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Capítulo Único.

Rosé se metió a la casa de Jennie, dejando las llaves y los contenedores de comida para llevar en la encimera de la cocina. Ha sido una semana larga resolviendo un caso de esos que son bastante asquerosos y ambas decidieron celebrar que todo había terminado, teniendo un viernes casual de películas en la casa de Jennie. Rosé siempre traía la comida y recientemente Jennie había decidido darle un juego de llaves extra de su casa. Ninguna de la dos pensaba que era raro, pues ambas eran bienvenidas al hogar de la otra abiertamente y se sentía natural.

-Traje algo de cena. ¡Espero que tengas ganas de comida china!- Rosé le avisó mientras se quitaba y colocaba su chaqueta sobre la silla.

Rosé escuchó los tacos de Jennie sonar en las baldosas y pudo oler un atisbo de su dulce perfume antes de voltearse y verla completamente. Kim Jennie era hermosa, perfecta en su apariencia. Esta noche estaba “casualmente” vestida en unos jeans muy apretados que acentuaban deliciosamente su trasero y una simple blusa que formaba sus senos. No estaba usando sus tacos más altos, pero no sería Jennie si no tuviera un par de tacos adornando sus pies.

Rosé tuvo que forzar su mirada hacía otro lado. Imaginar lo que tu mejor amiga tenía bajo toda esa ropa no era muy apropiado.

-Luce delicioso y tengo un vino blanco perfecto para acompañar- Jennie sonrió, moviéndose para sacar el vino del gabinete.

Rosé gruño ligeramente para sí misma, mientras Jennie se estiraba para alcanzar las copas que estaban en la última repisa del gabinete, causando que la blusa se le levante exponiendo su abdomen.

Enfocando su atención hacía el refrigerador para coger una cerveza, Rosé trató de no pensar en cómo se sentiría tener a Jennie apresada entre su cuerpo y la encimera, y como se verían sus mejillas sonrojadas por el sexo.

-Mi mama te invitó a cenar mañana domingo- Rosé dijo tratando de liberarse de los pensamientos pecaminosos que estaba teniendo su cerebro.

-Qué considerado de su parte. Dile que llevaré el postre- Jennie sonrió, sentándose con su vino y su contenedor de comida china en el sillón a lado de Rosé. Siempre se sentaban demasiado cerca y ninguna de las dos le daba mucha importancia.

Jennie le sonrió a la chica que estaba sentada a su lado. La chica que había cambiado su vida por completo. Aquí estaba ella sentada en su lujoso y caro sillón, comiendo de un contenedor. Rosé había puesto su mundo de cabeza en más de una forma. Por primera vez, Jennie sentía que tenía una familia.

Sonriéndole tontamente a la detective, Jennie tomó un sorbo de su vino.

-¿Qué vamos a ver esta noche?- Rosé preguntó, casi adivinando cuál sería la respuesta. Tenía que admitir que aunque no le gustaban particularmente los documentales estaba dispuesta a verlos por Jennie. Además, Jennie ha estado hablando de un documental en especial que estuvo pasando toda la semana y no tuvo la oportunidad de verlo por ocuparse del caso.

Jennie sonrió satisfecha para sí misma, entendiendo que Rosé ya había cedido a ver lo que ella quisiera –Bueno, hay un documental de un estudio que están haciendo en el Canal Médico…

Rosé le volteó los ojos, tomó el control remoto, prendió el televisor, puso el canal y se sentó casi recostándose en el sillón, comiendo tranquilamente de su contenedor como una nutria; hasta que la intro del documental empezó.

“Hoy en el Canal Médico. ¿Te excita ver porno? Diferentes tipos de porno, cuál crees que puede ser el que te excite más. Aprende acerca de tus preferencias sexuales esta noche aquí en el Canal Médico.”

Rosé casi se atora con su arroz y chancho frito. – No… No, no, no. Lo siento, no vamos a ver un documental sobre porno.

Jennie frunció el ceño -¿Por qué?- Su cara gritaba inocencia.

-¡¿Por qué?! ¡¿Es en serio, Jennie?!- Rosé preguntó completamente asombrada. –¡Es porno! O sea, como, ¡Dos personas desnudas y follando! No quiero ver a un tipo asqueroso tirandose a una tipa con tetas grandes.

Jennie puso su comida a un costado y ladeando su cabeza hacía Rosé le dijo –No hay nada de qué avergonzarse. El porno es legal para cualquiera mayor de 18 años. Tú tienes 20 y yo 21. La industria del porno recolecta cerca de un cuarto de sus ganancias en Miami. No es tan taboo como lo fue cuando tu mamá estaba creciendo. Además, nunca dije que sería entre un chico y una chica.

Rosé se quedó con la boca abierta de par en par - ¿Disculpa?

-Me refiero a que el porno es aceptable de una forma…

-No, entiendo a lo que te refieres Jennie- Rosé soltó un suspiro –Lo que quería saber es… ¿a qué te refieres con que “no entre una chica y un chico?” Exactamente ¿Cuál es la clase de porno que te pone ¿Ah?- Tan pronto como las palabras dejaron sus labios, Rosé se arrepintió de haber hecho la pregunta por varias razones.

-Bueno… No estoy segura. He visto algo de porno en el pasado por razones investigativas, pero tengo que admitir que esta es mi primera vez mirando porno por razones recreacionales. Y el especial de esta noche es sobre un peculiar tipo de porno lésbico- Jennie sonrió, leyendo la descripción de la revista en su mesa.

Rosé se mordió el labio, cerrando brevemente los ojos - ¿De verdad quieres ver esto?

-Sí, Rosie. Creo que será interesante ver las diferentes interacciones sociales y el…-

-Si vamos a ver porno lésbico juntas no puedes ponerte a analizarlo ¿Ok?- Rosé interrumpió advirtiéndole.

Jennie se rió y asintió. Hablar acerca de porno siempre ponía a Rosé inquieta y para ser sinceros, Jennie esperaba que Rosé se arrepintiera de haber aceptado de inmediato –Ok Rosie. Trato hecho.

Mientras el show comenzaba de nuevo, Rosé se acomodó en el sillón. Su comida estaba abandonada a un costado. No tenía ni idea de en lo que se acababa de meter. Cuando las imágenes pasaron en la pantalla Rosé estaba en la mitad de decirse a sí misma que esto no iba a afectarle. Que ver porno lésbico con tu mejor amiga, por quien has estado babeando desde la primera vez que la conociste, la amiga que hizo que te cuestionaras tu sexualidad; era completamente normal.

Rosé volteó la cabeza para ver a Jennie. Mordiéndose el labio, Rosé trataba de descifrar qué pasaba por la mente de Jennie, pero no podía. Sus ojos se desviaron hacía abajo, para mirar sus labios y de repente tuvo las ansias de besarla. Dichas ansias no eran algo nuevo, Rosé lidiaba con ellas día a día. Pero, querer besar a tu mejor amiga mientras veían un documental sobre porno… Rosé jamás pensó que sus vidas podrían volverse aún más raras.

Mientras Rosé miraba cómo se le abrían los ojos a Jennie a causa de la escena que estaba pasando, sintió un pulso de adrenalina recorrer a través de ella. Volviendo su mirada a la pantalla había una mujer con los ojos vendados y amarrada. La palabra “bondage” estaba escrita en toda la pantalla.

Rosé sintió como la humedad empezaba aparecer entre sus piernas… Esta sería una noche demasiado larga.

...

Rosé tenía los ojos abiertos de par en par, su respiración entrecortada mientras absorbía la apariencia de la mujer que apareció en la pantalla. La mujer tenía el cabello castaño y ondulado, un pecho de tamaño decente, abdomen plano, y un par de piernas tonificadas. Sus manos estaban atadas tras su espalda y tenía vendados los ojos. El escenario alrededor de ella era simple. Una cama con unas esposas que ya estaban colocadas en la cabecera, algunos juguetes sexuales puestos en un gabinete a lado y una silla. Nada más que eso, pues todo se concentraba en la mujer desnuda en el video.

Rosé quedó sorprendida cuando notó que dicha mujer se parecía a Jennie. A excepción de que Jennie era suave, delicada y flexible, mientras la mujer era algo más tonificada.

Tragando saliva, Rosé brevemente dirigió una mirada a la médica que estaba a su costado antes de regresarla hacia la pantalla. Sus bragas ya estaban mojadas y aún nada había pasado en la pantalla.

Cuando el clap de unos tacones sonaron a través del sistema de sonido surrond de Jennie, ambas miraron como la dominatriz apareció en la película. Esta vez fue el turno de Jennie para tragar saliva en excitación. La mujer bien podría ser la contraparte de Rosé. Era unos centímetros más alta y a las justas tenía un par de prendas vistiéndola. Unos shorts pequeños y un brassier de cuero difícilmente podrían considerarse vestimenta. Sus pies estaban en unas botas de cuero altas y su rubio y rebelde cabello caía sobre su tonificada espalda.

En una de sus manos tenia una paleta azotadora y pinzas para pezones. Ambas, Jennie y Rosé miraron intensamente cuando la mujer de cabello rubio se movió parándose a lado de la chica atada.

“Veo que ya estás lista y amarrada. ¿Lista para jugar, Kate?”

Jennie se decepcionó ligeramente cuando la mujer habló y no arrastraba las palabras rasposamente como Rosé lo hacía cuando hablaba.

“Sí, Ama.” Kate susurró en voz baja.

La habitación de repente se empezó a sentirse más caliente y Rosé extendió su mano para alcanzar su cerveza y tomársela toda de un sorbo.

La mujer en la pantalla se paró frente a Kate, sus manos agarrando toscamente sus senos. Kate jadeó en sorpresa y excitación.
“Hermosas. ¿Vas a hacer todo lo que te diga Kate?”

“Sí, Ama. Lo que sea.” Kate aspiró mientras su ama pellizcaba sus pezones endurecidos entre sus dedos.

“Eres mía para jugar”

“Sí” Kate gimió mientras su Ama sentía sus senos.

Jennie se mordió el labio. Visiones de Rosé esposándola y haciendo lo que quisiera con ella aparecieron en su mente. Deshaciéndose de sus tacos, Jennie disimuladamente trató de parecer que estaba acomodándose. Cuando en realidad se estaba moviendo para que sus jeans dejaran de apretar su centro. Definitivamente debió haber usado una falda esta noche.

La mujer encuerada azotó los senos de Kate causando que un grito saliera de ella. “Eso te gusta ¿No?”

“Sí, Ama. Me gusta”

Rosé sintió el sillón moverse cuando Jennie se acomodó, ojos clavados en ella viéndola acomodarse. Rosé decidió seguir la iniciativa de Jennie y se agachó para quitarse sus zapatos, poniéndolos a un costado.

La Ama cogió las pinzas para los pezones, lentamente los abrió y los coloco en los de Kate. Kate gimió alzando la voz, ligeramente tiro su cuerpo hacía delante mientras las colocaba adecuadamente. Se notaba que un poco de dolor radiaba de ella, pero permaneció quieta.

