xᴠɪɪ. ᴘʀᴏᴍᴇꜱᴀꜱ ʏ ᴄᴇʟᴏꜱ
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✨ Capítulo editado ✨
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Una vez que finalizo la intensa discusión entre los mellizos, Spencer se acercó a su amiga para verificar si estaba bien, reviso su brazo donde posiblemente se formarían leves moretones en unos días debido a la fuerza que aplico su hermano. Mientras tanto, JJ logro escabullirse a la oficina para hablar con Eduardo sobre su comportamiento.
—¿Crees que esa es una buena manera de solucionar las cosas?—preguntó la rubia con un tono molesto, había sido testigo de todos los malos tratos de recibía su hermana.—¿Por qué no tratas de hablar con ella como una persona normal?
—Por favor no empieces.—pidió el azabache cansado del tema de asistir con un especialista.—Nosotros siempre hemos sido así . . . en el pasado peleábamos . . . ella se va un par de meses de la casa, pero esta vez llevo muy lejos su berrinche.
—Eso . . . en ningún universo es normal.—informo Jennifer harta de guardar su distancia ante los problemas que tenía su pareja, no quería entrometerse en asuntos que no eran suyos, pero ya había tenido suficiente.—Los dos necesitan ir con un terapeuta, he visto como actúa ella, puedo ver su dependencia emocional y tu . . . dios a veces eres tan idiota.
—No estoy loco.—murmuro el mellizo pasando sus manos por su rostro, desconociendo su sentir. Quería explotar, romper, gritar, llorar y demás en un solo segundo.—Creo que tal vez . . . tengas razón y la cague. No se que hacer, ni siquiera se que hice para estar en donde estamos.
—Deberías de mejorar tus disculpas, porque eso no es creíble.—'sugirió' JJ mientras pensaba cuales podrían ser los resultados del caos que provoco su pareja.—Tienes que entender que no puedes aprovecharte del buen corazón de Lexie, tuviste miles de oportunidades para pedirle que hablaran y resolvieran esto como adultos.
En ese momento la conversación fue interrumpida cuando Gideon entro lentamente a la oficina, llevaba sus manos dentro de sus bolsillos del pantalón, visiblemente molesto debido a que uno del equipo había lastimado a otro.
—Hotch te quiere en su oficina, AHORA.—informo el hombre antes de levantar la mirada para hacer contacto visual, esperando que entendiera la gravedad del asunto.
El mellizo no estaba seguro de lo que pasaría, desconocía todas las consecuencias por sus actos. Normalmente si hubiera pasado en otro lugar solo haría enojar a su hermano, pero estaban en el trabajo, una parte de él sabía que iba caminando hacía la hoguera. Sentía las miradas de sus compañeros durante el trayecto a la oficina.
—Cierra la puerta y toma asiento.—ordenó Aarón en cuanto vio al chico. Tenía que ser flexible en la situación, no podía dejarse llevar por sus emociones.
—Sr., se que no fue correcto lo que hice.—murmuro Ed maldiciendo internamente su estúpido comportamiento.—Se que estuvo mal, entiendo que usted va a defender a Alex porque ahora ustedes son . . . —intentó comenzar a explicar, pero fue interrumpido por su jefe.
—El hecho de que Lexie lleve mi apellido no nubla mi juicio y tampoco el tuyo.—Aarón habló con un tono firme, deteniendo cualquier intento de justificación.—Discutimos el tema y dejamos en claro que no habrá favoritismos en ningún momento. Dentro de esta unidad soy su jefe y fuera somos familia.
—¿Entonces por que estoy aquí?—pregunto el mellizo confundido ante la situación.—Si será imparcial, no debería llamarme la atención por algo que surgió con mi hermana.
—Bueno, agrediste a uno de tus compañeros y eso es inaceptable. No importa quien sea, debes afrontar las consecuencias, estas suspendido dos semanas sin paga.—informo el agente Hotch deseando que el castigo fuera mayor. Sin embargo era lo que dictaba el reglamento.
