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Broken

Como el semestre avanzaba las rotaciones se hacían más pesadas, habíamos llegado a urgencias y claro esta las urgencias no lo son para todos, sorprendentemente a Tara le iba muy bien aquí, se notaba que le apasionaba, por otro lado su hermano siempre terminaba perdiéndose... ahora con Ethan de novio esos dos no se separaban para nada.

Aunque me desempeñaba bien tampoco era lo que me gustaba, sin embargo había decidido disfrutar la rotación.

—Me urge irme de aquí —se quejó la rubia limpiándose el vómito de un niño.

—¿Linda porque no te has cambiado? —preguntó Tara, apenas la habíamos visto pues había estado adueñándose de urgencias.

—Es la segunda vez que me vomitan en el día —dijo irritada.

No pude evitar reírme recibiendo la mirada asesina de la rubia, pero adivinen que, poco me importó para seguir riendo.

—¿Han visto a Ty? —preguntó Tara buscándolo con la mirada, estábamos descansando un poco en la central de enfermería.

—¿No estaba comiéndose a Ethan en el área de descanso? —mencionó Amber más concentrada en limpiarse que en otra cosa.

—Eso fue hace dos horas, hace una yo lo vi comiéndoselo en el área de choque —asentí.

Su gemela solo negó con desaprobación cruzándose de brazos, era raro ya no verlos pegados como siameses pero supongo que al ser Ethan médico le daba la tranquilidad de dejarlo solo.

El sonido de la ambulancia nos distrajo, la luces rojas parpadeantes nos indicaba que había llegado alguien grave pues ni siquiera habían llamado para avisar, al ser estudiantes solo nos quedábamos a un lado en caso de que se necesitara algo pero sin estorbar.

Desde donde estaba no alcanzábamos a ver nada.

—¿Qué es? —preguntó Ty llegando acomodándose la ropa.

—Aún no sabemos —señaló su hermana— ¿donde estabas?

—Repasando anatomía —murmuré.

Ya nadie aceptaba mis buenos chistes a cambio recibí la mirada molesta de Tara... pues mentiras no eran.

—Amm ese no es el amigo de tu hermanito —cambio de tema la rubia señalando a Cam.

El castaño entró sosteniendo dos patinetas, con aquella cara de miedo que nunca olvidaría, ni siquiera lo pensé cuando ya me estaba moviendo hacia él.

—¡Cameron! —lo llamé nervioso.

El chico me ubicó para sin decir nada soltar las cosas y abrazarme con fuerzas, su corazón iba demasiado rápido y podía sentirlo temblar.

—Lo siento —gimoteó.

En esos momentos lo peor solo rondaba por mi cabeza, mis amigos llegaron de inmediato para rodearnos.

—¿Estás bien? —le pregunté buscando señales de que no estuviera herido.

Estaba en shock pero yo necesitaba respuestas, lo dejé encargado con las chicas mientras me acercaba, lo habían colocado en el área de choque, con enfermeros y doctores entrando y saliendo pidiendo miles de cosas, donde suele ser un caos yo solo escuchaba silencio hasta que pude escuchar su voz, eso solo me tranquilizó.

—¡Ya les dije que estoy bien! —gritó Dani con fastidio.

Entré sin importar que me llamaran la atención.

—Dani —lo llamé, mi corazón volvió a latir al verle.

El panorama no se veía del todo bien, tenía raspones por todos lados, su pierna anatómicamente no estaba pues estaba del otro lado de donde suele estar y su cabeza sangraba demasiada.

—Así que Daniel he —le dijo el doctor que trataba de
revisarlo— vamos amigo copera con nosotros.

—El es mi tutor legal —me miró seguro.

—No lo soy, pero lo conozco —me acerqué a él tomando su mano, el moreno solo la apretó dejando que el doctor revisara su pecho, lo tenían medio sentado mientras lo conectaban a miles de cables.

—No le digas nada a Soso por favor —apretó con fuerza— por favor.

Como el niño que era no medía la gravedad de las consecuencias en las que estaba, que un regaño era el menor de sus problemas.

—Deja que te revisen de acuerdo —ordené— yo me quedaré a tu lado.

Dani asintió dejando que lo revisaran por fin, al parecer se los estaba poniendo difícil desde que lo subieron a la ambulancia.

—¿Que pasó? —le preguntó el doctor pasando una luz por sus ojos.

—Estaba patinando y un estúpido auto me atropelló —contó irritado— si le dices a Soso nunca más me dejará patinar.

—Ruega porque no te cortan la pierna —señale mirando su pierna derecha, podía ver el hueso salir de su carne.

—¿No la cortaran o si? —miró al doctor nervioso.

El doctor Rivas la miró sin saber qué decir, yo solo estaba jugando...

—Esperemos que no chico —asintió— te tomaremos placas de acuerdo, puedes contactar a su madre —me miró en busca de apoyo.

—A menos que tenga línea directa con el infierno no creo —dijo el moreno.

—Su padre —prosiguió el doctor firmando las órdenes médicas.

