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Chapter IX: Confrontation (Part I)

—Esto no era parte del plan.

Ambas chicas volvieron a reír nerviosamente y Momo movió su mano para acomodar el cabello de la coreana, y así poder admirar su rostro, pero esta se sonrojó inmediatamente y buscó una pequeña almohada para cubrirse, con evidente vergüenza.

—Deja de mirarme tanto.

—No puedo —admitió Momo, quitando suavemente aquella almohada para que nada le impidiera verla—, adoro mirarte, Dahyun.

La menor sonrió sin poder evitarlo, y el calor en sus mejillas aumentó por lo dicho, además de que sentía una emoción incontrolable. No sabía por qué se sentía avergonzada, ya que prácticamente se había consumido entre ellas, y se había entregado a ella después de haberlo deseado por mucho tiempo, pero es que simplemente su mirada hacía que todo en ella vibrara.

Impulsada por sus propios sentimientos, amorosamente colocó sus manos sobre las mejillas de Momo y la acercó para brindarle un dulce beso, para después juntar sus frentes y mantenerse cerca, pues deseaba no separarse de ella. Sentía que la necesitaba cerca, y aquello era correspondido, puesto que lo único que Momo quería en ese momento, era tenerla así para siempre. Y estaba a punto de arriesgarse.

—Dahyun —Momo intentó encontrar las mejores palabras para explicar lo que sentía—, creo que-...

—¡Señorita Hirai!

Ambas chicas se separon con nerviosismo al escuchar varios golpes en la puerta, seguidos de una voz seria llamando a la mayor, por lo que inmediatamente Momo se movió dentro del cuarto para buscar una camisa y un pantalón deportivo para cubrirse. Dahyun la imitó, buscando su camisa y falda en el suelo, vistiéndose de inmediato, omitiendo la ropa interior por la rapidez.

—Prefecta del edificio, ¡Abra la puerta, Hirai Momo!

Al terminar de vestirse, Momo le dió una mirada rápida a Dahyun y al notar que sus pezones aún se marcaban sobre su blusa por el frío de la habitación, rápidamente buscó una sudadera y le ayudó a ponérsela, para luego correr y abrir la puerta, evitando que la prefecta volviera a tocar.

Al abrir, encontró a la prefecta Kim YongSun —llamada “Solar”, por los estudiantes que le tenían confianza—, con un portapapeles en las manos y con mirada seria, además de algunos estudiantes que al verla salir, corrieron inmediatamente a sus dormitorios.

—Hola, Solar —Saludó, fingiendo normalidad—, ¿Todo está bien?

—Vengo porque algunos estudiantes reportaron ruidos de índole sexual —dijo, directa al punto—, provenientes de esta habitación.

Inevitable, Momo se sonrojó pero intentó negar aquello, sin embargo, sus nervios impidieron que pudiera culpar a alguien más.

—No, no, no —negó con rapidez—, aquí no ha sido…

La señorita Solar rodó los ojos para luego recorrer su vestimenta mal acomodada, su cabello despeinado y sus labios hinchados, además de las evidentes marcas que tenía en el cuello, luego se acomodó los lentes y miró detrás de ella a Dahyun, quién abrazaba la puerta con evidente timidez, intentando escuchar pero ocultarse al mismo tiempo.

—Sea seria, jovencita —Pidió con impaciencia, señalando a ambas para luego comenzar a escribir su reporte—, lo que sucede aquí es evidente.

Momo suspiró, asintiendo finalmente resignada, ya que la forma en la que estaban desarregladas no les daba bases para siquiera volver a negarse.

—Su cuarto no puede recibir visitas por una semana —dijo para luego extender el reporte—. No quiero ver a nadie más dentro de este dormitorio que no sea a ti o a Chaeyoung.

—¿Tres días? —Momo sonrió, inventando verse simpática para convencerla mientras tomaba el papel.

—¿Quieres un mes?

—No, no. Una semana —Aceptó con una sonrisa fingida.

—El castigo empieza desde ahora.

Dahyun suspiró apenada y tan solo tomó su mochila para salir de ahí a prisa, dándole una mirada a Momo y susurrar “lo siento” antes de alejarse por el pasillo, pero cuando intentó seguirla, Solar la detuvo.

