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Lesson 6: Estamos a mano.


Estaba asustada.

Esta vez había aparecido en un lugar oscuro, tenía un vestido blanco que se encontraba rasgado y sucio. Mi rostro estaba lleno se lágrimas secas, me encontraba totalmente sucia al igual que ese lugar. Habían botellas de soju vacías, colillas de cigarrillos y todo apestaba.

Escuché el sonido de la puerta siendo abierta con fuerza, quizás una patada la habia abierto y más luego un nombre femenino ser pronunciado con furia mediante una voz masculina. Cuando llegó a mi, juré haber visto a un demonio a los ojos y sentí más miedo.

.....

Lloré con más fuerza luego de soltar un gemido cuando mi cuerpo se estrelló contra el suelo. Todo el cuerpo me dolía de la cantidad de golpes que había recibido. Y cuando lo escuché romper una botella miré atrás y no creí lo que veía, luego de pensar que todo había acabado para la vida de esta chica se aparece alguien con un augurio entre benéfico y oscuro.

Lo único que pude ver fue el cuerpo de ese tipo caer al suelo y la sangre emanar y manchar su sucio polo que en algún momento fue gris. El chico se notaba sin arrepentimiento, solo se limpió las manos de su pantalón y salió con las manos en los bolsillos. A pesar de tener una capucha puesta, pude ver sus ojos: negros, neutros y sin pista alguna de doloroso arrepiento.

Salí de allí, corriendo tras él, pero ya lo había perdido de vista.

Esta vez no tenía ni billetera. ni nadie que me dijera nada sobre mi, en este caso: el cuerpo de esta chica. Solo sé que se llama Chin HaeRin, y lo sé porque el chico que me golpeó lo dijo muchas veces. Vi un teléfono público y decidí llamar a una ambulancia; sí, aún cuando él me había golpeado, pero la diferencia estaba: en que yo sí me consideraba humana.

Seguí caminando sin rumbo, por entre las angostas calles de aquél lugar de mala muerte, atravesé un par de callejones hasta que escuché unas voces, iba a uir, pero algo en mi interior me dijo que me acercara y aún sabiendo que podría ser peligroso, lo hice y entonces volví a ver a aquél chico, ahora lo estaban golpeando a él. Dios, dame fuerzas...

—Eh!! déjenlo!!! —solté un gemido involuntario cuando los tres chicos y mi "Salvador" fijaron su vista sobre el que ahora es, mi delicado cuerpo.

Ellos comenzaron a burlarse y a acercarse a mi. Caí al suelo de nalga, tenía miedo, otra... vez.

—Pero miren quién se hizo la valiente. Una maldita zorra. —iba a abofetearme pero su cuerpo calló al suelo justo a mi lado.

—Métanse con alguien que si se pueda defender. Vamos, quién será el primero.

Luego de que llamó la atención de esos malandros comenzaron a pelear y terminó ganando el chico que me había salvado, esos tres no eran más que apariencia, no eran más que unos estúpidos que se creen que le dan miedo a cualquiera, pero se notaba que él no era cualquiera.

Escupió la sangre que había en su boca, vi como se enderezó,me miró de arriba a bajo, se sacó el polo, se acercó y me lo puso sobre la cabeza cubriendo mi mirada hacia él. Olía realmente bien. Cuando me quité el polo de la cabeza él ya andaba un poco lejos de mi posición, caminaba con calma la verdad por sus kargas piernas, sus pasos eran nas grandes que los míos, pero no importa, aún con mis múltiples dolores lo seguí desde lejos.
....

—¿¡Qué carajos quieres!? No me conoces!! Puedo violarte ahora mismo!! No te confundas. Y ya no me toques más —me miró de arriba abajo—. Y mucho menos me sigas.

No me importó su rechazo, lo seguí entre lágrimas y sollozos hasta llegar al que supuse que era su destino. Lo vi subir por una escalera. 

Una vez en la cima de aquella plataforma caminó hasta la punta.

Este sería el final. Volví a sentir miedo, ¿qué rayos estaba haciendo? ¿¡Acaso pensaba saltar!?

Se volteó de espaldas al vacío.

Cerró sus ojos.

Abrió sus brazos.

Y lo vi dejarse arrastar por la gravedad.

El agua lo abrazó y mientras su cuerpo descendía con tranquilidad yo no lo soporte; me tiré al agua haciendo un estruendoso ruido cuando mi cuerpo impacto con el agua y aún sin saber nadar y lo busqué.

Sus ojos estaban cerrados pero al parecer no pudo evitar abrirlos y verme llegar a él. Negué con la cabeza mientras lo tomaba de la mano, trató de soltarse pero lo abracé decidiendo quedarme allí.

Segundos después el aire comenzó a trancarse, necesitaba respirar pero no podía y entonces todo se volvió oscuro.

....

Algo caliente sobre mis labios y una presión sobre ni nariz y barbilla era lo que sentía. Mis ojos se abrieron lentamente y vi como ese chico tenia sus manos sobre mi pecho dando embestidas y de pronto sentí ganas de toser. Cuando lo hice agua salió de mi boca. Escuché un golpe a mi lado, miré con cuidado; él se había tirado en el suelo y tenía su brazo derecho sobre sus ojos mientras que su pierna izquierda estaba doblada. Me abracé a mi misma sintiendo ganas de llorar.

Sollocé y comencé a llorar. Un rato después él habló:

—¿Por qué lo hiciste? —sequé mis lágrimas y me volví a él, su postura era la misma.

—Te lo.... —ni bien pude terminar de habar y él se había puesto de pie de repente tras soltar un gruñido, se volvió a mi y la intensidad de su mirada me hizo sentir pequeña.

—¿¡Estás loca!? Te hubieras muerto, niña tonta! —sus gritos me asustaron, pero mi pregunta salió seria y firme.

—¿Y tú...? ¿No estabas tratando de hacer lo mismo?

—¿Te importa? —asentí despacio cuando bajo su tono de voz. Hablé tímida.

—Te... lo debía. —dije bajo, bufó.

—¿Por qué? —lo miré triste—. ¿Porpue te salvé de ser violada? —asentí triste—. ¿Sabes que si no muero ahora, mañana podré estar tras las rejas? Maté un hombre por ti, una tonta desconocida... —se puso de frente colocando sus partes sobre sus rodillas y mirando sus manos.

—No... no estaba muerto... —me atrevía decir.

—¿Perdón? —se volvió a mi.

—Corrí porque se movió... llamé a una ambulancia desde un teléfono público y... terminé encontrádote en aquella calle. Hubo un silencio—. ¿Cuál es tu nombre? —me miró, nos analizamos unos minutos y sin mirarme respondió.

—Kim TaeHyung. —sonreí.

—Soy Chin HaeRin. —me miró.

—Hmm.... —bufó y se levantó.

—¿A-adonde vas? —mi sonrisa se borró.

—A desaparecer...

—N-no! —exclame. De repente me había entrado un miedo desconocido de quedarme sola.

Me ignoró y siguió caminando a paso lento con sus manos en los bolsillos.

—N-no... no te vayas... —me puse de pie y corrí hasta él—. No me dejes... —abracé su cintura. Pero de repente sentí un fuerte dolor en mi abdomen y caí al suelo golpeándome con una piedra que había en este—. Ah! —grité por el impacto. Cerré mis ojos y llevé mi mano a mi cabeza. Comencé a llorar.

Al abrir los ojos vi el cielo darme vueltas, estaba nublado. Sentí como mi cuerpo era removido con fuerza, era él. Me estaba cargando—. ¿D-dónde... dónde estoy? —lleve mis manos a donde me dolía, se mojaron con algo caliente, él me hablaba pero yo no lo escuchaba, solo observaba confusa el rojo de mis manos. Me ayudó a sentarme—. ¿S-sangre? —inquirí y él miraba mi mano cuando yo lo mire a él—. ¿P-porque hay sangre...?

No respondió. Me cargó haciendo que pasará mi brazo por sus hombros para sostenerme y lo hizo tan rápido que me comencé a sentir mareada otra vez.

—Vamos al hospital. —dijo serio. Miré su perfil, se veían muchos.

—¿Qué? —dije confusa tratando de esperar a que se me pasara el mareo pero nada—. ¿Por qué? —dije bajo.

—Estás herida.

Eso fue lo último que escuché antes de volver a cerrar mis ojos y no ver nada más que oscuridad.

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