Rosé quedó con la garganta seca – Oh- expiró.

Jennie sonrió levemente para sí misma. Ella sabía que Rosé era muy reservada en cuanto a su vida sexual, pero también sabía que el sexo que Rosé había tenido en el pasado no era nada comparado a esto. Rosé salió con hombres que eran la opción segura en la cama. Simple estilo misionero y Rosé nunca se vio queriendo algo más.

Jennie por otro lado había experimentado algo más, aunque nunca confió en alguien lo suficiente como para dejar que la ataran, pero si uso las pinzas. –No duelen tanto como parece- Trató de responder inocentemente, pero todo este escenario la tenía excitada y su voz exhumaba lujuria.

Rosé se sonrojó, mordiéndose el labio le pregunto -Tú… ¿Las has probado antes?

Jennie asintió –Un par de veces.

-Oh- Rosé regresó su atención a la pantalla. Sus latidos se aceleraron cuando se imaginó los increíbles pechos de Jennie con pinzas sobre de ellos.

La Ama quitó la venda de los ojos de Kate, sonriendo malévolamente hacía ella. “Eres un muy buen juguete”. Su boca se encontró con la de Kate, demandándola. Su lengua se hundía dentro de su boca, saboreando y tomando lo que claramente era de ella.

Rosé y Jennie subconscientemente se lamieron los labios, ambas mirándose una a la otra cuando la otra no se daba cuenta.

“Ponte de rodillas”. Kate cayó de rodillas lentamente, sus ojos mirando a su ama. “Agachate. Pon la cara en el piso y alza el culo” Kate agachó su cuerpo, mostrando su pequeño y redondo trasero. Su ama sonrió, arrodillándose tras ella cogió la paleta. “¿Te gusta ser azotada Kate?”

“Sí, Ama Abbie”. Kate estaba doblada, aun con sus manos atadas tras su espalda. Su mejilla apoyada contra la alfombra mientras que sus rodillas estaban apretadas juntas.

“Cuenta por mí”

Las manos de Rosé apretaron uno de los cojines cuando el primer azote sonó a través de los altavoces. Kate sollozo “uno”, inquietando a Rosé y tuvo que recordarse a sí misma respirar. Mirar esta pieza erótica estaba despojando a Rosé de su autocontrol y solo le quedaba rezar que Jennie no le esté prestando atención.

Rosé sintió un alivio cuando se dio cuenta que Jennie efectivamente no le estaba prestando atención. Cuando en realidad estaba más que consciente de su presencia, Jennie estaba concentrándose en no deslizar una de sus manos entre sus bragas y tocarse. Visiones de Rosé azotándola, reclamándola como suya invadieron su mente. Jennie no podía separar ambas acciones, así que en vez de eso solo trataba de no gemir.

“Dos… Tres… Oh, Dios… Cuatro…” Kate continúo contando. Cada vez que Abbie dejaba caer la paleta, un fuerte azote sonaba junto con los sollozos de Kate. Su trasero se estaba poniendo rojo y sus piernas empezaban a temblar.

“¿Tuviste suficiente Kate?” Abbie preguntó mofándose ligeramente.

“Puedo recibir más si eso te place.” Kate respondió. Rosé hizo un sonido leve desaprobando la actitud, que Jennie captó inmediatamente.

-Muchas personas creen que la comunidad del bondage está mal, puesto que usan a otra persona para su placer personal y creen que empoderar a solo una parte durante el sexo es cruel. Pero la realidad es que tanto la ama como la sumisa tienen un buen grado de confianza y ambas se benefician por igual. A Kate le gusta ser dominada y usada por Abbie y decir esas palabras también la place a ella. – Jennie acotó.

-Gracias, Google- Rosé trató de bromear, pero su voz sonó rasposa y casi sin aliento.

Ambas miraron a la pantalla cuando la Ama Abbie hablo nuevamente. “Creo que en vez de eso quiero meter mis dedos en tu coño”

Esta vez fue el turno de Jennie para soltar un gemido casi imperceptible, los ojos de Rosé lanzaron una mirada a Jennie. –Hey… uh ¿Jennie?

-¿Sí, Rosie?- Jennie trató de sonar inocente.

-Esos… Jeans lucen algo incomodos- Rosé se sonrojó cuando las palabras salieron de su boca, volteando su cara inmediatamente hacía la pantalla.

Jennie sabía lo que Rosé estaba haciendo. Estaba claro que Jennie estaba incomoda, constantemente acomodándose en el sillón y Rosé le estaba dando una salida para que no se sienta avergonzada. Hubiera sido un gesto muy dulce de haber sido en otro día. –Lo son. No pensé que aun los tendría hasta estas horas de la noche- No estaba mintiendo del todo.
-Entiendo. Puedes quitártelos si deseas- Los ojos de Rosé jamás dejaron la pantalla donde Abbie estaba desatando las manos de Kate lentamente.

Jennie se paró, desabotonó y bajó el cierre de sus jeans, deslizándolos de sus piernas. Quitándose los zapatos en el proceso también, quedandose tan solo con su blusa y una simple tanga negra. Rosé logró ver su pequeño y tonificado trasero y sofoco un gemido.

Jennie se sentó nuevamente, doblando sus piernas bajo ella, Rosé se concentró en la TV -¿Mejor?

-Mejor. Gracias- Jennie susurró mientras Kate bajaba las manos contra el piso cerca de su cabeza.

Abbie posó sus manos sobre el trasero de Kate, separándolo ligeramente. “Tantos pequeños y calientes hoyos. ¿Cuántos dedos puedes soportar ese apretado coño tuyo?”

Kate tembló, un ligero gemido escapando de sus labios. “Cuantos desee Ama. Estoy aquí para complacerla”

“Y por eso serás recompensada Kate.” Abbie deslizo dos dedos profundamente en Kate. El gemido en voz alta que soltó, hizo que las caderas de Rosé se movieran ligeramente hacía adelante. Jennie jadeó.

Abbie deslizó sus dedos hacia adentro y afuera un par de veces. Los gemidos de Kate resonando en la habitación. “Oh sí…”

“Buena chica. Déjame escuchar esos gemidos de placer”

Jennie miró a Rosé y se mordió el labio. –Rosie, tú lotambién puedes quitarte algo si quieres. Tu ropa es probablemente es igual de incómoda que mis jeans.

Rosé asintió, agarrando su top mientras se lo quitaba, exponiendo su abdomen y un simple brassier morado oscuro. Rosé sabían que esta situación estaba saliendose de control un poco, pero ninguna de las dos se estaba quejando y ambas simplemente la dejaron seguir. Estaban igualmente excitadas y no querían que acabe.

Rosé se relajó sobre los cojines, ambas manos hechas puños hacia cada lado. La cámara hizo zoom a el trasero de Kate que estaba elevado, dejando ver cuan mojada Kate estaba. Los largos dedos de Abbie se deslizaban adentro y afuera de su sexo, extendiéndolo y dilatándolo.

“Oh, gracias.” Kate habló rasposamente, arqueando su espalda hacia atrás aferrándose a la alfombra bajo sus manos.

“Buena chica” Abbie le reconoció, su otra mano moviéndose alrededor de Kate para tocar su clítoris. Exasperando un grito, presionó sus caderas hacia abajo.

-Oh, Dios- Jennie no pudo evitar reaccionar y las palabras se le escaparon de los labios. Rosé la escuchó y enseguida volteó a verla. Sus manos estaban aferradas a sus muslos apretándolos y su respiración se hizo pesada. Rosé sabía que Jennie en ese momento estaba más excitada de lo que creía.

Encarando nuevamente la pantalla la mente de Rosé empezó a correr a mil por hora. Pensamientos de Jennie desnuda y rogando por ser follada, cómo sería su sabor, qué haría Jennie si Rosé apagara la TV y la poseerá ahí mismo en el sillón. Rosé tragó saliva con dificultad de tan solo pensarlo.

“¿Me puedo correr?” las palabras desesperadas de Kate sacó a Rosé de sus pensamientos internos.

“Aún no Kate” Aunque Abbie dijo no, sus dedos no pararon de deslizarse repetidamente en la humedad de Kate ni el toqueteo en su clítoris. Por el contrario, aceleró su ritmo.

“Oh Dios… Ne… Necesito correrme. ¡Por favor!”

“Sé paciente” el cuerpo de Kate estaba temblando por tratar de aguantar su orgasmo. Ojos apretados y cerrados, su cuerpo tensó, Kate estaba gimiendo en voz alta.

Rosé y Jennie no podía separar sus ojos de la pantalla. Ambas estaban con las piernas apretadas tratando de deshacerse algo de la presión y estaban lamiéndose los labios.

“No puedo… Abbie… por favor…” Kate rogaba nuevamente, todo su cuerpo tratando de contener el placer. Sin embargo, fue demasiado para ella. Gritando, Kate se corrió. Sus caderas se sacudían violentamente y Kate cayó, colapsando sobre su estómago mientras su orgasmo iba disminuyendo.

Abbie sacudió su cabeza desaprobatoriamente, limpiándose los jugos húmedos de sus dedos en su trasero. “Tsk tsk tsk Kate… Yo no te di permiso”

Kate jadeó “Lo siento Ama”

“No hay excusas Kate. Tendrás que reponerme y dejar que te castigue”

Rosé se mordió el labio. Nunca pensó que este tipo de fantasías la ponían, pero de repente Rosé tuvo un fuerte deseo de dominar a Jennie.

“Lo que sea para complacerte, Abbie”

Rosé y Jennie estaban sin respiración para cuando el primer corte comercial empezó.

Durante los comerciales, tanto Rosé como Jennie estaban jadeando mientras pasaban datos científicos en la pantalla que describían cada reacción que podría haberse dado, basada en la primera escena que habían visto.

Jennie por su parte estaba escuchando, quería saber porqué su respiración se había elevado y su piel estaba sonrojada. Rosé por otro lado, estaba tratando de no lanzarse sobre Jennie y usar sus esposas en ella.

-Iré a uh… iré a por una bebida…- Rosé tartamudeó, moviéndose hacía la cocina tambaleando. Podía sentir la humedad pegajosa entre sus muslos, presionándola con cada paso que tomaba. Tenía que deshacerse de esos pantalones. Desviándose al dormitorio, Rosé encontró un par de sus shorts para correr que dejó ahí semanas antes. De hecho, Rosé vió que un tercio del closet de Jennie consistía en su ropa.

Sin querer tomar más tiempo del necesario, temiendo que Jennie podía pensar que Rosé estaba “haciendo cositas” en su dormitorio; Rosé se quitó sus pantalones y ropa interior, y se puso los shorts. Luego cogió un brassier deportivo, quitándose el que tenía puesto, remplazándolo. Se sentía más cómoda y en control de sí misma.

