Asi de caliente soy
Cuando mi hermana nos dijo que nos vendríamos a vivir a Chicago me agrado la idea de dejar a un lado el jodido calor... pero el frío y las lluvias de aquí en cambios tan repentinos no era lo que yo me esperaba.
Gracias a mi lesión me costaba regular mi temperatura y esto... era una jodida molestia.
Desperté terriblemente cansado y con dolor de garganta, no tenía ganas de ir a la escuela pero como siempre la respuesta era la misma.
—No —dijo mi hermana acomodando mi bufanda antes de salir— No faltarás hoy
—Pero me siento mal —me quejé.
—Tu siempre te sientes mal —dijo Dani burlón.
—Y nunca me hacen caso —me quejé.
—Por qué son puras excusas, así que irás no hay más —estableció mi hermana
Por más que refute me obligó a ir, se podría decir que aproveché mi tiempo cuando solo tenía que decirle que estaba cansado y me dejaba faltar, pero ahora ya no era así.
Al llegar ahí estaba león estorbando, me había sentido extraño desde los acontecimientos de su borrachera pero me limitaba a guardarlos para mi.
Empecé a subir la rampa ignorándolo.
—Hoy no hay insulto —dijo confundido.
—Estoy muy cansado para pelear hoy, pero dame una mano quieres —pedí cansado.
El chico me ayudó a subir, hoy en especial era un día muy frío.
Xim llegó para saludar.
—Hola Cas —saludó nerviosa.
—Xime —saludó chocando puños— los veo en el salón.
Se fue sin para dejarnos a solas.
—Ya te lo besaste y no puedes ni saludarlo ahora —me queje
—No puedo recordarlo —dijo haciéndose la sufrida.
—Por alcohólica —asentí— ahora andando vamos.
Nos fuimos a clase, en particular hoy no tenia mi chispa, lo que le pareció más que perfecto al león, tampoco tenía muchos ánimos de hablar pues me dolía la garganta terriblemente.
A la hora de desayunar ni siquiera tenía hambre.
—Te sientes bien cariño —dijo Xim acercándose a mi, me había recostado en la mesa para descansar.
Asentí cansado, ella se acercó a mí para pasar su mano por mi frente.
—Estas hirviendo amor —dijo preocupada.
—No lo estoy, tú lo estás —me queje.
—Y yo pensé que me había ganado la lotería hoy, venga te llevo a la enfermería —murmuró el león levantándose.
—De verdad estoy bien —señalé cansado.
—Necio —me regañó Aslan llevándome en contra de mi voluntad.
La enfermera llamó a mi hermana para que viniera por mi, me pusieron un par de compresas frías para disminuir la fiebre.
Al llegar mi hermana me abrazó.
—Te dije que me sentía mal —me quejé.
—Lo siento hermanito —besó mi frente— vamos te llevaré al doctor.
—Todavía que me haces venir me maltratas así —bufé con molestia.
—Dramático —se burló leon.
—Cállate nadie te pregunto —ataque pasándome a mi silla con ayuda de mi hermana.
Y aunque yo solo quería y a casa pasamos varias horas en el hospital pues me tenían que hacer varias pruebas para descartar infecciones.
Nebulizaciones y un chingo de medicamentos pues mi sistema inmune era una mierda.
Al llegar a casa solo me tiré a dormir.
Después de despertar y comer un caldito de pollo me estaba sintiendo mejor... o por lo menos un poco menos muerte.
—Me tengo que ir a trabajar, estarás bien por un par de horas verdad —insistió mi hermana acobijándome bien.
—Puedo sobrevivir un par de horas sin ti —asenti.
Mi hermana estaba nerviosa y era lo que menos quería, estaba en algo importante y no quería ser un estorbo.
—Ya tomé la medicina, me comí un buen caldito de pollo y voy a dormir un ratito así que ve de acuerdo —la calmé.
Soso asintió para besar mi frente.
—Máximo tres horas de acuerdo —trató de calmarse— y si te sientes mal prométeme que...
—Si, te llamaré ahora vete de acuerdo —insistí— voy a estar bien.
Mi hermana asintió para darme otro besito en la frente e irse, Dani se pasaría la tarde con un amigo haciendo un trabajo asi que estaría solo.
