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11: Eres mi Musa.

Ha sido un mes para nada fácil y con muchas lágrimas derramadas en las almohadas, había una melancolía muy grande en mi casa desde que anunciamos nuestros planes y aunque a varios no les agrade la idea a Máximo y a mi nos emociona. Y sobre el tema del embarazo ha sido difícil quedar embarazada, durante toda mi vida he tomado muchos medicamentos que alteraron una parte.

—De seguro fue ese último que me recetaron.

Regresábamos de una visita medica donde nos habían informado que el quedar embarazada será difícil para mí por dos razones; el medicamento que tomé y me afectó y por mi deteriorado estado de salud.

—Sienna, cumpliré tu sueño mi vida.

Max ha estado a mi lado en todo momento y es quien sostiene mi mano cuando me practican los exámenes rutinarios y aunque algunos duelan él logra hacer que sea mínimo.

—¿Y si no lo logramos? —. Tenía miedo, era mi sueño y quería hacerlo realidad.

—Ten fe, Sienna, mucha fe. —. Besa mi coronilla y sale un momento de la habitación para ir por mi agua, debo tomar una pastilla ahora.

Quizás para todos suene una locura pero deseaba con todas mis fueras a ese bebé. Anhelaba tenerlo entre mis brazos, conocerlo y decirle lo mucho que su padre y yo lo amábamos. 
Aunque eso implique tenerlo en mis brazos por un corto tiempo…

Max regresa minutos más tarde con mi vaso de agua y amablemente me ayuda con la pastilla para luego recostarse a mi lado acariciando mis mejillas y mi azulado cabello que tanto le gusta.

—A veces creo que este cabello tiene un hechizo…

—¿Por qué?

—Porque no paro de amarte en ningún momento, Sienna.

Mi corazón siempre se derrite cuando me dice esas palabras tan lindas y tan llenas de sentimientos. Lo amaba como a nadie nunca amé. Máximo era mi cómplice en todo, es mi mejor amigo, mi amante, mi esposo, mi novio y mi todo. La vida tiene sentido por él, regresó mi sonrisa y el brillo a mis ojos por él.

—¿Te apetece salir un rato a pasear al bosque? —. Me propone.

—¿Qué tramas? —. Y sonreí cuando él lo hizo.

—Hacerte feliz, amor. Ese es mi propósito desde que te conocí. 
Siento que todas en esta vida merecemos a alguien que nos ame como Max me ama a mi.

Él me ayuda a ponerme una ropa más cómoda y cuando bajamos las empleadas tenían una cesta de camping preparada por lo que asumo esto estaba planeado. Me toma de las manos y nos adentramos al frío bosque. Mi cuerpo no puede exponerse tanto y por eso Max me preparó con muchas chaquetas y una colcha más gruesa por si el frío persiste.

—¿Y tú plan cuál es?

—Leer con mi esposa.

¿Qué había dicho?

—¿Max?

Él no dice nada y llegamos a la sombra de un árbol en un hermoso campo cubiertos de lirios rosados hermosos. Él tendió la manta y sacó la colcha gruesa para cubrir mi cuerpo, me pidió que recueste mi cabeza en sus piernas y él saca de la cesta unas fresas para mí, unas uvas verdes para él y un libro con la portada azul.

—¿Y ese?

—¿Recuerdas que pronto es tu cumpleaños, verdad?

Entorné mis ojos, le había dicho que no quería nada.

—Max…

—Este no es un libro cualquiera, Sienna. —. Y él lo abre frente a mis narices para pasar a leer la dedicatoria.— “A todo el que sueña con la promesa de un amor pasional y comprensivo; os informo que cuando menos lo vean ya estarán envueltos entre sus brazos”

—¿Y eso que tiene que ver con mi cumpleaños? Y te recuerdo que no quiero obsequios, suficiente tenemos con los gastos de la mudanza a Londres y la estadía de tus padres y Elida.

Me apena como no tienen una idea molestar a mis suegros y cuñada, ellos tienen una vida y la han dejado de lado por estar conmigo y con mi esposo.

—Es tuyo.

—¿Cómo que es mío? —. Atónita se lo quito de las manos para leerlo.

“Y apareciste de la nada en medio de la noche cuando ya no tenía sentido para vivir, aún cuando mantenía mis esperanzas por el suelo apareciste y me diste un nuevo color. Siempre había creído la teoría de que el azul es el color más triste de la paleta pero al verlo en ti y ser parte de ti comprendí que todos esos tíos estaban errados y que el color azul es el más feliz de toda la paleta de colores.