Jennie se miró a sí misma cuando Rosé se fue. Sentarse en sólo su tanga la ponía y la hacía sentirse viva. Aunque ella siempre fue segura de su cuerpo y sabía que era considerada atractiva para muchas personas, nunca había sentido tanta emoción de estar desnuda frente alguien. Rosé hacía que sintiera un hormigueo en su piel y que el centro entre sus piernas palpitara. Decidiéndose a ser más atrevida, Jennie se quitó su blusa, tirándola al piso. Dejándola sentada simplemente en un brassier de encaje negro y tanga que hacían juego.

Jennie se mordió el labio examinando su apariencia, su piel sonrojada y brillante. Si esto no metía a Rosé en su cama esta noche, no estaba segura de que lo haría.

Rosé cogió una cerveza de la cocina y otra copa de vino para Jennie antes de regresar. Cómo hizo para mantener agarrados ambos objetos cuando vio a Jennie prácticamente desnuda, jamás lo sabrá.

-Umm… te traje… uh, algo de vino- Rosé le alcanzo la copa antes de sentarse lo más lejos que pudiera de Jennie. Rápidamente tomándose su cerveza.

-Gracias- Jennie respondió dulcemente, sus ojos apreciando deseosamente la apariencia de Rosé. Jennie lamio sus labios viendo el abdomen tonificado de Rosé y sus largas y suaves piernas. Ambas sabían que este juego era peligroso, pero Jennie no pensaba detenerse ahora. Se sentía libre y sexy. Y sabía que Rosé estaba igual de excitada que ella. La cuestión ahora era ¿cuál de las dos sería la primera en ceder?

El sonido del documental empezando nuevamente capto la atención de Jennie.

Rosé casi se atora con su cerveza cuando Kate apareció en la escena nuevamente. Estaba acostada en la cama, ambas piernas atadas en cada extremo de los postes de la cama y sus manos esposadas por encima de su cabeza. Sus piernas estaban abiertas de par en par y la cámara tenía una visual clara de su coño. Varios látigos, cadenas, y juguetes estaban a un costado de la cama tamaño king.

Solo se podía escuchar la voz de Abbie. “¿Lista para tu castigo, Kate?”

“Sí, Ama”

Abbie entró en escena, posándose sobre la cama. Su mano presionando justo por debajo de los pechos de Kate hundiéndola contra el colchón. La respiración de Kate se entrecortó y gimió delicadamente.

“Tan sumisa… ¿Te gusta ser mi zorra, Kate? ¿Hace que el coño te pulse cuando te domino?”

Jennie ya ni siquiera trató de censurarse. Un gemido escapando de sus labios perfectos, llenando el aire. Rosé sintió como su sexo se contrajo con el sonido.

“Oh si, Abbie. Me encanta.” Kate se mordió el labio, levantando la mirada hacía su ama.

“Lo supuse.” Abbie se inclinó hacia abajo, succionando un pezón en su boca y mordiéndolo. Mientras Kate soltaba gritos de placer tratando de arquearse en su boca Abbie mantuvo la presión en su pecho, forzándola a mantenerse quieta.

Jennie se movió nerviosamente en su sitio, sus piernas contraendose. Rosé no pudo detenerse; escupiendo la pregunta antes de poder censurarla - ¿La idea de alguien sometiéndote te moja?
Los ojos de Jennie se abrieron de par en par, dirigiéndose a Rosé, quien la estaba mirando de vuelta. Se permitió un pequeño baile victorioso en su mente ante la participación de Rosé. Significaba que Rosé la deseaba tanto como ella deseaba a Rosé -Sí.- No podía mentir aún si quisiera – Nunca he estado atada antes. Jamás confié en alguien lo suficiente como para hacerlo, pero ahora mirando esto, me excita la idea.

Rosé asintió, sus ojos mirando la lujuria en los de Jennie. - ¿Confiarías en mí?

Jennie ni siquiera dudó – Sí.

Un grito de “¡Oh Dios mío!” de Kate y un fuerte manotazo hizo que Jennie y Rosé regresaran su atención a la pantalla.

Abbie estaba ahora sentada a horcajadas encima de Kate, frente a sus pies y su mano se alzaba sobre su sexo. “¿Alguna vez te han azotado en el coño, Kate?

“No… nunca”

“Empezaremos lento ¿ok? Quiero saber cuánto puedes aguantar.”

“Ok.”

Las caderas de Rosé se levantaron levemente y su mano se aferró al sillón cuando la mano de Abbie cayó sobre Kate las primeras veces. Fuertes y húmedos sonidos de azotes eran escuchados y las piernas de Kate estaban tensadas en los postes de la cama. Su sexo se estaba hinchando, enrojeciendo y humedeciendo con cada azote.

-Mierda- Rosé susurró mientras Kate soltó un grito, sus caderas elevándose.

-Su clítoris se sentirá extra sensible después de eso- Jennie acotó, su voz más grave de lo normal. Rosé simplemente asintió, no confiando en que su voz se mantuviera calmada.

“¿Tuviste suficiente Kate?” Abbie preguntó, haciendo bailar sus dedos entre sus pliegues.

“Sí. Por favor, Ama. Por favor déjame correrme.”

“Nuh uh uh.” Abbie sacudió su cabeza, quitando su mano y su toque. “Tienes que ser castigada primero”

Kate gimió. “Déjame compensarte.”

Abbie sonrió. “Estás tratando de librarte de tu castigo Kate?

Kate se mordió el labio. “¿Tal vez ambos?”

“Así está mejor.” Rosé se terminó el resto de su cerveza, antes de mover la lata a un costado para liberar su visión y poder ver solo la pantalla y Jennie. “¿Qué tienes en mente Kate?”

“Quiero complacerte. Siéntate sobre mi cara para que pueda comerte y hacer que te corras.”

Jennie jadeó y Rosé gruñó en placer. – Mierda, eso es sexy- Rosé exclamó.

-Asfixia erótica. – Jennie dijo algo asombrada – Es peligroso.

-Supongo que va junto con todo el aspecto de la confianza – Rosé comentó, mirando a Jennie.

-Supongo que tienes razón, Rosie- Jennie sonrió brevemente antes de que sus ojos regresaran a la pantalla. Rosé sonrió para sí misma decidiendo ahí y en ese mismo instante que si para el final de todo esto Jennie admitía que la deseaba, iba a poner su mundo de cabeza.

Jennie se mordió el labio, moviéndose sobre su sitio nuevamente. Sus bragas estaban totalmente empapadas y estaba empezando a preocuparle que tal vez esté arruinando el sillón también. Mirando rápidamente a Rosé para asegurarse que su atención aun estuviera en la pantalla, Jennie pasó las manos por debajo de entre sus piernas sólo para asegurarse. El sillón estaba a salvo, pero el interior de sus muslos estaba húmedo ahora también. Estirándose hacía arriba en su asiento, Jennie cruzó las piernas esperando, que bastara para cubrir su excitación.

Rosé notó el movimiento de Jennie de reojo. Vio cuando Jennie posó sus manos entre sus muslos y pudo notar cuán mojada estaba. Se aguantó un gemido, regresando a la televisión. Su corazón estaba palpitando salvajemente en su pecho ahora.

“Oh joder. Ahí. Lámeme.” Abbie gimió. Sus piernas estaban a cada lado de la cabeza de Kate y su espalda estaba arqueada para que pudiera alcanzar la cabecera tras ella y sostenerse. Sus pechos estaban expuestos y la única parte de la cabeza de Kate que se podía ver era su lengua sobresaliendo para lamer el sexo de Abbie. “Sí. Eres una buena zorra para mí.” Abbie meneó sus caderas, sobando sus pliegues en los labios de Kate.

Las manos de Kate se aferraron a la cabecera, aguantando su respiración antes de que Abbie se alzara dándole un momento para respirar. Cuando Abbie volvió a inclinarse sobre Kate para repetir el proceso, Jennie jadeo – Oh dios.

Rosé se volteó para analizar a Jennie. Estaba sonrojada, respirando pesadamente, y estaba ahora retorciéndose constantemente. Estaba claro que estaba absolutamente excitada y necesitaba algún tipo de desfogue - ¿Todo bien por ahí, Jennie? – Rosé se aseguró de que su voz sonara seductora solo para incitarla.

-Creo… creo que mi pulso se ha elevado y estoy experimentando una hipersensibilidad ante los eventos que se están desarrollando… en la pantalla – Ni siquiera Jennie estaba segura de que lo que acaba de decir tenía sentido. Ya no era capaz de hilar un pensamiento cuerdo. Toda su atención estaba en la palpitación en su centro y la humedad empapando sus bragas.

Rosé se sonrojó diciendo esto, sin embargo, mantuvo su famosa sonrisa pícara – ¿Sabes? Si necesitas… uh… masturbarte… puedes hacerlo. No te juzgare ni nada…- Rosé se encogió de hombros como si fuera una situación normal ver porno con tu mejor amiga mientras esta se masturba.

Jennie miró a Rosé. Un fuerte gemido desde la pantalla y la imagen de Abbie sobándose sobre la cara de Kate hicieron que Jennie terminara de decidirse. Moviendo sus piernas sobre el sillón hacía Rosé, Jennie dejó caer una pierna en el piso mientras la otra se posaba en el sillón. Rosé tragó saliva repentinamente la boca se le había secado. Cuando le sugirió esto a Jennie, pensó que ella se mantendría en su sitio sentada. Nunca espero que le diera una vista panoramica de sus bragas empapadas.

“Joder… joder… no pares Kate.” Abbie obviamente estaba cerca de su clímax.

Sin embargo, fue el gemido de Jennie que tuvo toda la atención de Rosé – Oh, Dios… sí.

Jennie había deslizado una de sus manos entre sus bragas y Rosé podía ver el ligero movimiento de sus dedos mientras los deslizaba entre sus pliegues.

La cabeza de Jennie estaba volteada mirando hacía la pantalla y su estómago estaba ondulándose con el esfuerzo de controlarse para no empotrar sus dedos dentro de ella. Rosé no podía quitarle los ojos de encima. Sabía que estaba mal, pero la televisión no era nada comparada con la escena de Jennie dándose placer a sí misma. Era erótico y sensual, tal como los húmedos sueños de Rosé.

-Jennie…- Rosé suspiró su nombre, sus ojos oscurecidos ahora.

Jennie regresó su atención a Rosé. Podía ver cómo Rosé estaba viendo su mano dentro de sus bragas y tomo un respiro para evitar gemir – S… ¿Sí?

-No puedo dejar de verte- Rosé admitió. Sexo, lujuria y excitación habían sobrepasado su vergüenza y su normal, algo mojigato, comportamiento – Dime que me detenga.

Jennie sacudió su cabeza – No quiero que te detengas – Fue entonces cuando los ojos de Rosé se posaron en los de Jennie– Quiero que me veas, Rosé. Me excita tenerte mirándome.

-Ok- Rosé asintió ligeramente. Su mirada oscurecida se posó nuevamente en el centro de Jennie, apreciando como su espalda se arqueaba y su muslo temblaba.