—No tan rápido, Hirai —Sonrió con burla y luego colocó una mano en su hombro, Momo suspiró con frustración, pues necesitaba seguir a Dahyun—, te recuerdo que este es el segundo reporte que tiene este dormitorio, aunque espero que a pesar de que ese día estuvieran ebrias, no hayan olvidado la fiesta que hicieron y que Chaeyoung terminara durmiendo en el pasillo —Momo negó avergonzada—, si llega a haber un tercero, tu beca podría correr peligro —Advirtió—. Ten cuidado, pequeña —susurró compasivamente—. Ahora síguela, pero por favor… —La escaneó de arriba hacia abajo—, vístete correctamente.

Fue lo último que dijo Solar antes de retirarse, por lo que Momo se miró a sí misma, recordando su falta de ropa interior, y así a toda prisa entró a la habitación y buscó ropa limpia, cayéndose incluso al intentar colocarla rápidamente. Cuando estaba por salir, Chaeyoung llegó al dormitorio agitada.

—¡¿Qué pasó?! Solar me llamó…

Lo único que Momo pudo hacer, fue tomar el reporte y colocarselo en el pecho antes de salir corriendo, Chaeyoung la miró con confusión y la siguió afuera del pasillo, mirando cómo se alejaba para después ver el papel que le había entregado.

—¡¿Es en serio, Momo?! —Le gritó—, ¡¿Tenían que ser tan ruidosas cómo para que las reportaran?!

La de flequillo sonrió levemente mientras corría, puesto que había alcanzado a escuchar sus gritos, sin embargo, no se detuvo para nada, puesto que sentía la necesidad de volver a ver a Dahyun. Necesitaba decirle lo que sentía y hablar de lo sucedido, necesitaba simplemente verla y hacerle saber que esto no era parte del juego que habían planeado juntas. Al salir del edificio, buscó rápidamente con la mirada los alrededores, intentando encontrar aquella melena negra y larga que tanto le encantaba, pero el campus estaba vacío, por lo que al único lugar a dónde Dahyun podría ir sin ropa interior puesta era al dormitorio que compartía con Sana.

Cerró los ojos y se pasó las manos por el rostro con frustración de solo pensarlo, no quería que la viera, mucho menos quería que se quedara con ella en su castigo, y peor, ni siquiera habían hablado acerca de cómo iban a ser las cosas con el plan, por lo que la situación le preocupaba aún más, así que se arrodilló con prisa para abrochar sus agujetas, pues había salido sin siquiera preocuparse por ello y luego intentó correr más rápido que una bala, pensando en que Dahyun no podría estar tan lejos, pero una voz conocida la detuvo.

—¡Eh, amor!

«¿Amor?», se preguntó inmediatamente al frenar. Nayeon casi nunca la llamaba de esa forma.

Al darse vuelta, aún confundida, notó el pequeño pero bello ramo de flores de lirios blancos que Nayeon llevaba en la mano, y una sonrisa tímida en su rostro, cómo nunca lo había visto. La castaña se acercó con lentitud y colocó aquel ramo en su antebrazo, para que con su mano libre tomara la suya.

—¿Estás bien? —preguntó extrañada, analizando su aspecto—, ¿Por qué estás corriendo, nena?

La pelinegra suspiró, pues esta era una interrupción que realmente no deseaba, pero no pasó desapercibido su atención hacia ella, algo que generalmente nunca tenía.

—Estaba camino a hacer algo importante —respondió rápidamente, sin desear explicar e intentando soltar el agarre de su mano—. Tengo que irme.

—¿Qué es más importante que asegurarme que estás bien? —Insistió, cómo nunca antes.

Totalmente confundida, no pudo evitar pensar, que en algún momento, deseó toda esa atención de Nayeon e incluso, sin poder evitarlo, se concentró en su mirada tierna y preocupada, pero luego negó, puesto que a pesar de su dudoso buen trato, no olvidaba todas aquellas veces que había sido ignorada e incluso engañada, por lo que sin poder fingir desagrado, se soltó de su agarre.

—Estoy bien —aclaró con evidente frustración—, tengo que irme.

—¿Es muy importante lo que tienes que hacer…? —preguntó suavemente, Momo pudo notar cierta timidez—. Si tienes que ir, ¿Puedo acompañarte? Realmente me gustaría hablar contigo de algo.

