Chapter VII: Feelings
Con el paso de las semanas, Dahyun comenzó a notar que el plan probablemente estaba saliéndose de control, y la única razón por la que se dió cuenta, es porque estaba comenzando a sentirse demasiado cómoda con Momo.
Se dió cuenta, que sin quererlo, dejó de actuar en algún momento. No supo cómo ni cuándo, pero los sentimientos comenzaron a florecer de a poco.
Momo era una chica cautivadora, y estaba comenzando a conocer facetas de ella que la hacían sentir en el cielo, cómo si estuviera flotando. No sabía si era correspondido, pero debía admitir que estaba sintiendo algo en su corazón.
El que los besos de Momo la dejaran con el corazón acelerado no era normal. Desear su contacto estando a solas tampoco lo era. Eran amigas, sí, y los abrazos y algunos cariños eran normales, pero de a poco deseaba su atención con más necesidad. El hecho de que su corazón latiera demasiado al verla acercarse de lejos, tenía que significar algo.
Y tenía que ser sincera consigo misma, quizá estaba comenzando a gustarle. Un poco. O un poco demasiado.
Lo peor fue, cuando no pudo negarlo frente a su mejor amiga.
—¿Qué tal va su “plan”? —preguntó Jihyo con sarcasmo, mientras tomaban café—. ¿Ves mejoría en Momo?
—No lo sé —Dahyun negó, mirando sus manos—. Al principio acepté porque creí que eso le ayudaría a estar mejor, y de hecho ha sido así, al parecer está experimentando una catarsis, pero ahora parece que el plan está estancado.
—¿Estancado?
—Sí —Dahyun suspiró—. No nos está llevando a ningún lado con Sana y Nayeon. Seguimos con ellas.
—¿Y entre ustedes?
Al escuchar eso, Dahyun miró a su amiga con pena, sintiéndose nerviosa y casi descubierta. Jihyo regresó el gesto con curiosidad, pues había soltado aquella pregunta con el propósito de saber si podía verla de aquella forma.
—¿Qué?
—Ya sabes a lo que me refiero —Le sonrió de forma confortante—. Quizá haya sido un plan, pero lucen mucho más unidas.
—Sí —Dahyun asintió—. Supongo que cada vez tomamos más confianza.
—Se nota —Jihyo le sonrió con complicidad mientras daba un sorbo a su café—, creí que Jeongyeon y yo éramos las únicas que lo habían notado.
—¿A qué te refieres?
—A que con cada día que pasa, ustedes lucen cómo una verdadera pareja —Volvió a beber de su taza para seguidamente regarse en la mesa para mirarla con seriedad—. Yo no conozco a Momo lo suficiente, pero a ti sí, y no me parece que estés fingiendo, Dahyun.
La nombrada hizo una mueca y bebió de su café, esmerandose en tardar en sorberlo, puesto que su amiga la miraba con atención y estaba en espera de una respuesta. Al bajar la taza, Jihyo alzó una ceja, incitandola a hablar, pero Dahyun volvió a dar un sorbo largo, y después de unos segundos, al notar que no podía evitar responder por más tiempo, finalmente confesó.
—No es que no esté fingiendo…
—¡Lo sabía! —Jihyo golpeó la mesa, ganándose una mirada de todos en el restaurante, cosa que no le quitó la sonrisa de los labios—. Momo te gusta. Jeongyeon me debe veinte dólares.
—¿Hiciste una apuesta con mi vida amorosa?
Jihyo asintió sonriente y descarada para volver a beber de su café. Dahyun rodó los ojos pero finalmente sonrió.
—¿Y qué piensa Jeongyeon?
—Que son unas idiotas —Recordó sus palabras—, se tomaron su propio juego muy en serio.
—¿Nos?
—Vamos, Dahyun —La miró con obviedad—, no creo que no te hayas dado cuenta de la forma en la que Momo te mira.
—No lo sé —Suspiró—. Lo de Nayeon sigue siendo muy reciente para ella…
—Cariño, créeme. Jeong y yo concordamos que por la forma que te mira, probablemente Nayeon ya está muy enterrada en el fondo de su mente. Ni siquiera parece que piense en ella.
