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¿Qué es?




¡Feliz Halloween!


— ¡Nos vemos mañana!

Después de despedirse, Mandy cierra la puerta del lugar de comida rápida donde decidieron cenar luego de la fiesta de disfraces que organizó Eve, una de sus compañeras de trabajo.
Mandy Spencer es profesora de historia en la Universidad de Massachusetts. Se había graduado con honores de ahí cinco años atrás; luego de una corta residencia en Oxford, tuvo que regresar a Salem, su lugar de origen, por la muerte de hermano menor. Así que al enterarse de su regreso, uno de sus profesores, le comentó acerca de la vacante; no dudó en aceptarla, no podía volver a cruzar el continente, su madre enferma la necesitaba cerca.
Mandy borró de su mente el pensar que había frustrado algún sueño: logró ir a Oxford para empezar el diplomado en historia universal que había querido, tal vez no logró terminarlo pero al menos lo intentó. Y ahora es feliz en un trabajo que le encanta.
Aunque no puede negar que a veces se siente un poco frustrada: 29 años, nunca he tenido un novio ya que todos la ven como la nerd, ser introvertida tampoco le ayuda tanto y bueno, tal vez sí pasó su adolescencia y los años universitarios entre libros, cursos, talleres y diplomados pero...pero...bueno, tal vez si es un tanto aburrida. Al parecer el amor no llegará a su puerta por si solo, tendrá que salir a buscarlo.

Resopla mientras camina por la acera del vecindario de Eve, que, gracias al Cielo, está a dos kilómetros cerca del suyo. Se ahorró gastar en taxi.
Algunos de los patios frontales de las casas están adornados ad hoc a la época de Halloween, algunos más elaborados que otros. Algunas tienen figuras inflables de algún personaje y otras hasta arañas enormes colgando desde el techo. Mandy sonríe, le encanta, es su época favorita. Aparte que haber crecido en Salem hace que le guste aún más, por el misticismo y la vibra que el lugar tiene. Le encantan las historias sobre brujas que su abuela materna solía contarle. A veces solía asegurarle que ella proviene de un linaje de unas poderosas brujas que podían contactarse con entes del más allá. Cuando tuvo la edad suficiente para escuchar historias sexuales, le contó acerca de su tía Sarah, una mujer que quedó viuda a los tres años de casarse, y no quiso volver hacerlo. Sin embargo, una noche de Halloween, su cuerpo fue poseído por un ente que desconocían. Este, solo la poseía en sus sueños y, por alguna extraña razón, Sarah prefería dormir que estar despierta. Llegó a bajar tanto de peso que cayó enferma. Una noche, cuando su abuela junto con sus hermanas durmieron en la casa de ella para poder cuidarla, escucharon un ruido extraño, pero lo dejaron pasar. Al día siguiente, cuando pasaban de las 9 a.m. y ella no salió de su habitación a las 8 a.m. como acostumbraba hacerlo para tomar café, se alertaron tanto que decidieron entrar la habitación. El cuerpo inerte de Sarah yacía sobre la cama, con una nota sobre su pecho y los brazos extendidos con las manos saliendo de la orilla de la cama. "Me voy con mi amado" se leía en la nota. Las hermanas no lo entendían, todo había estado bien hasta que ese ente llegó a la vida de su hermana menor, le había quitado toda su energía. Hasta su alma.
Desde ese momento, decidieron que se alejarían de la magia, no querían que se repitiera una historia similar.

A Mandy realmente muy pocas cosas le dan miedo, pero, cruzar esta calle donde no hay nada más que árboles alrededor, le pone los vellos de punta. El frío y la neblina tampoco ayudan tanto. Tristemente, le aterra que algún ser viviente pueda hacerle daño, así que ese trayecto lo tomó casi corriendo enmontada en las zapatillas negras de tacón cuadrado que completaron su disfraz de Elphaba. Encontró un vestido similar en el armario de su abuela, pidió el sombrero por internet, de camino a casa luego de las clases paso a comprar las medias verdes y ¡voilà! Tenía el disfraz listo. Y sí, es una gran fan de las obras de teatro musicales.