Jennie vio como Rosé la miraba, sintiendose increíblemente sexy y traviesa. Era una combinación pecaminosa y Jennie sabía que no duraría mucho más. Deslizando dos dedos dentro de su centro, Jennie soltó un grito de placer – Sí… Oh, Dios mío…

La televisión había ido a otro comercial, pero ninguna de las dos lo había notado. Rosé podía darse cuenta de que Jennie estaba danzando cerca del límite de su orgasmo – Grita, Jennie – Rosé jadeó.

Pupilas dilatadas miraron a Rosé mientras su orgasmo la encontraba. Metiendo y sacando sus dedos rápidamente Jennie se corrió, su espalda arqueándose y sus pulmones gritando su placer. Su cuerpo se sacudió en pequeñas convulsiones antes de recostarse en el sillón, respirando aceleradamente para compensar la falta de aire.

Tragando saliva lentamente Jennie deslizó sus dedos hacía afuera, temblorosamente sacándolos de sus bragas. La atención de Rosé estaba en ellos, queriendo probarlos.

Exhalando, Jennie miró a Rosé, ojos abiertos. Ahora que su excitación había pasado y estaba en más control de sí misma. Cayó en cuenta de lo que acababan de hacer. Buscando alguna señal de arrepentimiento o vergüenza, Jennie no encontró ninguna – Yo…- Jennie se sonrojó.

Rosé sonrió. Había visto a Jennie avergonzada antes – Eso tiene que haber sido lo más sexy que jamás haya visto antes, Jennie. No sabía que tenías un fetiche con que te vean.

-Voyerismo- Jennie sonrió coquetamente. Sabía que Rosé estaba provocándola – Sólo por ti.

Rosé asintió, siendo incapaz de quitar su mirada de los dedos mojados de Jennie. Entendiendo sus intenciones, Jennie alzó su mano por su cuerpo, hasta su boca donde empezó a succionarlos. Hizo un show lamiéndolos uno por uno hasta quedar limpios, antes de sacarlos con un pop de su boca. Rosé gruñó en aprobación ante la escena.

-Dios…- Rosé jadeo, teniendo que apretar sus puños para mantenerse calmada.

Jennie soltó una risa ronca que hizo que el centro de Rosé se mojara aún más - ¿Te gustaría probarlos, Rosie?

-Yo… no… no podemos- Rosé tartamudeó pillada con la guardia baja. Esta era la reacción que Jennie esperaba. Lentamente se acercó para sentarse al costado de Rosé, levantando su quijada para que la mirara.

-Estoy segura que ya cruzamos esa línea hace rato y no tengo intenciones de regresar – Jennie la miró profundamente exhibiendo amor y verdad en su mirada.

Rosé devolvió la mirada, antes de que sus ojos bajaran a mirar sus labios – Voy a besarte ahora…- Rosé levantó su mano para evitar que Jennie respondiera – y luego vamos a terminar el resto del documental porque está de puta madre y es demasiado sexy…

-Cuidado con el lenguaje- Jennie interrumpió, dandole una sonrisa tonta.

-Y luego…- Rosé continúo también sonriendo – Voy a cogerte y poseerte sobre cada mueble que hay en tu casa.

Jennie se estremeció ante el desafío, aún sabiendo que seria imposible de lograrlo en una noche. Pero cambió de parecer cuando los labios de Rosé se presionaron sobre los suyos.

Los pulmones de Jennie no podían resistir más. Necesitaba aire. Mientras inclinó su cabeza hacia atrás alejando sus labios de los de Rosé para tomar aire, los labios de su mejor amiga viajaron hacia abajo por su cuello. Jennie jadeó, cerrando los ojos mientras Rosé succionaba y lamía el punto de su pulso cerca de su clavícula, reduciéndola a nada por su punto débil en menos de 3 segundos.

-Oh, por Dios, Rosé.- Jennie gimió.

El programa se cortó yendo a otro comercial. Rosé estaba encima del cuerpo de Jennie, besándola a lo largo de su cuello. Las piernas de Jennie estaban abiertas de par en par y podía sentir las caderas de Rosé descansando apenas sobre ella.

Mientras Rosé iba bajando poco a poco, mordiendo juguetonamente por encima de sus pechos, Jennie gruñó – Rosé… Rosie necesito… es incómodo.

Los ojos de Rosé se abrieron con asombro e inmediatamente se alejó de Jennie– Oh… L-Lo siento, Jennie. No debí asumir que… yo… - Jennue silenció la retirada nerviosa de Rosé cogiéndola de las manos.

-No me refería a ti, Rosie. Me estaba refiriendo a mis bragas. Están empapadas y están volviéndose incomodas.

-Oh- Rosé se sonrojó antes de que sus ojos bajaran su mirada a dicha prenda – Puedo ayudarte con eso.

Jennie sonrió, cerrando sus piernas, levantándolas y estirándolas hacía arriba. Sus tobillos estaban cruzados y Rosé aprovechó para besarla a lo largo de sus piernas y muslos. Llegando a su destino, Rosé enganchó sus pulgares en las bragas arruinadas de Jennie y las deslizó hacía arriba a través de sus piernas flexibles y tonificadas por usar siempre tacones.

La pequeña prenda fue lanzada a un costado y Rosé tuvo que prepararse mentalmente mientras Jennie bajaba nuevamente sus piernas – Déjame ver- Rosé dijo en una voz rasposa mordiéndose el labio.

Los ojos de Jennie danzaron traviesamente mientras lentamente iba abriendo sus piernas, dejando caer su pie izquierdo en el suelo. El interior de sus muslos y su sexo estaban aún cubiertos en sus fluidos, mojados por el orgasmo anterior. Rosé se lamió los labios.

El sonido del programa empezando las sorprendió, ambas volteando sus cabezas hacía la pantalla. “Como has sido una buena zorra, voy a dejar que te corras nuevamente.” Abbie estaba acostada entre las piernas de Kate que permanecían amarradas y abiertas de par en par. Inclinando su cabeza hacía abajo comenzó a succionar sus pliegues frenéticamente, lamiéndola por completo de una sola vez.

Los gemidos de Kate vibraron a través de los altavoces, sus caderas elevándose para restregarse en la lengua de Abbie. “Sí… ¡gracias Ama!”

Jennie dio un salto sorprendiéndose cuando sintió las manos de Rosé en sus muslos. Sin embargo, por poco y se desmaya cuando Rosé los separo abriéndola por completo – respira profundo ahora Jennie, lo necesitaras- Rosé la retó mientras se posicionaba entre sus piernas abiertas.

-Oh…- Jennien gimió cuando se dio cuenta que Rosé iba a comérsela como Abbie lo estaba haciendo con Kate. El respiro profundo que había tomado se evaporo en el momento que sintió los labios de Rosé en contacto con su centro, Jennie soltó un grito de placer, expulsando el poco oxigeno que le quedaba.

El primer sabor de Jennie dejó a Rosé deseando más inmediatamente. Era como beber el más caro vino. Dejando a Rosé sedienta y desesperada por más. Nunca había hecho esto antes, nunca había estado con una chica en ninguna forma. Su estricta educación católica se lo impedía, pero Rosé sabía que, si Dios no podía aceptarla por amar a Jennie, entonces ese no era el Dios en el que quería creer.

Labios rodeando los pliegues de Jennie, succionandolos mientras su lengua se movía a la par lamiendo la humedad que encontraba a su paso. Parecía ser que era justo lo que Jennie deseaba y necesitaba porque sus caderas se levantaron encontrándose con cada lamida de su lengua – Dios, Rosé… Oh…

Aferrándose a las caderas de Jennie, Rosé la acercó más hacía ella, atrapando su sexo contra su boca. Evitando así que Jennie se pudiera alejar, dejándola a la merced de su lengua.

“¡Abbie! ¡Oh gracias! ¡No pares!”

Los sonidos del documental pornográfico aún estaban reproduciéndose en el fondo y combinados con los gemidos de Jennie, parecía que su casa se había convertido en una orgia lésbica. Rosé se rió para sí misma cuando lo pensó.

Mientras el programa seguía en la cabeza de Rosé, Jennie no podía escuchar absolutamente nada. En sus oídos sólo se sentía del sonido de sus latidos y su respiración entrecortada, más el sonido de que venía de la succión de los labios de Rosé. Su cuerpo estaba convulsionando de placer.

Rosé sintió las manos de Jennie cogiendo su cabello segundos después, tratando de acercarla imposiblemente aún más a ella. Su lengua estaba ahora provocando la entrada de su centro, elevando su quijada Rosé empujó su lengua hacía adentro.

Jennie soltó un largo gemido, enganchando una de sus piernas sobre el hombro de Rosé– No pares, Rosé. Eso… oh… Ahí mismo… ¡Sí! – Rosé había reducido a la ‘Google habladora’ a ‘una tira de jadeos y gemidos’.

Cuando los gemidos de Kate se volvieron más fuertes y más frecuentes, también lo hicieron los de Jennie. Sus caderas destruidas, sobándose descaradamente contra la boca de Rosé. Rosé por su parte igualaba su ritmo. Aguantando su respiración, embestía su lengua profundamente dentro de Jennie, sacándola para tomar un respiro y pasar su lengua en círculos alrededor de su hinchado clítoris. La combinación estaba dejando a Jennie jadeando tratando de nivelar su respiracion.

“Vamos Kate. Déjame escucharte. Demuéstrame cuanto te encanta tenerme entre tus piernas complaciéndote mientras estás esposada e indefensa.”

Jennie escuchó las palabras de Abbie y el agarre que tenía del cabello de Rosé se tensó. Rosé interrumpió sus acciones para mirarla – ¿Te gusta que te hablen sucio, Jennie?

Jennie asintió vigorosamente, tratando de empujar los labios de Rosé de nuevo contra ella. Tan solo la pequeña pausa para hacer la pregunta era demasiado para Jennie. Estaba tan cerca de correrse.

Rosé hizo una nota mental de ello antes de morder suavemente su clítoris, jalándolo y luego succionando y lamiendo su coño. Jennie gritó en placer, lanzando su cabeza hacia atrás contra el sillón – Correr… Me voy a correr.

Rosé contuvo su respiración, dejando que su lengua se metiera y saliera de Jennie tan profundamente como fuera posible. Jennie gritó, el nombre de Rosé escapando de sus labios mientras su orgasmo se precipitaba por todo su cuerpo. Si bien su orgasmo masturbandose fue intenso, este la estremeció hasta los huesos. Sus sentidos bloquearon todo excepto las cosas que Rosé estaba causando.

Rosé lamió cada gota que el sexo de Jennie ofrecía, mientras se desplomaba sobre los cojines. Sus manos librando el agarre que tenía sobre las ondas enredadas de Rosé. Sus ojos estaban cerrados y su pecho exhalaba rápidamente.

