10
—Cierra los ojos.
JungKook pidió deteniendo su caminata. TaeHyung lo miró con un poco de duda, pero al final asintió, apretando más fuerte la mano ajena y dejando caer sus párpados.
Sintió como con suavidad fue jalado, y a pasos lentos se dejó guiar, confiando y caminando por unos instantes hasta que el pelinegro se detuvo y habló de nuevo.
—Puedes abrirlos.
Tal como se le pidió, abrió sus ojos quedando un poco sorprendido del lugar en el que estaban.
—Es precioso. —musitó observando todo a su alrededor maravillado.
Era un pequeño parque, o por lo menos eso suponía, ya que de no ser por el hecho de que llegaron allí a pie, juraría que estaban en un lugar totalmente ajeno a la ciudad. Incluso al mundo real, así de hermoso parecía.
—Ven. —JungKook le dijo, haciendo que hasta ahora se percatara que el chico estaba un poco alejado de él.
El menor le sonrió antes de comenzar a caminar un poco, adentrándose más en la naturaleza, y haciendo que comenzara a caminar detrás de él para no perderlo de vista.
Miraba todo a su alrededor mientras que seguía al chico. No podía creer lo magnífico que era ese lugar, lleno de arbustos, flores coloridas y algunos árboles, el aire era demasiado fresco e incluso podía escucharse una que otra ave por allí.
Sin embargo, sus ojos se abrieron aún más maravillados que antes cuando vio el pequeño rincón al que JungKook lo había guiado.
—¿Te gusta? —fue lo que le preguntó con una sonrisa tímida.
—¡Me encanta! —respondió sin dudarlo, sonando como un pequeño niño emocionado.
El menor sonrió, una sonrisa pura que no pudo retener al ver como el chico comenzaba a recorrer el lugar, explorándolo, aunque en realidad no fuera tan grande.
Por su lado, TaeHyung no podía creer lo que sus ojos veían, parecía un pequeño rincón sacado de un cuento de hadas, como si lo hubieran teletransportado a esas películas que tanto le encantaba ver.
—¿Cómo encontraste este lugar? —cuestionó, dejando que su mirada recayera en JungKook.
—Mi madre solía traerme aquí cuando pequeño —respondió metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta—. Algunas veces después de la escuela, íbamos por helado y luego veníamos aquí. A ella le hacía feliz hablarme de las cosas que hay en este lugar.
—¿A ella le gusta mucho la naturaleza?
—Bastante —inconscientemente sus pensamientos vagaron hacia su madre, por alguna razón se sentía nostálgico—. Cuando veníamos ella me describía los colores de todo esto. Por ejemplo, esas flores detrás tuyo, ¿son azules, verdad?
TaeHyung se giró un poco para mirar detrás suyo, y se sorprendió al ver que tal como JungKook le había dicho, esas flores eran azules.
—Azul como el cielo despejado después de una llovizna —volvió a hablar el chico, riendo levemente—. Mi madre se ponía un poco poética para estar hablando con un niño de doce años.
—Pero lo recuerdas muy bien. Tienes una memoria genial. —TaeHyung alagó riendo levemente también.
—Creo que es porque me fascina este lugar, ella hizo que fuera así.
JungKook caminó un poco hasta sentarse en el borde de la pequeña fuente vacía que había allí, y no pasó mucho antes de que TaeHyung se acercara y se sentara a su lado.
—Tu madre suena como una maravillosa mujer, y se nota que la amas mucho.
—Entre mi papá y mi mamá, ella es mi favorita, pero no le digas a mi padre. —bromeó un poco.
—Tu secreto está a salvo conmigo.
—Estoy seguro de que a ellos les agradarías mucho si te conocieran.
Y ese comentario llamó la atención de TaeHyung.
—¿Tú crees?
—Te amarían —respondió a cambio JungKook, luciendo muy seguro—, aunque serían un poco intensos, ya sabes, no es como que suela presentarles a muchas personas. De hecho.... sólo les he presentado a SeokJin.
En tanto esas palabras salieron de su boca, desvió su mirada al suelo, enfocándose en sus pies. Se sentía un poco avergonzado de eso a decir verdad, ya iba a mitad de su carrera universidad y nunca había llevado una pareja a casa, ni siquiera un grupo de amigos. Esperaba que eso no le importara mucho a TaeHyung.
—Entonces me siento el doble de especial. —el chico le sonrió, haciendo que esas tontas preocupaciones se borraran de su cabeza.