—En el cielo con el suyo —me miró burlón.

—Ah su tutor legal entonces, quien sea pero necesito un adulto que tome las decisiones  —me pidió el doctor a lo que asentí.

—No la llames o juro que nunca te lo perdonaré —me advirtió el menor.

—Daniel sabes que la voy a llamar —establecí.

—No tienes el derecho de... de...

El moreno se detuvo para girarse a vomitar del otro lado, de un segundo a otro se había puesto pálido.

—Estoy mareado —dijo con la mirada perdida

—Recuéstate —ordenó el doctor mirando sus pupilas— le haremos una tac, puede ser un trauma cerebral.

—No la... llames... —advirtió el moreno perdiendo la conciencia.

No perdieron tiempo en llevárselo sin dejarme ir con ellos, en esos momentos me tuve que convertir en el tutor legal para las decisiones en lo que llegaba su hermana, trate de llamar a Sofia pero el teléfono solo me mandaba a buzón, lo mismo que con Marck y Ander.

Termine por esperar junto con Cam, el pobre chico traía una cara que nunca había visto.

—¿Va a estar bien verdad? —me preguntó en cuanto llegue.

—Ya veras que si, es un chico muy fuerte —lo calme— ¿Qué pasó Cam?

El chico solo suspiró frustrado, la rubia a su lado sonó su espalda para calmarlo.

—Le dije que no debíamos patinar ahí, pero es un terco —se enojó— se deslizó por la barra de unas escaleras que daban a una calle muy transitada, cayó bien pero no se pudo detener y llegó hasta la calle, un coche lo golpeó... lo sacó volando unos metros Cas —gimoteó el menor— no quiero que se muera —se quebró a llorar.

—Tranquilo eso no va a pasar —lo calmó Tara abrazándole, pero la verdad es que no había nada seguro.

No tenía tiempo para pensar en eso, tenía que contactar a Sofía pero sin importar a cuántas personas llamara ningún adulto me contestaba, una hora después por fin salió el doctor.

—Sigue marcando quieres —le di el teléfono a Amber

—Ya llame a mi hermano también —asintió Cam más tranquilo, aún aferrado a Tara en un abrazo, un consuelo que yo no le podía dar.

Asentí para dirigirme al doctor, odiaba no poder descifrar sus rostros

—¿Cómo está? —pregunté temiéndome lo peor.

—Tuvo mucha suerte, tiene un traumatismo cerebral moderado que no requeriría ninguna intervención quirúrgica, sin embargo la fractura de su pierna derecha requiere cirugía, tuvo un esguince en la otra pierna y otra fractura en la mano izquierda — contó— aún con eso no hay daño algún otro órgano, ya lo estabilizamos y suturamos la herida de la cabeza, en cuanto llegue su tutor programaremos la cirugía

—Gracias doctor —respire aliviado.

Amber llegó con el teléfono en mano.

—Es Sofia está al teléfono —me lo tendió.

Se lo pase directamente al doctor para que le explicara la situación, al parecer Soso estaba en un juicio por lo que tenía el teléfono apagado, no tardaría en llegar.

Me dejaron estar con el mini moreno en lo que Soso llegaba, lo tenían con varias férulas y habían acomodado ya su pierna y no se veía tan mal.

—¿Cómo estás Dani? —pregunté llegando a su lado.

—No hablo con traidores —dijo sin mirarme— le hablaste a Soso no es así.

—Claro que lo hice es tu madre ella debe estar aquí contigo —le dejé en claro— y sé que aunque digas que no estás aterrado la quieres aquí a tu lado.

—¡Pues claro que estoy aterrado un auto me lanzo por los aires y casi muero! —exclamó lo que ya sabía— pero aún con eso no quiero asustar a Soso... por eso no quería que le dijeras ni a ella ni a mi hermano.

—¿Y cuál era tu plan? que guardara el secreto de tus hermanos —cuestione con molestia— estás poliputeado Dani crees que eso íbamos a poder ocultarlo.

—Nos las arreglaríamos, secreto de hermanos — sonrió torpe.

Los cubículos de urgencias solo estaban separados por una liguera cortina la cual se abrió de golpe dejando ver a mi moreno sobre una de las camillas.

—¡Sabía que eran ustedes! —exclamó Ander molesto— qué mierda León no ibas a decirme que mi hermano estaba aquí —me gritó molesto

—Si te dignaras en contestar tu teléfono te habrías enterado —gruñí— además que haces aquí.

Ander nos miró para cruzarse de brazos y girar la cabeza.

—No es de su incumbencia —se hizo el digno.

—No a orinado en dos días —explicó Miranda, su mejor amiga de la universidad— así que lo traje.

Mire al moreno que solo me dio una sonrisa torpe.

—Me dijiste que ya habías orinado esta mañana —le recordé con molestia.

—Si bueno no es sexi hablar contigo sobre si orinó o no —se quejó.

—Debiste decirle, otra vez te vas a guardar cosas hasta que estés realmente mal —lo atacó Dani.

