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12. El Viento entre Nosotros

Esa misma noche, Jake cerraba la florería cuando el sonido familiar del motor de la motocicleta de Sunghoon resonó en la calle. El omega sintió una mezcla de emoción y nervios mientras terminaba de asegurar la puerta. Se dio la vuelta justo a tiempo para ver a Sunghoon detenerse frente a él, bajarse de la moto con una sonrisa juguetona en los labios.

—¿Te llevo a casa? —preguntó Sunghoon, inclinándose ligeramente hacia él con las llaves de la moto girando entre sus dedos.

Jake dudó. No era la primera vez que Sunghoon le ofrecía llevarlo, pero esta vez había algo distinto en la forma en que el alfa lo miraba, algo más intenso, más profundo.

—No estoy seguro... —comenzó Jake, pero Sunghoon ya le tendía un casco, su mirada suave pero expectante.

—No hay presión —dijo Sunghoon, con una sonrisa más tierna—. Solo pensé que podrías disfrutar un poco de la velocidad.

Jake observó el casco y luego los ojos brillantes de Sunghoon. Se dio cuenta de que no tenía miedo de la moto, sino de lo que significaba aceptar esa invitación. Aún así, la emoción de estar cerca de Sunghoon era innegable. Finalmente, tomó el casco de sus manos y se lo puso, sonriendo un poco.

—De acuerdo, pero ve despacio —advirtió Jake, subiendo detrás de Sunghoon en la motocicleta.

El contacto entre ellos fue inmediato cuando Jake rodeó la cintura de Sunghoon con sus brazos. El calor del cuerpo del alfa lo envolvió, y mientras el motor rugía al encenderse, Jake cerró los ojos por un momento, sintiendo una sensación de seguridad y emoción que lo tomó por sorpresa.

Sunghoon mantuvo su promesa y condujo a un ritmo tranquilo, permitiendo que el viento fresco de la noche los envolviera mientras cruzaban la ciudad. A pesar de la velocidad moderada, Jake no pudo evitar sonreír detrás del casco. Era liberador, pero también íntimo, estar así, tan cerca de Sunghoon, mientras el mundo pasaba a su alrededor.

Finalmente, después de unos minutos, llegaron al edificio donde Jake vivía. Sunghoon apagó el motor y ayudó a Jake a bajarse de la moto con una delicadeza que contrastaba con su apariencia ruda. Mientras Jake se quitaba el casco, Sunghoon lo miró con una expresión que hacía que el corazón de Jake latiera un poco más rápido.

—¿Te divertiste? —preguntó Sunghoon, sus ojos fijos en los de Jake.

—Sí —admitió Jake, devolviéndole el casco—. Más de lo que esperaba.

Hubo un momento de silencio, cargado de algo que ambos sentían pero que ninguno sabía cómo expresar del todo. Sunghoon, normalmente confiado y seguro de sí mismo, parecía

Capítulo: La Velocidad del Destino

Jake tomó una profunda respiración antes de aceptar el casco de las manos de Sunghoon. El alfa sonrió, satisfecho, mientras Jake se lo colocaba con cierta torpeza. Subirse a la motocicleta parecía una decisión pequeña, pero para Jake era mucho más. Era un paso hacia Sunghoon, hacia un lugar incierto pero lleno de promesas.

—Sujétate fuerte —murmuró Sunghoon mientras se subía a la moto, con su voz profunda vibrando en el aire fresco de la noche.

Jake, un poco nervioso, subió detrás de él, sintiendo el cuero de la chaqueta del alfa bajo sus dedos mientras lo rodeaba con sus brazos. Sunghoon arrancó la moto con un rugido suave y potente, y pronto estaban recorriendo las calles vacías de la ciudad bajo la luz de la luna.

El viento azotaba el rostro de Jake, pero no era incómodo. Era como si todo a su alrededor desapareciera, excepto el calor del cuerpo de Sunghoon delante de él y el latido acelerado de su propio corazón. A medida que avanzaban, Jake se encontró más relajado, confiando en el alfa para mantenerlo seguro.

Sunghoon, por su parte, sentía el ligero temblor de Jake a través de sus brazos, pero no era de miedo. Era la mezcla de emociones que también lo embargaban a él. Aunque siempre había sido seguro de sí mismo y de sus decisiones, con Jake todo era diferente. Había una fragilidad en él que lo hacía querer protegerlo aún más, y al mismo tiempo, una fuerza interior que lo fascinaba profundamente.

—¿Estás bien? —preguntó Sunghoon, su voz alta por encima del ruido de la moto.