Sonriendo, Rosé besó la cima de su monte, gateando sobre Jennie. Sus manos a cada lado de su cabeza, Rosé dejó un pequeño beso en sus labios. Jennie arrugó la nariz, pues el beso era húmedo y mojado por los fluidos aún cubriendo los labios de Rosé. Abriendo sus ojos, Jennie le sonrió – Tu cara esta echa un desastre.

-¿Me limpias? – Rosé preguntó con una sonrisa boba en su cara, sus ojos moviéndose juguetonamente.

Jennie capturó sus labios, lentamente lamiendo sus fluidos de la boca de Rosé. Se besaron lento y pausado, las manos de Jennie deslizándose sobre las caderas de la rubia. Cuando se alejaron, Jennie succionó el labio inferior de Rosé, atrapándolo en su boca, para luego liberarlo con un pop. Rosé gimió mirándola fijamente.

Mientras Jennie se acomodaba, rozó las caderas de Rosé causando que gimiera y que sus ojos pestañaran rápidamente. Viendo la reacción, Jennie supo que Rosé estaba tan excitada como ella lo había estado momentos atrás.

Deslizando una mano hacia abajo a través de su abdomen, Jennie dejó ver claramente sus intenciones. El programa estaba en otra pausa comercial y Jennie lo tomó como la oportunidad perfecta para devolverle a Rosé lo que le había dado ya dos veces.

Los puños de Rosé se aferraron al cojín debajo de la cabeza de Jennie cuando sintió sus dedos moverse entre la pretina de sus shorts - ¿Sin bragas, Rosie?

Rosé sonrío – Me las quité antes, cuando fui a cambiarme. Había arruinado las mías como tú hiciste con las tuyas- esa simple confesión hizo que Jennie se estremeciera de placer.

-Bueno, veamos si puedes arruinar tus shorts también- Jennie estableció con una sonrisa pícara.

El primer roce de los dedos de Jennie contra su centro hizo que emitiera un largo y profundo gemido – Jennie… no… no voy a durar mucho.

Jennie entendió – Esta bien, Rosie. Tenemos toda la noche para mejorar tu stamina- le guiñó un ojo provocándola.

La respuesta sarcástica de Rosé se perdió cuando Jennie deslizó dos de sus dedos dentro de ella – A la mierda…

-El lenguaje, Rosé- La ironía de tal declaración se perdió en ambas.

-Jennie.. aprecio que trates de… oh… hacerme más aprop… mierda… apropiada… pero ahora mismo decir malas palabras está permitido… ¿ok? – Rosé jadeó cuando los dedos de Jennie lentamente salían de ella para luego ser empujados nuevamente hacia adentro.

-Ok- Jennie aceptó, mirando como la cara de Rosé exhumaba placer.

Mientas Jennie empujaba sus dedos hacía adentro y afuera, volteándolos para acariciar todos los ángulos correctos dentro de Rosé, una pregunta apareció en la mente de la rubia - ¿Has hecho… oh, Dios… - Rosé se olvidó momentáneamente de la pregunta. Los dedos de Jennie fueron aún más profundos, doblándose para presionar su punto débil. - ¿Has hecho… e-esto… antes?

Jennie se aseguró de empujar aún más profundamente en la siguiente estocada sólo para hacer que Rosé se callara – No- Jennie simplemente respondió, mirando a las orbitas oscurecidas y dilatadas de Rosé – No lo he hecho. Es solo que estudio el cuerpo humano por eso se cómo complacerte.

Rosé gruño en placer, apretando sus caderas contra la mano de Jennie– Yo tampoco- Rosé se alegró de que estuvieran en la misma página. Jennie no respondió, en vez de eso se concentró en el movimiento de su mano. Su mano libre tocándole el trasero, presionándola contra ella mientras su mano derecha se empotraba en Rosé – Mierda…

Jennie giró su muñeca, haciendo que sus dedos llenaran más a Rosé y siendo capaz de rozar su pulgar contra su clítoris. Jennie estaba cautivada por la lujuria pura que se mostraba en la cara de Rosé. Era bellísima, siempre lo fue, pero en este momento entregada al placer, Rosé era simplemente fascinante – Dime lo que necesitas, Rosie. Quiero que te vengas en mi mano.

Rosé gruñó un gemido, mordiéndose el labio. Sus ojos se cerraron y sus brazos estaban temblando por el esfuerzo de mantenerse arriba -Un… un dedo más…- Jennie asintió, deslizando un tercer dedo dentro de Rosé en la siguiente estocada -¡Sí! Jennie… Oh, por Dios… Jennie. Mierda.

Los labios de Jennie besaron su cuello, sus mejillas, y luego su boca – Déjame sentirte, Rosé.

Los ojos de Rosé se enlazaron con los de Jennie y mientras sus dedos se metían profundo en ella y su pulgar circulaba alrededor de su clítoris, Rosé se corrió. El nombre de Jennie escapó de sus labios en un gemido y sus caderas se estremecieron, presionándose contra la mano de Jennie -Ah… Jennie.

Su cuerpo convulsionó de placer a través del clímax y la mano de Jennie estaba empapada en los fluidos de Rosé cuando terminó. Desgastada por el orgasmo, los brazos de Rosé ya no eran capaces de soportar su peso y colapsó sobre Jennie. Jennie gruñó ante el impacto, retirando su mano de Rosé y envolviendo sus brazos alrededor del cuerpo tembloroso de Rosé -Eso fue increíble – Jennie susurró en su oído – Gracias por permitirme verte y sentirte.

Rosé soltó una risita ronca, acurrucando su cara en el cuello de Rosé -Si me vas a agradecer cada vez que tengamos sexo entonces voy a empezar a cogerte más seguido -Jennie se rió junto con Rosé– Es en serio, Jennie. No tienes porqué agradecerme. Estamos saliendo ahora así que… - Rosé se detuvo una vez que se dio cuenta que había hecho una gran suposición.

Jennie sonrió, apretando sus brazos alrededor de Rosé para acercarla -Saliendo… creo que eso me gustaría mucho.

Rosé se elevó y le sonrió a Jennie – ¿En serio?

Jennie asintió, besando suavemente a Rosé -Sí – Cuando el programa empezó nuevamente en el fondo, los ojos de Jennie pasaron de amorosos a seductores -Ahora creo que tienes un desafío que completar.

Le tomó a Rosé un momento darse cuenta a que se refería. Una sonrisa pretenciosa apareciendo en su cara cuando entendió sus intenciones -¿Dónde te gustaría hacerlo después?

Jennie se mordió el labio, mirando la televisión -Eso. Quiero que me hagas eso.

Rosé volteó su cabeza para mirar y soltó un gemido, su centro ardiendo en deseo de anticipacion.

...

Rosé se quedó parada en la habitación de Jennie, mirando su reflejo en el espejo. Estaba desnuda de la cintura para abajo, concentrada en el strap on enganchado alrededor de su cintura. Cuando Rosé le preguntó a Jennie porqué tenía un strap on, Jennie admitió haber tenido fantasías con Rosé cogiéndosela con uno. Así que un día compró uno, por si acaso. La confesión fue suficiente para que Rosé se parara del sillón y corriera rumbo a la habitación.

Bajando sus manos entre sus piernas, Rosé frotó la longitud de la polla un par de veces. El peso se sentía bien en su mano y le ayudó a calmar los latidos acelerados de su corazón. Aunque Rosé adoraba ser mujer, la sensación de la polla situada en su cintura era curiosamente placentera y decidió que no iba a sobreanalizar la razón del porqué.
                             
Tomado un respiro profundo, Rosé cogió unas esposas cuando salió de la habitación.
                            
Jennie trató de esperar pacientemente por Rosé, pero cuando parecía que Rosé necesitaría un momento para recomponerse, Jennie se dispuso a dejar todo listo. Sabiendo que probablemente se perderían el resto del documental, Jennie lo grabó, guardándolo para después. Luego miró alrededor de su hogar. Mordiéndose el labio, Jennie sabía dónde quería que Rosé la cogiera después.
                             
Paseando por la concina, Jennie se deslizó hacía arriba sobre la isla. Cada pierna sobre una silla, recostándose un poco hacía atrás apoyada en sus manos. Cerrando sus ojos por un momento para meditar, Jennie sonrió. Habían cenado un sin número de veces en esta encimera y Jennie tenía muchas fantasías sobre Rosé cogiéndosela ahí. Ahora, Jennie se iba a asegurar de hacer una de esas fantasías realidad.

...
                             
Cuando los pasos de Rosé se escucharon, Jennie reabrió sus ojos preparándose para el sexo salvaje que vendría. Podía escuchar a Rosé pausar en la sala, antes de escuchar sus pasos nuevamente acercarse. Cuando la rubia apareció, deteniéndose en la puerta Jennie sintió un escalofrió de placer recorrer su espina dorsal. Rosé estaba en su top deportivo y una polla colgaba entre sus muslos – Supongo que quieres empezar aquí entonces – Rosé sonrió de lado.
                             
Jennie asintió, su lengua humedeciendo su labio inferior. Rosé miró como su legua rosada dejaba un rastro de saliva al cual se sintió atraída.
                             
Caminando hacia ella confiadamente, Rosé se paró entre las sillas y las piernas de Jennie, cogiéndola del cuello acercándola a ella para besarla apasionadamente. Jennie jadeó y gimió, permitiendo que Rosé dominara el beso. Su labio inferior atrapado en la boca de Rosé antes de que su lengua explorara el interior de su boca.
                             
Sin respiración, Jennie tiró su cabeza hacía atrás para darle a Rosé acceso completo a su cuello una vez más. Sin embargo, esta vez, Rosé no se detuvo en su cuello. Moviéndose hacia abajo, deslizo una de sus manos alrededor de la espalda de Jennie y desabotono su brassier. Los senos de Jennie se descubrieron para la vista placentera de Rosé. Desde aquella vez en un bar gay, Rosé no se cansaba de ver los senos de Jennie.
                             
Reclamándolos como suyos ahora, Rosé rodeó uno en un calor húmedo cuando sus labios succionaban un rígido pezón.
                             
-Oh, Rosé- Jennie jadeó, arqueando su espalda para acercase más a Rosé.
                             
Rosé gimió, cambiando al seno ignorado para succionarlo y llenarlo de atención. Su mano izquierda se deslizo lentamente hacía abajo, entre los muslos de Jennie. Rosando dos dedos sobre su centro, Rosé sintió como Jennie estaba imposiblemente mojada nuevamente. Jennie tembló, empujando sus caderas hacía adelante por más contacto.
                             
-Por favor, Rosie. Deja de provocarme- Jennie rogó.
                             
-Ok- Rosé susurró -Siéntate derecha y pon tus manos sobre tu cabeza- Jennie obedeció, sentándose y elevando sus brazos en el aire. Esposando sus muñecas juntas, Rosé bajó los brazos de Jennie en frente de su cuerpo- Párate y voltéate.
                                                                   
La simple demanda de Rosé, encendió el deseo de Jennie. Bajándose de la encimera lentamente Jennie se volteó, recostándose sobre la superficie de la isla.