—Supongo que me lo merecía.—Eduardo asintió varias veces con resignación, pensando que tal vez había hecho una tormenta en un vaso de agua.
—Tengo que dejarte algo en claro . . . no soy el malo del cuento. Son hermanos y nada lo va a cambiar.—menciono Aarón recordando las veces que ella seguía hablando con él, como si se aferrara al pasado, solo por los buenos recuerdos.—Siempre estuviste como su prioridad.
—Me odia, ¿Verdad?—el mellizo pregunto con bastante curiosidad, sabía que su hermana tenía corazón de pollito, pero no sabía cual era su limite.
—No que yo sepa.—contesto el jefe encogiéndose de brazos, no iba a resolver todo el problema por él. Sin embargo, veía reflejado su propia relación fallida que tuvo con su hermano.—Pero si me permites darte un consejo, no dejes que tu orgullo haga que se aleje de ti.
—¿Puedo hablar con ella antes de irme?—Eduardo quiso tener un inicio para remediar su error aunque sabía que tomaría tiempo, pero llevaba de ventaja que siempre lo perdonaba.
—Si prometes no volver a jalonearla, adelante.— respondió Hotch señalando la puerta para que saliera de una vez.—Puedes ir a visitarla a la casa, eres bienvenido, pero todo con respeto.
El azabache asintió lentamente, como si aún no entendiera del todo las consecuencias de sus actos. Salió de la oficina a pasos cortos, intentando ignorar las miradas de sus compañeros, acercándose poco a poco se acercaba a su hermana. Notando como Spencer se ponía enfrente de ella en un intento de protegerla.
—Reid, solo quiero hablar con ella.—explicó Eduardo, levantando las manos, como en son de paz.—Hotch me dio permiso.
—Tranquilo, Spence estaré bien.—la melliza murmuro en el oído de su amigo con una sonrisa para tranquilizarlo. Agradecía que se preocupara por ella, pero este era un tema que tenia que resolver con urgencia.
En esta ocasión Alexandra tomo el brazo de su hermano y ahora fue ella quien lo arrastro hacía un pasillo solitario. Trataba de enterrarle las uñas para que al menos sintiera la mitad del dolor que ella sintio.
—Habla rápido, que no tengo paciencia en este momento.—expreso Lexie de manera distante.
—Lamento mucho mi comportamiento.—comento el mellizo en voz baja notando con ella ni siquiera lo miraba a los ojos.—Se que estuve mal, no entiendo lo que me pasa, a veces quiero correr a abrazarte, porque es difícil ser un cretino cuando eres amable y otras . . . no lo se, solo busco cosas para alejarme.
—¿Sabes por que siempre fui amable contigo?—pregunto Alexandra de manera irónica antes de empujarlo para aumentar la distancia.—No siempre fuiste un idiota, trataba de recordar como eras, ese hermano que me enseño a defenderme, quien me rompió el brazo jugando luchitas y para compensarme robaste un gato de peluche, esa persona que se quedo conmigo hasta altas horas de la noche cuando tenía fiebre.
El azabache estaba abrumado ante el recuerdo de todo lo que vivieron juntos y sin esperarlo se derrumbó en los brazos Lexie, dejo salir todo su dolor, todo odio que fingía o quería creer que le tenía a su hermana.
—Eddie, todo el mundo te odia, porque me lastimaste; incluso yo llegué a hacerlo. Pero somos hermanos, queramos o no, estamos unidos más allá de la sangre, eres mi donador de respaldo en caso de que necesite un riñón extra.—comento Alexandra soltando una pequeña risa ante el comentario.—Solo dame tiempo . . . no voy a fingir que nada paso, no voy a perder la familia que he construido por algo inestable.
