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Cumpleaños De Camus [Parte 3]

[~🍎~]

Había salido del circo, Camus se sentía bastante feliz, jamás había ido a uno y jamás pensó que eso lo emocionaría tanto, Kanon iba tranquilo, también quedó sorprendido por algunos actos que lo dejaron impresionado. Ambos iban juntos conversando, jamás se habían llevado también desde el día en que se conocieron.

—Camus, una pregunta, y espero que no te moleste en responderla —hablo el gemelo menor tranquilo.

—Claro, ¿dime qué quieres saber? —lo miro.

— ¿Por qué razón eres así con Milo? —pregunto.

— ¿Así con Milo cómo? —miro confuso—, ¿en qué sentido? —pregunto.

—En el sentido de que siempre lo mandas a comer mierda, en ese sentido y discúlpame por la bulgaria —dijo sereno.

Camus quedó pensativo, no sabía que responderle, estuvieron caminando por unos minutos hasta que llegaron a un puesto de comida que al mayor le llamo mucho la atención.

—Quiero comer algo de allá, ¿quieres probar algo de ahí? —miro al menor.

—Claro —sonrió.

Kanon había comprado unos tacos, le habían llamado mucho la atención, al parecer venían del extranjero, mejor para él le encantaba comer comida de otros países. Al momento de probarlos ambos se miraron, estaban buenísimo y más echándoles limón.

Fueron a otro puesto de comida, al parecer vendían la bandeja paisa, les pareció raro escuchar ese nombre, vieron como una pareja comía esa grande bandeja con variedades de comida. Kanon quería probarla sin importar que estaba lleno, a la madre el aún tenía espacio en su estómago como para seguir tragando. Camus no muy convencido compraron una para los dos, ya que vieron que era bastante grande, al parecer esa dicha comida venía de Colombia, Kanon había empezado a devorar la mitad del chorizo que le correspondía, ya que él y el galo tenían mitad de todo lo que traía la bandeja. Camus estaba probando la mitad de la ensalada que le correspondía, después de un rato se devoraron todo.

Ambos quedaron sin ganas de seguir comiendo, esa bandeja paisa los había llenado mucho, Camus quería vomitar de lo lleno que estaba, mientras que Kanon estaba satisfactorio, le había encantado la parte de los frijoles y el aguacate.

Ahora era el paso tres, dar un paseo sea el lugar que sea menos cerca del santuario.


[~❄~]

Kanon había llevado a Camus a cabos sunion, era un lugar muy tranquilo, a decir verdad, para el galo era un lugar muy pacífico, ya eran las cinco de la tarde, habían pasado una tarde juntos, soportándose el uno al otro, por lo menos no tuvieron una pelea seria, sino pequeñas peleas con el menor que no quería aceptar lo que el mayor le brindaba.

Las olas chocaban entre riscos, la marea era un poco alta, pero estaba bastante tranquila Ambos jóvenes estaban sentados observando todo, Kanon se sentía en su hogar, porque en realidad ese siempre había sido su hogar. Camus se sentía bastante bien, había sido la mejor idea que el gemelo menor lo haya llevado a la fuerza a salir del santuario, era un silencio bastante agradable hasta que Kanon rompió ese silencio.

—Es hermoso ¿verdad? —pregunto.

—Si, es bastante hermosa la vista desde aquí —dijo tranquilo.

—Yo la veía día y noche, desde un principio había empezado a odiar esta vista, con el paso de los años y días cada vez se me hacía aún más hermosa —hablo tranquilo, cerro sus ojos recibiendo la suave brisa.

Camus había quedado en silencio, también había recibió la suave brisa posarse en su rostro, la verdad era agradable estar ahí.

—Fue bueno pasar un día contigo sin que me golpearas —burlo.

—Bueno, no me fastidiaste en nada, solo en insistir en que yo hiciera cosas que no quería hacer —dijo serio.

—Admítelo, te divertiste haciendo todo esto —sonrió.

—Tienes razón —sonrió un poco.

El silencio reino nuevamente, era un silencio cómodo, hasta que Kanon sintió un cosmos llamándolo.

