19. Promesas en el Horizonte
El cielo había recuperado su azul habitual, la tormenta que había amenazado a la ciudad se había desvanecido, dejando un aire fresco y limpio. La florería de Jake se iluminaba con la luz del sol, cada flor en su lugar, y el aroma dulce de los lirios y las rosas llenaba el espacio.
Jake se movía por el local, disfrutando del tranquilo murmullo de la música de fondo y la paz que le brindaba su pequeña tienda. Después de lo ocurrido con el extraño, Sunghoon había estado más presente que nunca. Aunque el incidente había sido perturbador, había reforzado la conexión entre ellos de maneras que nunca hubieran imaginado.
La puerta de la florería se abrió, y Sunghoon entró con una sonrisa que iluminó la habitación. Traía consigo un ramo de flores silvestres, algo que no era común en sus regalos, pero que reflejaba su intento de entender el mundo de Jake.
—¡Buenos días, hermoso! —saludó, su voz sonando como una melodía familiar para Jake.
—Buenos días, Sunghoon —respondió Jake, sintiendo cómo su corazón se aceleraba al ver al alfa. Era increíble cómo un simple saludo podía hacer que su día mejorara instantáneamente.
Sunghoon se acercó al mostrador y dejó el ramo de flores delante de Jake.
—Pensé que esto le daría un toque especial a la tienda —dijo, observando cómo Jake examinaba las flores con curiosidad.
—Son preciosas. ¿Cómo lo sabías? —preguntó Jake, tocando suavemente una de las flores.
—He estado aprendiendo —respondió Sunghoon con una sonrisa traviesa—. He estado investigando sobre tus flores favoritas.
Jake se sintió abrumado por una mezcla de amor y gratitud. Sunghoon estaba haciendo un esfuerzo consciente por ser parte de su mundo, y eso significaba más de lo que podía expresar con palabras.
—Eso es muy dulce de tu parte —murmuró Jake, sus mejillas ruborizándose mientras miraba a Sunghoon a los ojos.
Ambos se sumieron en una atmósfera de complicidad, una burbuja en la que todo lo demás se desvanecía. Jake se dio cuenta de que cada día que pasaban juntos, su conexión se hacía más fuerte, más profunda. Pero a medida que sus corazones se entrelazaban, también sabía que era importante abordar lo que había sucedido y cómo eso los había afectado.
—Sunghoon, sobre lo del otro día... —comenzó Jake, sintiéndose un poco nervioso.
Sunghoon tomó la mano de Jake, su toque cálido y reconfortante.
—Lo sé, Jake. No tengo intención de que eso vuelva a suceder. Siempre estaré aquí para protegerte, lo prometo —dijo Sunghoon, su mirada ardiente con una intensidad que dejó a Jake sin aliento.
—Lo sé, pero también quiero que sepas que no solo soy el omega que necesita ser protegido —respondió Jake, sintiendo una nueva confianza dentro de sí mismo—. Soy más fuerte de lo que a veces creo. Este vínculo que hemos formado me ha hecho querer ser mejor, no solo por mí, sino también por nosotros.
Sunghoon sonrió, admirando a Jake en ese momento. El omega siempre había sido una fuente de luz en su vida, y ver cómo crecía y se fortalecía lo hacía querer ser un mejor alfa.
—Tienes razón, Jake. Lo que tenemos es especial, y quiero que siempre sepas que estoy aquí para apoyarte en todo. En cada paso que des hacia adelante.
Jake lo miró, sintiendo que sus palabras resonaban profundamente en su corazón.
—Me gustaría pensar en un futuro juntos —murmuró Jake, su voz suave pero firme—. Un futuro donde no tengamos que preocuparnos por lo que otros piensen o digan. Un futuro en el que estemos juntos, siempre.
Sunghoon se acercó un poco más, inclinándose hacia Jake, sus ojos brillando con promesas silenciosas.
—Me encantaría eso. Imaginarte a mi lado, en todas las aventuras que nos esperan. En cada momento, en cada carrera, en cada flor que florezca.
El momento se sintió eterno mientras ambos se perdían en la profundidad de sus miradas. Jake sintió cómo su corazón se aceleraba nuevamente, y Sunghoon lo atrajo hacia él, su cuerpo encajando perfectamente contra el de Jake.
—Prometo hacer todo lo que esté en mis manos para que eso suceda. Siempre —susurró Sunghoon, sellando sus palabras con un suave beso en la frente de Jake.
El gesto, simple pero significativo, desbordó a Jake de emociones. En ese instante, sabía que ambos estaban en la misma página, listos para enfrentar cualquier cosa que la vida les presentara.
Mientras el sol brillaba a través de las ventanas, iluminando el espacio con una luz dorada, Jake sintió que el futuro era brillante y lleno de posibilidades. La conexión entre ellos se había profundizado, y aunque el camino no siempre sería fácil, estaban dispuestos a recorrerlo juntos.
—No puedo esperar para ver qué nos depara la vida —dijo Jake, sintiendo que una nueva determinación llenaba su ser.
—Yo tampoco —respondió Sunghoon, acariciando suavemente la mejilla de Jake—. Pero, pase lo que pase, siempre estaremos juntos.
Y así, en la calidez de la florería, rodeados por el dulce aroma de las flores y el latido de sus corazones, Sunghoon y Jake reafirmaron sus promesas. Habían crecido y evolucionado juntos, y aunque el futuro era incierto, sabían que estaban listos para enfrentarlo, siempre juntos, siempre en amor.
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