Los mellizos se quedaron platicando un rato, sin que nadie los interrumpiera, como si el tiempo se detuviera para ambos hablaran de lo que sentían, de las condiciones y limites que pondrían para poder tener un relación sana, como la de las personas normales. Sin embargo, el tiempo se encargaría de sanar esas heridas.
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Las semanas transcurrieron desde ese día, Alexandra se sentía más tranquila con su situación. Poco a poco, su vida se iba acomodando de nuevo e incluso agradecía al universo de que se alineo a su favor, ya que no quería más drama. Aunque aún no aceptaba del todo a su hermano, intentaban ser cordiales en presencia de terceros para hacer las cosas menos incomodas.
Tenía una lucha para poder repartir su tiempo entre su familia, trabajo, amigos e incluso con su futura pareja. A veces buscaba un tiempo de paz, lejos de las tensiones e incómodas situaciones con algunos temas, un poco de tiempo para ella.
Afortunadamente lograba deshacerse de ese estrés innecesario los fines de semana, gracias a que sus amigos organizaban salidas para divertirse un rato. Esa noche habían planificado una cita en el boliche para demostrar sus habilidades en puntería. El ambiente se sentía acogedor y cálido, la luz tenue de las lámparas de neón llenaba la pista de bolos con colores. Solo faltaba la llegada de algunos y mientras esperaban, Spencer le demostraba a su amiga los nuevos trucos de magia que había aprendido.
—Esta es tu carta.—preguntó Reid mientras le mostraba una reina de corazones.
—No puede ser . . . —Lexie soltó una risa, reconociendo la carta como su firma en el pasado y asintiendo lentamente.—Sí, si es, ¿Cómo lo hiciste?— preguntó intentando ver el mazo en su mano.
—Un mago jamás revela sus secretos.—contestó el genio, alzando el mazo en el aire para que su amiga no pudiera alcanzarlo.
—Creo que tu estatura te esta jugando en contra.—bromeo su Eduardo acercándose a la pareja de amigos junto con JJ.
Alexandra sonrió de manera nerviosa cuando escucho ese comentario, era complicado fingir que no pasaba nada, porque en ese punto donde se encontraba su relación. Jennifer noto esa tensión en el lugar, así que intento cambiar de tema.
—Supongo que solo faltan los demás.—JJ comento apachurrando ligeramente la mano de su novio para que se controlara.
—Bueno . . . Penélope esta en el baño y Elle fue por algunas cervezas.—informo la peli teñida señalando el mostrador de comida.
—Solo falta Morgan, ¿Verdad Lexie?—el genio le pregunto a su amiga, esperando que confirmara lo que ya sabían.
Sin embargo, Alexandra estaba perdida en sus pensamientos cuando miro la entrada del lugar. No solo había llegado Morgan, sino también James. Era evidente el pequeño enamoramiento que la chica sentía por él. Hacía un par de días que no lo veía porque tuvo que regresar a Seattle por asuntos familiares, pero ahora lo tenía enfrente de nuevo. Esperaba que ahora con su regreso pudieran ponerle un nombre oficial a lo que tenía, porque las citas y los besos no los volvían una pareja como tal.
La mirada de Lexie no pasó desapercibida, Spencer siguió su campo de visión y cuando sus ojos también se encontraron en el chico logro sentir un nudo de celos, no podía creer la manera en que le sonreía al desconocido.
Intentó recobrar su atención repitiendo su nombre un par de veces; para el genio estaba más que claro los sentimientos románticos que tenía por ella y después de que JJ le confesara que Lexie había sentido algo por él, estaría dispuesto a conquistarla. Se dio cuenta de que había hecho una mala elección al preferir a Lila en lugar de a la chica que tenía enfrente, aquella que últimamente estaba ocupando todos sus pensamientos.
—¿Lexie? ¿Todo en orden? ¡Estás en otro mundo!—bromeó el castaño buscando que la melliza, provocando que ella parpadeara un par de veces y desviar su mirada de James hacia él.
