por su decisión.—Erin lo acuso, visiblemente molesta ante el resultado del caso.
—Fue suicidio, después de que ella matara al ignoto.—el azabache se defendió, deduciendo que pasara lo que pasara el resultado sería el mismo.
—¿Cómo dejo que eso pasara?—cuestiono la rubia, dándole un instante para salvarse.
—No era el resultado que esperábamos.—confeso Hotch, negándose a la idea de delatar a Jason.
—¿Solo dirá eso? ¿No fue el resultado que estaba esperando?—pregunto la directora, obteniendo un asentamiento como respuesta.—Deme su placa y su arma.
—¿Perdón?—Hotch cuestiono la decisión sin poderlo creer.
—Esta suspendido dos semanas sin paga, al igual . . . que pondremos a todo el equipo en investigación.—informo la rubia esperando no encontrar más anomalías en los casos.—También se mandaran a validar el papeleo de los mellizos, necesitamos saber que salieron de manera correcta.
—Use el fiscal que me recomendó, si cree que algo anda mal, tal vez no tenga contactos tan profesionales como cree.—contesto Aarón antes de salir de su oficina.
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El agente Hotchner avanzo a su oficina, dispuesto a sacar sus objetos personales y archivos importantes en una caja. A pesar de que solo serias dos semanas, sabia si fuera por Strauss sería algo permanente.
Sin embargo, Alexandra paso por la oficina de manera 'casual' y nada planeada. Entrando cuando noto el escritorio de su padre prácticamente vacío.
—¿Qué paso?¿Por qué guardas todo?—pregunto Lexie confundida, intentando atar cabos.
—Dos semanas de suspensión, sin paga.—comento Hotch sin mirarla, sabía que posiblemente trataría de evitarlo.
—Entonces deja todo, no vamos a dejar que nadie lo toque.—expreso Alex mientras empezaba a acomodar todo de nuevo.—Que no te afecte, ya sabes que ella es bastante difícil y bueno si existe una persona capaz de remplazarla eres tu, solo tiene miedo.
—No es tan simple como parece.—murmuro Aarón esperando que no lo culparan de otras inconsistencias y pudiera perder su trabajo.—No puedes entender completamente la situación y . . . y no quiero que te preocupes por esto.
—Papá, creme que no necesito entender todos los detalles, ya sabes la regla de la confidencialidad, pero quiero que sepas que estoy aquí para apoyarte.—la melliza trato de darle ánimos, esperando que no pensara cosas que no.—No tienes que cargar con todo esto solo.
—¡No necesito tu ayuda en esto, Alexandra!—exclamó Hotch con un tono elevado, haciéndola retroceder un par de pasos.—No es asunto tuyo. ¿Por qué no puedes simplemente mantener tus opiniones para ti misma?
Lexie solo se quedo quieta, sin decir una palabra, se dio media vuelta y salió de la oficina, pensando que tal vez estaba siendo muy molesta o irritable, aunque por su mente cruzo que el problema podría ser ella al final de cuentas, por un lado ella solo quería ayudar pero tal vez solo estaba siendo muy impulsiva o si estaba metiéndose en asuntos que no deberían importarle.
Mientras que Hotch observó en silencio como su hija abandonaba su oficina, cerrando la puerta detrás de ella. El eco de sus palabras llenaron la habitación y la realidad de lo que acababa de pasar lo golpeó de manera cruda. Una sensación de arrepentimiento se apoderó de él, sabía que había sido injusto con ella, que había desahogado sus frustraciones en la persona equivocada.
—Enana, ¿Todo bien?—Eduardo preguntó con un tono bajo, acercándose a ella con cautela, como si se acercara a un venadito.—Escuche el grito de Hotch y quería ver si . . . no se ¿Quieres hablar de eso?
—Estoy bien.—respondió Alexandra, intentando quitarse el mal sabor de boca esperando que la escena dejara de repetirse en su mente.—Debería acostumbrándome a los gritos de las personas con las que viví o vivo.
—No es gracioso.—contesto el mellizo, jalándola para abrazarla, sabía que tenía gran parte de la culpa por su comportamiento pasado.—Sabes que puedes hablar conmigo si algo te preocupa, ¿Verdad?, si no te sientes cómoda puedes regresar a la casa.