Después de un cansado camino, al fin llegó a casa. Su madre había dejado encendida la luz de la cocina para ella, porque como lo había dicho antes, pocas cosas le dan miedo, y la oscuridad es una de ellas.
Al llegar a su habitación, se despojó del disfraz lo más rápido que pudo y en ropa interior, se acercó a su tocador para empezar a desmaquillarse; mientras lo hace, se pregunta porque ningún hombre se acercara a ella. Esta noche, antes de salir de casa, pensó que se veía sexy. Había cortado un poco el vestido, le hizo un no tan pronunciado escote, utilizó brasier push up y se maquilló lo mejor que pudo. Ni siquiera utilizó los lentes que eran parte del disfraz. Dejó la almohadilla de algodón sobre la madera y tocó sus senos, tienen un buen tamaño. Luego, se levanta del taburete y mira su trasero, no es tan grande como el de Jennifer López pero sus manos pueden sostener algo de carne. Tal vez no tiene curvas, pero no está mal. Y fea no es, está segura que no lo es. ¿Será por qué su cara tiene algunas marcas de acné? O, ¿por el lunar que tiene en el lado izquierdo de su barbilla? ¿Será porque sus párpados están caídos?

Lo que sea, no debería estar pensando en eso. Hace un tiempo había hablado con su psicóloga sobre lo lastimoso que es preguntarse constantemente el porqué de las cosas. Solo son como son y ya.

O tal vez será...

No.

Y no es que no crea en la magia, o en las maldiciones como su abuela solía llamarle, pero...¿cómo? O más bien, ¿cuál podría haber sido la razón?
Su abuela, unos meses antes de morir, le había confesado lo apenada que estaba por ella por tener veintisiete años y ni siquiera tener un prospecto para novio. Le había pedido perdón, le había pedido perdón en nombre de sus hermanas, culpándose a ellas mismas por eso. Nos maldijeron, mataron a nuestros maridos, juraron que nuestras próximas tres descendientes no serían felices en el amor. Tú madre está divorciada y tú no has tenido ni siquiera un novio, lo siento tanto.
Tal vez si es culpa de lo que su abuela y sus hermanas, su aquelarre, pudieron haber hecho en el pasado.

Luego de bañarse, se enfunda en su pijama que consiste en unos pantalones holgados de color rojo y una playera tres veces su talla de color blanco, que ya está algo desgastada. Desde que la vio en esa venta de garaje supo que sería su pijama perfecta. Se cubre con su manta, ya que afuera el clima es algo frío y se acomoda para dormir, esta vez no cumplirá con sus diez horas de sueño pero espera descansar lo suficiente debido a que mañana pondrá exámenes a sus alumnos de cuarto y octavo semestre.
Luego de un suspiro, siente como su cuerpo somnoliento cae en un sueño profundo, provocando que se acurruque aún más contra su manta.

Después de un rato, no sabe si esta despierta o esto es un sueño, pero está observándose en el espejo a un lado de su cama, su figura sentada, con las piernas cubiertas por su suave manta; no sabe en qué momento se despertó tan de repente pero se siente extraño, la temperatura está más gélida de lo que se supone estaría. Levanta un brazo para comprobar que es ella a quien está viendo, luego toca su cara, todo se siente real. Sin embargo, cuando intenta levantarse para ir a la cocina y poder tomar un vaso de leche —ya que eso hace cuando se despierta en las madrugadas y puede volver a dormir sin problemas—, siente un fuerte agarre en su cintura mientras un escalofrío recorre su espina dorsal. Fue inevitable no soltar un grito ahogado. Como si una mano estuviera tocando su cuello, siente como este le regresa la mirada al espejo a su costado. Un grito lleno de temor y asombro sale de sus labios, no puede ser posible lo que sus ojos están viendo. Es ella, siendo sostenida por algo...o alguien. La sensación de su cuerpo contra esa cosa es como si estuviera dentro de una tina llena de hielos, provocando que su piel se erice y sienta como si quemara. No puede dejar de ver al espejo, es imposible que aparte la mirada de ahí porque eso aún la sostiene fuertemente por la garganta; sus dedos largos y fríos imposibilitan que pueda girar el rostro para lograr verlo.
Entonces, siente como sus labios —¿labios? no puede verle la cara para confirmarlo— se posan sobre su cuello al mismo tiempo que puede sentir lo que supone es su lengua dejar un sensual rastro del lado que sus dedos no cubren. Quiere gritar pero no puede, no sale nada, su cuerpo tampoco le responde; pero si lo hizo cuando lo que sea que esté detrás de ella la acuesta sobre su espalda. 

Oh Dios...es el hombre más guapo que ha visto alguna vez. No tiene rasgos occidentales, su cabello es negro como la noche y sus ceño fruncido lo hace ver increiblemente atractivo. ¿Es humano tan siquiera? ¿Esto es real?

—No tengas miedo,—suusurra contra su oído, dejando un beso a su paso.

Mandy siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo, ¿por qué ni siquiera puede empujarlo? No está bien, no está bien, por todo lo que puede saber, esto puede ser un abuso, pero entonces un gemido lleno de placer sale de sus labios cuando la persona detrás de ella aprieta su seno izquierdo. La fina tela de su ya desgastada camisa para dormir delata sus pezones erectos, lo cual puede ser por el frío que siente ahora mismo.

—Jungkook, debes gritar mi nombre, recuérdalo,— deja un húmedo beso sobre su cuello, para después morder y succionar en el mismo lugar. Mandy no pudo evitar rodar los ojos y gemir.

Al parecer su cuerpo solo reacciona ante el placer que este hombre le está causando, su mano ya había abandonado su cuello y está dentro de su camisa junto con la otra, acariciando sus pechos y jugando con sus pezones. Mandy rueda la cabeza, dejándola caer sobre el hombro de Jungkook, ligeros suspiros de placer salen de entre sus labios rosas, envalentonado al hombre encima de ella para quitar su playera y dejarla desnuda de la parte superior de su cuerpo. Para llevarla por un espiral de placer, no pierde el tiempo en succionar con sus finos labios fríos el pezón izquierdo de Mandy mientras que su otro pezón está siendo atacado por los dedos del hombre, pellizcando y acariciándolo. La chica, aún impactada por lo que está sucediendo, gime sin cesar, sintiendo como su entrepierna se está humedeciendo más rápido que en otras ocasiones. Nunca había sentido algo parecido a lo que está sintiendo ahora, en este momento sus inseguridades no le interesan y el hombre encima de ella sabe lo que hace, no como los otros con los que ha estado que parece están explorando un cuerpo femenino por primera vez. Espera que Jungkook no se venga tan rápido como sus otras experiencias.

—¡Aaah!

Gime cuando le muerde el pezón que ya tenía aprensando entre sus labios, lo que hizo que Mandy se retuerza debajo él. Así que, sin dejar de apretar el pecho que ya tenía entre su mano, baja dejando un camino de besos húmedos por todo su abdomen, mirándola antes de posar sus dos manos en la orilla de su pantalón, que bajo sin esperar asentimiento alguno, en cuanto la prenda abandonó sus piernas, la cara del hombre fue a dar a su centro aún cubierto. No importa que su pantie aún siga ahí, porque Jungkook está acariciándola con toda su rostro mientras le sostiene por los glúteos las piernas abiertas para tener el espacio suficiente para poder hacerlo. Esa íntima y erótica caricia provoca en Mandy ganas de soltar un grito de frustración, necesita más que eso, necesita que su boca esté sobre su centro desnudo ahora. Pero no puede hacerlo, ni siquiera puede mover sus manos. Lo único que sale de ella son gemidos. Desea tocarlo, necesita sentir si bajo sus yemas se siente igual de frío que la temperatura que desprende al estar cerca de su cuerpo.
La punta de su nariz, acaricia justo el lugar donde siente implacables palpitaciones, la cercanía del hombre provoca que estas incrementen. Jungkook, capaz de sentirlas, decide dejar pequeños picos sobre ella, también en el interior de sus muslos hasta dejarle pequeñas marcas ahí. De verdad, Mandy siente que va a explotar.

—Me alimento de esto,—anuncia Jungkook. Hasta ahora, Mandy sigue sin entender qué está pasando pero la está pasando tan bien, que una parte de ella dice que no está mal, no debe preocuparse.