Momo apretó los dientes, y ahora con desesperación, intentó alejarse para retomar su camino, dando un par de pasos hacía atrás, pero de inmediato Nayeon dió los mismos para acercarse a ella.

—No tardaré —prometió—. ¿Puedes escucharme? Por favor…

—Tengo que irme.

La pelinegra se dió la vuelta con prisa y al momento de intentar caminar, la voz de Nayeon la detuvo, y fue inevitable quedarse a escuchar lo que tenía que decir.

—Sé que no he sido la mejor novia —Comenzó, por lo que de inmediato volteó para mirarla—, lo sé bien, pero… —suspiró—, en estos últimos días, que has estado alejada de mí —La miró con arrepentimiento—, me he dado cuenta que no puedo soportarlo, y que quiero mejorar, porque tú lo mereces… —Dió un par de pasos para acercarse a ella—, quiero ser suficiente para ti, Momo.

La nombrada suspiró confundida, realmente sin desear escuchar aquello, no cuando iba tras Dahyun para confesarle sus sentimientos. No cuándo había encontrado a alguien que realmente la valorara cómo se lo merecía. ¿Por qué Nayeon hacía esto ahora? De inmediato sintió enojo al preguntárselo a sí misma, ¿Por qué después de tanto tiempo arruinando todo y despreciarla se paraba frente a ella con arrepentimiento?

No.

Definitivamente no iba a permitir que arruinara nada más en su vida.

Pero mientras meditaba acerca de sus palabras, Nayeon se acercó a ella con cautela hasta estar lo suficientemente cerca, y le ofreció aquel ramo de flores que llevaba consigo, al mirarlo, Momo soltó una risa incrédula e incluso molesta, luego negó.

—¿“Ser suficiente para mí”, dices? —Levantó la mirada para poder ver sus ojos, y notó su expresión confundida—. ¿Después de todo lo que me has hecho realmente te atreves a decir que quieres ser suficiente para mí? —Alzó las cejas, con verdadera curiosidad—. ¿Creés que no sé que te acostaste con Sana?

Al escucharla, Nayeon sintió cómo si su sangre abandonara su cuerpo, Momo notando esto, pues el color pálido de su rostro fue disfrutable de ver. La mayor con sorpresa, dejó caer el ramo que llevaba por accidente, y con nerviosismo se arrodilló para tomarlo, pero está vez, ya no lo ofreció, pues su cabeza no funcionaba para siquiera intentarlo. Al ver su estado, la pelinegra se cruzó de brazos, buscó su mirada perdida y le sonrió con suficiencia. La coreama comenzó a negar, e incluso a balbucear en un intento de buscar alguna excusa.

—Yo te puedo explicar…

Rápidamente, Momo alzó la mano para detenerla, y Nayeon obedeció con su silencio.

—No tienes nada que explicarme, Nayeon —dijo para después rodar los ojos, cansada de toda su farsa de niña arrepentida—. Sé que estuviste en la fiesta de la fraternidad con ella —susurró—, y en aquel restaurante, yo te ví. —Confesó victoriosa—. Yo lo planeé. —Nayeon abrió la boca con sorpresa, pero fue incapaz de justificarse—. Lo hice porque me enteré de lo que pasó esa noche.

La coreana apretó el ramo de flores, y se mordió el labio con molestia pues sabía perfectamente quién se lo había dicho, pero saberlo era inútil, puesto que no podía hacer nada. Lo había arruinado todo y no sabía cómo podía arreglarlo, de hecho, ni siquiera tenía solución, y eso era lo que más le molestaba.

—Crees que eres buena ocultando cómo le coqueteas a otras chicas, pero en la primera ocasión que intenté descubrirte, caíste —Soltó una ligera risa, claramente con burla—. Creíste que podías burlarte de mí, y no lo lograste —La miró con seriedad—, por Dios, Nayeon —negó con gracia—, ¿No podía ser otra chica? Es la novia de mi tutora, ¿Realmente esperabas que ninguna se diera cuenta?

—Yo, creí…

—Creíste una mierda.

Nayeon cerró los ojos y apretó la mandíbula, derrotada por Momo y por sí misma, incluso llegando a odiarse por no tener una solución o alguna mentira cómo siempre las tenía.