—Sigues hablando por Jeongyeon, pero, ¿Dónde está ella?
—De hecho, está hablando con Momo justo ahora.
—Son unas imbéciles —dijo arrojándole otra servilleta.
—No cambies el tema —Exigió Jihyo sonriendo—. Quiero escucharlo de ti.
—¿El qué?
—Que Momo te gusta —dijo directa y Dahyun la miró con cierta pena.
—Momo sí me gusta —admitió y Jihyo le sonrió con picardía—, pero es complicado, no quiero hacerle daño, ni tampoco quiero que se sienta presionada a nada. Literalmente ella fue la que más salió herida aquel día. Además, puede que ni siquiera se tome esto en serio, porque es solo algo que planeamos.
—No creo que no sienta nada, Dahyun.
—Aún así, nunca me ha dicho algo respecto al tema —Explicó—, y en el caso de que ella guste de mí, es algo que necesito escuchar antes de tomar la iniciativa en cualquier cosa.
—¿A qué te refieres?
—Cuando nos besamos… —Jihyo comió un bocado de su pastel mientras sonreía, pues le encantaba hablar de estas cosas—, siempre dejo que ella sea quien lo inicié. Yo simplemente correspondo.
—¿Y eso no te dice nada…?
—Lo que sea que signifique —La cortó para no pensar demasiado en ello—, necesito que me lo diga, de lo contrario, yo no voy a iniciar nada.
Jihyo asintió comprendiendo su punto. Quizá no lo parecía, pero bajo esa capa de seguridad, era posible que Dahyun sintiera un poco de temor de que lo que estuviera pasando no fuera en serio. Al parecer, ella aceptaba que si era un simple juego, podría acabar en cualquier momento, por lo que simplemente se dejaba llevar mientras podía. En cualquier de los casos, su amiga no era estúpida, ella no iba a arriesgar su amistad y su corazón si no era algo verdadero, aunque también se preocupaba por Momo, eso lo demostraba al admitir que ella simplemente continuaba lo que la japonesa iniciaba, pero se preguntó cuánta frustración sexual no sentía su amiga, pues hasta dónde sabía, nunca se habían acostado.
—¿Y no te calienta?
—Por supuesto que sí —admitió de inmediato, cómo si estuviera esperando que se lo preguntara—, pero ya te lo dije, no voy a incitarla a algo que probablemente ni siquiera ha pensado.
—Pues aunque no te diga lo que siente, ojalá se apresure a llevar sus encuentros a otro nivel —Señaló sus pechos con el tenedor—, porque tal parece que tu cuerpo lo necesita. Y eso que solo estamos hablando de ella.
Dahyun miró sus pechos y notó cómo se marcaban sus pezones levemente sobre su camisa, por lo que bajo algunas burlas de Jihyo, se levantó para ir al baño y así refrescarse. Mientras tanto Jeongyeon se encontraba muy cómoda en la cama de su amiga mientras esta vestía. Tenían confianza, por lo que Momo no se apenaba de que su amiga la viera cambiándose.
—¿A dónde dijiste que ibas? —preguntó Jeongyeon, mientras ojeaba aburridamente uno de los cuadernos de notas de Momo.
—Tengo tutorías con Dahyun en un rato y luego la invitaré a cenar.
En aquel momento, la coreana aprovechó para hablar sobre el tema, ya que había apostado con Jihyo, que quién consiguiera una confesión más rápida, le debía veinte dólares a la otra.
—Hablando de Dahyun, ¿Cómo va el plan? —Cerró el cuaderno para mirarla atentamente—, porque es un plan, ¿No?
—Así es.
—Claro —No pudo evitar reír ante su respuesta—. Besar a Dahyun todas las noches y dormir abrazada a ella es parte del plan —Volvió a reír, burlándose de ella, ganándose su mirada—. Sé que eres idiota, Momo, pero nunca creí que tanto.
—¿Qué quieres decir? —preguntó con genuina curiosidad.
—Que la única forma en la que puedas darte cuenta que está loca por ti es que prácticamente se te lance desnuda.