—Tranquilo, se cuidarme sola e incluso me ato los zapatos yo solita.—aseguro la melliza antes de dirigirse hacía la 'cueva informática', esperando que su amiga pudiera levantarle el animo.
Con pasos apresurados llego hacía donde estaba Penélope, encontrándola muy concentrada en su computador jugando Tetris. En ese instante una sonrisa traviesa se formo en su rostro. Sabía que su amiga era fácil de asustar y esta parecía ser la oportunidad perfecta.
Se acercó sigilosamente, caminando en puntillas para evitar que notara su presencia y cuando estuvo lo suficientemente cerca, extendió sus manos hacia adelante y dejó escapar un suave pero repentino grito.
—¡Boo!—Lexie grito intentando aguantar la risa mientras esperaba la reacción de su amiga.
García soltó un pequeño gritito agudo y su portátil se tambaleó en sus manos. Los bloques de Tetris cayeron desordenadamente en la pantalla mientras su atención se desviaba por completo hacia la melliza.
—¡No hagas eso!—la rubia regaño a su amiga, dándole un suave empujón.
—Perdón, tuve un mal día . . . así que vi la oportunidad y la use.—confeso Alexandra sintiendo como algo de tensión desaparecía de sus hombros.
—Te perdonare, solo porque tuviste un mal día.—murmuro Penny mientras veía como su amiga tomaba asiento en el suelo.—¿Te quedaras conmigo el fin de semana?
—Obvio . . . y ¿Qué haremos?—pregunto la melliza con algo de curiosidad, sabía que las actividades que planeaba la diosa de la computación eran bastante alocadas.
—Podremos ir al spa que vimos hace meses.—propuso la rubia, imaginándose relajada en uno de esos lugares donde daban mimosas a cada minuto.—Masajes, tratamientos faciales, jacuzzi . . . ¡Definitivamente nos merecemos mimarnos un poco!
—Suena bien también podemos pedir el paquete. . . —Alexandra iba a proponer un alojamiento incluido para poder disfrutar más de su instancia. Sin embargo, Morgan entro a la oficina, interrumpiendo la platica.
—¡Hey, cariño!—el moreno brindaba una sonrisa encantadora que derretía a García antes de girar su mirada para ver a la melliza en el suelo.—Señorita Hotchner.—bromeo fingiendo que se quitaba un sombrero.
—¡Dulzura! ¿Qué te trae por aquí?—pregunto García con curiosidad, intentando descifrar lo que tramaba.
—Bueno, había pensado que tal vez querrías acompañarme a cenar el sábado por la noche.—propuso Derek, consiente de que le debía una salida.—Escuché sobre este nuevo restaurante que abrió y pensé que sería perfecto para nosotros.
—Lo siento, pero es noche de chicas, tal vez será la próxima vez.—se disculpo Penélope con una sonrisa a medias.
—Mmmm . . . Entendido, entonces disfruten su noche de chicas, señoritas.—el moreno asintió, aceptando la derrota con una sonrisa juguetona.
Mientras el agente se retiraba de la oficina, dejando a las chicas emocionadas hablando sobre sus planes para el fin de semana. Una idea comenzó a formarse en su mente, no quería que ese favor que pidió para una bonita reservación se fueran por la borda, solo tenia que encontrar a Spencer, cosa que no fue difícil estaba en la sala de descanso leyendo un libro.
—Niño bonito, necesito hablar contigo.—exclamó Morgan con una sonrisa juguetona mientras se acercaba a él.
—Ya te dije que no me digas así.—Reid levantó la vista del libro, intrigado por la expresión de su amigo.
—Solo escucha.—indico Derek atrayéndolo hacía él, como si compartieran un gran secreto.—¿Recuerdas aquella vez que noté algo . . . interesante en tus labios?
—No sé a qué te refieres.—respondió el genio con voz ligeramente nerviosa, recordando la cita con la melliza.
—Vamos, fue más que obvio que tenías rastros de labial de Lexie en toda la cara.—confeso el moreno riendo ante la negativa a la que se aferraba.—No puedes ocultar algo así.
—Está bien, sí . . . Estado saliendo.—confesó Spencer esperando no cometer una indiscreción.
—Así que el genio finalmente cayó en las redes del amor, ¿Eh?—Bromeó Derek, dándole un amistoso golpe en el hombro.
—Bueno, creo que me di cuenta que Lexie es la persona que quiero a mi lado.—Spencer asintió, sintiendo un ligero rubor en sus mejillas.
