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CAPÍTULO OO1

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Una lengua totalmente ajena recorría con brusquedad mi cuello, la forma en la que tomaba mi cintura hacia que gimiera de dolor ante la fuerza que ejercía sobre mi, estaba asqueada con todo esto, ¿Pero sabes? Solo quiero olvidarte, y esta es la mejor manera de hacerlo.

Sus labios descendieron hasta mi mandíbula, sus besos eran bruscos y dejaba un camino de saliva sobre mi cuerpo. Justo cuando sentí que casi iba a rozar sus labios con los míos, lo empujé, ocasionando que cayera con brusquedad a un lado mío en la cama... Porque nadie puede besarme en los labios, después de todo me había hecho una promesa a mi misma de que nadie que no fuera Haizaki podía hacerlo.

Me levanté rápidamente de la cama a tropezones y cogí el la camiseta que estaba en el suelo para empezar a colocarmela, la mirada que me daba de lejos me asqueaba, estaba completamente segura que se había molestado solo por dejarlo con su caliente aventura con la chica que tenía la fama de zorra en el instituto.

—Solo eres una pequeña zorra más, Shuuna, hay millones igual a ti. —escupió con violencia Mizukamiya poniéndose su estúpida chaqueta de jugar fútbol y acomodando su cabello azulado, sentía mi sangre hervir y seguro que el también estaba molesto como yo por querer besar mis labios.

Sus palabras por alguna razón no me hicieron daño, solo era uno de esos idiotas cualquiera, no me conocía ni siquiera, era uno más del montón de la escuela. Me dedicaban una sonrisa, me decían que me veia verdaderamente caliente y cuando me llevaban a la cama se aseguraban de que todos supieran que me he acostado con ellos. Todas la chicas me tenía envidia y los chicos me miraban con deseo intentando comprobar de una manera estúpida si los rumores que vagaban por los pasillos eran ciertos.

Sólo sonreí irónicamente en su dirección antes de marcharme de allí, cuando salí no tardaron de llegarme miradas envidiosas de las víboras que habían intentado prácticamente de todo para tener una oportunidad y acostarse con el jugador, o tan siquiera para mendigar un poco de su atención, en cambio yo con una simple petición lo había conseguido.

Pero a decir verdad, ahora me encontraba decepcionada de lo patéticamente asqueroso que era, creí que Mizukamiya podía tener esa faceta tierna y amable pero al parecer solo era falso.

Falso al igual que todos con los que había tenido relaciones sexuales alguna vez de lo que iba mi corta vida.

Ninguno de ellos se comparaba con Haizaki, ninguno hacía que mi corazón se acelera como aquel moreno y me dieran ganas inmediatas de robarle un beso de los labios porque eran malditamente suaves convirtiéndose en una agradable droga para mi. Ninguno era Haizaki, pero aún así intentaba refugiarme en la idea de que en algún momento podría encontrar a alguien que me hiciera sentir lo mismo, alguien que pudiera dejarme en claro que lo que sentía por Haizaki no era más que solo un estúpido capricho por estar nuevamente a su lado.

Quería aferrarme a esa idea de que dejando mi piel expuesta a otros chicos para que me tocaran, los rastros que había dejado Haizaki finalmente se marcharían, pero no era así, resultaba ser todo lo contrario.

Porque solo me hacía necesitarlo más.