Jake asintió, aunque sabía que Sunghoon no podía verlo. Apretó sus brazos alrededor del alfa un poco más, como respuesta. Se sentía conectado de una manera extraña, como si en ese momento, el resto del mundo no importara.

Finalmente, llegaron a las afueras de la ciudad, donde el paisaje se abrió hacia una carretera solitaria flanqueada por campos oscuros. Sunghoon desaceleró, permitiendo que el silencio de la noche envolviera el momento. Detuvo la moto en el borde de la carretera, donde las estrellas brillaban con más intensidad. Jake soltó lentamente a Sunghoon, quitándose el casco mientras su respiración volvía a la normalidad.

—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó Jake suavemente, observando el cielo estrellado.

Sunghoon se volvió para mirarlo, sus ojos oscuros bajo la luz de la luna, llenos de una emoción que Jake no pudo descifrar por completo.

—Quería compartir este lugar contigo —respondió Sunghoon, quitándose su propio casco y dejando que el viento revolviera su cabello—. Es uno de los pocos lugares donde puedo ser yo mismo, sin presiones, sin expectativas. Quería que lo conocieras.

Jake lo miró en silencio por un momento, sorprendido por la vulnerabilidad en las palabras de Sunghoon. Aunque siempre había visto al alfa como alguien fuerte, seguro y algo arrogante, había una ternura en él que lo tomaba desprevenido.

—Es hermoso —dijo Jake, finalmente, observando el paisaje tranquilo y el cielo infinito.

—Lo es —murmuró Sunghoon, pero su mirada seguía fija en Jake. Para él, el verdadero espectáculo era el omega, con su piel iluminada por la luz plateada de las estrellas y sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y nerviosismo. Cada pequeño detalle de Jake lo cautivaba, desde la suavidad de su cabello hasta la dulzura innegable en su voz.

Jake, sintiendo el peso de la mirada de Sunghoon sobre él, se sonrojó levemente. Apartó la vista, fingiendo concentrarse en el paisaje, pero su corazón latía con fuerza. Sabía que había algo entre ellos, algo tangible y creciente, pero no estaba seguro de cómo manejarlo.

—¿Por qué yo? —susurró Jake de repente, sin atreverse a mirar a Sunghoon—. No soy... como las personas con las que normalmente estarías.

Sunghoon dio un paso hacia él, su presencia dominante pero no abrumadora. Levantó suavemente el rostro de Jake con una mano, obligándolo a mirarlo a los ojos.

—¿Por qué no tú? —respondió Sunghoon con una sinceridad que dejó a Jake sin aliento—. Eres lo más genuino que he encontrado en mucho tiempo. No es solo lo que se ve a simple vista, Jake. Es todo lo que eres. Cada pequeña parte de ti. Quiero... conocerte mejor, sentir esa conexión.

Jake parpadeó, sorprendido por la intensidad de las palabras de Sunghoon. El alfa lo miraba como si él fuera lo único que importaba en ese momento, como si nada más existiera salvo ellos dos y la vastedad de la noche que los rodeaba. Sunghoon no había dejado de admirarlo desde que lo conoció, pero esta vez había algo más, un deseo más profundo de estar cerca, de pertenecer.

Sin pensar demasiado, Jake dio un pequeño paso hacia él, rompiendo la distancia que quedaba entre sus cuerpos. Suavemente, colocó una mano sobre el pecho de Sunghoon, sintiendo el latido firme de su corazón bajo la tela de su chaqueta.

—Es que... todo esto es tan rápido —murmuró Jake, casi como si estuviera hablando consigo mismo—. No estoy acostumbrado a sentirme así.

—Lo sé —Sunghoon cubrió la mano de Jake con la suya, sus dedos envolviendo los del omega con calidez—. Y no voy a apresurarte. Pero quiero que sepas que estoy aquí, y no pienso irme. No si tú no quieres que lo haga.

Jake levantó la mirada, encontrándose de nuevo con esos ojos oscuros que ahora parecían llenos de promesas. Había algo en la forma en que Sunghoon lo decía, en la firmeza y la ternura al mismo tiempo, que lo hizo sentir seguro. Por primera vez en mucho tiempo, Jake se sintió visto, valorado, y no solo por su apariencia, sino por todo lo que era.

La noche siguió su curso, pero para ellos dos, el tiempo parecía haberse detenido. Sunghoon, con su naturaleza alfa siempre dominante, mostraba una suavidad que solo Jake podía sacar a la superficie. Y Jake, aún cauteloso, comenzaba a abrirse, a dejarse llevar por ese sentimiento que crecía entre ellos, más allá de las palabras, más allá de las dudas.

No era solo atracción, era la chispa de algo mucho más profundo, algo que ambos estaban dispuestos a descubrir, paso a paso.

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