—Dahyun no gusta de mí —Se dió media vuelta para mirarse en el espejo.
—Cómo quieras —Fingió ignorarla para mirar su teléfono para seguidamente plantar un pensamiento en su cabeza—. Lo único que digo, es que se les nota desde kilómetros que mueren por arrancarse la ropa.
La japonesa meditó sus palabras mientras terminaba de colocarse su blusa, mirándose fijamente y comenzando a reflexionar acerca de ello, pensando si aquello era posible, puesto que realmente nunca había meditado acerca de ello. Simplemente se dejaba llevar.
Era cierto que le daba celos que Sana le enviara mensajes exigiendo su atención, y que probablemente el ansiar sus besos más que cualquier otra cosa no era algo específicamente amistoso, pero no le parecía anormal, sin embargo, si pensaba acerca de la tranquilidad que sentía a su lado y el cómo la había impulsando para mejorar en ciertos aspectos muy importantes, la percepción cambiaba drásticamente.
Dahyun era amable, linda y con un carácter dominante que la hacía desear hacer absolutamente todo lo que ella pidiera, y con el paso de las semanas, había aprendido que era atrevida también, lo que le provocaba el deseo de rememorar cientos de veces cada beso que habían compartido. ¿Y lo más destacable? Ni siquiera pensaba en Nayeon estando junto a ella, ni en el dolor que le había provocado o que por venganza, ella misma quiso provocarle en algún momento, aquello pasó a segundo plano desde el momento dónde estar con Dahyun comenzó a hacerla feliz. Quizá Jeongyeon tenía razón, ignorando quizá la parte de arrancarse la ropa, o tal vez no.
—¿De verdad piensas que siente algo por mí? —preguntó con timidez a su amiga, quién victoriosa por escucharla, la miró con atención.
—Creo que la pregunta más importante es… —Se sentó en la cama para mirarla más de cerca—: ¿tú sientes algo por ella?
—Es extraño —Entrelazó sus propias manos, desviando su mirada—, últimamente he sentido mucho cariño y deseo por ella —Se sinceró—, una vez creo que nos dejamos llevar demasiado y ella tocó mi estómago y yo…
—¡Está bien, Momo, no tienes que dar detalles!
—¡Tú querías hablar de eso!
—Por Dios —La miró con impacto—, si tantas ganas le tienes, dile que te gusta. Porque te gusta, ¿No?
Momo la miró con fastidio, pues realmente no estaba interesada en Dahyun solo de esa forma, pero tampoco era mala idea. La verdad es que con cada beso que se daban, lo único que hacían era emocionarse sin llegar a nada.
—Creo que deberías aclarar tus dudas —La alentó—. Dahyun es una chica impresionante y no me sorprendería saber que sientes algo por ella.
—¿Por qué no?
—Porque veo cómo la miras. Y conozco esa mirada que le das —dijo mientras volteaba a mirar su teléfono brevemente—, sé lo que significa.
Después de una hora, ambas chicas salieron de la habitación y después de un guiño de parte de Jeongyeon, se separaron.
Dahyun y Momo se encontraron fuera de la biblioteca bastantes minutos después.
Al verla, Momo sintió su vientre revolotear, pues la coreana estaba usando una falda rosa pálida, era tableada y se ondeaba con cada paso que daba, junto con una camisa blanca de manga larga ajustada. También llevaba el cabello suelto, y estaba algo ondulado. Aquel look la hizo morderse el labio, sin poder ser discreta, puesto que no la había visto en todo el día, de hecho, había salido del dormitorio antes que ella porque tenía clases más temprano.
Cuándo Dahyun se acercó lo suficiente, le sonrió sin poder evitarlo, pero un chico interrumpió la conexión de sus miradas al pasar muy cerca de la coreana, empujándola sin querer.
—Lo siento, preciosa —dijo sonriendo coqueto, aquello notado por Momo.
Dahyun sonrió cortésmente, aunque incómoda gracias a la atenta mirada de aquel muchacho y antes de que pudiera decirle algo, Momo se acercó con rapidez y abrazó su cintura con posesión.
