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Lindsey

"... En estos momentos entiendo la razón por la que las personas lloran. Cuando alguien llora el llanto es una acción que está limitada a los humanos, totalmente común y aceptada, pero que generalmente no nos detenemos a cuestionar, y consiste en derramar lágrimas a causa de la experimentación de una determinada emoción. Eso todos lo sabemos y a todos nos ha sucedido.

Se ha definido al llanto como un complejo fenómeno secretomotor, que permite al aparato lagrimal segregar lágrimas sin afectar las estructuras oculares, y hoy en día sabemos que hay una conexión neuronal entre las áreas del cerebro vinculadas a las emociones y la glándula lagrimal."

Cierro la pantalla de la computadora y me apoyo sobre ella con los ojos cerrados. Estoy empezando a sentir lástima por mi misma. Este maldito trabajo de Inglés sólo hará que me ponga a llorar y por más que intente no hacerlo, no podré controlarlo. Creo que el destino quiso que me tocara este tema sobre cuando alguien llora para que vea que es lo que se siente sufrir por alguien a quien amas. Ezra aún no me llama y pienso que ni siquiera se le ocurrira hacerlo.

No puedo llamarlo yo, puesto que sé que no cogera su teléfono. Mi mamá está molesta conmigo por la visita inesperada de Andrés y ni hablemos de mi papá que está peor que una cabra. Necesito salir de aquí por lo menos unas horas y relajarme antes de terminar este estúpido texto. Miro el reloj de mi mesa de noche y veo que son las cuatro menos diez minutos.

El olor a comida cocinándose en la cocina me llama la atención. Es la típica cena de trabajo que siempre hace mamá para los compañeros de papá y de la que siempre que estoy en depresión quiero comer dos veces. Lástima que no podré asistir. Como mi papá se enteró de lo de Andrés no quiere vernos ni en pintura por unas horas, así que tendré que convencerlo de que me lleve a comer a algún sitio cerca del vecindario.

El timbre suena en la parte de abajo y bajo los escalones de dos en dos, negando que mi hermano se acerque a mi ex novio. Giro la perilla y cuando la abro no me encuentro con mi ex novio, si no con Ezra. Dejo caer mi cabeza hacia atrás frustrada. Yo y mi bocota que le contó lo sucedido a mi madre.

— Por lo que veo no me esperabas a mí — afirma molesto.

¡Carajo!

— No quiero pelear, Ezra.

— ¿Y quién dijo que venía a pelear? Vine a la cena de tus padres.

Me esquiva por un lado y camina hasta la cocina en donde se encuentra mi madre. Los oigo saludarse y luego lo veo volver a salir con unos platos vacíos, unas servilletas y unos pares de cubiertos. Al tiempo, sale mi papá con vasos y copas en los brazos. Camina a la mesa, me mira serio unos segundos y vuelve a su actividad.

Suspiro resignada y salgo a la calle a esperar a Andrés sentada en el pórtico. Recojo las rodillas hasta mi pecho, las abrazo y escondo la cara en ellas. El clima afuera es frío, tengo mis brazos y mis piernas descubiertas, y me siento sola. El llanto no se hace esperar y mis lágrimas caen por mis mejillas. Odio que las personas a las que mas amo me traten con indiferencia. Esa sensación de vacío en mi pecho me dice que las cosas no estarán bien. Siempre me pasa esto. Todo por ser una mentirosa y no poder confiar en las demás personas para ayudarme.

Mi teléfono empieza a sonar dentro de mi pantalón corto, levanto la mirada y secándome las lágrimas saco el aparato de mi bolsillo. Llamada entrante de Abuela. Parece que es la única que se preocupa por mí. Me aclaro la garganta y contesto.

— Hola, abuela. 

— Hola, princesa. ¿Está todo bien? Me llegó el mal presentimiento de que no te encontrabas bien. Sabes que puedes ser sincera conmigo y decirme lo que te sucede.

Trago saliva y miro hacia la calle. Andrés está aquí. Solo hace falta que cruce la avenida y camine unos pasos para estar conmigo.

—  Abuela, ¿puedo llamarte más tarde? — le pregunto.

— Sí — dice y cuelgo.

Me salto los tres escalones y corro a los brazos de Andy. Sus brazos no tardan en envolverme, recuesto mi cabeza en su pecho y mis lágrimas vuelven a caer. Hoy estoy muy sensible. No puedo evitarlo. Mi pecho se mueve de una manera brusca y mis sollozos se escuchan con mucha fuerza lo que asusta a Andy. Trata de apartarme, pero yo me pego más a su cuerpo y no permito que me aleje. No quiero que lo haga en estos momentos. Solo quiero que me abrace.

