— Jason, ¿Has visto a Zombie?— Preguntó una nerviosa Cleo. El precioso cachorro se había tumbado junto a ella cuando se fue a dormir, quedándose ella dormida antes de que su compañero llegara. Al despertarse el pequeño labrador negro no estaba por ninguna parte, ni siquiera cuando ella le llamó hubo alguna señal.

  — Te lo advertí — Jason la culpó— Se habrá escapado, olvídate de volverle a ver

Los ojos de ella se cristalizaron, culpándose a sí misma por haberse encariñado tanto con ese cachorro en los  tres días que llevaba con ellos. Cleo había empezado a cuidarle y protegerle como no pudo hacer con su hermana pequeña en sus últimos días.

  — No hace falta que seas tan borde— Un sollozo se escapó con sus palabras, los recuerdos de los seres queridos a los que había perdido volviendo a la mente de ella en ese momento. Jason le dedicó una rápida mirada, la rabia que había estado conteniendo desde el día anterior desapareciendo tras darse cuenta del dolor por el que ella estaba pasando. 

  — Lo siento— Murmuró él— Estaba en el baño hace un par de minutos, tratando de beber el agua del inodoro.

Ella levantó la mirada— Gracias. 

Cleo: Lo siento

Cleo: Por lo del otro día

Cleo: En el fondo eres una buena persona

Cleo: Creo que te pondré yo un nombre

Cleo: ¿Qué te parece "rana"?

Cleo: Sí, creo que te llamaré Rana.

Número desconocido: Disculpas aceptadas

Número desconocido: ¿Rana? ¿Acaso quieres hundirme psicológicamente?

Cleo: A no ser que tengas un nombre para poder llamarte así...

Cleo: Te seguiré llamando Rana

Número desconocido: Eso es chantaje

Número desconocido: Ok. Llámame Jeremy

Cleo: ¿Jeremy?

Número desconocido: Sí, Jeremy

Cleo: ¿No será Gilbert, no?

Número desconocido: No

Cleo: Ah

Cleo: Así que te llamas Jeremy

Número desconocido: No, pero prefiero que me llames Jeremy antes que Rana

Cleo: Lo dejaré en chico atraca heladerías.

Número desconocido: Agarra al perro y sal de la casa

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