—¡Oh, lo siento, Spence! Estaba pensando en algo . . . —Alexandra respondió tontamente con una leve sonrisa.
En ese momento el grupo faltante se unió a ellos iniciando las conversaciones y poniéndose de acuerdo para empezar a jugar. A pesar de que el ambiente era 'amistoso' Spencer no pudo evitar notar cómo Lexie y James intercambiaban algunas miradas durante la conversación, la forma en la que compartían besos discretos. Haciendo que el nudo de celos creciera aún más.
Sin embargo, otro sentimiento apareció en su ser, una determinación bastante fuerte, estaba dispuesto a luchar por recuperar su atención y demostrarle lo que realmente sentía por ella. Así que aprovecharía la noche de juegos para demostrarle que él podría ser su mejor opción.
—¡ESTA VEZ TRATA DE TIRAR UN BOLO NIÑA!—Elle se burlo ante los múltiples intentos fallidos de su amiga.
—Déjenme en paz.—expreso Alexandra con una risa disimulada, quería fingir enojo ante las burlas.
La melliza se concentró en su posición, cerrando por unos segundos sus ojos en un intento de ignorar el ruido a su alrededor y lanzó la bola, viendo con sorpresa cómo todos los pinos caían ante su tiro. La emoción se desató entre el equipo, los aplausos y los pequeños gritos de victoria llenaron el lugar, pero fue James quien la sorprendió especialmente.
—Buen tiro preciosa.—el hombre elogio su logro antes de besarla con suavidad en frente de sus amigos, haciendo que la chica se sonrojara.
—Diría que es suerte de principiante, pero me hubieras visto en mis primeras tiradas.—contesto Lexie con un sonrisa leve.
Spencer observaba la escena desde cierta distancia, sintiendo cómo los celos comenzaban a crecer en su interior. Intentó ignorarlos, recordándose a sí mismo que no tenía derecho a sentirse así, pero la sensación no desaparecía. Sin darse cuenta comenzó a caminar hacia ellos su vista enfocada en la melliza, no iba a quedarse con los brazos cruzados, él decidió actuar.
Se acercó y la abrazo por la cintura, rodeándola con un gesto firme pero cariñoso, mostrando claramente su interés en ella. Sus ojos se encontraron con los de James, transmitiendo un mensaje claro de que también tenía sus sentimientos en juego, como si estuviera marcando su territorio. Aunque intentaba mantener su expresión neutral, su mirada ardía con un fuego inconfundible.
—Lo hiciste bien.—murmuro el genio abrazándola más tiempo del necesario.
—Gracias Reid.—respondió Alex intentando descifrar el mensaje de señas que le hacía Elle.
Un par de horas después decidieron dar por terminada la noche, algunos estaban cansados y otros tenían compromisos al día siguiente. Así que no quedo otra opción que retirarse. James intento se un caballero llevando a Alexandra a su casa, pero Spencer había acordado con Hotch regresarla él mismo.
—¿Entonces te veo mañana? . . . Podríamos ir al cine o a comer, tú solo ordena y me encargare de poner el mundo a tus pies.— coqueteó James con la melliza, provocando que Spencer rodara los ojos en señal de molestia.
Alexandra emitió una risita ante el comentario de su cita, pero antes de que pudiera responder a sus avances, Reid decidió intervenir.
—Bueno . . . creo que deberías de tener cuidado con las promesas. No querrás que Lexie te haga escalar montañas o nadar con tiburones.—bromeó el genio tratando de alejar al chico de su amiga fingiendo un tono amistoso.
—Spencer, no lo asustes.—la castaña continuo el juego, ignorando el molestar de Spencer.—No soy tan mala, ¡lo prometo!
—No me importaría enfrentar cualquier desafío si significa pasar tiempo contigo.—James dijo acompañado de un guiño, causando que Spencer sintiera una punzada de incomodidad y celos que trató de disimular.