—Te encontré —dijo a Dahyun para después inclinarse a besar brevemente sus labios, sin siquiera darle tiempo de reaccionar, pero cuando se separó, la coreana la miró encantada—. ¿Estás bien? —Le preguntó, ahora mirando al chico brevemente, quién de inmediato comenzó a caminar lejos de ellas, haciendo una mueca de disgusto.
Cuando ambas chicas notaron que estaba lo suficientemente lejos, Momo no pudo evitar insultarlo.
—Maldito —dijo aún mirando el lugar por dónde se había ido—, estás preciosa pero aquello no significa que todo el mundo pueda mirarte. O incluso tenerte —Suspiró con desagrado de solo imaginar que Dahyun podría estar con alguien más.
Al analizar sus palabras, rápidamente intentó disimular sus celos.
—¿Qué pasa si te vuelves a encontrar con alguien cómo Sana? —La miró avergonzada—. Eso no me gustaría para nada.
—No pasará —Dahyun acarició su barbilla levemente, con ternura—. Gracias por alejarlo —La mayor asintió con algo de vergüenza.
—No tienes que agradecerme.
Ambas se miraron con atención, y Dahyun no pudo evitar suspirar al mirar sus ojos tan tiernos sobre ella, llegando a sentir sus piernas temblar por esto. En ese momento, se preguntó si Jihyo de verdad tenía razón, deseando inmensamente que fuera así. Y con el único deseo de estar con ella, intentando no matarse la cabeza y disfrutar de su compañía para sentirse tranquila, dijo:
—¿Qué te parece si vamos a cenar ahora? Estoy algo cansada. —La miró suplicante—. Podemos estudiar mañana.
La mayor sonrió y llevó una de sus manos a la mejilla de la más bajita, acariciándola con dulzura. Ante su toque, Dahyun no pudo evitar cerrar los ojos e inclinar su cabeza un poco más contra su mano. Envuelta en su encanto.
—¿Kim Dahyun cancelando sesiones de estudio? —preguntó en un susurro, mirando su rostro tranquilo—. Eso realmente me sorprende.
Dahyun tomó su mano y la alejó levemente cuando sintió que ya había sido demasiado tiempo el contacto que había mantenido, y lo que menos quería era ser evidente sobre que realmente ansiaba su toque. De la manera que fuera.
—Agradece a mis proyectos finales —Sonrió levemente cansada, siento esta la primera excusa que pasó por su cabeza—, si no fuera por ellos, te obligaría a estudiar aunque ya hayas avanzado demasiado.
La coreana esperó una respuesta, sin embargo, Momo estaba mirando sus manos que antes había juntado con completa atención, y sin siquiera meditar por qué, las entrelazó lentamente, luego la miró y Dahyun se sintió cautivada, pues su mirada siempre la atrapaba.
—Entonces, vamos a comer algo —propuso volviendo a mirar sus manos juntas—, para que así puedas descansar con el estómago lleno.
La pequeña asintió, completamente agradecida, y juntas, sin soltar el agarre de sus manos, se encaminaron a uno de los restaurantes cercanos a la universidad, ya que era una zona comercial.
Al estar con Momo, Dahyun se sintió segura. Últimamente ese sentimiento la invadía, y no podía evitar comparar lo vivido con Sana, con quién constantemente tenía que lidiar con sus enfados por su personalidad dura y directa. A Sana no le gustaba sentirse controlada, ella deseaba ser libre en todo momento, y algunas veces Dahyun reflexionaba que quizá por eso su relación no funcionó aunque Sana intentó aparentar que sí.
Hirai Momo, cuando estaban a solas, era cómo una niña pequeña que adoraba todo el amor y cariño que pudieran darle, aunque no tenía una personalidad aniñada, de hecho, demostraba esforzarse en ser madura, pero, cuando estaba solo con ella, se dejaba querer y cuidar.
Al analizar a Momo, lo cuál hacía constantemente, se había dado cuenta de las múltiples facetas que podía demostrar.
Era sexy sin intentarlo. Muy sexy. Tierna. Sexy. Amable. Sexy. Carismática e incluso graciosa. Y sexy.