Como prometí me quedé dormido, estaba muy cansado.
Desperté con algo de sed y con dolor de garganta... no iba a mentir me sentía como la mierda.
Podía llamar a mi hermana o pedirles a mis amigos, así que opté por mandarle mensaje al león, al menos el no iría de chismoso como Xim
Me volví a quedar dormido, desperté por la voz del castaño con un liguero movimiento en mi hombro.
—Menos mal sigues con vida —suspiró— toma —señaló lanzándome la botella de agua.
Le miré un poco confundido para verlo.
—¿Cómo entraste a mi casa? —pregunté aún confundido.
—Estaba abierto —asintió— vaya seguridad que tienen, da gracias que no fui un ladrón.
—Mm no lo sé, considero que un ladrón sería más amable —señale.
El chico asintió aventándome las cosas, di un buen trago para el jarabe de la tos y tomar bastante agua.
—Gracias por venir —agradecí cansado.
—No es nada —murmuro— será mejor que me va...
—No espera —dije tomando su mano— podrías quedarte hasta que vuelva mi hermana, no quiero estar solo.
El chico asintió tranquilo analizando mi habitación, aquel día estaba tan ebrio que no recordaba nada, terminó recayendo en la foto que estaba a lado de mi escritorio.
—Eras adorable de pequeño —me miró con una sonrisa burlona— que te paso.
—Mi glow up supongo —suspiré acomodándome en la cama.
El chico miró aún más la foto.
—Pensé que habías dicho que tenías espina bífida —arqueo la ceja.
Era una foto mía con mi padre jugando soccer
—Si bueno mentí, soy un jodido mentiroso —confesé.
El blanquito se quedó serio por un momento.
—¿Por qué mentiste? —preguntó por fin.
—Bueno recuerdas el accidente que mató a mi padre... yo estuve ahí, me lesione la médula por eso estoy así —suspiré— odio las preguntas, así que si digo que es espina bífida... es más fácil, no hay más preguntas.
—Así que mejor mientes —me miró— eso no está bien Ander.
—Tal vez, pero ahora te aseguro que tienes un montón de preguntas para mí sobre el accidente —cuestioné.
El chico iba decir algo para terminar por asentir.
Se quedó un momento más mirando la foto.
—¿Qué edad tenias cuando murió tu padre? —me preguntó curioso.
—Ocho —conteste—¿y tú?
—Casi trece —afirmó.
—Vaya mierda no crees —bufé.
—Si que lo es —bufó poniendo la foto en su lugar con cuidado.
Me quedé observando al chico.
—¿Qué? —preguntó.
—Eres lindo, te ayudaría más si no tuvieras ese carácter de mierda —me burlé.
—Oh mire quien lo dice señor...
Lo silencié ante la llamada en mi teléfono, contesté librándome de él escuchando el respirar por el teléfono.
—Bueno —pronuncie extrañado.
—Fue tu culpa —dijo la voz de mi madre— tu arruinaste mi vida...
—Si y tú la mía supongo que estamos a mano —suspiré, solía llamar de vez en cuanto... ebria.
Aslan me miró extrañado para luego apartar la mirada, estaba seguro que todo se podía escuchar.
—Tu... debiste morir, debiste morir tu en vez de él— gimoteó por el teléfono.
—Yo también lo pienso... así no tendría que vivir con tu mierda, tal vez él prefirió morir en vez de seguir contigo —dije con un nudo en la garganta.
—¡Muérete, muérete, muérete! —me gritó con desesperación.
—Pues para mi tu ya lo estás así que deja de joderme, no me llames, no me busques que de ti no soy nada —establecí molesto.
—Te odio —me grito.
—Yo también te odio, así que adiós —colgué molesto
Me quedé un momento observándolo para lanzar el teléfono al colchón.
—Mierda —exclamé molesto.
El chico suspiró para mirarme.
—¿Estas bien? —me preguntó preocupado.
—Si solo... siempre que estoy bien me trae la misma mierda —me quejé— que incómodo...
Aslan asintió sin saber que decir.
—Solo olvídalo si —pedí.
El chico asintió mirándome con sus grandes ojos castaño.
