2. Pétalos
La vida de Jake era una rutina tranquila y apacible, justo como le gustaba. A sus veintitrés años, era el orgulloso dueño de "Bloom & Bliss," una pequeña pero encantadora florería en el corazón de la ciudad.
Desde niño, había desarrollado una conexión especial con las plantas, fascinado por cómo algo tan frágil como una flor podía florecer incluso en las condiciones más difíciles.
Era una pasión que lo había seguido hasta la adultez, llevándolo a convertir su amor por las flores en un negocio propio.
Si bien Jake era conocido por su dulzura y calidez, su vida no había sido fácil.
Había crecido sin grandes lujos ni privilegios, criado por su abuela después de que sus padres fallecieran en un accidente cuando él era pequeño. Ella fue quien le enseñó todo sobre las flores, cómo cuidarlas, cómo entender sus ciclos de vida, y, más importante, cómo encontrar belleza y esperanza en las cosas simples.
Su abuela había sido su pilar, y cuando ella falleció, Jake se prometió a sí mismo mantener viva su memoria a través de la florería. Cada rincón del pequeño local estaba impregnado del amor y cuidado que había aprendido de ella.
A pesar de ser un omega, nunca se había sentido inferior o menos capaz por ello. De hecho, su aroma floral natural, tan suave y embriagante, siempre había sido motivo de comentarios entre sus clientes, quienes aseguraban que era parte del encanto de su tienda.
Había algo en él que atraía a las personas, su amabilidad, su ternura y su constante disposición a ayudar a quien lo necesitara.
Sin embargo, a pesar de tener una vida rodeada de belleza y armonía, había algo en Jake que permanecía inalcanzable, un anhelo escondido detrás de su sonrisa tranquila.
A menudo, mientras preparaba ramos de flores para bodas o eventos especiales, soñaba con encontrar a alguien que pudiera verlo más allá de su naturaleza suave y delicada. Aunque no lo admitía abiertamente, el omega anhelaba ese tipo de conexión profunda que muchos de sus clientes celebraban.
A lo largo de los años, había tenido propuestas de alfas interesados, pero ninguno había llegado a tocar realmente su corazón. Su vida estaba centrada en su tienda, sus plantas y en la paz que había construido para sí mismo. Cualquier cosa fuera de eso parecía un riesgo que no estaba dispuesto a tomar.
Las flores, con sus colores y fragancias, le ofrecían un refugio seguro.
Su florería era su mundo, un pequeño oasis en medio del bullicio de la ciudad. Las mañanas comenzaban temprano para Jake, con una visita al mercado de flores, seguido por horas arreglando y organizando pedidos.
Los clientes que entraban en la tienda no solo buscaban flores; buscaban consuelo, y Jake era el tipo de persona que siempre ofrecía una palabra amable, un consejo, o simplemente una sonrisa.
Los días de Jake eran predecibles, y eso le traía una sensación de control que apreciaba. Nunca hubiera imaginado que esa estabilidad se vería interrumpida de manera tan drástica.
No estaba preparado para lo que iba a ocurrir esa noche en la que, justo antes de cerrar la tienda, el rugido ensordecedor de una motocicleta se coló en su pequeño refugio.
Y mucho menos estaba preparado para el impacto que tendría el alfa que cayó frente a su florería, cambiando el curso de su vida para siempre.
Sin saberlo, el aroma dulce y envolvente de Jake había atraído a un alfa rebelde, desencadenando un accidente que no solo marcaría el destino del alfa, sino también el suyo.
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