Lo siguiente que ocurre la deja sin aliento y a la expectativa, ya que el hombre entre sus piernas se deshace de su ropa interior deslizándola tortuosamente por sus piernas erizadas, Jungkook no pierde el tiempo, sus labios atacan el clítoris de Mandy, haciéndola gemir tan fuerte mientras se retuerce del placer. Esos finos labios succionan su clítoris mientras combina los movimientos con rápidos movimientos de la punta de su lengua, sus manos aún la sostienen por debajo de sus glúteos, que no deja de apretar, provocando un ligero ardor en la piel debido a que entierra sus uñas. Decide darle un poco de tregua a su clítoris, por lo que ahora su lengua recorre toda la longitud de su vagina hasta llegar al límite con su ano, donde tampoco pierde la oportunidad de probarlo y lubricar con su baba combinada con los fluidos de la chica, Mandy se siente desfallecer, nunca nadie había puesto su boca ahí y no pensó que se fuera a sentir así de espectacular. La lengua de Jungkook sigue saboreando, dejando ligeras mordidas en sus labios mayores y menores, chupando su clítoris en el camino y mordiendo su monte de Venus, haciéndola delirar del placer. Al parecer este hombre es fanático de morder y Mandy acaba de descubrir lo mucho que le gusta ser mordida, se siente tan erótico. Sensual.
Sus labios vuelven a tomar el clítoris de la chica, golpeando la punta de su lengua sobre ese montículo de nervios, haciendo que Mandy sienta que su garganta arde debido a que los gemidos se convirtieron en gritos de placer; y como si el ataque de su boca no fuera suficiente, sin previo aviso, siente como dos dedos son introducidos en ella, entran y salen de su vagina. Siente como esos dedos se curvan dentro de ella, como acarician algún punto que la está haciendo temblar, como se abren como tijeras y como su boca hace sonidos obscenos sobre su vagina. No sabe si lo húmeda que está es debido a sus fluidos o la saliva de él, lo que sea, la hace sentir espectacular. Sus dos dedos salen y ahora un tercero entra, Jungkook se separa microsegundos para suspirar encima de su clítoris y de verdad, pudo sentirlo por cada entraña de su ser, provocando que su piel se erice y una semilla de placer se plante en su vientre, lista para florecer. Así que Jungkook, sintiéndolo, intensifica sus movimientos, no dando tregua a su vagina a pesar de que entrar y salir de ella se está complicando debido a lo estrecha que se está poniendo. Su lengua recoge tantos fluidos puede y los lleva a su ano, donde se encarga de lamer los bordes y estimular con la punta de su lengua; sacando la mano que aún tenía en uno de los glúteos de Mandy, empieza a estimular el clítoris de la chica con el dedo medio e índice, tan rápido como puede pero tan suave para no lastimarla. Su boca sigue lamiendo su ano, sus tres dedos aun siguen saliendo dentro y fuera de ella y, como sino fuera suficiente tortura, sus dedos estimulan su clítoris. Mandy puede jurar que está viendo las estrellas, no sabía que era posible sentir esta cantidad de placer. Solo uno de los pocos hombres con los que ha estado la ha hecho sentir así de bien, sin embargo, no está ni de cerca a lo que Jungkook la está haciendo experimentar.

Pero, ¿quién carajos es...?

—¡JUNGKOOK!— grita, siendo arrasada por el implacable orgasmo.

La parte superior de su cuerpo se despega del colchón, sus manos agarran a puños la sábana y siente como si está convulsionando. A pesar de que ya ha alcanzado el clímax, Jungkook no se despega de su vagina, sus labios ahora están sobre la entrada de la chica, bebiendo lo que sale de ella, sus dedos siguen estimulando su clítoris; quiere alejarlo, necesita quitarlo de ahí, el placer se está volviendo insoportable que quiere llorar, la sobreestimulación está provocando una nueva sensación en su vagina que, nuevamente, Jungkook pudo sentir. Baja su mirada a entre sus piernas, donde se encuentra con el mismo ceño fruncido que vio al principio y una mirada llena de determinación, de reto. Siente el roce de una media sonrisa en los labios que aún están succionando su vagina y le es inevitable no rodar los ojos, sintiendo el cuerpo sin fuerzas y ligeros lloriqueos saliendo de entre sus labios. Vuelve a acostarse, sintiéndose exhausta y rendida porque sabe que no puede hacer nada, ni siquiera hablar. No sabe cual es la razón por la cual solo debe gritar su nombre, como le había dicho antes, pero las palabras atoradas en su garganta saben a él. Jungkook, Jungkook, Jungkook...

—Sí, cariño, dilo, vamos.

Entonces, siente como si acabaran de introducir en su vagina un pedazo de hierro caliente pero, no encuentra la razón por la que se siente tan bien. Ahora el miembro de Jungkook se encuentra dentro de ella, produciendo esa terrible pero deliciosa sensación. Está quieto, observándola, sus manos están clavadas en las caderas de la chica, se siente como si esperara a que dijera algo pero nada sale de ella. Vamos, hazlo, muévete...al parecer puede leer sus pensamientos porque después de recitar aquello en su mente, él empezó a moverse, tortuosamente lento, provocando que su vagina aprisione el pene de Jungkook; él rueda los ojos mientras su boca está entre abierta, soltando leves lloriqueos debido a lo bien que se siente; por un momento, es todo lo que hace, hasta que, mentalmente, Mandy le pide que quiere más, que lo haga tan duro como pueda...pero, de repente, un ruido los interrumpe, ¿qué es eso? ¿de dónde viene? Después de buscar con la mirada de donde podría provenir, no encuentra a Jungkook frente a ella y su habitación está vacía y ahora todo está oscuro pero que...¿qué mierda acaba de pasar?