Fuiste aquella luz en medio de la oscuridad que tanto había esperado y aunque al principio no lo noté ahora te digo que es así y que te amé aún sin conocerte del todo bien. Te busqué aún cuando no sabía si estabas comprometida con otro o si de verdad querías volver a verme. Te atrapé una vez y no pienso soltarte y si de esta vida me huyes créeme amor mío que en la próxima iré por ti, volvería a cruzar por esa calle si alguien me da la certeza de que volveré a conocerte.

Quizás no sea el hombre más romántico de todo el mundo pero hice este libro como muestra de lo enamorado que estoy de ti y de lo mucho que le agradezco a Dios por haberte puesto en mi camino. Te amo más que a nadie en todo el universo Sienna Harrison. Y este libro es para ti, todo lo que soy es para ti.

Una vez conocí a una hermosa chica con vitíligo y ahí quedé, me enamoré de ella.”

—Max definitivamente tu me harás llorar a mi. —. Me reincorporé para verle y el muy muérgano tenía una sonrisa en sus labios.— ¿Escribiste un libro para mí?

—Eres mi salvavidas en la vida, Sienna. Y como no puedo pagarte todas las sonrisas y buenos momentos que me has dado pensé en que tal vez te gustaría que te escribiera un libro de como nos conocimos, de como nos enamoramos.

—¿De verdad existes? ¿O es solo un fármaco haciendo que alucine cosas?

Max eliminó toda distancia besando tiernamente mis labios haciéndome ver qué es real y que de verdad está enamorado de mi y de todo el desastre que soy.

—Haré todo lo que este en mis manos para que siempre seas feliz.

—Lo sé pero ¿un libro de verdad? Es una locura…

—Mi hermosa amada, ¿a caso nunca le han dicho que el amor nos hace cometer locuras por el otro ser? Sienna si me pides correr un maratón por toda Europa lo cumplo. Si me pides un caballo te lo compro. Si me pides el riñón no dudaría nada en dártelo. Te doy mi vida y mi alma por salvar la tuya si me lo piden o sugieren. Muero y vivo por todo lo que eres y juro a Dios que si existe la reencarnación pido conocerte otra vez. Te buscaré en esta vida y las próximas solo para ver ese azulado de nuevo.

Lo amaba como a nadie y él me amaba a mi, a la torpe de Sienna Harrison a la que una vez todos le rompieron el corazón.

—¿Lo has vendido?

—Todos lo que gané por la publicación del libro lo estoy invirtiendo en los procedimientos que necesitas para quedar embarazada y por supuesto para una fundación que ayuda a pacientes con cáncer de piel y con Vitíligo y con cualquier otra enfermedad de la piel.

—Eres el ser humano más bondadoso de todo el mundo, ¿te lo he dicho?

—En varias ocasiones pero aquí la estrella eres tu mi amor, está versión solo la puedes tener y ver tú.

Era esto lo que me hacía amar a Máximo, era su entrega a mi lo que me hacía ver qué había elegido al esposo perfecto y al gran hombre que será un buen padre. En el fondo de mi corazón se que si tenemos a nuestro bebé tendrá a un padre amoroso, dedicado y complaciente. Porque si, Max al estar muy enamorado cumple con cualquier capricho que se te ocurra y se que con un hijo de ambos será un mimador.

—¿Y al final que pasa con los personajes?

La cubierta del libro era preciosa y muy simbólica para nosotros que somos los protagonistas de la hermosa historia de amor entre una chica que padece de Vitíligo y de un modelo que recién empieza en la industria.

—Él le pide matrimonio y son felices juntos por siempre.

—Se acerca a la realidad…

—Está basado en hechos reales, amor.

—¿Y a los lectores les gustó la historia?

Max se elevó de hombros curvando sus labios.

—Todo el que lo lee me dice que termina llorando. Tal vez fui muy sentimental en algunas partes…

—¡No los hagas llorar! —. Le golpeé con delicadeza y nada de fuerza su hombro pero el muy dramático fingió que le dolía.

—Lo siento pero si yo sufrí viviendo todo eso lo justo es que todos los demás lloren al leerlo.

—Touché.

La tarde al lado de mi amado esposo fue sin duda la mejor de todas que hemos tenido en años para llegar a la casa y encontrar a toda la familia reunida en la sala. Mis suegros leían en sus tabletas mientras que mi cuñada y Elida juegan al ajedrez.

—¿Quién va ganando? —. Pregunta Max al dejarme en el sofá.

—Elida. —. Responde su hermana mientras mueve la pieza de color blanco.

—Ay, que mal quería que ganaras hermana. —. Elida le avienta un almohadón a mi marido haciendo que ría.

—¿Ya sabe lo del libro? —. Le pregunta mi suegra a mi esposo al verme observarlo aún más enamorada de él.

—Tenía que hacerlo, ella es la musa de aquella obra de arte. Mi musa…—. Me sonrojo al tener la mirada de un Max enamorado puesta sobre mi.

—Te juro que si nadie me mira de la forma en la que Max ve a Sienna no quiero nada.—. Le susurra mi mejor amiga a mi cuñada y la otra rubia está de acuerdo.

—Mis expectativas están muy altas como para amar a cualquiera. ¡Le escribió un libro!

—¡Le canta sus canciones favoritas!

—¡Le ayuda a pintar su cabello de azul!

—¡Le da sus medicamentos!

—¡La ama genuinamente!

—No, Elida. Aquí terminaré soltera toda mi vida, nadie me amará como mi hermano ama a mi cuñada.

Y Elida está de acuerdo con mi cuñada y lo cual me hace reír.

—Tienen una buena fe a nuestro matrimonio.

—Ah claro, y si se separan el amor dejará de ser dorado y pasará a ser triste. —. Me responde Elida.

—¿Y quién dice que dejaré a mi esposa? —. Max cae a mi lado por lo que me acomodo bien para recostar mi cabeza en su hombro.— El matrimonio es hasta la muerte

—Y después de ella. —. Susurro.

—Si, y después de ella.

Max besa mi cabello y todo para mí es perfecto.

Los días pasan y el éxito del libro que me escribió Max es grande y con cada día que pasa aumenta cada vez más hasta el punto en dónde una editorial para invitarnos a una fiesta de gala importante. Mi esposo antes de aceptar me preguntó y obviamente iríamos.

—¿Te gusta este?

Es la primera vez que Max me ve con un vestido de gala súper hermoso.

O bueno la primera vez luego de recaer.

—Todo se te ve hermoso, mi vida.

—Se crítico no amoroso.

—Es imposible cuando se trata de ti. —. Y ya bueno, se que si voy con un saco de patatas él me verá y dirá que soy la mujer más hermosa que sus ojos nunca antes vieron.

Elida me ayudó a elegir un vestido de color azul marino y me peinó alisando mi cabello dejándolo suelto como siempre y maquilló mi demacrado rostro con todo tipo de maquillaje. Ya a las siete de la tarde estaba preparada y solo faltaba bajar para que mi esposo y su familia me vean.

—Oh dios ese hombre de verdad está enamorado de ti. —. Menciona Elida al terminar de aplicar rubor en mis cachetes.

—¿Lo dices o lo preguntas?

—Lo afirmo. Después de todo este tiempo te sigue amando, Sienna.

Sonreí al pensar que había encontrado un lugar seguro para mí corazón.

—Siempre.

Y los silbidos de todos inundan mi sala al verme bajar con este hermoso vestido a diferencia de Max que estaba de espaldas aguardando por mi.

—Me siento como si me estuviera casando otra vez.

—¿Es bueno o malo? —. Le pregunta Mr. Charles sonriente.

—Es demasiado bueno.

—Ahora ve a tu hermosa esposa, Máximo.

Él no esperó mucho y se giró.

Literalmente les puedo afirmar que sus ojos casi abandonan su cuenca y su padre tuvo que sujetarlo del brazo porque casi cae de espaldas.

—¿De verdad está hermosa mujer es mi esposa? —. Le pregunta a mi cuñada haciendo que ría.

—Afortunado que eres al tenerla de esposa.

—De verdad que lo soy, no comprendo como una mujer tan hermosa sea completamente mía.

Y él esboza una sonrisa que me hace sentir millones de cosquillas.

Al llegar a la editorial todos se nos quedan viendo impresionados debe ser por ser tan jóvenes y ya estar casados o porque soy parecida a la protagonista del libro que escribió mi marido. Max me ayuda a sentarme en una silla en las primeras mesas cercanas a la tarima grande que habían montado.

—¿Champagne? —. Nos pregunta un camarero con traje de pingüino.

—No amigo, muchas gracias. —. Y el chico se retira amablemente.

—¿No beberás? —. Le pregunto a mi esposo al quedar solos.

—¿Para que consumir alcohol? Te tengo a mi lado y con eso es suficiente para tener la mejor noche de toda mi vida.

—¿Máximo y Sienna? —. De inmediato nos ponemos de pie, o solo mi esposo ya que si me muevo rápido me dolerá el cuerpo así que con pena me quedo en mi silla, al momento en que un hombre regordete y con muchas canas venir a nosotros.