-Oh, Dios- Jennie jadeó, alargando sus brazos para alcanzar y agarrarse del extremo de la isla. Las esposas sonando con un clank contra la encimera. Piernas separadas; Jennie arqueó su espalda, resaltando su trasero más. Rosé estaba a nada de tocarla. Podía ver a Jennie meneándose, queriendo atraerla hacia ella. -Rosie, por favor.

El ruego dejó a Rosé sin palabras momentáneamente. Nunca ni en sus sueños mas salvajes pudo imaginarse que Jennie estaría rogándole que se la cogiera así. El gesto encendió algo primitivo y salvaje en su interior que nunca pensó que existía en ella. Sexo siempre fue sexo para ella. Nunca tuvo mucho valor. Ahora Rosé tenía una necesidad incontrolable de cogerse a Jennie sin parar -Dime cuánto lo deseas.

Jennie gruñó. Rosé estaba tomándose en serio su gusto por hablar sucio y aunque le encantaba, lo único que quería era que Rosé la penetrara.

-Demasiado. Lo necesito. Por favor no me hagas esperar.

Rosé sonrió. Sus manos sobando su trasero manteniendo sus caderas a una distancia segura del meneo de Jennie -Puedes hacerlo mejor, Jennie.

Jennie trató de acortar la distancia entre ellas empujándose hacía atrás un poco, pero Rosé la tenía agarrada por las caderas manteniéndola quieta y a distancia. Jennie soltó un sonido desaprobatorio antes de rendirse -Quiero que me penetres, Rosé. Por favor, tan solo penétrame. Lo necesito. Lo necesito demasiado.

Rosé cedió a medias, acercándose para sobar el tallo de la polla entre las piernas de Jennie. Su sexo empapado y Jennie se estremeció -Una vez más, Jennie. Dime cuanto deseas que te meta mi polla.

Jennie se agarró de la encimera, reposando su frente sobre la baldosa -¡Rosé, ya cógeme de una puta vez! ¡Tan solo quiero que me cojas! -Jennie gritó frustrada.

El sonido de Jennie maldiciendo estímulo a Rosé. Alineando la polla con su mano derecha, Rosé mantuvo quieta a Jennie con su mano izquierda sobre su espalda baja antes de meterse en ella. La polla se deslizó por completo en la primera estocada, enterrada profundamente dentro de su liso y caliente canal.

-¡Oh, por Dios, Rosé!

-Mierda- Rosé jadeó, sacándola y metiéndola una vez más.

Jennie gemía mientras el juguete se introducía y salía de ella en un rápido ritmo. Podía sentir las caderas de Rosé golpeando contra su trasero en cada estocada. Gemidos y jadeos se escapaban de sus labios, sus senos sobándose contra la baldosa de la isla. Las penetraciones de Rosé estaban literalmente arrastrando Jennie hacía arriba y abajo a través de la encimera, sus tacos raspando el suelo.

Rosé gruñía con el esfuerzo de mantener el ritmo, su abdomen quemaba. Este era definitivamente un ejercicio al que Rosé podría acostumbrarse. Cogiendo las caderas de Jennie, trató de mantenerla en su sitio, pero su ritmo era frenético. Cogerse a Jennie era más excitante de lo que Rosé había esperado que sea y tenía todas las intenciones de seguir.

Jennie levantó un pie sobre uno de los apoyapiés de una silla a su costado, abriéndose aún más. Cada vez que la polla se hundía en ella, su clítoris rosaba contra la encimera. Provocando un grito de placer de Jennie.

Ambas estaban agradecidas que la mamá de Rosé se fue a visitar unos parientes, porque estaban seguras que hubiera sido capaz de escuchar la conmoción que estaba sucediendo, si hubiera estado en la casa de visitas. -¡Rosé, oh por Dios!¡Más fuerte! -Jennie suplicó, recibiendo todo lo que Rosé estaba dándole. El sexo en esta posicion nunca fue su preferido. Siempre parecía que el tipo simplemente quería placerse a si mismo, pero con Rosé ella sabía que todo esto solo se trataba de su placer.

Rosé se sorprendió cuando Jennie le pidió que vaya más fuerte. Separando sus piernas, Rosé se agarró del borde de la encimera, usándola para propulsar su cuerpo hacia adelante. Trató de acentuar cada estocada ampliando la fuerza con la que introducía y sacaba el juguete. Aparentemente funcionó cuando un grito sofocado provino de la garganta de Jennie.

-¿Jennie?

-Oh, no pares. Eso es... ¡Oh, por Dios! -Jennie gritó nuevamente, jadeando. Sabiendo que Jennie estaba bien, Rosé incrementó la fuerza en su ritmo.

Poniéndose de puntilla, Rosé se movió en un ángulo diferente. El cambio detonó algo dentro de Jennie y con un par de estocadas más Jennie se corrió. Se sentía como si estuviera flotando sobre su cuerpo antes de que el placer la golpeara. Un grito ahogado y el nombre Rosé así como algunas palabras indescifrables fueron arrancadas de los labios de Jennie. Su cuerpo convulsionando de placer, manos sujetándose a la encimera como si su vida dependiera de ello. Su pie pateando la silla y sus muslos temblando.

Rosé gruñó en placer viéndola, manteniendo sus caderas trabajando durante todo el orgasmo. Cuando el sexo de Jennie se estrechó tanto que Rosé ya no podía moverse más sin dañarla, se detuvo por completo quedándose quieta. Sus manos sobando su espalda con rastros de sudor, esperando a que su sexo se calme. Cuando sus paredes finalmente cedieron Rosé se retiró lentamente.

Jennie jadeó ante la repentina sensación de vacío antes de jadear por aire. -Aun no lo quites- Jennie se las arregló para poder expresarse, su voz ronca por gritar.

-Um... ok- Rosé asintió, rodeándola en sus brazos. Levantándola y cargándola en brazos, la llevó hasta su habitación. Sabía que probablemente necesitaría descansar después de eso.

-¿Rosie?- Jennie susurró adormitada cuando sintió la suavidad del colchón de su cama bajo ella.

-¿Sí, Jennie?

-Gracias- Sonrió soñadoramente.

Rosé rió -Y otra vez me estas agradeciendo.

-Mm- Fue lo único que Jennie respondió, doblando sus manos esposadas bajo su cabeza y durmiéndose instantáneamente. Rosé se preguntó si debería quitarle las esposas, pero escuchando los leves ronquidos de Jennie decidió no molestar su sueño.

Mirando su polla falsa, Rosé sonrió. Mientras Jennie dormía, Rosé salió de la habitación y se dirigió al sillón, poniendo un juego de baseball. De rato en rato una mirada bajaba hacia el juguete, aun cubierto en los fluidos de Jennie y Rosé sonrió. Distraída y sin prestarle mucha atencion, Rosé lo sobaba sintiendo su centro arder.

Cuando Jennie despertara Rosé estaría lista. Una sonrisa de lado se dibujó en su rostro.

...

Jennie despertó de su siesta. Algo confundida, se sentó rápidamente olvidando que sus manos aún seguían esposadas. Sintiendo las ataduras apretar sus muñecas, Jennie miró hacía abajo y los recuerdos llegaron a ella. Una sonrisa se dibujó en su rostro y pudo escuchar el juego de baseball de Rosé sonando en la sala.
                     
Estirándose lo mejor que pudo con sus manos atadas frente a ella, Jennie se dirigió a la sala. La pasión se encendió en ella cuando vio a Rosé sentada en el sillón, sobando tranquilamente la polla atada a ella.
                     
Oyendo sus pasos, Rosé volteó su cabeza mientras Jennie se acercaba al sillón -¿Estuvo buena tu siesta?.
                     
Jennie asintió y sonrió -Sí. Pero ahora estoy lista para que me cojas de nuevo -Rosé gruñó en placer. Maldición esta mujer. Se va con todo, de frente a lo que quiere. Jennie sonrió ante la reacción causada.
                     
-Ven aquí- Rosé se deslizo un poco hacía el filo del sillón. Si Jennie estaba ansiosa por hacerlo, Rosé también. Ya habría tiempo después para discutir lo que todo esto significaba, pero no ahora. Jennie se acercó parándose frente a Rosé. Cogiendo sus muñecas, Rosé la liberó de las esposas. Después de depositar un beso delicado en cada muñeca, Rosé beso su estómago -Ponte de rodillas.
                     
Jennie asintió con una sonrisa pervertida, se arrodilló. Piernas tonificadas separadas permitiéndole acercarse más. Jennie se lamió los labios y levantó su mirada hacía Rosé. Sus ojos se habían puesto oscuros otra vez. Sentándose en el sillón mientras Jennie dormía, le había permitido a su cerebro alucinar y Rosé llegó a la conclusión de que había una cosa que quería ver a Jennie hacer.
                     
-Chupala- Rosé demandó en una voz ronca. Normalmente, Jennie estaría espantada del descaro del pedido si hubiera sido un hombre, pero se encontró deseosa de complacer a Rosé. Esta era una nueva experiencia para ambas. También sabía que si se negaba probablemente Rosé no se lo tomaría a pecho ni saldría corriendo, como la mayoría de hombres lo hubieran hecho.
                     
Inclinándose hacia adelante, Jennie pasó su legua por la punta de la polla. Rosé gimió ligeramente. Jennie depositó un beso en la punta antes de deslizarla entre sus labios lentamente. Apenas empezando a succionarla, Jennie se alejó, dejando su lengua trabajar alrededor de ella.
                     
Jennie podía sentir los ojos de Rosé en ella mirando cada movimiento. Deseando provocarla y excitarla aún más, Jennie lentamente deslizó cada centímetro del juguete hacía adentro en su garganta. Empujándolo hacía adentro y afuera un par de veces antes de retirarla. Las manos de Rosé se aferraron al sillón -Dios, Jennie. ¿Puedes hacer eso de nuevo?
                     
Mojándose los labios, Jennie se acercó hacía adelante. Esta vez, sin embargo, mientras tragaba la longitud de la polla, deslizó sus manos bajo el arnés y metió dos dedos dentro de Rosé. El jadeo de un gruñido fue escuchado y Rosé se controló para mantener sus manos quietas y enterradas en el sillón. Su deseo de coger la cabeza de Jennie desde atrás y dar estocadas en su boca, la superaba.
                     
Jennie se alejó para tomar aire, deslizando aun sus dedos dentro de Rosé. el movimiento era limitado debido al arnés, pero a ella no parecía importarle. Al contrario, se sentía más apretado, los dedos de Jennie atrapados, enterrados en ella. Cuando levantó la mirada para observarla, Jennie se dio cuenta de los puños aferrándose al sillón. Una sonrisa apareció en sus labios.
                     
Meneado sus dedos y lamiendo la punta de la polla Jennie miró el estado de Rosé -Hazlo, Rosé.
                     