— ¿Por qué lloras, hermosa? —Vuelve a tratar de alejarme de su pecho y ahora si lo consigue. Pone sus suaves manos en mis mejillas limpiando mis lágrimas. Su hermosa cara está arrugada por la preocupación. Nunca lo había visto así y menos cuando se trataba de verme llorar. Con él jamás lo hice, con él siempre fui feliz.

La puerta se abre y me vuelvo incómoda en esa dirección para ver a Ezra salir. Bajo la mirada a mis manos. Odio estar en situaciones así y más si tiene que ver que mi novio y mi ex estén en el mismo lugar. Andy me abraza otra vez hacia su pecho, besa mi cabeza y yo escondo mi cara de la molesta de Ezra. Espero que no se vuelvan peores las cosas.

— ¿Estás bien, amor? ¿Qué estás haciendo aquí?— pregunta con los dientes apretados. ¡Ahora resulta que está celoso! ¡No puedo creerlo! ¡Qué se joda!

Levanto la mirada hacia Ezra sin dejar de abrazar a Andy. Él está mirándolo horrible. Se nota que quiere golpearlo por estarme abrazando, pero no pienso ceder. ¡Claro que no! Veamos que se siente ser tratado con indiferencia. Sufrirás más que yo.

— Estoy con alguien especial, señor. Mis padres me dejaron salir con él. ¿Qué necesita?— Sus ojos se abren como platos de la sorpresa. ¡Tómala! 

— ¡¿Estás hablando en serio, Lindsey?! 

— Por su puesto, señor. Estoy hablando en serio.

Se pasa las manos por su corto cabello, patea una roca que está en su camino y se mete furioso a mi casa. Empiezo a menear de un lado a otro mi cabeza no dando crédito a su comportamiento. Está siendo infantil. Sé que en parte de algo es mi culpa su actitud, pero también debe ponerse a pensar que tratándome de esa forma solo está consiguiendo que termine con él y eso es algo que no quiero.

— ¿Quién era él y por qué te decía amor?

Es momento de ser sincera con Andy y no darle grandes esperanzas de volver conmigo. Lo que menos quiero es verlo llorar. Jamás me ha agradado ver a un hombre así y menos si se trata de alguien a quien quiero mucho. Probablemente me arrepienta en el segundo en el que esté mirándolo a los ojos. Necesito que sepa la verdad de las cosas. Andy sabe que lo que siento por él es completamente diferente de lo que me sucede con Ezra.

— ¿Esperarías un momento? Iré a ponerme un abrigo y regreso — asiente —. Ahora vuelvo.

Subo los escalones que minutos atrás Ezra bajó, abro la puerta y corro directo a mi habitación. Cuando entro me encuentro con que Ezra está recostado sobre mi cama con los brazos en su nuca y sus ojos cerrados. Parece que se ha quedado dormido de lo furioso que estaba. Camino sin hacer ruido hasta mi armario y extraigo mi abrigo verde militar con plumas rosas en el gorro.

Miro hacia mi escritorio enternecida. En ningún momento me había dado por enterada de que Ezra cargaba con un ramo de mis rosas favoritas cuando llegó. Me acerco a él y beso sus labios. Acaricio su cabello rubio, me inclino hacia su oreja y susurro un callado 'Gracias, te amo'. Me doy media vuelta y antes de que pueda dar un paso, Ezra me atrae a sus brazos.

— Siento lo de hace unos momentos. Bueno, más bien, siento como te trate hace unas horas en el estacionamiento y en el camino hacia tu casa. Últimamente estoy muy estresado y no puedo evitar desquitarme contigo. Sé que no es una excusa, pero lo siento por...

Pongo un dedo en sus labios y lo hago callar.

— No hables más guapo —besa mi dedo, sonrío —. Yo también lo siento por estar distraída durante el almuerzo y por como te traté hace ratito. Solo que me dolió como me hablaste cuando llegaste y quise vengarme.

Me acomodo encima de su estómago. Mi cabello suelto cae sobre mi espalda y cubre gran parte de mi pecho. Alza su mano y coje un mechón de mi pelo, emprendiendo a jugar con el entre sus dedos. Me apoyo contra su fuerte torso y beso sus labios con dulzura.

— ¿Sabes, preciosa? Mañana deberías ir a mi departamento. Te compensaré por lo de hoy.

En respuesta me froto contra su virilidad y beso sus labios. Mi mente me recuerda que he dejado fuera a Andy y me levanto del cuerpo de Ezra. Cojo mi abrigo, me lo pongo bajo la atenta mirada de mi novio y salgo a toda prisa de mi habitación.

—  ¡Oye! ¿Adónde vas?

Me detengo en las escaleras y asomo solo mi cabeza.

— Tengo algo que hacer. Vuelvo en unas horas.

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