—Oh pero mira quien lo dice, no estás en posición de regañarme, y sabes que tus días de patineta se acabaron —lo amenazó.

—Tu no puedes decidir eso además...

Los dos morenos se empezaron a pelearse sin darse cuenta que ambos estaban en la misma posición, y cuando las cortinas se abrieron dejando entrar a Soso... ambos estaban en serios problemas.

—Ustedes dos me quieren matar verdad —dijo Sofía con lágrimas en los ojos.

—Perdón —dijeron al unísono.

Sofía respiro para besar la frente del mayor y luego centrarse en su bebé, la morena no dijo nada solo se limitó a rodear con sus brazos sus hombros y besar su frente repetidas veces, ella me miró para darme una sonrisa liguera.

—Gracias Aslan —me dijo sincera— te puedes encargar de Andy mientras me quedo con Dani, no tardan en llevárselo a la cirugía.

—Claro, tú no te preocupes —asentí.

—Por encargarme te refieres a cuidarme y mimarme verdad Soso —señaló Andy nervioso.

—Tu sabes a qué me refiero —le regañó su hermana.

Sonreí para entrar a su cubículo y cerrar la cortina.

—Yo mejor los dejo, se dura con él —sonrió la pelirroja

—Lo seré —asentí.

—¡No huyas cobarde! —le gritó a la chica sin embargo lo abandonó.

Me quedé serio por unos minutos, aunque la incontinencia era un problema la retención urinaria podía ser peor, mi moreno estaba un poco pálido y por lo que veía en el monitor su corazón iba un poco rápido seguramente por la fiebre que traía.

—Ya regáñame pues —aceptó su destino.

Suspire para acercarme y besar su frente.

—Ahora no es el momento —negué— y no sobra decírtelo, a final de cuentas haces lo que quieres.

—Perdón solo no quería preocuparte— señaló tomando mi mano.

—Te pareces al de aquí a lado —bufé abrazándole.

—¡Al menos yo sí puedo hacer pipí solo! —gritó el niño desde el otro lado.

—¡Ah si pues al menos yo sí sé cruzar la calle! —contraatacó el mayor.

—Cállense los dos —ordenó Sofía con su poder de madre.

El moreno se recargó en mí mientras presionaba mi mano.

—Tranquilo ya me dieron medicamento y me pondrán una sonda —explicó— voy a estar bien

—Más te vale —ordené— cuando lleguemos a casa tú y yo hablaremos seriamente de esto.

—Solo si termina contigo sobre mi al final —me guiño.

—No hay sexo para los que no orinan —sonreí.

El cabron todavía se atrevió a pegarme sabiendo que estaba en un terreno muy peligroso.

Antes de que se llevaran a Dani nos dejaron juntar las camas para que Ander pudiera estar con su hermano.

—O sea que tendré que estar en silla de ruedas por unos meses —recayó mirando sus piernas.

—Por lo menos hasta que sane la de esguince —le dijo su hermana acariciando su cabello.

—Ya ves te admiro tanto que quiero ser como tú —le dijo burlón a su hermano.

—No te pases de cabron —le dijo molesto aunque lo tenía abrazado.

El doctor llegó junto con uno de los camilleros.

—Listo amigo es hora —anunció.

—Puede entrar Cas conmigo —pidió Dani nervioso.

—No chico, no entra familia —le explicó— aunque trabajen aquí.

Dani me miró, podía verlo en sus ojos y es que estaba aterrado, él nunca se había enfermado tanto para estar hospitalizado, nunca se había roto nada y de no ser porque creció en hospitales por su hermano nunca habría pisado uno, pero ahora tenía que estar del otro lado.

—Pues Natasha no vino así que le falta personal para instrumentar —mencioné.

—Seguro que hay alguien más que me pueda ayudar —se negó.

—Pues soy yo o Carmelita —ofrecí lo que sabía que aceptaría.

Carmelita era mi mayor enemiga, una enfermera de 65 años que hacía la vida imposible a todo aquel que se atreviera a tomar sus cosas, mi error fue tomar una cinta de su carrito y la del doctor decirle que era su paciente y no de ella.

—Bien entonces entrarás —aceptó— vamos entonces.

Me despedí de Ander para entrar junto con Dani, el quirófano puede ser aterrador para muchos, mientras ponían le anestesia me quedaría a su lado.

—Te quedarás toda la cirugía verdad —dijo nervioso

—Pues ya me metiste en esto no tengo opción — me quejé, todo va a salir bien Dani.

El moreno asintió nervioso.

—Muy bien vamos a iniciar —le dijo el anestesiólogo colocando la mascarilla.

Tome su mano para que se calmara, unos segundos y ya estaba dormido.

Prepare las cosas para lavarme y empezar, iba hacer una cirugía larga.


Por eso hay que ver por los dos lados antes de cruzar las calles, en fin hacía falta un Elmo en llamas para dar sazón 🤭

Nos vemos la siguiente semana 🔥

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