Los ojos de Rosé, que en algún punto los había cerrado, se abrieron y dirigieron su mirada a Jennie. Su respiración consistía de pequeños jadeos y sus músculos se tensaban mientras sus dedos jugaban dentro de ella -¿Qué?
                                                         
Jennie pasó su lengua desde la base hasta la punta del juguete, introduciendo sólo la punta hacía adentro y afuera un par de veces. Las caderas de Rosé se sacudieron hacía adelante involuntariamente antes de que Rosé puediera forzarlas nuevamente hacía abajo en un gruñido de placer profundo -Eso, Rosie. Haz eso. Déjate llevar y fuérzame a tragarme tu polla entera.

Rosé tragó saliva, sacudiendo su cabeza -No puedo hacerte... Oh... eso a ti.

Rosé incrementó el ritmo de sus dedos. Sus paredes se contraían y soltaban mientras Jennie la acercaba a la locura. Sin embargo, parecía que las intenciones de Jennie era mantener a Rosé en el límite hasta que se dejara llevar.

-Sí puedes. Te acabo de decir que está bien- Jennie respondió simplemente, aún sin entender porqué Rosé se cohibía y no se dejaba llevar con ella.

Rosé gruñó en placer nuevamente mientras la lengua de Jennie pasaba por la punta del juguete y sus dedos se movían en su sexo -Oh, mierda...- El sudor estaba resbalando por su espalda debido a su intensa concentración en no elevar sus caderas -No... no quiero hacerte daño. No... no podré detenerme- Rosé habló apenas siendo capaz de respirar.

Jennie tragó la polla una vez más antes de retirarla. Rosé estaba literalmente temblando por el esfuerzo de no hacer lo que Jennie estaba sugiriendo -No quiero que te detengas, Rosie. Confió en ti- Para acentuar sus palabras, Jennie movió sus dedos alrededor de la entrada de su centro antes de meterlos nuevamente. Rosé gritó de placer.

Apretando sus puños hasta que sus nudillos se volvieron blancos, Rosé dejó salir un gruñido de placer, dando a entender que había cedido. Sus manos se estiraron para alcanzar y agarrar en sus puños el cabello de Jennie. Empujándola firmemente contra ella, pero no lo suficiente como para hacerle daño, Rosé guío su boca hasta la polla -Trágala toda, Jen.

-El placer es mío, bebé- respondió arrastrando las palabras hasta que sus labios apenas se posaron en la punta de la polla. Succionándola por un momento haciendo que Rosé se impacientara. Enredando sus dedos entre los mechones de Jennie, Rosé la haló hacía adelante, forzando la polla dentro de su garganta. Jennie soltó unas arcadas por un momento antes de relajarse, dejando que Rosé diera estocadas en el fondo de su garganta.

La escena de ver a Jennie tragando por completo el juguete alrededor de su cintura era increíblemente excitante y Rosé sabía que, si Jennie mantenía sus dedos dentro de ella igualando su ritmo, no duraría mucho más antes de correrse. Dejando que Jennie tomara un respiro por un segundo, Rosé se lamió los labios para nuevamente tirar de Jennie hacía ella.

En el pasado, Jennie odiaba hacerle sexo oral a un hombre. Era buena en hacerlo, sí, pero Jennie se enorgullecía de ser buena en casi todo. Era el sabor del hombre lo que Jennie odiaba y ellos siempre esperaban que te tragaras su corrida. Ahora, chupársela a Rosé no era para nada como eso (por obvias razones) y Jennie tenía que admitir que la esencia del sexo de Rosé hacía que su clítoris pulsara.

Mientras Rosé soltaba un respiro, Jennie giró sus dedos en ella nuevamente -Mierda Jen... estoy cerca.

Jennie sonrió, pasando su lengua sobre la punta provocativamente. Las caderas de Rosé se sacudieron y gruño nuevamente. Empujando la polla dentro de la garganta de Jennie, Rosé no se detuvo esta vez. Metiéndola y sacándola rápidamente, sentía como los dedos de Jennie mantenían el paso. Un par de veces más y Rosé estaba corriéndose.

Sus caderas se elevaron del sillón un largo y fuerte gruñido de placer sonó mezclado con el nombre de Jennie llenaron la sala. Rosé se retiró para tomar una bocanada de aire, manteniendo sus dedos explorando suavemente hasta que Rosé retiro su mano.

Jennie se mordió el labio viendo la humedad de Rosé en sus dedos. Rosé se rió un poco viendo la mirada fija que Jennie tenía en sus dedos -Si quieres probarme, solo hazlo, Jen.

Jennie se sonrojó ligeramente antes de separar los muslos de Rosé. el juguete aún estaba en el medio pero Jennie no quería quitarlo. Simplemente lo reajusto hacia un costado, Jennie expuso el coño brillante de Rosé. Sorprendentemente, estaba rasurada y limpia de vellos igual que Jennie.

La necesidad era demasiada. Sin dudar, Jennie pasó su lengua a lo largo de los pliegues empapados de Rosé, saboreándola. Se alejó para catar el sabor como lo hacía con el vino y Rosé dejó salir un gemido -Jamás seré capaz de verte tomar vino otra vez.

Jennie se rió. Parándose, Jennie lentamente se sentó a horcajadas sobre Rosé. -Quiero besarte- y con eso los suaves e hinchados labios de Jennie se conectaron con los de Rosé. Sus lenguas luchaban y sus labios se fusionaban, ocasionalmente sus dientes se rozaban juguetonamente. Cuando el aire fue necesario, Jennie se separó, jadeando.

-Párate- la orden de Rosé sorprendió a Jennie, justo cuando se estaba preparando para deslizar la polla dentro de ella.

-¿Qué? Per... Pero yo quería montarte- La expresión que Jennie mostró era tan inocente que Rosé tuvo que gemir. Jennie no tenía ni idea los efectos que conseguía en ella. Su puchero casi funcionó, pero Rosé estaba decidida.

-Ya tuvimos sexo en tu sillón un par de veces y te prometí que iba a degradar toda tu casa. Así que levántate- Rosé le dio una nalgada para enfatizar su punto. Jennie se sobresaltó y un grito pequeño salió de ella, sonriendo, lentamente se levantó y se separó de Rosé.

...
                                             
Las piernas de Jennie se enredaron alrededor de la cintura de Rosé y sus brazos estaban alrededor de su cuello mientras Rosé se dirigía a la habitación de Jennie. Apenas entró, pateó la puerta cerrándola tras ella, sus manos estaban ocupadas agarrando el trasero de Jennie.
                     
Lanzándola sobre la cama, Rosé rápidamente se sentó a horcajadas en su cintura. Rosé aún tenía el strap on asegurado a su cintura y caía sobre el estómago firme de Jennie-¿Qué pasó con degradar toda la casa?
                     
-Supongo que tenemos el resto de nuestras vidas para hacer eso. Ahora mismo solo quiero degradar esta cama- Los labios de Rosé terminaron sobre el cuello de Jennie -La cama en la que dormí muchas veces y me he acostado contigo, pero en la que nunca pude cogerte- Sus labios eran tibios y dejaban besos mojados a lo largo de su pulso. Jennie tembló, su cuerpo arqueándose contra el cuerpo duro de Rosé.
                     
-Puedes cogerme donde quieras- La atmosfera aún era densa de tensión y sexo, ambas podían percibir el amor irradiando de ellas. La gente que decía que coger no era hacer el amor claramente jamás habían sentido lo que Jennie y Rosé estaban sintiendo ahora mismo. Jennie juraba que su corazón estaba a punto de explotar, aunque sabia que tal afirmación era científicamente imposible. Rosé la hacía sentir algo que no podía categorizar, mucho menos comprender.
                     
Rosé agarró fuertemente los senos de Jennie, sintiendo como se endurecían los pezones y ponían imposiblemente duros bajos sus manos -¿De verdad tienes pinzas para pezones?
                     
Jennie asintió, recordando el video que empezó todo esto -Sí. Ve a mi closet. En la parte de atrás hay un cajón donde están todos mis juguetes. Ve por ellos si quieres que te lo demuestre.
                     
Rosé la miró para ver si estaba diciendo la verdad. Sólo le tomó un segundo, mirarando los ojos de Jennie llenos de amor y lujuria, para saber que en verdad estaba siendo sincera. Rosé se paró de la cama, yendo a por las pinzas para pezones que estaban en el closet.
                     
Mientras Rosé estaba en el closet buscando por el juguete, Jennie suspiró, hundiéndose en la cama. Se sentía satisfecha en la manera más completa. Dejando su mano caer y deslizándose entre sus piernas, lentamente empezó a sobar sus pliegues. Estaban sensitivos por todos los orgasmos previos y Jennie sabía que Rosé iba a hacerla gritar con el orgasmo final que se venía. Jennie gimió metiendo uno de sus dedos en su sexo.
                     
Cuando Rosé salió del closet, sus ojos se abrieron de par en par. Mirando a Jennie tocarse a sí misma, era extremadamente erótico y mucho más excitante que cualquier video porno que pudiera haber -No pares- Rosé dijo en una voz ronca mientras se acostaba en la cama a lado de Jennie.
                     
Jennie asintió manteniendo su dedo empujándose dentro y fuera de ella lentamente. Podía sentir sus paredes pulsando y la deliciosa humedad colándose en las sabanas -Oh... ¡Rosie!- gritó cuando Rosé pasó y mojó con su lengua alrededor de su pezón erecto. La presión se incrementaba mientras sus senos estaban sumergidos en la boca de Rosé y los succionaba fuertemente. Las caderas de Jennie se presionaron contra su mano mientras Rosé chupaba, lamía y mordía. Liberándolos con un fuerte 'pop' Rosé sonrió en victoria. El seno de Jennie tenía un buen chupeton en él.
                     
Oscuros y lujuriosos ojos se encontraron con los de Jennie -Eres mía ahora- Rosé exhaló -No quiero que nadie más te tenga. Que te vea así. Eres mía.
                     
Jennie tembló ante la determinación en las palabras de Rosé. No estaba preguntándole  si quería estar con ella, estaba demandándolo, estableciendo de que Jennie era suya. Era primitivo y poderoso. Y si hubiera sido alguien más que no fuera Rosé, Jennie estaría espantada -Soy tuya, Rosé. Soy toda tuya.
                     
Sus labios chocaron entre si mientras la mano de Jennie se alejó de su sexo para enterrar sus uñas en los hombros de Rosé. Lenguas batallando y labios comiéndose los unos a los otros. Rosé cogió uno de los senos de Jennie. Pasando su pulgar sobre la punta, Jennie gimió.                                
                       
Un jadeo sorpresivo escapó de ella cuando Rosé rodó sobre su espalda trayendo a Jennie consigo. Cogiendo las pinzas, Rosé se las dio a Jennie -Se delicada ¿ok?