El castaño apretó los labios, luchando por mantener una expresión neutral mientras intentaba mantener sus emociones en control. Sin embargo, sentía que era su karma por haber elegido a Lila en lugar de la melliza.
—Pero creo que nos veremos cuando regreses a Quántico de nuevo.—expreso Lexie, recordando que tenía que irse por cuestiones laborales.—
—Prometo que no tardare tanto, es un trabajo sencillo.—murmuro el hombre esperando al fin volver su relación oficial.
James se despidió con una sonrisa, lanzando una mirada burlona a Spencer, como si estuviera consciente de la tensión en el ambiente. Se acerco Alexandra y le dio un beso lento y delicado, pasando un mechón de cabello detrás de su oreja de manera cariñosa.
La mirada de Spencer se mantuvo fija en el gesto, sintiendo un nudo en su estómago. Aunque intentaba mantener una actitud despreocupada, trató de ocultar sus emociones detrás de una sonrisa forzada, deseando que la incomodidad y los celos desaparecieran pronto.
Alexandra se dirigió a Spencer con una sonrisa, mientras él le extendía su brazo para llevarla hasta el auto. Comenzaron a hablar de muchas cosas, recordar muchos momentos y en ese momento, Spencer supo que, si no actuaba con rapidez, vería a la chica en brazos de otra persona. Estaba dispuesto a competir por su amor; él sabía que tenía cierta ventaja porque ella ya había estado interesada en él, por lo que podría volver a estarlo.
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Como era costumbre todos los fines semana, era tiempo familiar o al menos esa había sido su rutina desde que llego a vivir en la casa de los Hotchner.
El sol brillaba a través de las ventanas mientras las risas y el sonido de la televisión llenaban el hogar. Sin embargo, había una pequeña chispa de emoción en el aire debido a una apuesta que había tomado vida propia en la familia. Se encontraban en la cocina, cada uno sumido en sus propios pensamientos mientras preparaban el desayuno. Los ojos de Hailey se concentraban mientras cortaba frutas y Lexie batía los huevos en un tazón.
—Bueno, ¿Quién cree que dirá su primera palabra hoy?—preguntó Hailey, mirando a su pequeño hijo con una sonrisa tierna.
—Mi dinero está en "papá".—Hotch sonrió, confiado en su elección, debido a que había pasado horas ensayando con el infante.—Estoy seguro de que seré la primera palabra de Jack.
—¿Estás tan seguro de eso?— su esposa intentaba hacerlo dudar mientras le lanzaba una mirada juguetona.
—Creo que será "Lex" o tal vez "Alex".—opino la melliza haciéndole caras graciosas a su nuevo hermanito.— Tiene sentido, ¿no? Después de todo siempre me dicen así, Alexandra o Lexie seria un poco mas largo y necesito ventaja.
El pequeño Jack ajeno a lo demás solo agitó su juguete con entusiasmo, como si estuviera de acuerdo con ella.
—O quizás diga "mamá". ¿Qué opinas, Jack?—dijo Hailey con una ligera piza de esperanza de que su bebé la eligiera.
El bebé miró a su madre con ojos curiosos y soltó un balbuceo alegre, como si quisiera unirse a la conversación.
—¡Ah, parece que tiene algo que decir al respecto!—comentó Lexie, riendo suavemente sintiendo una calidez que la hacia sumamente feliz.
Lamentablemente ese día Hotch tenía una cena con los directivos de la UAC, así que la pareja tuvo que arreglarse para salir, dejando Alexandra al cuidado de Jack. Aunque no era algo que la desanimara, no quería estar cerca de Erín, por lo que quedarse con su hermano era lo mejor.
—Mándale abrazos a Strauss de mi parte.— mencionó Lexie de manera sarcástica mientras reorganizaba el espacio en la sala, preparando cobijas en el suelo y peluches para que Jack jugara.
—No te preocupes, le enviaré tus saludos de tu parte.—respondió Hailey con una risita, mientras ajustaba su collar.