— «Milo, Hola, ¿ya todo está listo?»

— «Si todo está listo, solo falta que tú y Camus vuelvan al santuario, ya sabes qué hacer cuando lleguen.»

— «Si ya se, déjamelo en mis manos.»

— «Bien te espero.»

Kanon había terminado de hablar con Milo por vía cosmos, miro a Camus para después ponerse de pie.

—Tenemos que irnos —dijo tranquilo.

El menor asiente y toma sus cosas para retomar el camino al santuario.


[~🍎~]

Milo estaba emocionado, solo faltaba poco para que Kanon llegara con su amado, estaba demasiado feliz, sus amigos habían hecho un buen trabajo vistiéndolo apropiadamente para ese día. Estaba sexi e irresistible como lo había pensado, el heleno tenía una vestimenta de una camisa de mangas largas blanca de botones, su pantalón tenía unas partes rasgadas con cierres en algunos lados con una cadena en la parte derecha de su cintura y de un color negro, encima de la camisa una chaqueta de cuero un poco rebelde de color negro, con unas botas que le llegaba hasta las rodillas de cuero negro con alguno que otra cosa metálica, su pinta era espectacular, su cabello suelto y alborotado con una cadena de plata de una guitarra, a decir verdad Milo parecía un metalero y también rockero, y como todo bad boy que era como no verse genial, sexi e irresistible ante todos.

Lo esperaba en el templo de Aries, obviamente estaba escondido para recibir a Camus y dar a aparecerse, solo esperaría unos cuantos minutos más.

Unos minutos más y veía dos siluetas acercase al santuario, sonrió sabiendo quienes eran.

Kanon y Camus caminaban tranquilamente, el menor llevaba entre sus brazos algunos libros empacados, el mayor se veía muy tranquilo, ya era hora de dejarlo en su lugar, quedaron de pie en el primer templo para Kanon mirar a Camus y hablar.

—Fue divertido pasarla contigo, no eres esa persona fría o sería al momento de tomarte la suficiente confianza —dijo tranquilo.

—Tal vez sea verdad —dijo sereno.

—Bien te dejo, tengo que irme corriendo templos arriba —dijo para darle una sonrisa al menor e ir corriendo templos arriba.

Camus quedó ahí, mirando el primer templo, se disponía a dar un paso, pero algo lo había detenido, era Milo quien estaba guapo, a decir verdad. Dejó sus libros en el suelo mientras lo miraba.

— ¿Qué haces vestido así? —pregunto—. Acaso tienes una cita con alguien —arqueo una ceja.

Milo solo sonrió y se acercó a Camus, cuando estuvo frente a él le dio un beso, el galo solo se quedó estático mientras que el menor demoraba sus labios, no era sorpresa para el que Milo le diera un beso, ya que siempre lo tomaba desprevenido.

Cuando se separó del mayor lo miro por unos segundos, se veía igual de hermoso aun sabiendo que se estaba volviendo viejo.

— ¿No crees que estoy muy viejo hoy? —lo miro.

—Para nada, te ves igual de hermoso que siempre —sonrió.

El mayor quedo más que tranquilo con eso, solo dio un pequeño suspiro y embozo una sonrisa.

—Sabes, supongo que seré el primero en decirte y desearte un feliz cumpleaños —dijo tomando ambas manos del francés.

—Eres el primero en decírmelo, ni mis discípulos vinieron a felicitarme, ni siquiera Kanon que estuve todo un día con él —comento.

—Yo no diría eso —sonrió.

— ¿Hay algo que me estás ocultando? —pregunto dudoso.

—Mas de decirte nuevamente lo mucho que te amo sí.

—Milo sabes que... —suspiro—, solo por hoy no te diré nada de eso —dijo tranquilo.

–Vamos Camus, ni modo que seamos amigos con derechos –burlo un poco.

—Quien sabe —dijo serio.

—Está bien, oye Cam, ¿me quieres acompañar al resintió principal?

—Está bien vamos, más tengo que guardar estos libros es mi casa —respondió.

Ambos tomaron el camino de templos arriba.


Parte 3/4.


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