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capitulo 9

Truenos y relámpagos
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La casa se mantenía con una energía débil, faltaba el brillo de la presencia del mayor de los hijos.

Aquella tarde en que su corazón se había vuelto triste por lo que el sentía era una broma todos intentaban hablar con el, darle apoyo y los intentos de ___ por dar una explicación eran inútiles, no la dejaban siquiera entrar a la casa hasta que las cosas no se hubieran tranquilizado, mirando incluso las cartas en el suelo, todo.

Los primeros dos días fueron caóticos con el clima, las tormentas y los relámpagos estaban por todo el pueblo, provocados por Pepa quien seguía preocupada por su hijo, aquel que la sonrisa suave y gentil ya no estaba.

No había sonrisas ni bromas inofensivas, no había sarcasmos, solo lo miraban salir de su habitación, comía poco, dormía mucho, hacia sus tareas y volvía a su habitación, los chicos lo buscaban para intentar distraerlo pero no servia de nada, y no solamente por esa parte.

Fue aquella tarde, habido pasado una semana del incidente que la puerta se abrió con temor, dejando ver a un niño de risos alocados y mirada angelical entrando poco a poco, acompañado de unos cuantos animales, tenia miedo de que el le gritara de la misma manera en que le había gritado a su hermana cuando intento disculparse, de la misma manera en que le había gritado a su prima, a la familia.

—Hermano...—. Dijo con una voz baja, entrando poco a poco, a la defensiva, mirando a su hermano doblar la ropa que tenia  sobre la cama y después a su ruana en el sesto de basura —¿Que haces?—. Pregunto.

Camilo, quien hasta ese momento no se había dignado a ver a ningún miembro de la familia lo miro de reojo solo para notarlo temeroso, el jamas lo había visto así, y ahora Antonio temía, temía de el —Ordeno mi habitación.

Respondió tomándolo entre sus brazos, sintiendo como se estremecía por un segundo hasta dejarlo sentado sobre la cama con una sonrisa falsamente tranquilizadora.
Los rayos aun se escuchaban fuerte y las gotas de lluvia aun estaban presentes, cada vez mas fuerte, sin parar, y parecía que no se tranquilizaría hasta el momento en que pudieran ver a Camilo tranquilo.

—¿Y porque tiraste tu ruana?

—No la tire... solo se me cayo y olvide recogerla, tranquilo ¿Si?

—___ Esta triste, los ratones de tío Bruno dicen que la tía Julieta  dice que la llevaron con ella para que la curara de la garganta pero que no la pudo ayudar porque no tenia nada, que desde el  día que se pelearon ella no habla, que lo ultimo que dijo es que su voz estaba mal porque era asquerosa y que desde esa vez no habla.

El rostro de Camilo se distorsiono en disgusto, quizá haberle dicho esas cosas a ___ estuvieron mal, un poco fuera de lugar incluso, pero las cosas ya estaban hechas, y conocía a ____, sabia que mas tarde se le pasaría, y que ese voto de silencio que había hecho sin siquiera considerar en las consecuencias seria roto muy temprano.

—La vez pasada la vi en la plaza, ayer por la tarde, se veía muy triste aunque intentaba sonreírles a todos, cuando le hable para darle de mis dulces ella simplemente se fue, salio corriendo sin decirme ni siquiera adiós, las aves dicen que hace eso con todos los de la familia, pero que esta mañana la vieron con la abuela, pero parecía que estaba hablando sola, si yo tengo una amiga, y yo le gusto a mi amiga ¿También nos vamos a pelear así? Porque si es así no quiero tener amigas.

Las palabras del niño solo le inquietaron un poco acariciando el cabello junto a un abrazo tranquilizador solo para convertirse en ___ dejando miles de besos como en aquella ocasión ella había hecho con el creyendo que se trataba del niño.

Hablar sobre esas cosas con un niño no era malo, pero tampoco bueno, envenenar su juicio sobre la que fue su amiga no estaría nada bien, Antonio aun era un niño, y si la quería, así fuera un poco tenia que aceptarlo.

Mucha tormenta había pasado ya, no se disculparía, y tampoco buscaría estar bien con alguien que le hizo mal desde un inicio, pero encerrado tampoco lograría nada.

Intento hablar con Dolores, saber que es lo que ella sabia con respecto a lo que Antonio había dicho, pero solo sabia lo mismo, que no había voz que seguir de su parte.

Pensativo y con la mirada baja salio a realizar sus actividades como todos los días sin falta, aun no se sentía cómodo saliendo, pues sabia bien que en algún momento tendría que encontrarla y eso no resultaría bien, y aunque pareciera que esta lo estaba evitando, no era así, era solo la suerte, suerte que por ahora debía acabar, mirándola caminar, pero había algo  diferente, no había colores alegres y vistosos en sus ropas, no había amarillos y naranjas por doquier, no había bordados de flores o de camaleones, era una ropa tan simple y tan apagada en colores, un blanco negro y gris que bajo la lluvia se veían mas gélidos, el chal sobre sus hombros cubriéndola del frio y la canasta sin pan.

Seguramente había terminado la venta por ahora, la mirada baja, sin brillo, sin colores en sus mejillas, y esos labios tan apagados, sin el color de la manzana en ellos.

Manzanas... Había consumido en esos dos días mas manzanas que lo que había hecho en el tiempo que le escribía sin saber que ella era,.

Caminando a el sin saber, y el pánico de el que la viera, ya no estaba tan molesto como creyó que estaría al verla, pero tampoco quería que ella lo viera, aun no estaba listo para confrontarse dejándose ver en la primer persona que le vino a la mente.