—Le diré que extrañas trabajar bajo su supervisión. Puedo negociar tu regreso.—agrego Hotch caminando hacía la repisa para recoger sus invitaciones.
—Oh, por supuesto. Extraño tanto que me quiera intimidar cada vez que me ve, pero creo que sobreviviré por ahora.—respondió la melliza con suma diversión, aunque por un lado le gustaba molestar a la directora de la UAC, no quería meter a su padre en problemas.
—Lex . . . Dejamos los números de emergencia en la cocina.— mencionó la rubia, dándole a entender que estaban pendientes a cualquier necesidad.
—Oigan, tranquilos, no es la primera vez que me quedo con Jack.—Alexandra informo mientras que en su mente repasaban todas esas noches que lo cuidaba.—Corran y diviértanse en su fiesta corporativa.
—Gracias . . . Si dan algún pastel de chocolate, te prometo que te lo traeré.—aseguro Aarón haciendo la promesa de meñique que le había enseñado la chica antes de irse.
Transcurrieron un par de horas, la castaña hablaba con el pequeño Jack, jugaban con algunos peluches, mientras Nova estaba asomado en la ventana, amaba ver los carros pasar o algún ave cerca. De un momento a otro el cachorro comenzó a ladrar muy emocionado por ver una cara conocida, Alexandra se sorprendió no creía que regresarían tan rápido. Sin embargo cuando llego a la puesta logro notar que no era Hotch ni Hailey, era Spencer.
—Pensé que podrías necesitar un poco de compañía esta noche.—murmuro Reid, sosteniendo una bolsa de comida para llevar.
—¡Qué sorpresa, Dr. Reid!—Lexie lo molesto con ese apodo, recordando una discusión que tuvo su amigo con un oficial.—Sabes que la comida china y el helado son mi debilidad . . . además del helado, así que adelante, solo te digo que tienes que elegir un dinosaurio para poder jugar.
Ambos chicos se dirigieron de nuevo a la sala donde el pequeño los esperaba sin entender nada de lo que pasaba a su alrededor.
—Bueno, en ese caso, déjame ver qué opciones.—Reid se acerco a los peluches, viendo de reojo a su amiga, notando la señal para que eligiera su peluche favorito de su hermano.—Vaya, así que el papel de la hermana mayor lo tomas muy enserio.
—Tengo que asegurarme de que Jack se divierta, me gustaría que el creciera y no le importara si tenemos lazos de sangre o no, que tenga recuerdos divertidos.—comento Alexandra antes de unirse al suelo con ellos.
Mientras comenzaban a disfrutar de la comida, la tensión de incomodidad desapareció. Era un momento simple pero valioso, uno en el que la conexión entre ellos se fortalecía. Después de unas horas Jack comenzó a bostezar así que la melliza decidió subirlo a dormir para regresar a comer helado con Spencer.
En ese momento ambos estaban sentados en el sofá, compartiendo historias y risas mientras disfrutaban de helado de postre. A medida que platicaban, la distancia entre ellos se iba disminuyendo.
—Spence, tienes algo justo aquí.—la melliza señalo la punta de su nariz para que imitara la acción para limpiarse.
Reid se sonrojó ligeramente e intento limpiarse en todas partes menos donde había señalado su amiga. Así que sin dudarlo, Alexandra tomó una servilleta y se inclinó para limpiarlo. Sus rostros estaban cerca, tan cerca que podían sentir el aliento del otro. Manteniendo un intenso contacto visual. Una vez que el helado fue limpiado, ambos se encontraron sosteniendo la mirada, como si esperaran la reacción del otro.
Las emociones en la habitación eran notables, existía una tensión emocionante que vibraba entre ellos. Sin decir palabra, el chico colocó una mano en la mejilla de su amiga, acariciando la piel con un gesto tierno. Provocando que Lexie dejara escapar un suspiro contenido, su corazón latiendo con fuerza mientras sentía el toque de Spencer.