Un pequeño silencio se hizo espacio entre ambos por un corto instante, y a pesar de que no era para nada incómodo, JungKook lo interrumpió cuando una pregunta se pasó por su cabeza.
—¿Qué hay de tus padres? —cuestionó dejando expuesta su curiosidad. No quería que sólo hablaran de él, además, era una cita y la cita era para que ambos se conocieran, ¿no?
TaeHyung pareció ser tomado un poco por sorpresa, haciendo que JungKook esperara no haberse tomado un atrevimiento más grande de lo debido.
—Um, ¿qué quieres saber? —dijo él con suavidad después de un rato, relamiéndose los labios.
—No lo sé, lo que quieras contarme —contestó JungKook deseando poder controlar sus nervios que subían y bajaban con cualquier mínimo detalle—. Y si prefieres hablar de algo más...
—No, está bien —apresuró a decir él, tal vez notando la pequeña inseguridad ajena—. Es sólo que no hay mucho que decir.
En ese momento un pequeño vacío se hizo espacio, y JungKook se debatía entre preguntar algo o no, no obstante, TaeHyung volvió a hablar antes de que alcanzara a hacer algo.
—Ellos fueron muy buenos padres, me quisieron mucho y yo también los quise pero... Actualmente ya no tenemos contacto.
En definitiva eso lo asombró. Sabía que TaeHyung vivía solo en Seúl, pero no creyó que eso significaba que no hablaba con su familia.
—Eso no suena muy bien. —JungKook lo miró, y sintió que el chico estaba decaído, aunque no pareciera mostrarlo.
—¿Verdad? —concordó con una sonrisa a labios cerrados—. Pero a veces las cosas pasan y ya no hay vuelta atrás.
JungKook sintió que su corazón se hacía chiquito, como si lo oprimieran al escuchar esas palabras salir de esos rosados labios. Por primera vez desde que había conocido a TaeHyung sentía que de verdad algo lo afectaba. Quería saber más, la historia completa de qué había pasado con los padres de TaeHyung, pero al verlo así, decidió que tal vez sería mejor dejar el tema por ahora.
—Ahora que lo recuerdo, quiero enseñarte algo más antes de irnos. —JungKook se levantó parándose en frente del chico y extendiéndole la mano con ánimo.
El mayor siempre estaba ahí para animarlo y apoyarlo desde que había entrado a su vida, así que aunque no supiera bien cómo hacerlo, él estaría para él también.
El chico lo miró, y luego tomó su mano, siendo jalado tal cual como cuando llegaron al lugar, sólo que estaba vez fueron muchos menos pasos y con los ojos abiertos.
—Aquí. —JungKook se agachó y señaló la parte de abajo del tronco del árbol que tenían ahora en frente.
Se agachó junto al chico y afinando su visión miró el lugar resaltado, encontrándose con lo que parecía ser un pequeño tallado que decía "JK".
—No estaba seguro de sí seguiría aquí, pero parece que sí.
El menor le sonrió antes de comenzar a buscar algo al rededor, dando al final con una piedra no muy grande la cual le extendió. TaeHyung no entendió muy bien para qué era, pero aún así la tomó entre sus manos.
—Escribe tu nombre al lado. —fue lo que le dijo, haciendo que tanto la mente del mayor como sus ojos se iluminaran.
Por alguna razón eso pareció borrar los rastros levemente amargos de momentos antes en el chico, y JungKook sintió que su corazón respiraba de nuevo, alegrándose de haber hecho por fin algo bien.
El mayor tomó la piedrita girándola por el lado que tenía más filo, y acercándose más, apoyó su mano libre en el tronco del árbol. No le tomó mucho raspar la corteza con la piedra, dejando grabado un "TAE" en el tronco.
—Se ve lindo. —comentó cuando observó el resultado de ambos nombres allí grabados.
—Yo creo que le falta algo —JungKook respondió, tomando de nuevo la piedra y acercándose al tronco, tallando algo—. Así me gusta más.
Y TaeHyung no pudo evitar sonreír y sonrojarse ante el signo "+" que el chico había puesto entre ambos nombres, y menos ante el corazón que había dibujado al rededor, encerrando el "JK + TAE".
—A mí también me gusta más así. —dijo bajito, sintiéndose un poco tímido por esas raras mariposas que parecían despertar en su estómago.
Él siempre había visto desde lejos las bonitas relaciones, los detalles, los momentos especiales de muchas personas con sus parejas, pero nunca creyó que él llegaría a vivirlo, y menos que se sentiría tan bien, tan bonito.