—Espero que hayas aprendido la lección.—dijo Morgan recordando que el genio había elegido a Lila en vez de a Alex.—Ella siempre ha visto algo en ti, todos lo hemos visto menos tu.
—Supongo que cuando la vi con James . . . no lo se, tal vez necesitaba una cierta dosis de celos para abrir los ojos.—aseguro el castaño intentando olvidar el beso que presencio entre la chica y el amigo de Morgan.
—Entonces te tengo una propuesta interesante, el sábado llegamos a la casa de Penélope. Tú sales con Alexandra y yo con García. ¿Qué te parece?—preguntó el moreno creyendo que de esa manera todos ganarían.
—No lo sé, no quiero interferir en sus planes.—respondió Spencer recordando que normalmente las chicas hacían salidos una vez al mes.
—Tranquilo, tu novia estará más que feliz de estar contigo.—aseguro Morgan imaginándose a la melliza 'desmayándose' porque su romance fuera descubierto.
—Aún no es mi novia, estaba esperando un buen momento.—confeso Reid, viendo a la distancia su lista de posibles fechas, tomando en cuenta la compatibilidad de sus signos gracias a García, hasta el clima en la zona.
—¿Buen momento?—cuestiono Derek con sarcasmo, incrédulo ante el comentario.—Creo que un buen momento sería cuando alguien más se adelante y te quite a la chica.
—Solo quiero asegurarme de que todo salga de acuerdo al plan.—murmuro el genio creyendo que todas sus opciones para una declaración serían muy poca cosa.—Después de todo lo que hemos pasado, quiero que este paso sea especial para ambos.
—Hermano, tendrás a tu disposición al señor Cupido.—mencionó Morgan haciendo un movimiento como si disparara una flecha.—Solo dime que necesitas.
—Gracias, pero creo que si me ayudas no tendrás tiempo de salir con Penélope, pero creo tener alguien en mente.—menciono Spencer mientras veía de lejos a Eduardo junto con su pareja.
—Entonces te deseo suerte Romeo.—contesto Derek con complicidad antes de dirigirse a sus tareas pendientes.
Mientras que el castaño se hacía sus compañeros, su mente acomodaba mejor sus ideas, quería sorprender a Alexandra y convertir esa noche en un recuerdo inolvidable, algo especial, no era un experto en el tema, así que miles de dudas cruzaron su mente.
Después de detallar su plan con ambos agentes, Spencer entregó una lista meticulosamente escrita. En ella, anoto todas las cosas que sabia que Lexie amaba: sus platillos favoritos, el exquisito postre que solía ordenar cada vez que salían, las flores que siempre miraba, sus dulces favoritos y el vino que tanto disfrutaba.
—Y si deciden comprar algún detalle, asegúrense de que sea en su color favorito.—subrayó Spencer mientras entregaba la lista con una sonrisa.
—Vaya . . . esto parece un asalto militar en lugar de un picnic romántico.—bromeo JJ mientras escuchaba todas las especificaciones.
-Ahora me haces sentir mal Spencer, conoces mejor a mi hermana y yo le pedí a JJ que fuera mi novia en un McDonald-comento Eduardo con una sonrisa nerviosa
—Escuchen . . . es importante, que cuando lleguemos nos dejen a solas, quiero que sea un momento privado.—pidió Reid entendiendo que la mayoría de ellos querían presenciar algo de eso.
—Tranquilo Spence, seremos discretos.—aseguro la rubia, esperando que su pareja se comportara.—Queremos que tengan su momento íntimo y especial.
—¿Qué? . . . No . . . Y perderme de la escena, no lo creo, cuñado.—comento el mellizo con risa burlona, imaginándose la situación.
—Eduardo, si sigues así, nunca aprenderás a ser más romántico.—Jareau le advirtió, siendo consiente que su pareja carecía de esa habilidad.
La conversación entre los tres continuó mientras planeaban los detalles del picnic romántico, compartiendo algunas ideas para esa gran noche.
El genio estaba realmente nervioso, nunca había hecho algo así, mientras que la pareja estaban felices por los dos. Después de todo, finalmente habían aceptado sus sentimientos y estaban listos para dar el siguiente paso.