Reid comenzó a acercarse, sus ojos fijos ahora en los labios de la chica, como si buscara algún tipo permiso, sintiendo una mezcla de anticipación y deseo en su interior. Justo cuando estaban a punto de rozar sus labios en un beso que prometía cambiarlo todo, un ruido repentino y fuerte proveniente de la puerta principal los hizo separarse bruscamente. Ambos dieron un suspiro de frustración.
—Hemos llegado, Lexie — informó Hailey al ver a los chicos demasiado cerca —Oh, disculpen por interrumpir.
Ambos chicos tenían el rostro ruborizado, pero intercambiaron una sonrisa que abría la puerta a un nuevo paso, como si quisieran comunicarle al otro que era algo que deseaban y que se repetiría en el futuro.
—¿Todo en orden?—pregunto Hotch notando que ninguno de los dos quería verlo directamente
—Sí, todo está bien . . . Solo estábamos . . . charlando.—Lexie apartó la mirada de Spencer y se aclaró la garganta, tratando de recuperar la compostura.
—Sí, solo una conversación muy... interesante.—Spencer asintió, aunque una chispa traviesa brillaba en sus ojos.
—Bueno, entonces, dejaremos que continúen.—comento la Sra. Hotchner empujando a su esposo a otra habitación.—Vamos a hacer algunas cosas en la cocina.
La cercanía entre ellos volvió a crecer, esa conexión que habían estado sintiendo durante tanto tiempo era casi palpable en el aire. Sus corazones latían en sincronía, y parecía que el mundo a su alrededor desaparecía.
—¿Qué hacemos ahora?— preguntó Alexandra en un susurro, apenas atreviéndose a creer que finalmente estaba pasando.
—Creo que continuamos donde lo dejamos.—propuso Reid acariciando su mejilla nuevamente.
Alexandra asintió con una sonrisa llena de emoción, y justo cuando sus labios estaban a punto de encontrarse en un beso anhelado, una risa nerviosa los sobresaltó.
—¡Chicos, ustedes dos realmente están metidos en su conversación! — exclamó Hotch desde la puerta, mirándolos con diversión.
Ambos se apartaron rápidamente en un intento de huir de la situación, pero solo lograron chocar sus cabezas de un fuerte golpe, haciendo que sus rostros se ruborizaran más por la vergüenza y la anticipación interrumpida.
—Estábamos . . . solo hablando, de nuevo.—mintió la chica con una sonrisa nerviosa.
—Creo que será mejor que me vaya. ¿Mañana puedo venir a verte?—el genio intento averiguar si ella quería seguir adelante con eso.
—Claro, a Lexie le encantaría que te unieras mañana, en el domingo familiar. Puedes llegar a las 10 para desayunar.—Hailey intervino notando los movimientos torpes de su hija, parecía un ciervo asustado.
—Exacto, puedes venir, tal vez tú y Lexie puedan seguir hablando.—añadió Aarón buscando aumentar la vergüenza de ambos chicos.
—¡Parece que el "solo hablando" se ha convertido en el chiste del día!—se quejo la melliza acompañando a su amigo a la puerta para tener un momento de privacidad.
Al despedirse, sus miradas se encontraron y se sostuvieron por un instante. Aunque las palabras eran escasas, había un entendimiento 'raro' entre ellos. Sus gestos eran delicados, llenos de significado: el ligero apretón de manos, un suave beso en la mejilla, las sonrisas cómplices y las miradas que lo decían todo.
Aunque el beso no había llegado, la tensión romántica en el aire era innegable. Las palabras no necesitaban ser pronunciadas; sus acciones y expresiones hablaban por sí mismas. Ese instante, cargado de posibilidades, había establecido un nuevo capítulo en sus vidas. Y mientras Spencer se alejaba, los latidos del corazón de ambos aún resonaban en perfecta armonía, dejando atrás un día que había sido un punto de partida en su historia de amor.
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