Hola soy Maichel, ahora mismo estoy haciendo algo, asi que deja tu mensaje.

- Hola... soy Alejandro, ya sabes, fuimos compañeros en la escuela de verano hace... 3 años atras, supe de tu perdida... lamento mucho lo ocurrido.

Quiza ni siquiera se acuerde de quien es, pero es lo minimo que puede hacer al enterarse de semejante tragedia, un suicidio triple en la cocina de la casa no es algo facil de llevar, mucho menos si es tu familia.

Pasados unos dias Alejandro fue al funeral, quiza alli podria dar el pesame en persona, el viaje fue en vano ya que no se presento en la ceremonia funebre, una de sus tias pidio las debidas disculpas ya que el chico no quiere salir de su habitacion, se pasa todo el dia alli.

En medio de la ceremonia una señora se acerca al joven. - ¿Eres Alejandro?

- Si... ¿Sucede algo?

La señora se pone a llorar. - Porfavor. - Se coloca las manos en la cara. - Tienes que ayudar a Maichel, porfavor.

Al escuchar eso se quedo sorprendido. - ¿Yo? ¿ayudarlo?

- El dice que quiere hablar contigo, que vayas a su casa a las nueve de la noche. - Se seca las lagrimas del rostro. - Ayudalo, porfavor.

Tras aceptar la señora tomo su mano con las dos de ella, como si fuese alguna especie de cruzada, una vez la señora se retiro, el volvio a casa a comer algo antes de salir a cumplir el favor que le pidio la señora.

Llego a la casa en que ocurrio el accidente, la puerta esta abierta, quiza alguien ya esta adentro. - Maichel... permiso, vine tal como pediste...

En la casa nadie responde, mira a la cocina pero con las cintas sabe que no es buena idea ir alli, mira las escaleras. - Voy a subir... - No esta seguro de si esto es correcto.

En el pasillo del segundo piso, ve que una de las habitaciones tiene la luz encendida, con extremo cuidado empieza a caminar, a dos puertas de distancia otra habitacion se abre, alguien empuja a Alejandro contra la baranda. - ¡Me lo prometiste! ¡Me lo prometiste! - Los ojos de la persona estan llenos de una rabia que oculta un dolor extremo, aprieta la camisa del chico que esta al borde de caer con todas, si no fuese por que Alejandro usa sus brazos para contrarrestar la fuerza del agresor, ya habria caido desde el segundo piso.

- ¡Maichel! Soy yo, soy Alejandro.

Maichel deja de hacer fuerza, pero aun no lo suelta, solo lo observa con detenimiento.

Ahora es un buen momento para tranquilizarlo. - Ya puedes soltarme, todo va a estar bien.

Empiezan a caer lagrimas de los del dueño de casa. - ¿Por que no me mato? El lo prometio, hice lo que me pidio.

No entiende nada de lo que dice su amigo. - ¿Quien?

Nuevamente lo toma con fuerza pero esta vez lo acerca contra su cuerpo. - ¡Me mintio! - Soltando a su invitado, se va a su habitacion.

Alejandro se queda de pie entumido por la situacion, tiene muchisimas preguntas. Para hallar respuestas a ellas va al cuarto en que entro Maichel.

El joven esta acostado en el suelo, mirando al techo. - Los colgo, los colgo, en mi cocina los colgo y a mi me abandono.

- ¿Te abandono?

- Alejandro... Alejandro. - Empieza a hablar como si no estuviese presente. - El ya es el ultimo, necesito su numero, no tengo su numero. - Mira que tiene un espectador. - Tu. - Lo señala con el indice. - Dame el numero de Alejandro, si se lo doy, de seguro el cumplira su promesa.

Sin duda lo que halla pasado le causo alguna clase de demencia, de modo que le siguio el juego. - Dame tu celular y te dare su numero.

Se puso extremadamente alegre. - Gracias, gracias,  no sabes cuanto me ayudas con esto.

Una vez le entrego el numero, se despidio, aunque no recibio respuesta solo le escucho decir "El estara feliz"

Alejandro se fue a casa extrañado por todo esto, pero sabe que no hay mas vuelta que darle, esta de vacaciones y el proximo año entrara a la universidad, sera mejor que aproveche estos meses al maximo.