No tenía la más mínima idea de por qué estaba ahí. Mina se miró las manos y jugó con sus anillos, tratando de tener fuerzas para tocar la puerta.

Estaba nerviosa. Demasiado. Y no entendía la razón.

Es decir, se supone que ella y Nayeon se odian. Entonces no tenía razones para aceptar venir, no tenía razones para pedirle su número, no tenía razones para hablar con ella casi todos los días.

Pero ahí estaba.

──Hija, ¿sabes qué hace esa chica en la entrada? Lleva ahí como diez minutos.

Nayeon levantó la vista de su celular. Su madre estaba parada espiando a un lado de la cortina gruesa de color blanco en la ventana. Rápidamente supo que se trataba de Mina, pues hace media hora ella le había dicho que estaba saliendo de su casa. Además, su madre ya conocía a sus amigas Jihyo y Tzuyu, así que tenía sentido.

──Yo le abro, no digas una palabra── advirtió Nayeon poniéndose de pie.

Se ajustó la falda blanca, su top rosa y llevó su cabello suelto hacia atrás. El verano estaba cerca, y con el su graduación. Sabía que Mina necesitaba ayuda con eso de verdad, porque le costaba mucho aprender y al parecer nadie quería ser su tutor por miedo.

Sólo por eso se ofreció a ayudarla, porque no había nadie más y le daba pena, ¿verdad?

Abrió la puerta, pero fue en un movimiento demasiado rápido, Mina había levantado la mano para tocar y sin querer le dio un golpe en la cara a la más bajita.

──¡Auch, Mina!

──¡Lo siento mucho!

Se acercó a ella para ver su nariz y rogar por no haberle hecho un daño mayor. Afortunadamente Nayeon estaba bien, sólo fue un pequeño dolor.

La mujer mayor apareció al oír las quejas.

──¿Estás bien, hija?── se preocupó acercándose a ella.

──Sólo fue un accidente, estoy bien.

La adulta miró a Mina. Camisa de béisbol, pantalones holgados y zapatillas deportivas. Se asomó un poco y notó la motocicleta estacionada frente a la casa.

Sonrió.

──¿Tú eres Mina? Oh, Yeonnie habla tanto de tí.

──¡Mamá!── se quejó la adolescente ──Te dije que ni una palabra.

──¡Pero es emocionante! Siempre hablas de la chica que te vuelve loca porque no te obedece. Ay, Mina, de verdad, Yeonnie sólo habla de eso y de que-

──¡Tenemos mucha tarea! Gracias, volveré luego── dijo Nayeon tomando la mano de Mina y llevándola rápidamente hasta su habitación.

Mina no dijo nada, sólo soltó risitas que a Nayeon no le gustaban mucho. Bueno, el contexto no. La risa de Mina era hermosa.

¡¿Qué está pensando?! Sólo tienen que estudiar.

──Yeonnie, ¿eh?

──Mamá me llama así desde pequeña, no es nada importante.

Cerró la puerta y empujó a Mina hasta sentarla en la silla frente al escritorio. La dejó allí y empezó a buscar un cuaderno y lápices, incluso los libros que había conseguido.

──Linda habitación── comentó Mina.

──No juegues ahora.

──No es broma, de verdad es linda. Me gusta tu forma de decorar── pasó sus ojos por todos los detalles mientras giraba en la silla ──. Mi cuarto es un desastre, se parece a mí.

──Entonces es hermoso.

Mina levantó una ceja. Su corazón se sentía demasiado alborotado. Nayeon parpadeó y se dió cuenta de sus palabras.

──Quiero decir... agh, nada. Empecemos con física.