08: Y así fue como supe que te encontraría en Alcancemos las Estrellas.
#S&M
El año estaba llegando a su final, estábamos en las últimas semanas de diciembre despidiéndonos de lo que vivimos durante todo este año y de lo que aprendimos y conservamos de el.
Elida agradeció por encontrar un trabajo donde se aprecia lo que está haciendo, dónde no la mantienen hasta altas horas de la noche limpiando mesas y organizando las computadoras. Deseó que quedará atrás lo malo que vivió, soltó su dolor y frustración para darle paso al agradecimiento y felicidad.
Norman agradeció finalmente ser feliz y ser quien era realmente, dejó de fingir algo que no era solo para complacer al machista de su papá. Abandonó su trabajo en el McDonald’s para comenzar con clases de ballet contemporáneo, siempre fue su pasión bailar.
Máximo agradeció encontrar mucho campo laboral como modelo, finalmente le cedió el trabajo en la empresa a su hermana y continuó con el modelaje que era su verdadera pasión. Agradeció el haberme conocido aquella noche en la oscuridad ya que de algún modo Dios me mandó a su vida inesperadamente, segundos antes de casi atropellarme venía triste conduciendo mientras que pedía ser feliz.
Yo agradecí tener a personas en mi vida que realmente me quieren, tener a Elida como una buena amiga y sustituta de la mamá que algún día quise tener, conocer a Max solo me trajo cosas buenas en la vida, su presencia era fundamental para que tú esté feliz. Solté todo lo malo que viví durante mi niñez, los malos tratos que recibí de mis padres y familiares, perdoné a quien me lastimó y olvidé a quien me humilló. Ser rencoroso solo trae malos momentos a tu vida, es como un veneno que no sacas nunca y te absorbe. No es bueno vivir así.
Mi relación estaba muy bien, ambos nos seguimos amando incluso más que la primera noche.
Mi amistad con Elida durante estos meses se fortaleció muchísimo al igual que la comunicación, nos volvimos muy cercanas y muy buenas amigas.
La hermana de mi novio fue una dulzura conmigo y aceptó que su hermanito estuviera enamorado de una chica enferma como yo.
—¡Pero si eres una lindura!
La rubia apretó mis cachetes con confianza y chilló como si viera a un bebé pequeño
—¿Hermana? —. Mi novio observó a su hermana con el ceño fruncido.
—¡Es que mírala! Sienna es muy linda… ¡Y mira ese cabello azul! Le queda tan lindo. —. Ella me miraba como si fuera una niña y no me molestó, me causó ternura y gracia.
La vista desde la casa de mi novio eres mucho más grande y bonita, podía ver desde otra perspectiva la ciudad.
—¿Qué ves mi vida? —. Él me abraza por la espalda y descansa su barbilla en mi hombro.
—Solo miro en todo lo que cambio mi vida en un año.
—De eso también hablé con mis papás y su respuesta fue que todo pasa por algo. Por algo tu debiste ese día salir tarde de clases, por algo yo pasé por esa calle, por algo Norman hizo lo que hizo e igual Elida. Nada es por azar.
¿Qué habría pasado si yo nunca hubiese venido aquí?
¿Habría conocido a Max?
¿A Elida?
¿Todo esto me estuviera pasando?
Miro atrás y recuerdos de una indefensa niña de cabellos rubios y mirada temerosa viene a mi mente, de todo el maltrato que recibí por parte de mis padres y familia, del desagrado que recibí por ser enferma de la piel.
Aunque mi madre no haya sido la mejor y jamás me quiso, yo muy en el fondo guardaba la esperanza de que cambie y me busque, que me encuentre y pida perdón. Es imposible creer que pase pero mi corazón de pollo guarda la fe.
Elida solía decir que mi corazón era demasiado bueno como para odiar y guardarle rencor a alguien, aunque ella desprecie a mi madre por todo el maltrato que recibí sabe que de no ser por ella yo ahora no estuviera aquí y de eso no haber pasado jamás los habría conocido.
Lo que experimentaba con mi novio únicamente las había visto en mis películas favoritas o en los libros que a veces leía cuando estaba sola, yo nunca tuve un pretendiente, jamás fui del gusto de los chicos y siempre que tenían oportunidad me menospreciaban.
—¡Oh pero miren a esa cosa!