¿Y Sana? Sana era coqueta, y aquel fue el único adjetivo que pudo encontrar para ella. En su momento, ella simplemente la excitaba. Analizándolo bien, Sana no sabía cómo demostrar que la quería, al contrario, más bien parecía que solo la deseaba y la veía cómo trofeo, aunque asegurara su amor por ella, pero le atrajo lo suficiente para intentar tener una relación con ella. Realmente nunca la amó. Quizá nunca se lo permitió porque sabía que en algún momento iba a decepcionarla, y de hecho, lo hizo.
Con la de flequillo era diferente, cuando la miraba, se paralizaba. Podía pasar horas mirando sus ojos. Sus abrazos hacían que su corazón sintiera su calidez. Su piel se erizaba con sus besos en el segundo uno, aunque solo fueran castos y dulces. Podía pasar horas escuchándola, o explicándole cualquier cosa que no entendiera.
Ella era, la primera persona que realmente hacía palpitar a su corazón con emoción.
—Una vez asistí a una boda cuando era pequeña —Contó con gracia la de flequillo—, y yo era la niña que arrojaba las flores antes de que la novia entrara. —Dahyun asintió, sonriendo—. Entonces, el vestido era algo largo para mí, y de repente mis pies se enredaron en él y me caí frente a todos.
Dahyun soltó una risa, pues aquella anécdota le había causado demasiada ternura, por lo que acarició su mano levemente.
—¿Y no hay video de eso?
—De hecho sí, mi madre se lo enseña a todas las personas que visitan nuestra casa.
—Me gustaría verlo alguna vez —Manifestó antes de darle un sorbo a su café.
—A mi madre le encantarías —Confesó Momo de repente, lo que la hizo tragar el café caliente de golpe—, de hecho, la última vez que hablé con ella, me dijo que le gustaría conocerte.
—¿De verdad? —cuestionó con nerviosismo, y Momo asintió—. Nunca he conocido a los padres de nadie, me refiero, Sana nunca hizo eso.
—Yo no soy Sana —Le recordó con una sonrisa—, en serio pienso que a mis padres les agaradarías mucho.
Aquellas palabras resonaron en su cabeza, y cuando Momo decía ese tipo de cosas, la confundía. ¿Ella realmente deseaba que conociera a sus padres? ¿Por qué? Si solo eran amigas. El escucharla decir aquello, no podía evitar hacerla sentir un poco de esperanza a que sintiera algo por ella.
—Ojalá se dé algún día —Deseó en voz alta.
Después de un par de anécdotas más y de algunas risas, ambas chicas se quedaron en silencio, pues Momo se quedó mirándola fijamente. Dahyun no se sintió incómoda, pero aún así, preguntó.
—¿Qué?
—Lo siento —Desvió la mirada para tomar una servilleta y doblarla con nerviosismo—, realmente estás hermosa hoy. —Sonrió para sí misma—. Tú, ¿ibas a ver a alguien hoy o…?
—No —La coreana negó de inmediato, sonriendo por su interés—. Hoy teníamos que exponer algunos temas y pidieron que estuviéramos formales.
—Realmente me preocupa que alguien te lastime —Habló rápidamente—, quiero decir, sé que eres fuerte y que, lo que pasó no te afectó de la misma forma que a mí, pero aún así…
—Qué linda —Halagó genuinamente—. Gracias por preocuparte por mí, Momo…
—No puedo no hacerlo. —dijo para después rozar sus dedos con los suyos sobre la mesa y luego mirarla fijamente—. Me importas demasiado, Dahyun.
El toque de sus dedos provocó un escalofrío agradable en la espalda de Dahyun, y quedó embelesada completamente ante su mirada, pues era seria pero dulce. En ese momento, odió a Nayeon, porque ella podría haber tenido todo con Momo pero lo arruinó, pero al mismo tiempo, odió también aquel pensamiento.
—No entiendo a Nayeon… —dijo de repente, por lo que Momo sonrió confundida.
—¿Qué?