JungKook quiso lucir más seductor, como si fuera experto en conquistar, a la gente solía gustarle ese tipo de chicos, así que tal vez a TaeHyung también. Pero falló completamente al sentir el pequeño beso en la mejilla que con rapidez el chico le dejó antes de levantarse y salir corriendo.
El calor subió a sus mejillas, al igual que una de sus manos, tocándose el lugar que segundos antes habían estado los labios del mayor. Sin embargo, lo que lo sacó de su pequeño trance fue el hecho de que TaeHyung había salido corriendo después de aquello, por lo que con rapidez y su rostro aún colorado, se levantó yendo por donde el chico lo había hecho instantes atrás.
Unos cortos instantes y una que otra mirada a su alrededor fueron suficientes para encontrarlo. Estaba parado en la entrada del lugar mientras observaba las flores del ramillete que le había dado al inicio de su cita.
No era experto en lenguaje corporal pero TaeHyung lucía, ¿tímido? Con su cabeza gacha intentando distraerse en las flores y esa pequeña sonrisa.
¿Estaría sonrojado? A JungKook le encantaría poder ver si tenía sus mejillas de color rojo, seguramente sería una de las cosas más bonitas para ver.
Respirando hondo, caminó un poco más hasta que volvió a estar al lado del mayor, quien al notar su presencia dió un pequeño saltito por la sorpresa.
—Gracias por traerme aquí. —musitó después.
—Gracias por aceptar salir conmigo. —replicó JungKook a cambio.
Y ahí iba de nuevo la mirada gacha y avergonzada. El corazón de JungKook se alborotaba al saber que no era el único que sentía eso cuando estaban juntos.
—¿Quieres ir por un helado? —JungKook volvió a hablar.
En realidad no tenía planeado eso, pues había pensado que tardarían más en el pequeño rincón, sin embargo, al ver que aún quedaba algo de luz del día no quería desperdiciar el tiempo.
Tal vez no era lo más elaborado, pero ni él ni TaeHyung necesitaban mucho más que el uno al otro para pasarla bien.
—Es mi cosa favorita en el mundo, así que me encantaría.
Y eso fue luz verde para que ambos comenzaran a caminar uno al lado del otro, sus manos chocando al principio hasta que con timidez volvieron a estar juntas.
El tiempo avanzaba y ellos estaban en su mundo charlando, riendo y disfrutando de lo rápido que iban los latidos de sus corazones. Su manos pareciendo dos piezas de un rompecabezas que al fin se juntaban.
Todo se sentía tan bien que ni se dieron cuenta de que habían pasado casi una hora caminando, hasta que encontraron una heladería que lucía ser bastante colorida.
El nombre "Heaven Ice Cream" resaltando en un gran letrero encima del local.
Ambos chicos no dudaron mucho en entrar, notando que el lugar no era muy grande y que lucía ser bastante acogedor, como si fuera un pequeño local de familia.
Por primera vez en un rato sus manos se separaron, pues TaeHyung se había apresurado a acercarse a la vitrina pegándose a ella como un niño pequeño para observar todos los sabores de helado que allí habían.
JungKook no pudo evitar reír levemente. No entendía como a gente podía no agradarle la manera de ser de TaeHyung. Podía ser un poco infantil a veces, ¿pero qué con eso? Él era feliz así, y para él era adorable.
—Veo que los chicos de hoy en día no leen carteles.
Una voz de hombre se escuchó desde el otro lado de la vitrina, haciendo que ambos chicos dirigieran su mirada hacia él.
Un hombre de unos cincuenta años tal vez, salía de una pequeña puerta que había atrás, seguramente del personal de la heladería.
¿De qué cartel hablaba? TaeHyung y JungKook se preguntaron buscando una respuesta a su al rededor, hasta que el mayor de ambos lo encontró.
Pegado en una esquina de la vitrina un pequeño cartel decía "Por favor no tocar el vidrio". Automáticamente TaeHyung se alejó avergonzado, quitando sus manos del lugar.
—Está bien, no te preocupes, los helados emocionan a cualquiera —dijo el hombre amablemente al ver la pena en la expresión del chico—. Bienvenidos a Heaven Ice Cream, ¿qué desean ordenar?
JungKook apenas había ojeado la vitrina desde lejos, sin embargo, ya sabía qué es lo que quería.
—Para mí un helado de banana chocolate.
El hombre asintió comenzando a moverse en busca de un cono, luego tomando la cuchara de helados y acercándose al mostrador para abrirlo y hacer una bolita de dicho helado, colocándola encima de la galleta. Cuando terminó, le extendió el postre al chico.
—¿Y tú qué helado quieres? —cuestionó el señor, esta vez dirigiéndose a TaeHyung.
—Yo quiero uno de crema del cielo.
El señor pareció sonreír al escuchar aquello.
—Nuestra especialidad.
Y tal cual como lo había hecho momentos antes con el helado de JungKook, repitió el proceso pero con el sabor "Crema del cielo", y se lo extendió al chico.
TaeHyung le sonrió emocionado al tomar el helado, ya que lucía delicioso, y cuando lo probó, comprobó que era así.
—Ya veo porqué es su especialidad, sabe increíble.
—Me alegra que te guste. Nos esforzamos más con ese porque era el sabor favorito de nuestro hijo.
TaeHyung levantó sus cejas ante ello.
—¿Era? ¿Acaso ya no le gusta el helado? ¿O prefiere otro sabor?
Con eso el hombre detrás de la vitrina pareció suspirar con nostalgia, relamiéndose los labios.
—Era porque nuestro hijo falleció.
Esas palabras junto con la pequeña tristeza en la expresión del heladero fue suficiente para que ambos chicos sintieran pena, más TaeHyung al sentirse responsable por haber preguntado.
—Oh, lamentamos mucho su pérdida. —JungKook dijo al instante, TaeHyung asintiendo con suavidad de acuerdo.
—Gracias —el hombre suspiró sonriendo a labios cerrados—. Esta heladería la abrimos en su honor, ya que amaba el helado. Por eso la llamamos Helado del cielo, porque allí es donde está ahora nuestro pequeño.
En definitiva nunca se imaginaron que esa simple heladería tendría un evento desafortunado detrás, pero al tiempo un significado tan lindo.
—Seguramente su hijo debe estar viendo feliz que la heladería con los helados más deliciosos se creó en su nombre. —TaeHyung sonrió intentando levantar un poco el ánimo del señor. No se necesitaba ser cercano a alguien para querer apoyar, menos cuando había vivido la pérdida de un hijo.
—Eso espero, para que así me perdone —el hombre dijo con un tono de voz decaído—. De no ser por mí seguramente él seguiría con nosotros.
—No tiene que culparse —JungKook intervino tragando saliva—. Hay... Hay cosas que simplemente no se pueden evitar.
Sintió que esa situación era familiar porque así eran sus padres, culpándose por lo que se pasó y sufriendo en silencio por ello. Pero eso no era justo, porque no tenían la culpa, y él no le deseaba ese mal sentir a nadie más.
—Si tan sólo hubiera esquivado ese auto hace diecinueve años, si no hubiéramos chocado... Mi pequeño estaría aquí.
Esas palabras hicieron que un escalofrío recorriera todo el cuerpo de JungKook.
Un accidente de auto hacía diecinueve años.
Hubo un pequeño silencio. TaeHyung parecía con la mirada perdida, mientras que JungKook sentía su corazón acelerado, sus pensamientos llevando un hilo que lo asustaba.
El señor por su lado, pareció reaccionar y sacudiendo levemente la cabeza, con rapidez cambió su expresión, enseñando una sonrisa que no estaba seguro de si era real.
—Lo lamento, creo que me hundí un poco en mis pensamientos y hablé de más —se disculpó el hombre—. Han pasado muchos años y todavía me cuesta aceptar lo que sucedió.
—No se preocupe. —JungKook habló, aún sintiendo esa leve opresión en su pecho.
—No —el hombre negó—, en modo de disculpa la casa invita sus helados.
—No es...
—Por favor acéptenlos, me harían sentir menos avergonzado.
JungKook y TaeHyung se miraron por un instante y en silencio parecieron estar de acuerdo en aceptar.
—Muchas gracias. —musitó TaeHyung haciendo una venia exagerada que hizo reír al heladero.
—No es nada. —el hombre respondió pareciendo por fin un poco más tranquilo.
Ambos chicos se despidieron y sin esperar mas salieron de la heladería, comenzando una nueva caminata, esta vez con destino la casa de JungKook.
Y a pesar de que las conversaciones se mantuvieron todo su camino y todo parecía normal, ambos tenían una sensación en el pecho desde que habían salido de esa heladería.
creo que desde aquí la historia comienza a coger más rumbo, no sé si lo noten.
espero nos leamos pronto, gracias por leer ♡
©gguktaebae
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