Yo tapaba mis oídos con mis manos mientras que en mi mente repetía que todo va a estar bien, que el maltrato no es eterno y que yo pronto seré feliz.
Los niños me jalan de mi cabello tratando de hacer que los mire, yo me negaba a obedecerles. Me deslicé hasta caer en mi piso ocultando mi cuerpo con mis piernas cuando ellos comenzaron a patearme.
—¿Qué pasa, cosa? ¿Te duele?
Nunca gritaba o lloraba cuando ellos me golpeaban, si lo hacía volverían a pegarme más fuerte y no quería eso.
Mi cuerpo se estremeció con solo recordar todo lo malo que viví antes de estar aquí, de todo lo que tuve que soportar para ser quien trataba de ser ahora.
Quizás no tenga una idea de lo que quiero en unos años, quizás aún me falta conocerme más a profundidad pero si de algo estoy segura es que soy feliz, eso que una y varias veces pedí a Dios se había hecho realidad. Tenía a una mejor amiga que me apoya en cada locura, que me inspira a salir de mi zona de confort, tenía una carrera que amaba con desenfreno y a un novio fantástico, ya todo lo que una vez quise lo tengo y no necesito más.
—Te amo, Pitufina.
El efecto que tienen sus palabras en mi nunca morirá, siempre que me diga esas hermosas palabras mi rostro completo se tornará de un color rojo bermellón.
—También te amo, Modelito.
Besa mi mejilla y frente para luego regresar a su posición inicial.
—¿Quién diría que estaríamos juntos? Aquella noche que te conocí creí que sería la única vez que te vería.
—Yo también, es decir nunca pensé que irías a dónde Román Galilei explícitamente esa noche que estuve cantando. —. Y me reí, todo el tema de la coincidencia me causa gracia.
—¿Qué dirías si te dijera que nada fue por coincidencia? ¿Y que yo sabía que esa noche irías a Alcancemos las Estrellas?.
Alcé una de mis cejas y lo miré con curiosidad.
—¿Cómo así?
—Permíteme contarte mi lado de la historia o una parte de ella. —. Él me agarra de la mano y juntos ocupamos asiento en dos sillas que habían en el balcón.— La noche después que te conocí volví a cruzar por ahí pensando que te encontraría pero no pasó, e hice lo mismo como por al menos dos semanas. Hasta que me encuentro con Elida, le pido ayuda ya que andaba buscando una chica hermosa de cabello azul a lo que ella me responde: “es mi amiga” cuando lo dijo la emoción no me entró en el pecho por lo que automáticamente le pido ayuda para verte, ella me dice que eras muy tímida y bastante alejada de las personas y que mi insistencia podría asustarte. Dios, yo no quería perderte de vista por lo que planeo con ella vernos dónde Román Galilei. Esa noche que te vi cantar no fue coincidencia, Elida me ayudó a encontrarte y a conquistarte. —. Lo miraba asombrada, Max era un chico bastante decidido y lo amaba por eso. Él sonrió divertido y continuó—: Y así fue como supe que te encontraría en Alcancemos las Estrellas.
—Me salió psicópata el modelito…
Él acerca su rostro al mío mientras juega con un mechón de mi cabello.
—Haría eso y mucho más solo para encontrarte. Y lo volvería hacer en las próximas vidas, todo solo por volver a coincidir contigo.
La semana pre final del año estaba llegando a su final, y las emociones estaban a flor de piel.
Max había estado muy raro está semana pero quise creer que era por la cantidad exagerada de trabajo que se le vino encima, y Elida igual anda muy rara ya no dura ni media hora en casa cuando sale sin dar señales. He pasado toda esta semana un poco delicada de salud, el dolor en mis manchas había vuelto y por ende debía quedarme en mi habitación y cuidar de mi, no quería molestarlos ya que su trabajo estaba siendo pesado.
En la soledad de mi habitación comienzo a sacar de un cajón los tintes que se vez en cuando le aplicaba a mi cabello para mantenerlo azul, lo aplico con cuidado de no manchar mi cara o mi cuello. Le aplico bastante a la raíz de manera que no se vea lo blanco.
A los treinta minutos ya estaba dentro de la ducha sacando el tinte de mi cabello y lavando con extremo cuidado de mi cuerpo.
Era está clase de momentos que yo de vez en cuando necesitaba, estar un día sola dándome cuidados a mi y velando por mi, era la promesa que le había hecho a Elida y debía cumplirle. Salgo de mi habitación con mi pijama de ositos favorita en dirección a la cocina, me prepararía un sándwich ya que en todo el día no he comido nada.