—Me pasas mi teléfono —pedí irritado.
El chico asintió para dármelo, bloqué el número de la mujer para no saber de ella.
—Necesitas algo más — se ofreció el blanquito.
Le miré algo confundido.
—No gustas acostarte conmigo, hace frío y tu grasa extra podría ser de ayuda —señale pícaro.
—No empieces —puso sus ojos en blanco.
—Anda, que cuentas le entregarás a mi hermana si le das un cuerpo congelado —me queje.
El chico arqueó la ceja para mirar el calefactor y acercarse a mi poniendo su mano en mi frente.
—Estas hirviendo —dijo mirándome.
—Lo sé —guiñe— que harás al respecto.
El chico bufó para verme y negar.
—Voy a prepararte un baño —señaló— y tú ni porque tienes fiebre te estas en paz
El chico se fue dejándome ahí, fue cuando empecé a sentirme realmente mal, todo me daba vueltas y el frío no ayudaba.
Me estaba quedando dormido cuando sentí que me cargaban.
—No te duermas Ander —me regaño.
—Tu no me dices que hacer —gruñi.
Entramos al baño a lo que le miré.
—No me desnudes pervertido —me queje.
—No planeaba hacerlo —negó metiéndome en el agua helada.
Me sostuvo en la tina mientras me mojaba la cabeza con el agua, le miré sonriente.
—¿Qué? —preguntó irritado.
—Que no se entere Xime que me mata —me burle.
El chico negó riendo.
—Sabes que le gustas verdad —señale lo que no era secreto.
—Estoy al tanto —dijo mojándome más.
—Pero no te gusta —suspiré.
El chico negó pasando su mano por mi frente para ver como iba de temperatura.
—Es una linda chica y una gran amiga... estoy seguro que encontrará quien le corresponda —asintió.
—Y a ti... te corresponde alguien —murmure.
Él me miró arqueando la ceja.
—Bueno ya comprobé que dices pendejadas no solo estando bien —gruño
—Bien que te encantan mis pendejadas —bufé acomodándome en él.
El chico me sostuvo jugando con el agua tomando uno de los patitos de tina de mi hermano para hacerlo flotar.
—Tal vez —dijo serio moviendo el patito.
Uno de sus brazos me sostenía para que no me deslizara por la tina.
—Tal vez que —dije confundido
—Tal vez si hay alguien que me corresponda —susurró
Mire sus castaños ojos que se encontraron con los míos.
—Deja de coquetear conmigo que tengo novio —señale mojándolo.
—No habían terminado —arqueó la ceja.
—Es cierto —suspiré recordándolo con una sonrisita
Le miré, esos ojos castaños me miraban con sinceridad y esos labios carnosos me pedían que lo hiciera.
Me fui acercando lentamente a él.
—Tal vez... si somos correspondidos —dije cuando estábamos a centímetros.
El chico solo asintió y ahí, en esa cercanía mis labios rozaron los suyos cerrando con un beso, me aferré a él mientras que el chico hizo lo mismo.
El beso se rompió con el sonido de la puerta de la entrada.
—Andy ya llegué —dijo mi hermana.
Podía sentir su respiración aún frente a mi.
—¿Andy? —dijo entrando al baño— ¡Andy estás bien!
Mi hermana se acercó preocupado.
—Tenía fiebre —explicó Aslan.
Mi hermana asintió, el chico se apartó dejándome con mi hermano.
—Siempre haces lo mismo Ander —me regañó— gracias por venir Aslan este niño no aprende a pedir ayuda.
—Estoy bien —bufé cansado— gracias por venir.
El chico asintió para verme.
—Yo... mejor me voy —murmuró— no te mueras quieres.
Asentí cansado, mi hermana me sacó de la tina para ayudarme a vestir.
Me dormí otro rato hasta que sentí un beso en la mejilla
—Hola guapo —me despertó Xim a mi lado— te traje remedio de mi abuela para que te sientas mejor.
—Xim... —me exalte.
—Tranquilo, descansa —me abrazó.
Probablemente solo había sido un sueño... o una ilusión tal vez... o lo había jodido como siempre.
🌚🌚🌚🌚
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro