Ocho
—¿...Y supongo que no me la presentarás ahora, verdad? —indagó la madre de KyungSoo, arqueando una ceja.
Su hijo tan solo suspiró, negando con la cabeza.
En medio de una librería cuando SeulGi lo esperaba a unos metros del local, no, claro que no. KyungSoo no quería que su madre conociera a la mujer que estaba cargando a su hijo de esa manera.
—Prometo contarte todo con más calma. —KyungSoo mordía su labio inferior, sintiéndose como un niño frente a la mirada comprensible de su madre—. Solo que ahora no es el mejor momento —habló torpemente.
—Comprendo, cariño. —BoYoung dejó caer un beso en la frente de su hijo, sonriendo—. Eres un gran hombre, y confío en ti. Si necesitas algún consejo, sabes que cuentas con mamá.
KyungSoo asentía, haciendo pucheros frente a su madre.
Luego de despedirse de su madre, regresó donde SeulGi, intentando no verse inquieto tras el anterior encuentro.
—Te juro que guardé un par de churros para que los probaras —dijo apenas lo vio, luciendo apenada—, pero te demoraste y... —Ella se detuvo tras verlo directamente a su cara—. ¿Todo está bien? —Su ceño se fruncía levemente.
KyungSoo intentó sonreír, sin intención de comentar lo sucedido con su mamá.
—Sí, solo estoy un poco cansado —mintió, sentándose en la otra esquina de la banca.
Pudo sentir la mirada de ella por un par de segundos, mas ella no dijo nada al respecto.
—¿Quieres comer algo en especial?
Preguntó KyungSoo al cabo de unos minutos en que los dos se dedicaron a descansar en silencio.
—Uhm, no, nada en especial.
—Ven, vamos a la plazoleta de comidas. —La invitó.
Ella le devolvió la sonrisa.
En seguida KyungSoo se puso de pie, tomando las bolsas de las compras.
Había sido un día bastante largo. Sabía que en ese fin de semana tenía que tocar el tema sobre los términos bajos los cuales se realizaría la adopción formal.
***
Era domingo, y por lo general, KyungSoo se levantaría a eso de las siete de la mañana y haría una rutina de ejercicios por una hora, antes de desayunar y leer el periódico.
No ocurrió así esta vez.
El aroma dulce llegó a sus fosas nasales, provocando que arrugara la nariz. Despacio, KyungSoo abrió los ojos, sintiéndose un poco desorientado cuando notó un par de rayos de sol entrando por las esquinas de la ventana.
Sintió que verdaderamente despertaba luego de notar la hora desde su celular. Ya era más de las nueve de la mañana.
"¡En qué momento dormí tanto!"
Una vez en la cocina, SeulGi estaba de nuevo preparando algo.
—Huele muy bien —dijo KyungSoo sonriente. Y en verdad era así.
—Estoy haciendo pancakes, espero que te gusten. —SeulGi dio media vuelta, mirándolo. Su cabello estaba recogido en un moño y sus mejillas estaban ligeramente ruborizadas—. Es mi forma de agradecer por lo de ayer.
Tras tomar juntos el desayuno, ya no podía evitar tener aquella conversación.
—Lo he estado pensado, y quiero preguntarte una vez más —KyungSoo empezó a hablar seriamente, sin notar que SeulGi había palidecido en su lugar—. ¿Estás completamente segura que deseas que yo sea el único padre de tu bebé?
SeulGi relajó sus hombros, exhalando el aire contenido antes de contestar afirmativamente.
—Por supuesto que sí. Esto no ha cambiado. Quiero que seas el padre de Morita, yo me haré a un lado, y no seré parte de la vida una vez nazca. —Esta última parte le había costado decirle, aún así, había sonado segura, sabiendo que era lo mejor.
KyungSoo, aún con un semblante serio, asintió ante sus palabras. Morita, ella no lo había olvidado.
—No quiero incomodarte, pero también necesito saber, ¿El padre biológico no querrá...?
—Está muerto, KyungSoo —le indicó—. No hay un padre.
Él no estaba preparado para aquella revelación. Ella bajó la mirada, apretando los labios.
—Fue una relación corta, nadie sabía de esto —SeulGi le confesó con un semblante decaído.
—Lo siento mucho, SeulGi.
A lo que ella se encogió de hombros.
KyungSoo se sintió realmente mal tras saber esto. No quería incomodarla, ya que supuso que el deceso era bastante reciente.
—Tendré que contactar prontamente con servicio social para hacer oficial el trámite de adopción y agendar una cita —le anunció.
SeulGi asentía.
—Ellos querrán ponerse en contacto contigo, harán algunas entrevistas, para cerciorarse que el proceso de adopción ocurra correctamente. ¿Estás de acuerdo con esto? —preguntó cuidadosamente.
Lo último que quería era ponerla en una situación estresante.
—Estoy de acuerdo. Y ya que lo haremos de manera oficial, he pensado sincerarme con JongIn, mi hermano.
Evitó hacer una mueca apenas fue mencionado aquella persona.
—Está bien. Puedes comentarle, y si lo ves conveniente, puedo hablar también con él.
Lo último que quería era contactarlo de nuevo, pero sabiendo que esto era necesario para la adopción, no tenía otra opción.
***
Desde hacía dos horas SeulGi había salido para reunirse con su hermano cerca de allí. Había sido considerada de su parte mantener esta primera charla con JongIn en algún lugar donde él no estuviera.
El fin de semana estaba apunto de acabar, al siguiente día debería hablar con JunMyeon, y contarle también. Bien sabía que Minseok no era bueno guardando secretos.
KyungSoo escuchó cuando SeulGi abría la puerta, regresando de su encuentro con su hermano, y por supuesto, ni siquiera se sorprendió al ver que no llegaba sola.
Su expresión de desagrado fue evidente ante la visita no deseada. KyungSoo se puso de pie, saludando a SeulGi e ignorando al otro hombre.
—Hablé con JongIn —dijo ella notándose apenada— y él también quería hablar contigo.
—Buenas noches, KyungSoo —JongIn, que aún mantenía el corte militar, dio un paso adelante mirando al recién nombrado.
—Buenas noches —saludó fríamente—. ¿Qué quería hablar conmigo? —preguntó directamente, cruzándose de brazos.
—Quiero disculparme primero.
—Vaya, eso sí que es nuevo —murmuró.
—SeulGi me comentó todo —continuó—, y aunque no estoy de acuerdo, respeto su decisión, si ella desea que usted adopte a su hijo.
KyungSoo se mantuvo en silencio, porque sabía que había algo más allí.
—Quiero también hacer parte del proceso de adopción, no dejaré a mi hermana pase esto sola. Espero que entienda. —JongIn no dejaba de mirarlo. Su expresión seguía siendo seria—. Me comentó sobre una visita de servicios sociales, así que quiero estar allí.
No le parecieron exageradas sus peticiones, y en el fondo, entendía que JongIn solamente estaba preocupado por su hermana. Sintiéndose como el hermano mayor que debía protegerla siempre.
—Por supuesto —afirmó—. Mañana me estaré contactando con servicios sociales, cuando programe la cita, le haré saber. —KyungSoo seguía hablando formalmente.
Finalmente una pequeña sonrisa apareció en JongIn.
—Me parece perfecto, KyungSoo.
JongIn extendió la mano, y nuevamente estrecharon sus manos.
Su corazón se aceleró con el gesto, e intentó ignorarlo y borrarlo de su mente.
—Nos vemos pronto, JongIn.
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