Enciendo la radio y coloco la emisora que siempre escucho cuando hago deberes o cocino, según yo con música soy mucho más rápida que sin ella. La música me ayuda a hacer del tiempo más lindo y mucho más divertido, en cambio cuando no la escucho me siento mal y muy triste.
Mientras limpiaba en la radio no paraban de decir que saliéramos a nuestros balcones y viéramos lo que pasaba en el cielo, yo no podía ya que si trata de un fenómeno natural podría lastimar mi piel más de lo que estaba. Ignoré el insistente llamado y pasé a barrer la cocina y a cambiar los manteles del mesón por unos limpios.
Pero el locutor volvió a pedir insistente que saliéramos a nuestros balcones, yo me negué rotundamente ya vería por internet aquel fenómeno.
Pero algo cambió cuando en medio de su transmisión gritó mi nombre.
—¡Sienna, sal al balcón!
Frunzo mi ceño y antes de que pueda seguir escuchando me encuentro a mi misma corriendo hasta el único balcón que había en mi edificio, y con mucha curiosidad comienzo a mirar por todo el cielo azulado.
Había un helicóptero o lo que sea que es en el cielo dejando sus rastros en el mismo pero curiosamente eso era un mensaje. Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver que decían, de la emoción no pude más que sentarme en la silla a llorar desconsoladamente sin poder creerlo.
¿Por qué hace todo esto?
Mi corazón dolía pero no sabía si de la felicidad o de la tristeza.
¿No sabe que mi tiempo en este mundo estaba contra reloj? ¿Qué moriré y él quedará aquí? No quiero que sufra mi ausencia, quiero que siga siendo quien era antes de que yo llegara a su vida, que fuera feliz luego de mi muerte pero con esto no puedo, ya es demasiado.
“Cásate conmigo, Sienna.
Te ama, Máximo”
¿A caso no sabe que el matrimonio no es cualquier cosa?
¿No sabe lo que esto significa para mí?
—¡Estás demente! —. Le grito cuando lo veo entrar a mi departamento con Elida.
Él mira confundido a mi mejor amiga rubia, ella solo se eleva de hombros.
—¿Qué dices, Pitufina? —. Intenta acercarse pero lo evito.
—¡La propuesta! —. Me sonrojé al recordarla, me crucé de brazos queriendo parecer intimidante.
—Oh la propuesta. —. Él se rió suavemente y regresó su bella mirada a mi.— Sigo esperando tu respuesta.
Mi mandíbula casi cae al suelo de la impresión, o sea que si es verdad o no una broma de mal gusto…
¡Y yo lo ataque!
—¿En serio te quieres casar conmigo? —. Le pregunté en voz baja, no quería llorar otra vez pero es inevitable.
Max asiente y se acerca, abraza mi cuerpo aún cuando sigo con mis brazos cruzados. Besa mi cabello y frente y repite.
—¿Te quieres casar conmigo, Sienna?
—Estás demente… —. Susurré haciendo que ría.
—¿Por qué? Solo quiero estar contigo toda la vida, es una decisión que tomé con mis papás y ellos nos apoyan.
—Yo no viviré toda la vida, Max… y cuando menos lo veas yo estaré bajo tierra.
Mis ojos picaban por volver a derramar las lágrimas que amenazaban con salir.
—Silencio. Te apuesto a que estaremos toda la vida juntos, y que cuando seamos unos ancianos nos reiremos de esto.
Fue casi imposible no reírme por su emoción, y es que aún no puedo creerlo.
—¿De verdad te quieres casar conmigo? —. Susurré tímida mi pregunta.
Él asintió y acarició mi mejilla y mentón, pasó un cabello por detrás de mi oreja.
—Es lo que más quiero en el mundo, Sienna.
—Creí que lo que más querías en el mundo era firmar contrato con una agencia muy importante. —. Le recordé entre risas.
Él negó conteniendo sus carcajadas.
—Es lo segundo, lo primero es que quiero que seas mi esposa.
Lo miré sin creerlo todavía, sin creer que iba a casarme con el amor de mi vida.
—Acepto.
Él esbozó una gran sonrisa que hizo derretir mi corazón.
—¿Toda la vida juntos?
—Toda la que podamos.
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