Un sueño.

El mejor orgasmo de su vida había sido un jodido sueño. Definitivamente había sido tan bueno como para ser real.

Al percatarse de la gran humedad que hay entre sus piernas, hizo una mueca, se siente incómodo y muy pegajoso. Odia esa sensación. Sin embargo, no tiene ni la más mínima intención de levantarse de la cama, se siente terriblemente cansada, como si realmente hubiera hecho todo ese desgaste físico que soñó. Suspira, sabiendo que aunque sus piernas duelan y tenga un cansancio terrible, debe levantarse. Tiene un trabajo al que ir y deudas que pagar, así que no puede simplemente faltar.
Un resoplido se escapa de entre sus labios mientras camina hacía el baño, pensando en que no se bañará, antes de dormir lo hizo y en serio, está tan cansada como para hacerlo. Solo cambiará su ropa interior, no puede ir con esa viscosidad entre las piernas todo el día. Al mirarse al espejo, suelta un chillido, impactada. Hay una marca en su cuello. Un muy visible y rojo chupetón en el costado izquierdo de su cuello. El mismo lugar donde los labios de...¿Cómo se llamaba? A quien sea que pertenezcan esos deliciosos labios que, wow, hacen mara...bueno, regresando a su renuente preocupación, si fue un sueño, ¿qué hace esa marca ahí? El mismo ruido, al que ahora ya reconoce como su alarma, vuelve a sonar, indicando que tiene media hora más para salir de casa y poder llegar a tiempo, ¡y aún debe hacerle el desayuno a su madre! Así que se apresura a hacer su rutina de cuidado para la piel por la mañana, al terminarla cambia su ropa interior para luego ponerse unos jeans, una camisa de botones blanca, un suéter color mostaza encima y unas botas marrón. En su mente, se ríe, ya que esta elección de atuendo la puede clasificar como "me puse lo primero que encontré", como en esas novelas que solía leer en su adolescencia— y hasta ahora, cuando tiene tiempo.

Al llegar al trabajo, un mural en la entrada principal llama su atención. Las fotografías de las víctimas de una masacre que sucedió en aquel edificio hace ya treinta años están expuestas, junto con una leyenda abajo de cada una. En cada aniversario luctuoso, la Universidad suele rendirles homenaje, pero honestamente, en los años que lleva caminando por este pasillo, no le había prestado atención. Camina lentamente para poder dar un rápido vistazo, no cree que a sus alumnos les importe que llegue unos minutos tarde.
Detuvo su andar y siente como la respiración se atora en su garganta. Todo a su alrededor parece que ha dejado de existir, una extraña frialdad recorre su cuerpo al ver una de las fotografías ahí colgadas.

Jeon Jungkook

Estudiante de intercambio proveniente de Busan, Corea del Sur.
Murió cuando intentaba ayudar a sus compañeros de clase a salir del campus, víctima de bala.
Tenía 24 años cuando falleció, siempre será recordado como un héroe.

Pero, pero...¿Qué carajo? Él, él había sido quién...¿Cómo tan siquiera pudo colarse en sus sueños si nunca lo había visto? Se recargo en la pared más cercana, siente que en cualquier momento sus piernas pueden fallarle. Su mirada se dirige de nuevo a la foto sobre el mural, era apuesto, muy apuesto, justo como lo recordaba en su sueño. Tal vez un poco más pálido y sus ojos más negros de lo que lucen en la fotografía, pero definitivamente es él.

¿Qué es lo que quiere de ella?

Todo, lo quiero todo, en algún lugar, retumbó esa respuesta.

Corre hacía el salón donde ya la esperan, pensando en que, efectivamente, las energías son más pesadas en temporada de Halloween.











Otra vez yo con mi bad smut agenda u-u segunda vez que escribo algo de smut para practicarlo, espero que este pequeño one shot haya sido de su agrado, les agradecería muchisisisisimo si me dejan un comentario y estrellita, gracias de antemano <3

ppd: lo siento si encontraron algún typo, nomas paso x una proofreadeada

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