—Es un gusto conocerle he oído cosas grandes de usted. —. Le dice Max.— Le presento a mi esposa Sienna.

—Es un gusto. —. Digo desde mi asiento.

—Es bello encontrarse con una pareja joven tan sólida y amorosa, la mayoría de los jóvenes no duran ni el mes con su pareja y ustedes hasta casados están.

—Ella es mi luz le digo que sin Sienna no puedo vivir.

El hombre nos acompaña en la mesa con su señora esposa, quien aparece unos minutos después.

—Ella es Jensen mi esposa.

—Es un gusto conocerlos mi esposo no paraba de hablar de ustedes.

Es una mujer alta de cabellos rubios dorados, grandes ojos azules y una piel con varias arrugas pero que no le quitan la belleza que de seguro en su juventud tuvo.

—Es un halago tan grande saber que habla de nosotros. —. Le responde Max sin soltar mi mano.

—Leí tu libro Máximo y la forma en la que te expresas de tu esposa es muy hermosa, me hacen pensar en mi relación con mi esposa en sus inicios.

—¿Y de verdad casi la atropellas? —. Le pregunta Jensen a mi esposo interesada.

—Fue gracioso pero si casi la atropello. —. Y Max me ve para incluirme en la conversación.

—Y luego de eso no nos vimos más hasta la noche en el karaoke donde cantamos…

Y de repente suena aquella canción que marcó un para siempre en mi vida. Max sonrió al escucharla.

—Es está canción que cantamos la segunda vez que nos vimos. —. Les dice mi esposo y la pareja mayor no duda en sonreírnos.

—¿Y como supiste que amabas a Sienna, Max? —. Le vuelven a preguntar.

Y esa es mi historia favorita; saber cómo mi amor se enamoró de mí aunque ya sepa porque vivo preguntándole que vio en mi que lo hizo amarme.

—Lo supe la primera noche que nos vimos y lo sentí por todo mi cuerpo pero más en mi corazón, lo comprobé cuando no paraba de pensar en ella hasta que encontré a su amiga y le supliqué conocer a la bella chica de cabellos azules. Planee conocerla porque me lo propuse, la vi y dije que ella sería mi esposa. Y quizás el más afortunado soy yo al tenerla en mi vida, aún le estoy pagando por los buenos momentos.

Jensen suspira encantada con el breve relato que les ha dado mi esposo. Y que dichosa me siento al tener a un gran hombre expresarse de ese modo de mi ante extraños.

—¿Ves, Rogelio? Debes de ser un poco más como Máximo. —. Le riñe Jensen haciendo que ría un poco.

La pareja se aleja de nosotros a mitad de la noche ya que deben partir a su casa a ver a sus nietos antes de que duerman. La gala aún seguía con muchas personas tratando de hablar con nosotros pero al segundo en que le informo a mi esposo que estoy agotada él insiste en irnos.

—¿Te agradó salir está noche? —. Me pregunta cuando ya estamos en nuestra habitación.

—Fue interesante.

Él me ayuda a quitarme las plataformas que Elida quiso que usara y a bajar el cierre de mi vestido para ayudarme ajustarme una bata de dormir de seda.

—Esa tal Jensen le encantaste. —. Susurré a sus espaldas cuando se está quitando la corbata.

—¿Qué? —. Me ve desde el espejo.

—A Jensen. Le has gustado a Jensen.

Vi como veía a mi marido y no me importa que ya sea abuela no debe estar viendo por mucho tiempo a hombres ajenos.

—¿Y a mi que me importa eso? Yo solo te estaba viendo a ti, amor.

Y si lo hacía, Max no quitaba la mirada de mi en ningún momento ni cuando se acercaban mujeres a querer hablarle.

—¿Estás celosa de Jensen? —. Y él se gira viéndome con burla.

—¿Tu que crees?

—Que estás malita, aquí a la única que amo es a ti, Sienna. Mi vida eres tu.

—Eres demasiado amoroso ahora entiendo porque le gustas a todas.

—Pero es que a mí me importa gustarte a ti. —. No soy celosa pero con mi Max no.

Solo lo miré sin decir nada pero Max sonrió burlándose de mis descabellados celos. Él sabe que no soy celosa con nada ni con nadie pero si con mi relación y con él, así como él lo es conmigo.

—¿Te agradaría que otro me haga ojitos?

—Te he mencionado que no soy celoso para nada pero contigo si, si alguien intenta pasarse de listillo se las verá conmigo.

—Ay que romántico.

—Todo tuyo, Sienna. —. Y elimina el espacio que nos separa para agarrarme de las mejillas con cuidado.

—¿Mío?

—Siempre.

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