—Lo siento, Momo. —Se disculpó con sinceridad pero su contraria ladeó la cabeza, sin poder creerle.

—Tus disculpas no valen nada, Jjagi —La llamó de forma cariñosa, pero siendo sarcástica—, porque tal parece que intentaste salirte con la tuya, y te recuerdo, que cuando pasó, seguiste siendo la misma perra que siempre fuiste desde el principio —Sonrió—, y eso ya es caer muy bajo.

Nayeon desvío la mirada, y suspiró con rabia, pero sintió a Momo acercarse y pudo notar su mirada amenazante, por lo que le fue inevitable dar un par de pasos hacía atrás.

—Grabatelo bien, Im Nayeon —susurró cerca suyo, con su dulce aliento golpeándole en el rostro—: Nunca vas a ser suficiente para mí, de hecho, nunca podrías ser siquiera lo mínimo. Y el cariño que sentí por ti, ya no existe —Aclaró fríamente—, y espero que estés consciente de ello, porque dudo que alguien más te soporte y aún así te quiera cómo yo lo hice, que por cierto, me arrepiento.

—Por favor —Suplicó sin poder escuchar más—, dejame arreglarlo.

—No hay nada que arreglar —La miró con desprecio antes de comenzar a caminar hacía atrás—, ya encontré a alguien capaz de solo poder mirarme a mí. Acéptalo y busca a otra chica tonta que caiga en tus encantos baratos —dijo antes de darse la vuelta y hablar más alto—, porque entre nosotras ya se acabó, Nayeon.

Fracasada, la nombrada dejó caer el ramo de flores al piso y llevó con furia sus manos a su rostro para restregarlo, intentando desquitarse al menos un poco, sabiendo perfectamente que se lo merecía y que había sido totalmente su culpa, y por más que se arrepintiera, no iba a recuperarla nunca. Ahora, de lo único que estaba segura, y que Momo le había dejado claro, es que probablemente no volvería a encontrar a alguien que realmente la quisiera.

Mientras tanto, una feliz y liberada Momo por fin retomaba apresuradamente su camino, pues toda esa adrenalina que había sentido al enfrentarse así a su oficial ex novia, le había dado más valor para buscar a Dahyun y ser sincera con ella. En el camino, pensó en lo orgullosa que estaba de sí misma, pues al fin había desechado la basura de su vida, y el pensamiento le hizo soltar un par de lágrimas liberadoras, ya que en el momento que se dió cuenta, nunca pensó que pudiera lograr algo así.

Definitivamente ya no era la misma, era más fuerte, confiada y segura de sí misma. La Momo que era ahora no volvería a permitir que alguien más le hiciera daño de la forma en que Nayeon lo había hecho, porque ya estaba consciente de que no merecía que nadie se burlara de ella.

Al llegar al edificio 7, se recargó un momento contra un árbol, debido a la pérdida rápida de aliento, sumando el cansancio de su cuerpo debido al sexo, se sentía realmente agotada, pero el recordarlo le hizo sonreír inmediatamente, sin embargo, al subir la mirada, aquella sonrisa se borró de repente.

En su campo visual, apareció la chica que había estado buscando por todo el campus, pero estaba acompañada por la persona con la que menos deseaba verla, Sana. ¿Peor aún? Esta tomaba su mano con firmeza, y para nada le gustaba.

Los celos comenzaron a consumirla sin poder evitarlo, puesto que el primer pensamiento que tenía es que se habían entregado hace no más de una hora, y ni podía soportar ver que Sana siquiera la tocara, pero aún así, el plan tal vez seguía en pie y realmente no le había dicho lo que sentía a Dahyun, por lo que tuvo que aguantar el coraje de verla junto a ella. Negó con la cabeza al verlas, y apretó los dientes cuando notó que Sana entrelazó sus dedos con los suyos, pero le dió ligera calma cuándo Dahyun alejó su mirada de ella e hizo una mueca de desagrado.

Existía la posibilidad de que Dahyun no sintiera nada por ella, y lo sabía, pero le generaba una satisfacción inexplicable el ver que no soportaba su toque o su presencia, aún así, esto mismo estaba comenzando a preocuparle, puesto que se notaba el desagrado de la coreana al tener que seguirla a dónde quiera que Sana la estaba guiando.

¿Su única opción? Seguirlas hasta su destino.

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