Chapter 1: Katarina and Yuna
Lunes
00:00 am
— Buenas noches, Sunmi — saludo la coreana, su voz apagada por el cansancio.
— Buenas noches, Katarina — sonrío mientras tecleaba rápidamente en su portátil.
— ¿Cuántos tengo hoy? — preguntó Katarina, sin ánimo alguno, como si ya conociera la respuesta.
— Exactamente diez mujeres y trece hombres.
— respondió un tanto preocupada.
— Bien, gracias — suspiró, dando media vuelta para irse, pero Sunmi la interrumpió.
— Será mejor que te apresures. Ya hay alguien esperando en la habitación setenta y cinco — la contraria asintió.
La coreana caminó por el extenso pasillo que había en la instalación. Se detuvo justo afuera de la puerta que decía "Son Katarina" y entró.
— Por fin apareces — habló Yuna. — Estaba tan preocupada que vine hasta tu camarín.
— Hoy tuve que cerrar hasta tarde el local — se desvistió y comenzó a vestirse con la ropa que tenía frente a ella.
— Casi no llegas al horario — dijo con un tono de preocupación. — Tú sabes que pasa si te retrasas aunque sea un minuto.
Ella asintió.
— Tendré que aceptar las consecuencias, no tengo otra opción. — el tono frío de su voz preocupó a Yuna.
— ¿Tienes muchos clientes? — preguntó.
— Si, como siempre — terminó de vestirse y buscó su antifaz.
— Hoy me toca estar sobre el escenario...
— suspiro. — Llegue tarde. De nuevo — rodó los ojos.
— ¿Te obligo a tener que aceptar si alguien quería?...Tú sabes — Yuna asintió, incómoda.
Katarina terminó de arreglarse y se acercó a Yuna.
— Lamentablemente es lo que nos toca vivir todos los días. No sabes cuánto desearía no estar acá — claro que ella lo deseaba. — Podría hasta sacrificarme para que al menos ustedes salieran de acá, ninguna merece esto.
— Ojalá no nos hubiera tocado vivir esta basura y más que nada tú, Kata. Tú llevas años estando en esto, ¿cómo no te has rendido? — Yuna sabía la historia de Katarina. Sabía lo dañada que estaba su amiga.
— Si te digo la verdad siempre he pensando en rendirme. Sólo que no tengo el valor para hacerlo — contestó. — Estoy jodida de hace mucho tiempo, Yuna y solo podré ser feliz cuando esté muerta.
Yuna la miró con un semblante triste.
— No digas eso, yo sé que puedes. Para algo estás acá en el mundo, estás por un propósito — Yuna se acercó a la más baja y apoyó ambas manos en los hombros de la otra.
— ¿Cuál es mi propósito, Yuna? — preguntó irónica. — ¿Trabajar como puta y darle placer a los demás? Ese es mi propósito en la vida, ¿no?
Katarina se alejó de Yuna y luego volteó a verla.
Yuna bajo la cabeza.
— Perdóname...— comenzó la más baja. — Solo no me encuentro bien. Nos vemos luego, Yuna. Suerte en tu noche.
Katarina se fue sin más, dejando a Yuna con las palabras en la boca.
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