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XX

Nicolás:
Bue, volvemos en 10 horas xd

―Fuera del Chat

Nicolás e Ignacio se estaban preparando para ir a una reunión familiar aunque sea sólo de la familia de su padre― por el cumpleaños de el primer mencionado. A Nico se le veía aburrido y claramente fastidiado; a Nacho... bueno, la verdad no le importaba.

―Ma, ¿me podés repetir por qué tenemos que ir? ―preguntó Nicolás con desagrado.

―Nico, llevo repitiendo 8 veces: es una reunión familiar por tu cumpleaños.

―Pero ¡ni siquiera vemos a mis tíos desde que tenía 10! ―se quejó.

―Son familia, Nico ―comentó su padre―. Nacho ni siquiera se queja, sólo míralo.

―De hecho ―Nacho se levantó un minuto de su asiento―, yo tampoco quiero ir, vengo por obligación.

―¿Ven? ―dijo Nico.

―Por lo menos él no se queja ―habló su madre.

Llegaron a la enorme casa, semejante a una mansión. El padre de Nico y Nacho tocó la puerta, siendo recibido por un señor de apariencia joven y ojos verdes.

―¡Hola, Damian! ―saludó alegremente―. ¡Qué bella está tu esposa!

―Hola, Fran. Pasá, Eli ―hizo pasar a su esposa el señor di Angelo.

―Holanda, tío Fran ―saludaron Nacho y Nico al unísono.

―Hello. Felíz cumple, Nico ―felicitó.

―Gracielas.

Pasaron los cinco a la casa. Muchas personas estaban sentadas en una mesa enorme, conversando alegres entre ellas.

―Eh, Lau, ahí están Nachi y Nico ―habló un joven.

Lauti volteó y esbozó una sonrisa; se levantó de la mesa y se acercó a ellos.

―¡Pero bueno! ―cruzó los brazos―. Miren quiénes son.

―Si, si ―le restó importancia Nacho―. Hola, Lauti.

―"Lautaro" para vos porque hace tanto que no vienen que parecemos desconocidos.

―Dejate de joder, Lauti ―rió Nico.

―Bue, felíz cumple, Nico ―le dió un saludo de manos amistoso.

―Eh, pibes, siéntense al tiro que ya viene Giovanna ―avisó el tío Fran.

―Ufa, ¿va a venir? ―se quejó Nacho.

―¿Por? ―preguntó Lauti.

―Bianca me cae medio mal...

―A casi todos nos cae mal, no tenés de otra ―dijo Luca, quien había aparecido por atrás de Nacho―. Felíz cumple, Nico.

―Aaah, gracielas, Lu ―le dió un abrazo.

Al cabo de 20 minutos, interrumpiendo la paz, llegaron en un auto blanco una señora no tan mayor con tres jóvenes: una chica con bastante joyería de oro en los brazos, jeans ajustados y blusa azul oscuro; un chico con camisa blanca y chaleco elegante ―a quien claramente obligaron a vestirse así― y otra chica con jeans holgados, tenis con plataforma y pendientes grandes.

Ya estaba junta toda la familia y todos los primos. Éstos eran alrededor de diez, y todos se encontraban haciendo algo diferente para pasar el rato. Por ejemplo: Chiara y Bianca di Angelo estaban conversando en la mesa. Bianca tenía el celular en las manos, revisando su Instagram, y Chiara se estaba pintando las uñas, mientras conversaba de cosas de universitarias con su hermana menor. Federico ―apodado Fede―, el tercer mayor; Nacho, el quinto primo; Nico, el hermano menor de Nacho; Lauti y Luca estaban jugando Monopoly en la sala. Fede acababa de caer en la cárcel por culpa de Nico, quien "sin querer" había movido su codo y provocó que cayera en el número exacto de casillas que tenía que moverse para caer en "Vaya a la cárcel".

Por otro lado, Vincenzo di Angelo, el cuarto primo, estaba leyendo un libro en un mueble, alejado de casi todos sus primos, como el asocial que es. Por último, Alessandra y Melissa di Angelo, la novena y décima prima respectivamente, jugaban voleibol en el patio de la enorme casa.

―Pibes, ¡a cenar! ―llamó el tío Fran desde la sala; todos los primos se encaminaron a la mesa.

En eso, la abuela Giorgia y el abuelo Vittorio, los más longevos en la familia ―75 años y 76 respectivamente― bajaron a la sala, para encontrarse con sus nietos.

―¡Qué felicidad ver a toda la familia reunida! ―exclamó Giorgia, echando un ojo a todos los presentes―. Fran, mi hijo mayor; Damian, mi favorito ―bromeó―; Valentino, mi pibe estrella y Giovanna, mi única hija... ―comentó con nostalgia―. Y todos mis nietos... Si no me falla la memoria, ¡hoy es el cumpleaños de alguien!

Nico intentó no hacer contacto visual, intentando pasar desapercibido.

―¡De Nico! ―exclamó Alessandra.

Todos le aplaudieron a Nico, y este se limitó a agradecer mientras asentía.

