Marinette no podía detenerse, lloraba amargamente, no un llanto estridente, no sofocantes sollozos ni gritos atronadores.

No, su llanto era suave, grandes lágrimas rodando por sus mejillas, sollozos pequeños y tristes gemidos que rompían el corazón de todos a su alrededor.

Sus padres la miraban con la culpa y el dolor en la mirada. Ambos se culpaban. Ninguno lo decía pero ambos pensaban en que jamás debieron enviar a su hija, a su pequeña hija adolescente sola a un lugar desconocido por mucho que fuera una entrega de la panadería.

Un médico había revisado sus heridas, su labio estaba roto, su ojo izquierdo estaba hinchado y comenzaba a tornarse morado, en sus muñecas había huellas muy claras de que había sido arrastrada violentamente y su muñeca izquierda estaba luxada. Los cardenales ya eran brutalmente oscuros.

Luka aún la mantenía abrazada, suavemente la sostenía contra él y su madre sujetaba una de sus manos. Tom, su padre, tenía miedo de tocarla, había visto como su hija temblaba cuando el médico se acercó a ella y estaba aterrorizado de lastimarla.

Llevaban ya unas horas en la estación de policía y sus declaraciones habían sido tomadas por lo que el oficial que los atendió les pidió ir a casa y descansar, los dos delincuentes prófugos fueron atrapados y ya estaban en camino y el otro estaba en el hospital para que le re colocaran el hombro dislocado.

No había nada que pudieran hacer hasta el siguiente día y Marinette necesitaba descansar.

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Aferrada a la tela de la playera de Luka la agotada Marinette dormitaba, el chico había llamado a su madre y le contó en susurros lo ocurrido, luego de que Sabine y Anarka hablaran se decidió que lo mejor por el momento era no privar a la chica de su fuente de seguridad.

Luka se quedaría con ellos, Tom le había sonreído con tristeza al jovencito mientras le pedía cuidar de su pequeña, le confió que aunque era incómodo pedirle a un chico que durmiera junto a su bebé la situación lo ameritaba. Sabine le había tomado la mano y le dijo cuán agradecidos estaban y cuanto confiaban en él.

Ambos sabían que Luka amaba a su hija pero también sabían que la respetaba y cuidaba como nadie más. Luka les juro que jamás, de verdad jamás se aprovecharía de Marinette.

Con un encogimiento de hombros apenado les dijo que realmente amaba a la chica y que solo deseaba verla sonreír de nuevo, que dedicaría su vida a hacerla sonreír independientemente de si ella lo amara o no.

-Sere su amigo si ella desea que lo sea, estaré a su lado mientras ella me deje estarlo y nunca la obligaría a corresponder a mis sentimientos. Ella es libre de amarme o no, esa es su elección
pero no cambia que yo la amo y estaré aquí. Con ella y para ella, siempre.

Sabine y Tom se marcharon dejando a Luka velar el inquieto sueño de su hija mientras Tikki oculta de todos miraba con los ojos llenos de lágrimas a su amiga y se culpaba a si misma por dejarla sola.

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La mañana siguiente al ataque Marinette desperto inquietantemente tranquila, estaba aún abrazando a un dormido Luka, con sus manos pálidas apretando su camiseta y sus ojos azules fijos en Tikki.

Ninguna decía nada por miedo a despertar a Luka pero ambas se miraban, el arrepentimiento, la culpa y el miedo en los ojitos de la pequeña y la profunda pena en los ojos de la chica que le sonrió un poco.

"No fué tu culpa" decían esos ojos y Tikki lloro aún más, odiaba al mundo por hacer sufrir a alguien con un corazón tan bello como el de Marinette.

Luka despertó unos segundos después de que Tom y Sabine entraran a la habitación, Tikki se ocultó y vio a todos prepararse para salir. Debían volver a la estación de policía esa mañana y ninguno asistiría a clases al igual que la panadería cerraría sus puertas el tiempo necesario.