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Cuando el sábado por fin llego, Alexandra estaba ocupada haciendo una pequeña maleta, metiendo ropa en ella y algunas cosas que pudiera necesitar. A pesar de que solo serían dos días fuera, sabía que cualquier imprevisto podía ocurrir y prefería estar preparada.
—No necesitas irte.—una voz masculina llamo su atención, provocando que voltear hacía el umbral de su puerta.—Me iba a disculpar solo que . . . quería darte tu espacio.
—Pa . . . —la melliza intento explicarle la razón por la que hacía su maleta.
—Sé que me desquité contigo y que solo querías brindarme apoyo.—confeso sacando la ropa de su hija, esperando evitar su mudanza.—Pero no supe cómo manejarlo en ese momento . . . Yo lo siento, vamos a hablar.
Los ojos de Alexandra se clavaron en su padre mientras lo escuchaba, aunque había sentido un poco de tensión entre ellos después de su 'pelea', no esperaba que él creyera que se iría.
—Cada fin de mes me voy con Penélope.—respondió Lexie, dejando escapar una sonrisa antes de guardar todo de nuevo.—El mes pasado intentamos cocinar algo nuevo, terminé toda embarrada de salsa y tuve que pasar todo el día en pijama . . . Tranquilo, no me voy a ir.
Aarón dejó escapar un suspiro lleno de alivio y esbozó una sonrisa sincera, abrazándola con fuerza, provocando que se quejara un poco por apachurrón.
—Me alegra escuchar que no te vas a ir.—confeso el pelinegro con un voz lleno de arrepentimiento.—Siento mucho mi reacción, no debería haberte hablado así.
—Puedo perdonarte si me llevas a casa de Penny.—propuso la castaña entre risas.
—Eso señorita se llama chantaje, pero esta bien vamos, aprovechemos que Hailey salió con Jack y don pulgoso.—bromeo Hotch caminando hacía afuera de la habitación.
—¡OYEE!, él ya no tiene pulgas.—Lexie le recordó a su padre. Riendo ante la mención de Nova y su pequeño incidente con esos bichitos.
El ambiente se aligero bastante, como si el elefante de la habitación hubiera desaparecido. Así que aprovecharon el tiempo del viaje para discutir sobre la fiesta de Jack.
Sabía que podría regalarle un dinosaurio a su hermanito, porque adoraba esos peluches, pero necesitaba algo especial era el primer cumpleaños que iban a compartir como familia.
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Departamento de García.
La luz del sol se filtraba alegremente por las ventanas, iluminando la casa de Penny, donde se preparaban para su tan esperado día de relajación en el SPA. Ambas estaban emocionadas por la idea de alejarse del estrés del trabajo y simplemente mimarse a sí mismas.
Mientras Alexandra esperaba a que su amiga terminara de empacaban sus cosas, el sonido del timbre llamo la atención de las dos.
—¿Esperabas a alguien más?—preguntó Lexie, levantando una ceja.
—No, no esperaba a nadie. ¡Espero que no sea el repartidor de pizzas equivocado!—la rubia negó con una sonrisa y se dirigió hacia la puerta.
Sin embrago, cuando abrio la puerta, una sonrisa nerviosa apareció en el rostro de la diosa de la computación. Frente a ella, estaba Morgan con un ramo de flores.
—Lo siento, Morgan estoy con Lexie.—informo la rubia señalando el interior de su casa.
Derek miró hacia el otro del pasillo haciendo que Penny lo siguió con su mirada, encontrándose a Spencer, quien la saludó con una sonrisa tímida. En ese momento, se dio cuenta que prácticamente buscaban una cita doble.
—¡Ah, entiendo!—exclamó Penélope, sonriendo mientras comprendía la situación.—Lexie, creo que hay un cambio de planes.
—¿Qué?¿De que hablas?—pregunto Alexandra mientras se dirigía hacia la puerta, observando fijamente a Morgan. Él lo había hecho a propósito, hasta que escucho otra voz.
—Perdón por llegar así.—el genio se disculpó, provocando que la chica sonriera tontamente.
—Diviértete.—murmuro García mientras jalaba a Morgan dentro de la casa y empujaba a su amiga afuera junto con Spencer.
—¡AUCH! . . . ¡OYE!—se quejó la melliza, mientras Penélope cerraba la puerta.
En un instante la puerta se volvió a abrir, solo para arrojarle su bolsa, escuchando un 'Te llevaré tu maleta mañana'.