―Gracias, gracias ―dijo nervioso.

―¿Unas palabras, Nico? ―preguntó Nacho, intentando tensar más la situación. Nico lo miró amenazante y le susurró «El tortazo que te vas a comer en casa, gil».

―Bueno... ―tragó saliva―. No tengo nada más que agradecer y... nada, eso.

Nacho se estaba aguantando la risa. Apenas Nico lo notó, le pellizcó el brazo, Nacho se lo devolvió con un puntapié y Nico le dió un jalón de pelo. Notaron la mirada asesina de su madre y se detuvieron al instante. El almuerzo pasó sin pena ni gloria.

―Bueno ―habló el abuelo Vittorio―, ¿quieren salir al patio a hacer... lo que hagan los adolescentes?, ahora que terminaron.

―Sí, claro, nono ―dijo Chiara.

En cuestión de segundos, todos los primos salieron de la mesa hacia el enorme patio ―el cual se asemejaba más a un parque privado―.

―Eu, ¿pinta un picadito? ―preguntó Nico, mientras llevaba el balón de fútbol que, literalmente, estaba ahí por más de veinte años.

―Sí, dale ―aceptó Nacho―. Vin, ¿vas a jugar? ―preguntó, a lo que el mencionado negó con la cabeza.

―Dale, Vin, no seas amargo ―intentó convencerlo Lauti.

―¡Que se una!, ¡Que se una! ―exclamaron en coro Fede, Nico y Lauti.

Luego de un largo rato de ¡Que se una!, Vincenzo aceptó, resignado, dejando su libro de lado.

―Los odio a todos... ―murmuró.

Pasaron unos quince minutos de partido y, sin querer, Nico lanzó una patada desviada que le dió en la cabeza a Chiara.

―Mierda... 

―¿Quién fué el pelotudo que me pegó el pelotazo? ―exclamó furiosa.

―Nicolás ―delataron todos los varones y se escondieron.

Como si de una caricatura se tratase, Chiara se quitó los tacones y empezó a perseguir a Nico, amenazando con aventarlos hacia su cabeza.

―¡Corre, Forrest, corre! ―exclamó Vincenzo mientras reía.

Al final, Chiara lanzó su tacón con tanta fuerza que la punta le dió en la espalda a Nicolás, lo que causó que este soltara un chillido de dolor.

―AAAAAAH, ¡¡ESTÚPIDA, MI ESPALDAA!! ―gritó mientras se retorcía en el suelo.

―Te aguantas.

Luego de unas horas, Nico y Nacho se fueron a su casa, a eso de las 6 PM. El primero con una herida en forma de punta en la espalda.

―Eu, acordate que tenemos que ir a ya sabés donde a las 8 ―avisó Nacho a Nico en un susuro.

―La pucha... ―se quejó.

Media hora después de haber llegado a la casa, Nico y Nacho trazaron un plan para que los del grupo vengan a su casa, sin que resulte raro.

―Nico, Nachi ―llamó su madre desde la sala―. Su viejo y yo vamos a salir a las 7:30, nos han invitado a un almuerzo.

―Dale, ma ―contestaron sin demasiada importancia.

7:40 PM

Tocaron a la puerta de la casa. Nacho, intrigado, fué a ver quien era. Por la mirilla de la puerta observó a cinco chicos del grupo: Michelle, Daniel, Shaden, Nirvana y Elizabeth, a quienes hizo pasar. Ni bien pusieron un pie en la casa, los miembros originales del grupo fueron a abrazar a Nicolás por su cumpleaños. Nirvana, sin embargo, se quedó en el umbral de la puerta.

―¿Qué hacés ahí? ―preguntó Nico―. Hace un frío de mierda, pasá.

―Ah, gracias.

Cinco minutos después, llegaron Diego, Amara, Dánae (quien se había ido a casa de Amara para pasar el día), Samuel, Camilo, Santi y Alexis. Finalmente, a las 7:50 PM, llegaron Sebastián, Mattie y Thiago. Se quedaron conversando un momento.

―Traje un cuchillo, por si las dudas ―comentó Shaden, sacando un arma blanca de 17 cm.

―Y cualquiera piensa que no matas ni una hormiga... ―murmuró Daniel.

―Nadie sabe si voy a morir hoy día, así que mejor estar precavidos.

Exactamente a las 8 PM, se apagaron todas las luces en la casa. Algunos se levantaron para ver qué pasaba, hasta que un mensaje llegó a los celulares de todos.

Desconocido:
Bueno, este será el último juego de sus vidas: las escondidas. ¿Por qué? Simplemente me harté de esperar y pasaron varios días desde que me he unido a este grupo, así que preferible asesinarlos rápido y sencillo.
Es fácil: escóndanse y mis amiguitos y yo vamos a buscarlos. Los que sean encontrados en el lapso de hora y media van a morir; los que no...
Lo más probable es que nadie sobreviva. Buena suerte, hijos míos. Los veré en el infierno :)

Desconocido salió del grupo

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