Lagrimas aparecieron en los ojos de Jennie cuando cayó en cuenta de la extensión de lo que Rosé estaba haciendo. Literalmente se estaba entregando a Jennie, porque ella se había entregado a Rosé. Para Jennie era más que una entrega física. A Rosé le pertenecían sus sentimientos. Sin embargo, no sabía cuál era el estado emocional de Rosé. siempre estaba peleando con Jennie, rechazando sus ideas de dejarse llevar. Todo eso iba a cambiar ahora.

En este momento Rosé se había rendido ante Jennie, dejando que tome el control. Era algo que Rosé temía, pero estaba dispuesta a hacerlo por Jennie. Hizo que el corazón de Jennie revolotera en sus confines.

Pasando su pierna sobre la cadera de Rosé, Jennie arqueó su trasero levantándolo en el aire. Sus labios exhumaban un aliento tibio sobre los pechos pequeños de Rosé y una sonrisa apareció en su rostro -La palabra es piedad, Rosie.

Rosé apenas pudo registrar que Jennie le acababa de dar una palabra de seguridad antes de que sus dientes cogieran uno de sus pezones. Rosé gritó, sus manos aferrándose a las caderas de Jennie -¡Mierda!- Rosé gruñó, presionando su pecho contra Jennie aún más.

Jennie rodeó el pezón entre sus dientes antes de calmarlo y suavizarlo con su lengua. Hizo esto con ambos senos repetidamente convirtiendo a Rosé en un desastre de gemidos. Jennie se moría por coger una cámara y capturar este momento. Los ojos oscuros de Rosé estaban cerrados, su boca abierta. Su pecho estaba ventilando y sus pezones estaban rojos y duros como una roca. Ligeras marcas de dientes estaban a lo largo de su piel bronceada. Cuando Rosé no sintió la boca de Jennie en ella, sus ojos se abrieron.

La vista que Jennie tenía era increíble. Sus ojos cafés eran casi negros ahora y las ansias y la lujuria en ellos la miraban de vuelta. Alcanzado las pinzas, Jennie dejó caer su mirada sobre los senos de Rosé. Las pinzas se abrieron y lentamente Jennie las soltó. Enganchando cada una en un pezón.

-Oh- Rosé siseó mientras Jennue las soltaba. La presión quemaba y ardía en sus senos pero también provocaba un hormigueo placentero entre sus piernas. Cerrando sus ojos nuevamente respiro profundamente -¡Jennie!- el cuerpo de Rosé se elevó mientras Jennie pasaba su lengua alrededor de las pinzas.

-Dime cómo se siente- Jennie preguntó subiendo sus besos hacia su cuello.

-Mm... mierda... se siente... Jennie, se siente bien- Rosé dejó salir un gemido placentero, empujando sus caderas contra Jennie. El tallo de la polla presionándose entre las piernas de Jennie y el arnés apretado contra el clítoris de Rosé- Mis senos están super sensibles y duelen, pero, oh...- Rosé gimió en voz alta cuando Jennie pasó sus dedos bajo las pinzas -Pero está haciendo que me moje.

Jennie dejó salir un respiro tembloroso cuando escucho el suspiro tibio de Rosé. Presionando sus caderas hacía abajo, Jennie lentamente empezó a sobar su centro contra la polla. Sin pensarlo, Rosé igualo su paso, los músculos de su abdomen ondeándose y quemando.

Gimiendo suavemente, Jennie la besó a lo largo de su cuello, agachándose un poco más para que pudiera besar el estómago de Rosé. Lamiendo los bordes de los músculos que se marcaban, Jennie le puso nombre a cada uno -Me encantan- Jennie susurró sentándose derecha para sobarse sobre la polla de Rosé aún más fuerte.

-Jennie, por favor- Rosé jadeó -Móntame- elevándose un poco, Jennie cogió la base de la polla. Luego, lentamente hundiéndola en ella, Jennie bajó hasta descansar cadera sobre cadera en Rosé. La presión de su peso forzó el arnés apretándolo contra el sexo de Rosé y su clítoris -Oh, por Dios. Sí...        
                       
Jennie suspiró y empezó a menearse hacía adelante y atrás. El juguete no se salió de ella en ningún momento, manteniéndose dentro . A su vez, Jennie se concentró en menearse contra todo el arnés causando que Rosé se excitara. Meneando sus caderas circularmente, escuchó como Rosé tomaba una bocanada de aire profundo -Eso es, Rosie. Quiero que me sientas cogiéndote.

El momento en que las palabras obscenas salieron de la boca de Jennie, los dedos de Rosé se aferraron en sus caderas, enterrándolos con fuerza. La posibilidad de que Jennie tendría moretones por sus manos presionando la zona era alta, pero a ninguna le importaba. Meneándose aún más rápido Jennie se aseguró de poner todo su peso en ella. Aquello forzó que el tallo de la polla se empotrara en ella profundamente y gimió.

Viendo los pequeños senos de Rosé moviéndose con cada meneo, Jennie cogió la cadena metálica que conectaba cada pinza y la jalo ligeramente -¡Ah!... ¡Puta madre!- Rosé gritó, pero no tenía intención de parar. El acto envió un dolor agudo a través de sus senos y luego la sensación se movió hacia abajo, vibrando en su centro. Siseo nuevamente cuando Jennie volvió a darle un halón -Mierda, Jennie- Rosé exhalo, manteniendo sus ojos en ella.

Jennie saltaba levemente sobre ella, embistiendo el juguete contra Rosé y empalándose a si misma. Sin soltar la cadena con cada salto que daba Jennie halaba las pinzas. Rosé gritaba una y otra vez hasta que no pudo mantener sus ojos abiertos más. Su espalda estaba arqueada, tratando de seguir el movimiento de los jalones. Sus senos estaban gritando en agonía, pero su sexo estaba empapado a causa de ello.

En una lucha interna, Rosé gritó cuando Jennie se embistió contra su clítoris y luego removió las pinzas. Si Rosé creía que ponerlas al principio dolía, el dolor de la sangre regresando a sus pezones adoloridos era peor. La sensación agridulce recorriendo su cuerpo fue suficiente para enviarla a un poderoso clímax.

Sus caderas temblaban, dejando que Jennue la sostuviera meneándose firmemente contra ella. Sus senos estaban extremadamente inflamados y rojos por las pinzas. El nombre de Jennie escapaba de sus labios antes de que colapsara nuevamente sobre la cama.

Jennie dejó que se recuperará jadeando recobrando sus sentidos poco a poco. Sin alejarse del juguete, Jennie lentamente se acostó sobre el cuerpo extasiado de Rosé. Ubicó los pezones y suavemente tomo uno en su boca. Su lengua sobando y calmándolo, bañándolo en una delicada atención. Rosé básicamente tembló -Oh, Jen...

Alternando, Jennie le dio la misma atención al otro, calmando la piel inflamada -Eso fue increíble, Rosie. Gracias por dejarme verte así- Jennie la elogió, alineándose para besar sus labios.

-Puedes tenerme así cuando quieras- Rosé le prometió. Estaba determinada a probar sus límites por Jennie.

Jennie le sonrió y se mordió el labio -Bueno, creo que es mi turno para un orgasmo ahora.

Rosé se rió, sacudiendo su cabeza -Oh sí, es tu turno- Jennie estaba de vuelta sobre su espalda en menos de un segundo y soltó un grito de sorpresa. Recostándose sobre ella, Rosé se movió. El juguete aún estaba enterrado profundamente en el sexo de Jennie -Agárrate, Jen- Una vez que sus piernas estaban enredadas alrededor del cuerpo de Rosé, ésta levantó sus caderas y las empujo hacía adelante con fuerza.

Esto no iba a ser lento y delicado o suave y eso estaba bien para ambas. Ya habría tiempo para eso después.

Las caderas de Rosé estocaron y penetraron a Jennie, cogiéndola salvajemente. Su pecho estaba jadeando y el sudor estaba resbalando por su cuerpo mientras el ritmo se incrementaba a medida que pasaba el tiempo. Jennie gritó una y otra vez en placer, sus piernas enganchadas alrededor de la cintura de Rosé. con cada estocada, Jennie se arqueaba hacía ella. Los talones de sus pies enterrándose en el trasero de Rosé tratando desesperadamente de acercarla aún más.

Rosé se cogió a Jennie duro, determinada de hacer del ultimo orgasmo de la noche el más intenso. Sus caderas meneándose hacia adelante, Rosé sintió las paredes de Jennie estrecharse.

-¡Jennie!- Rosé gruñó fuertemente en placer. Por haber estado meneándose anteriormente sobre ella, Jennie estaba cerca del límite. No iba a tomar mucho más.

Escuchar su nombre salir de esa forma de Rosé mandó a Jennie sobre el límite. Sus ojos se cerraron y en un grito, su cuerpo entero convulsionó en placer. Sus caderas se elevaron de la cama y todo su mundo se volvió completamente negro por unos segundos. Las uñas de Jennie estaban clavadas en los hombros de Rosé, raspandolos causando que sangren un poco y su corazón se sentía como que se le iba a salir del pecho.

Cuando Rosé volvió a dar una estocada sintió como una enorme cantidad de humedad chorreaba y estaba empapando los muslos de Jennie, su sexo, el juguete, los muslos de Rosé y la cama bajo ellas. Jennie gimió en voz alta mientras su cuerpo temblaba.

Jadeando, Rosé sacó la polla y miró hacía abajo. Sus ojos se abrieron de par al mirar la humedad cubriendo el fondo de la cama. Alzó su mirada y vio como Jennie estaba desarmada y temblando en la cama. Sus manos cayeron a sus costados y su cuerpo estaba cubierto en sudor.

Abriendo sus ojos, Jennue observó a Rosé y su mirada confundida. Se sonrojó profundamente -L... Lo siento mucho, Rosie- Jennie trató de susurrar, su voz estaba ronca por gritar durante su orgasmo -No sabía que eso podía suceder.

Rosé estaba perdida en cuanto a lo que acababa de suceder -¿Qu-?

Jennie se mordió el labio antes de explicarle -Eyaculé, Rosie. Hasta ahora pensé que era un mito, pero...- Su voz se perdió, señalando a su cuerpo.

-Jennie- Rosé respiró nuevamente antes de recostarse sobre su cuerpo y besarla profundamente -Hice que chorrearas- una sonrisa engreída y orgullosa se dibujó en su rostro.

-Esa es la jerga con la que se le conoce, pero sí- Jennie asintió, besándola nuevamente -Lo hiciste.

Ambas mujeres se sonrieron y besaron una vez más. Sabiendo que no podrían dormir en el estado que estaba la cama, Rosé se levantó y se quitó el arnés -Levántate. Vamos a bañarnos en esa bañera tuya que parece un Jacuzzi y luego dormiremos en el cuarto de invitados. Podemos lavar tus sábanas mañana.

Jennie asintió, pero luego se sonrojó -No... No creo que pueda caminar aún.

Rosé se rió y la levantó en brazos. Mientras caminaba hacia el baño, su famosa sonrisita de lado apareció en sus labios -Tal vez mañana podríamos terminar de ver el documental.

Jennie sólo gimió.

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