14. Tentaciones Veladas
Jake despertó al día siguiente con una sensación de calma, pero también con un leve cosquilleo en el pecho. Recordar el beso de la noche anterior hacía que su corazón se acelerara cada vez que sus pensamientos volvían a ese momento. Se había sentido tan bien, tan seguro en los brazos de Sunghoon, pero también sabía que lo que sentía iba más allá de la atracción física.
La florería lo esperaba con su habitual tranquilidad, pero esta vez, el día se sentía diferente. Desde que Sunghoon había comenzado a acercarse a su vida, el aire parecía más vibrante, más cargado de emociones que antes pasaban desapercibidas. Jake intentaba mantenerse enfocado en sus tareas, pero su mente viajaba constantemente a ese beso, a la forma en que Sunghoon lo había tocado, como si fuera algo valioso, algo que necesitaba proteger.
En el transcurso de la mañana, la puerta de la florería sonó. Jake levantó la vista, y como si el destino lo hubiera planeado, Sunghoon apareció, cargando con la misma presencia arrolladora de siempre. Sus ojos se encontraron, y Jake sintió esa conexión palpable, casi como si el aire entre ambos vibrara.
—Buenos días —dijo Sunghoon, con una sonrisa traviesa mientras se acercaba.
—Hola —respondió Jake, tratando de mantener la compostura. Pero la cercanía del alfa siempre le hacía sentir esas mariposas en el estómago.
—Pensé que podrías querer compañía para el almuerzo —Sunghoon levantó una bolsa, claramente habiendo traído algo para los dos.
Jake sonrió, asintiendo, y ambos se acomodaron en una pequeña mesa al fondo de la tienda. El ambiente se sentía cálido y relajado, pero había algo más en los ojos de Sunghoon hoy, algo que lo hacía sentir más... posesivo. Su mirada no solo era de admiración, sino que parecía que quería marcar su territorio, proteger lo que consideraba suyo.
—Te ves distraído hoy —comentó Sunghoon, mirándolo con esa intensidad que siempre lograba desconcertar a Jake.
—Solo pensaba en todo lo que ha pasado —admitió Jake, sintiendo un leve rubor en las mejillas—. Aún me cuesta creerlo.
Sunghoon soltó una suave risa, esa que hacía que Jake sintiera una mezcla de nervios y fascinación.
—Tampoco ha sido fácil para mí —respondió Sunghoon, su tono bajo, casi susurrante—. Nunca pensé que sentiría esto por alguien tan rápido. Pero aquí estamos. Y no quiero que pienses que tienes que frenarte, Jake. Lo que siento por ti es real. Quiero que lo sepas.
Las palabras del alfa resonaron en Jake. Había sinceridad en ellas, pero también una carga emocional que lo hacía sentir vulnerable. Sunghoon siempre había sido directo, pero ahora parecía que estaba buscando algo más, algo que trascendía lo físico.
—Sé que es rápido —respondió Jake, bajando la mirada por un momento—. Pero... me haces sentir diferente. Seguro, pero también me asusta un poco lo que siento.
Sunghoon inclinó la cabeza, su mirada suave pero firme.
—Jake, no quiero que sientas miedo conmigo —dijo, su voz profunda llenando el espacio entre ellos—. Quiero que confíes en mí. Eres mi omega. No puedo evitar querer protegerte, cuidarte... hacerte sentir especial.
Jake sintió un escalofrío recorriéndolo. Las palabras "mi omega" resonaron en su interior como una promesa silenciosa. No eran solo palabras; Sunghoon lo decía desde lo más profundo de su ser, y esa posesividad comenzaba a calar en lo más hondo de Jake. El omega sabía que ese tipo de conexión no era fácil, que el deseo de Sunghoon por él iba más allá de lo que él había experimentado antes.
Sunghoon se inclinó un poco más sobre la mesa, tomando la mano de Jake en la suya, el contacto firme pero reconfortante.
—Sé que puedo ser un poco intenso —admitió Sunghoon—. Pero no puedo evitarlo. Desde que te conocí, siento la necesidad de tenerte cerca. No solo por lo que eres físicamente, aunque créeme, podría pasarme horas admirando tu belleza —agregó con una sonrisa, observando cómo Jake se sonrojaba—. Es porque siento que contigo... todo tiene sentido. Quiero que lo sepas.
Jake sintió su corazón acelerarse, su mente nublada por la presencia tan dominante y protectora de Sunghoon. No podía evitar sentirse atraído por él, no solo por su fuerza física, sino por cómo lo hacía sentir en su interior. A pesar de lo rápido que todo estaba sucediendo, había algo en Sunghoon que le daba la seguridad que tanto anhelaba.
—Yo... —Jake comenzó a hablar, pero sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta.
Antes de que pudiera terminar la frase, Sunghoon se levantó ligeramente, inclinándose sobre él con una lentitud calculada, como si estuviera midiendo cada uno de sus movimientos. Jake lo observó con los ojos muy abiertos, sin saber cómo reaccionar cuando el alfa se acercó lo suficiente como para que sus labios quedaran a centímetros de los suyos.
—No tienes que decir nada —murmuró Sunghoon, su aliento rozando los labios de Jake—. Solo confía en mí. Déjame cuidar de ti.
Jake se quedó inmóvil, el calor de Sunghoon envolviéndolo, el olor de su esencia llenando el ambiente. Era abrumador, pero no de una forma que le hiciera retroceder. De hecho, su cuerpo comenzó a relajarse, a aceptar esa cercanía como algo natural, algo que necesitaba.
—Lo haré —susurró finalmente, su voz apenas un murmullo—. Quiero confiar en ti, Sunghoon.
El alfa sonrió, satisfecho con la respuesta de Jake. Con un movimiento suave, llevó una mano al rostro del omega, acariciando su mejilla con el pulgar antes de inclinarse para besar sus labios, esta vez con más pasión, con más intensidad que la primera vez. Jake respondió con un leve suspiro, dejando que Sunghoon lo envolviera completamente en su abrazo, sintiendo cómo el mundo a su alrededor desaparecía una vez más.
Era como si todo lo demás dejara de importar cuando estaban juntos, como si el tiempo se detuviera solo para ellos dos. Sunghoon lo besaba con una mezcla de ternura y posesividad, dejando claro que Jake era suyo, que siempre lo protegería y lo mantendría a salvo.
Cuando se separaron, Sunghoon apoyó su frente contra la de Jake, sus respiraciones entrelazadas.
—Esto es solo el principio —dijo Sunghoon, su voz baja y cargada de promesas—. No sabes lo que eres capaz de hacerme sentir, Jake. Y te lo demostraré cada día.
Jake sonrió, sus ojos brillando con una mezcla de emoción y nerviosismo.
—No sé si estoy listo para todo lo que esto implica —confesó, aunque no apartó la mirada del alfa.
—Lo estarás —respondió Sunghoon con seguridad—. Yo me aseguraré de ello.
Y en ese momento, Jake supo que, a pesar de sus miedos y dudas, había algo en Sunghoon que lo hacía sentir completo. Y aunque el camino que tenían por delante estaba lleno de incertidumbre, confiaba en que, de alguna manera, estarían bien mientras estuvieran juntos.
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