Alexandra se quedo en blanco, todo había pasado tan rápido que no supo que hacer, hasta que la sacaron de sus pensamientos.
—¿Me permites?—Spencer llamo de nuevo su atención, ofreciéndole su brazo para acompañarla.
—Claro, creo que será una historia divertida, "como me echaron sin tocarse el corazón".—bromeo Lexie riendo para no llorar.
—Iremos a otro lugar antes de llevarte a tu casa, pero antes ponte esto.—Reid confeso mientras le daba una venda.
—¿Disculpa?¿Porque?¿A donde vamos?—pregunto Alex con un poco de curiosidad.—¿Es algún juego fetichista?
—No . . . nada de eso . . . Solo confía en mi.—expreso el genio mientras se acercaba a darle un pequeño beso en los labios.
Así que, sin decir algo más o protestar, la melliza aceptó las instrucciones que Spencer le dio. Se dejó vendar los ojos antes de que él comenzara a conducir el auto.
El sol se estaba ocultando, dejando ver algunas estrellas, Reid puso la radio aún volumen bajo para que pudieran hablar en el camino, pero no pudiera orientarse por el ruido.
—¿Estaremos yendo a un restaurante elegante?—bromeó Lexie, sin escuchar nada que pudiera darle alguna pista.
—Podría ser, o tal vez vamos a un concierto secreto en la cima de una montaña.—respondió Spencer con sarcasmo, de tanto convivir con los mellizos lo entendía un poco.
—Si planeas secuestrarme, para pedir un aumento, dile a Hotch que sea generoso.—argumento Alexandra con burla, muriendo por la curiosidad de saber hacía donde iban.
—Tenlo por seguro.—el castaño siguió la broma, viendo la ansiedad en ella.
Finalmente, el auto se detuvo y él salió para ayudarla a bajar. Lexie podía sentir la hierba suave bajo sus pies y el misterio del momento la ponía nerviosa. Quería quitarse la venda, pero no quería arruinar la sorpresa.
Spencer tomó su mano y la guio con cuidado a través del césped. A medida que se acercaban, pudo sentir el latido de su corazón acelerarse, era la primera vez que ponía tanto esmero en algo, bueno además de planear el regalo del intercambio.
Observó el ambiente a su alrededor, reconociendo el lugar ya listo. Así que les hizo una señal, para que se retiraran, pero Eduardo negó con la cabeza, provocando que JJ lo jalara de la oreja, riendo mientras él intentaba protestar y quedarse para escuchar el "chisme".
—Espera . . . déjame ayudarte.—murmuro Reid, sintiendo sus manos temblar ligeramente.
Alex parpadeo un par de veces acostumbrándose de nuevo a la luz, aunque pudo ver que ya estaba oscuro. Hasta que su mirada se posó a un pequeño picnic que estaba frente a ella, había sido montado en medio de lo que parecía ser un hermoso parque.
Las luces suaves y delicadas se entrelazaban entre los árboles, creando un ambiente íntimo. Se acerco un poco más para terminar de entender lo que estaba pasando. Notando unos tulipanes morados y rosas decorando la manta, al igual la comida italiana servida de manera exquisita, junto con aquel pastel de chocolate que siempre pedía.
—¿Reid?—la voz de la melliza salió en un murmullo, esperando alguna respuesta.
El genio sonrió nerviosamente, sintiendo el peso de sus propias palabras mientras sacaba una pequeña nota de su bolsillo.
-Bueno yo... quería decirte.... ya sabes, esperaba tenerlo anotado, sabía que mis nervios me iban a traicionar-comentó Spencer, buscando en su bolsillo-¡Ahí está! No puede ser... traje el borrador, qué torpe. Bien, aquí voy....-tragó saliva, intentando controlar sus nervios.-Tengo memoria eidética, no debe ser tan difícil recordar las palabras... ammm-trató de calmar sus nervios-Lexie, el acuario fue nuestro comienzo, un comienzo que no supe reconocer en ese momento. Pero en medio de las luces y las criaturas marinas, mi corazón comenzó a latir más rápido, aunque no entendí por qué en ese momento. Hasta ahora, finalmente comprendí que ese latido era por ti
Sus ojos se encontraron con los de Lexie, su mirada sincera y llena de emociones.