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Lila Rossi caminaba alegremente a clase, estaba llegando temprano y había dormido maravillosamente pensando en que a esas alturas Marinette debía estar destrozada, con suerte incluso aún desaparecida o con más suerte aún podría no aparecer nunca más.

Soltó una alegre risita al pensar en que en todo caso ese sería un buen día sin ella, seguramente no estaría en clases y eso pintaba una maravillosa expectativa para su día.

Tenía razón, su profesora había anunciado la ausencia de Marinette y pesé a las preguntas no respondió nada más allá de una ausencia por enfermedad.

Estudio a sus compañeros con discreción, Alya, Nino y Adrien no parecían preocuparse y el resto estaban en sus propias ocupaciones exceptuando a Juleka y Rose que estaban pálidas y preocupadas pero eso era obvio. Ese par sabría si algo le pasará a la estúpida de Marinette.

Estaba a punto de provocarlas para sacarles la verdad sobre la estúpida pero se contuvo. Era mejor mantener la fachada de inocencia y preocupación por una compañera enferma. Quizá hasta podría ofrecer ir a entregarle las notas de clase y enterarse de paso de lo ocurrido.

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Luka estaba colérico. A un nivel que jamás había estado antes, mantenía un rostro tranquilo pero dentro ardía en rabia. Había visto el Akuma en la ventana pero no estaba dispuesto a caer de nuevo y su ira se mantenía controlada.

Sabia que el Akuma no se marcharía pero de momento todos estaban controlando sus emociones, incluso Marinette que se aferraba a su bolsito como si su vida dependiera de ello.

Habían estado en la estación escuchando los testimonios de los pandilleros detenidos con creciente horror. Ellos no habían atacado a Marinette por azar. Ellos sabían que ella estaría allí y les habían dicho que ella quería eso, que era su fantasía y que actuaría como si no lo deseara por que eso era exactamente lo que buscaba.

Luka miraba con tanta rabia contenida a los sujetos que los tres se mantenían callados, respondiendo a las preguntas sobre quien les indicó a donde ir y aunque dudaron un poco un discreto crujido en los nudillos de Tom Dupain los hizo temblar y comenzar a hablar.

Si el esbelto chico peli azul le había dislocado un hombro a su líder no querían pensar en lo que el imponente hombre tan corpulento que para que un músculo se moviera otros más tenían que desplazarse para hacer sitio podría hacerles si no cooperaban.

Hablaron sobre una chica, una chica morena de ojos verdes que los había buscado, que les contó como tenía una amiga que deseaba cumplir una retorcida fantasía y que aún cuando no estaba de acuerdo la ayudaría.

Esa misma chica les había dicho donde encontrarían a la chica y les mostró una fotografía. Habían esperado que todo sería simple pero la chica se resistió demasiado y entonces el chico peli azul los habia atacado.

Luka estaba tan colérico que cuando la mariposa se posó en el móvil que sacó de su bolsillo mando al diablo la voz de Howk moth para sorpresa de Marinette y sin demora les mostró a los presentes un video.

Lila fue reconocida y el oficial de policía anotó los datos de la chica que el mismo Luka les dio mientras les contaba como esa chica estaba molestando a Marinette y como había intentado varias cosas para desacreditarlos.

Todos escucharon a Marinette llorar mientras contaba su experiencia con Lila, las amenazas, las mentiras y las miradas de odio, en murmullos rotos habló sobre su acoso escolar y que jamás imaginaron que llegaría a intentar que algo tan horrible le pasará.

Los atacantes fueron devueltos a su celda y en medio de un sofocante silencio solo roto por el crujido de nudillos de Tom Dupain y el muy suave tarareo con el que Luka calmaba a una Marinette que vagaba entre el miedo y la furia sin poder permanecer en una u otra.

El oficial decidió que era el momento de llamar a la madre de la chica Rossi y llegar al fondo de todo ese asunto.

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Comente que Lila era terrible y sería peor... pues si ella es peor, pero su merecido está a punto de llegar y de manera tal que ni su llanto y mentiras la ayudarán. Las pruebas son irrefutables...