Luisa

Con nervios la vio, vio como estaba a punto de alejarse sin decir nada , mirándole como si se tratara de un fantasma, teniendo el impulso de tomarla del hombro.

Solo dedicándole una mirada, una mirada que ella le regreso ante tan acto brusco, permaneciendo así unos segundos antes de echarse a llorar, sintiendo como le abrazaban con fuerza, con toda la que ella tenia, sin parar de llorar ¿Que tenia que hacer ahora? Mirando solo su cabeza, mirándola llorar sin pronunciar una palabra y entre mas intentaba alejar el rostro oculto en su abdomen, mas se aferraba, después de unos intentos mas se rindió, acariciando el hombro con cuidado, sintiéndola temblar entre sus brazos, sin escuchar nada que no fuera un lamento salir de su garganta.

El recordaba bien que siempre que lloraba solía decir porque lo hacia, pero, ya no, antes buscaba con desesperación quien le acariciara el cabello y la hiciera sentir mas fuertes, y ya no, solo estaba allí, aferrada a las telas de la blusa en búsqueda de quien le abrazara con ternura.

Mirando como la gente corría de un lado a otro refugiándose de la lluvia mientras que ellos se mojaban.

—¿Estas así por Camilo?—. Pregunto sacando esa voz dura y suave que Luisa solía tener con su hermana Mirabel cuando esta se sentía mal.

No hubo respuesta, solo le miro a los ojos por primera vez, entre lagrimas que se perdían en la lluvia —El.. esta bien, creo que ya se le paso el enojo, pero no creo que sea prudente que se vean por el momento, no se como pueda reaccionar, oh... ¿Que piensas tu?

Seguía sin hablar, dejando un abrazo mas fuerte antes de marcharse con pesadez, dejando a un Camilo extraño detrás, se suponía que quien debía de estar así era el, no ella, se supone que quien debería de estar sufriendo por la traición era el, no ella, pero aun con todo y eso, quien parecía sufrir mas era ella.

Las horas pasaron tan lento, que cada segundo parecía una eternidad, mirando el reloj de la caza de los López cada cinco minutos esperando volver a casa.

No podía concentrarse bien en sus labores, incluso de regreso a su casa tomo la ruta mas rápida, esa que había habitado por mucho tiempo, pasando frete a la puerta de la chica donde todas las luces permanecían apagadas, hasta llegar a casita, donde sus padres lo esperaban con una sonrisa, sonrisa que fue devuelta con tristeza, caminando con su madre, acariciando su mano seguido de un abrazo.

Parecía que el chico estaba dispuesto hablar y eso los tranquilizaba un poco.

Encontrándose en la habitación de su madre, donde ambos permanecían sentados mirando como el chico observaba el liquido de su taza antes de hablar.

—¿Ustedes alguna vez pelearon por algo tan fuerte que les hizo decir cosas de las que se arrepintieron después? —. Pregunto sin dejar de mirar su té.

—Claro que si cariño—. Respondió su madre.

—Incluso e los matrimonios mas felices hay peleas—. Agrego su padre tomando la mano de pepa —¿Que ocurrió? 

—Verán, creí que ___ me estaba gastando una broma, una muy pesada, hacer que... me fijara en una persona imaginaria, pero, la vi llorando esta tarde en la plaza, se veía muy triste, y creo que dije algo que no estaba bien, le dije que su voz era horrible, que no me gustaba y... muchas cosas mas, le dije que ella era horrible y que no solo por dentro lo era, y, esta tarde que la vi, parecía otra, ya ni si quiera usa la ropa colorida o con esos bordados vistosos, solo parece que esta allí existiendo sin razón.

El suspiro y la mirada de ambos padres tristes y preocupados no se hicieron esperar, acercándose a los pies del chico obligando a que los viera.

—Veras hijo, lo que hicieron los dos no estuvo bien, ella te mintió y tu, quizá no reaccionaste de la mejor manera lo mejor que pueden hacer los dos es disculparse y dejar las cosas en el pasado, a veces, cuando peleo con tu madre nos decimos cosas, cosas que no queremos pero, al final nos pedimos perdón por dejarnos llevar.

—Pero... la hice llorar de nuevo ¿No es así? ¿Hice algo mal?—. Pregunto con un nudo en la garganta intentando no llorar.

—Claro que no cariño, no hiciste nada malo, las cosas con el tiempo se resuelve, y si lo que en verdad quieres es que todo vuelva a ser lo mismo que antes, lo primero que tienen que hacer, es sentarse y charlar, resuelvan todas las dudas, hablen sobre lo que ocurrió desde ese día que dejaron de ser amigos.

Hablo con dulzura pepa sacando del cajón de la cómoda el peluche de camaleón junto a todas las cartas —Y si lo que desean es alejarse, háganlo sanamente.

Un beso en la frete del chico fue dado por ella, acariciando la mejilla y dando un fuerte abrazo —Ay mi niño, no te sientas mal, no hiciste nada malo, ven, vamos a comer algo ¿Si?.

Parecía que poco a poco las cosas se irían resolviendo, necesitaba saber la versión de ___ pero como haría para saberla si ella había de todos lo de su familia, y cuando se trataba de otras personas no decía nada, como le gustaría regresar el tiempo a cuando eran niños, cuando la maldad y las malas intenciones no existía, tampoco las malas suposiciones, solo era jugar y hacerla reír cuando se peleaban.

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