—Cuando vi a James tan cerca tuyo ese día . . . los celos me tomaron por sorpresa.—el castaño jugaba nerviosamente con los dedos, sintiendo su corazón latir rápido.— Me hizo darme cuenta de lo importante que eres para mí de lo que siento cada vez que compartimos un momento juntos. Eres mi amiga, mi confidente, te has convertido en alguien que ocupa un lugar muy especial en mi corazón.
—No llores, no llores.—pensó la melliza sintiendo las lagrimas saliendo de sus ojos.
—Nunca antes había sentido algo así y estoy dispuesto a explorarlo, a cuidarte y a ser parte de tu vida de una manera más profunda.
—Spence—Alex intento hablar pero Spencer comenzó a hablar muy rápido, delatando su ansiedad.
—Cuando empecé a trabajar contigo, nunca imaginé que mi vida cambiaría de esta manera. Pero has cambiado mi manera de ver las cosas . . . de ver el mundo. Me has demostrado que hay más que solo hechos y estadísticas.
—Respira te estas poniendo rojo.—murmuro Alexandra notando como ni siquiera reaccionaba a lo le estaban diciendo.
—Eres inteligente, apasionada y bastante testaruda—Reid lo menciono antes de cerrar los ojos creyendo que podría ser malinterpretado.—Lo siento . . . Es que . . . lo que quiero decir es que . . . tu sabías que odiaba el contacto físico, pero contigo . . . cada abrazo, cada toque, cada beso . . . se siente como un increíble. Amo la forma en que me abrazas, cómo te preocupas por mí y cómo me haces sentir seguro. Solo quiero que sepas que lo que siento es real y profundo. Y si estás dispuesta a darle una oportunidad a lo que hay entre nosotros, estaré más que feliz de recorrer este camino
—Spence sabes que me gustas y lo que siento por ti va . . . .—la castaña trato de expresar sus sentimientos, pero el se acerco, pasando un mechón del pelo de la chica tras de su oreja, pegando su frente a la de ella antes de preguntarle.
-¿Me concederías el honor de ser tu novio?-pregunto Spencer mirándola muy de cerca
Alexandra se quedo en silencio un par de segundos antes de inclinarse para besarlo, esperando que ese movimiento sea una respuesta ideal.
El primer roce de sus labios fue eléctrico, una chispa que encendió una llama incontrolable. Los labios de Lexie eran cálidos y hambrientos, explorando cada centímetro de los de Spencer con una pasión que ardía como fuego. Sus manos abandonaron su rostro y se deslizaron hacia su nuca, hundiéndose en sus cabellos y acercándolo más a ella.
El beso se volvió una tormenta desatada, una mezcla de emociones acumuladas y deseos sin restricciones. Alex se movía controlado el beso, sus labios devorando los del chico mientras sus lenguas amenazaban con consumirlos por completo. Las manos de Reid se deslizaron por la espalda de Lexie, dejando rastros de fuego a su paso.
Sus dedos se aferraron a su cintura, apretando con fuerza mientras cedía ante la pasión que lo consumía. Ella respondió con un suspiro ahogado, intensificando el beso y sumergiéndose más en el deseo del momento. Cada beso, cada mordisco suave y cada roce eran una expresión de su deseo mutuo. Como si estuvieran tratando de devorarse el uno al otro para saciar una necesidad que habían estado reprimiendo durante mucho tiempo. La pasión que compartían era arrolladora, una tormenta perfecta de emociones que solo podía ser contenida por la intensidad de su conexión.
Después de lo que pareció una eternidad, ambos se separaron lentamente, sus labios separándose con suavidad. Sus alientos entrecortados se mezclaron en el aire mientras se quedaron mirando fijamente, el rubor se podía ver en sus rostros. El beso había sido intenso, profundo, tal vez salvaje, una conexión entre ellos que había sido imposible de resistir.
—Lo siento.—murmuro Alexandra antes de desviar la mirada brevemente, sintiéndose un poco apenada por tomar la iniciativa y el control del beso.—Por si no quedó claro la respuesta es un si.
—No me quedó tan claro.—susurro el genio en el oído antes de volverse a perderse en los labios de su novia.
El susurro de Reid envió escalofríos por la columna vertebral de la castaña, sus latidos se aceleraron con cada palabra. Sus labios se encontraron nuevamente, esta vez en un beso más suave y lleno de promesas. El mundo a su alrededor parecía desvanecerse mientras se dejaban llevar por la intensidad del momento.
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