—No puedo entenderla —reafirmó—. ¿Por qué no hacer todo para mantenerse junto a ti? Quisiera saber, por qué no te respetó y por qué traicionó tu confianza cuándo pudo tenerte —Susurró, acercándose un poco más y con su mano libre, acarició su mejilla con suavidad, y para este punto, Momo tenía los ojos brillosos ante la potencia de sus palabras—. Porque yo haría todo lo posible para que estés bien, y te sientas segura, amada y protegida… —Musitó sin poder desviar la mirada—, para que te sientas suficiente.
Momo parpadeó al sentir las lágrimas querer salir de sus ojos y abrió la para decir algo, pero las palabras de Dahyun la interrumpieron.
—No conozco a nadie que tenga la pureza que tú tienes.
Y con aquello, Momo dejó caer una lágrima, pero no porque se sintiera triste, sino porque las palabras de Dahyun se quedaron grabadas en su corazón y en su alma. Sintiéndose tan valorada y llena, se quedó sin palabras. La menor al verla llorar, se acercó para besar su mejilla, justo en el camino en el que había caído aquella lágrima.
—Yo solo, espero que con todo este plan, no te hayas sentido forzada a nada —susurró cerca de su rostro y la japonesa negó con la cabeza de inmediato—, porque no podría vivir sabiendo que te has sentido obligada a hacer algo que no quieres-…
Momo volvió a negar, está vez desesperada pues realmente no quería que Dahyun pensara eso, y el único idioma que supo utilizar en ese momento, fue el físico, pues calló sus palabras con un beso.
Por ese instante, fue un beso apacible y corto. La japonesa intentó demostrar el mismo amor que había sentido con sus palabras. Cuando sus labios se separaron con un “click”, Dahyun suspiró. Le había agradado, por supuesto, pero hubiera deseado que Momo hubiera dicho algo, por lo que simplemente lo tomó cómo agradecimiento a sus palabras.
Si ella sintiera lo mismo, se lo hubiera dicho en ese momento. Quizá Jihyo no tenía razón, y lo único que le quedaba, era disfrutar del contacto antes de que todo el plan terminara.
Sus pensamientos, no le impidieron continuar el beso que poco a poco subió de tono, pues Momo ladeó su cabeza y comenzó a besarla con más rudeza, y Dahyun pudo percibir incluso desespero. Cosas cómo esas la confundían respecto a lo que Momo podría sentir.
Dahyun colocó sus dos manos en su cuello, intentando sostenerse de ella, y regalaba ligeras caricias en su piel, cosa que hizo que Momo jadeara en su boca sin separar sus labios, ya que sintió el contraste de sus dedos fríos contra su piel caliente.
Intentando mantener el equilibrio, a ciegas, Momo buscó con su mano la silla de Dahyun, pero terminó en su pierna desnuda sin hacerlo a propósito, sin embargo, no la retiró, al contrario, con su pulgar comenzó a acariciar su muslo.
La coreana intentó regular su respiración ante su toque, pero cuando su dedo medio se escabulló bajo el borde de su falda bajó sus manos al cuello de la camisa que Momo traía puesta y la apretó con fuerza, porque aquello estaba provocando que la excitación dominara su cuerpo.
No sabía si era correcto, pero no podría resistirse si Momo le daba más.
Lentamente, la mano de Momo se escabulló un poco más dentro de su falda, solo un par de milímetros, por lo que separó sus labios y cubrió su boca con rapidez para intentar reprimir un gemido que no creyó intentar contener. Fue peor cuándo Momo juntó sus frentes y pudo percibir su respiración, que estaba igual de agitada que la de ella. Con nerviosismo, solo pudo decir:
—Estamos en un lugar público.
HOLI, AMIGUES, casi los dejo sin actualización hasta más tarde, perooo, si ven que algo está mal corregido, discúlpenme, lo hice para no dejarlos esperar mucho rato.
Espero les esté gustando y con ese final, hayan deseado que ya sea el próximo viernes jsjsjsjs. Se vienen cositas bbs, JAJAJ.
Los quiero mucho, gracias por leer. Estaré leyendo sus comentarios 🫶. Nos vemos el próximo viernes. Cuídense mucho yyyy, FELIZ NAVIDA.
–B. A. F.
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