Chapter IV: Suspicion (Part II)
—Momo —La miró con los ojos brillosos—. Necesito decirte algo muy importante.
—Disculpa, ¿Tú quién eres? —La chica rubia le preguntó con tono grosero—. ¿Por qué te sientas?
—Eh… —Dahyun la miró confundida—, soy la tutora de Momo.
—Cariño, por si no lo notaste —Señaló los ojos llorosos de la pelinegra—, estamos un poco ocupadas. No necesita tus tutorías en este momento.
—Chicas… —Momo quiso interrumpir mientras se limpiaba las lágrimas pero fue ignorada por ambas.
—Oye, relájate, ¿Quieres? —pidió Dahyun con el mismo tono molesto—. No vengo a hablar de temas escolares, tengo algo importante que decirle.
—¿Qué puede ser más importante? —Jeongyeon intentó defender el momento de vulnerabilidad de Momo—, ni siquiera sabes si lo que estamos hablando ella y yo, puede ser una emergencia.
—Chicas…
—¡Tú tampoco sabes si lo que tengo que decirle también lo es!
—¡Oigan, ya basta! —Momo terminó gritando y ambas la miraron con sorpresa, para luego disculparse de inmediato al mismo tiempo—. Por Dios… —Volteó para mirar a Jeongyeon, quien la devolvió de forma indignada por callarla—. Sé amable, ¿quieres?
Después de un momento de silencio en que Momo las apaciguó a ambas, Dahyun preguntó con urgencia:
—¿Podríamos hablar a solas…?
—Sé que no lo parece, pero Jeongyeon es de confianza… —explicó y la pelinegra lo dudó un poco—. Es mi mejor amiga, pero a pesar de que es grosera sabe guardar secretos, lo prometo.
—Okay —La miró con leve inseguridad, pero aún así, comenzó—. ¿Recuerdas que ayer tu novia fue a recogerte a mi dormitorio y mi novia abrió la puerta y todo se puso incómodo de repente?
Jeongyeon, quien intentó ignorar su conversación mirando su teléfono, lo dejó de repente para mirar a Momo con complicidad y comenzó a escuchar atentamente lo que Dahyun tenía que decir.
—Lo recuerdo.
—Yo… —Hizo una pausa para manejar la situación de la mejor forma—. No estoy acusando de nada a nadie, pero, creo sospechar que nuestras novias pudieron haber estado juntas.
—¿Juntas? —Jeongyeon preguntó para incitarla a ser más clara.
—Creo que se acostaron.
Momo abrió la boca con sorpresa al escuchar eso, haciéndole sentido en su cabeza. Jeongyeon asentía intentando procesar la información y al mismo tiempo, conectaba todos los hilos que las relacionaba en su cabeza, pero sintiéndose sorprendida por la actitud de la joven pelinegra, quien parecía estar llevando la situación con mucha calma, a comparación de Momo, quien había llorado apenas había escuchado sus palabras. Curiosa por la situación, Jeongyeon se cruzó de brazos para después recargarse en la mesa y así acercarse más a ella.
—¿Cómo te enteraste, cielo?
—Espera, ¿Ya lo sabías, Momo? —Las miró a ambas, intrigada, y la nombrada tomó una servilleta para limpiarse los restos de sus lágrimas.
—Bueno, Dahyunnie, creo que tengo que decirte la razón de por qué estaba llorando…
Las tres chicas, comenzaron a contar cada una lo que sabían, incluso Jihyo se juntó con ellas para poder enterarse correctamente de lo que había sucedido. Juntas, llegaron a la conclusión de la posibilidad de que Nayeon y Sana las habían engañado el día de la campaña de empleo en la fiesta de contaduría, era muy alta, pero cuando Jeongyeon y Jihyo se tuvieron que ir, no fue todo lo que Momo y Dahyun hablaron.
—Yo sí creo que se acostaron.
—Que Jeongyeon haya confirmado que Nayeon me fue infiel, no significa que fue con tu novia, Dahyun.
—Fueron a la misma fiesta… —Suspiró—, y te expliqué los nervios de Sana después de eso, ¿Por qué no me crees?
—No es que no te crea —Momo se pasó las manos por el rostro, con claro agotamiento mental—, simplemente pienso que no tienes pruebas de nada, y no puedes enfrentar a Sana en base a suposiciones.
—Entonces consigamos pruebas —Le sonrió con encanto—, y listo, nada difícil.
—Tu calma está comenzando a desesperarme, Dahyun. —admitió para cambiarse de lugar en la mesa, sentándose junto a ella para no hablar demasiado alto—. Al menos, ¿Podrías actuar más dolida?
—Es que esto no me sorprende —Fue sincera—. Yo sabía que Sana era una clara mujeriega antes de conocerme, ella no iba a cambiar por mí. Y tampoco pienso culparme por eso.
—Yo sí pensé que Nayeon podría cambiar por mí —susurró decepcionada, abrazándose a sí misma—. Ya ni siquiera sé por qué terminamos juntas.
La coreana, al estar tan cerca, se recargó junto a ella, rozando su hombro con el suyo. Era claro que necesitaba hablar de lo que estaba pasando. En su rostro se le notaba las millones de dudas que tenía, sobre ella misma y su relación.
—Jeongyeon fue quien nos presentó —contó mientras recordaba—. El deseo en los ojos de Nayeon fue lo primero que noté, y me sedujo, cómo a todas.
—¿Qué pasó después?
Momo sonrió con ironía.
—Fuí yo —admitió, sintiéndose claramente culpable—. Si no hubiera sido por mí y mis estúpidos sentimientos, no me habría enamorado de ella, porque claramente no sé como tener relaciones sin un compromiso. En ese momento no supe que solo quería mi cuerpo.
—¿Y Jeongyeon no te advirtió?
—Lo hizo, pero para cuando me lo dijo, Nayeon ya me había encantado.
—Es normal sentirse culpable. —Dahyun buscó su mirada—. Sientes que pudiste evitar todo esto, ¿no? —Momo asintió—, pero créeme que no es así, porque si Nayeon no hubiera querido nada serio, tuvo que haberlo dicho.
—¿Qué ganó con todo esto?
—Un lugar seguro al cual volver, y alguien con quien siempre pudiera, ya sabes…
—Qué maldita —Soltó de repente, y Dahyun no pudo evitar soltar una risita, para luego abrazar su brazo y la más alta, recargó su cabeza con la suya, para terminar suspirando.
Se mantuvieron algunos minutos en silencio, simplemente disfrutando de un momento de calma, intentando no pensar en las dos idiotas que habían jugado con su tiempo y sus sentimientos. El mundo giraba a su alrededor. Meseros iban y venían con órdenes, algunas personas llegaban a comer y ellas se quedaban ahí. Estáticas. A la expectativa, sin saber qué más era lo que les esperaba.
Y aquel instante, no podía ser eterno, pues el teléfono de Dahyun anunció un nuevo mensaje.
M. Sana.
Hola, Dahyunnie. ¿Podemos hablar?
3.27 p.m.
Dahyun se separó del agarre que las mantenía unidas y con calma tomó su teléfono, para leer aquel mensaje que le provocó girar los ojos con fastidio al darse cuenta de quién lo había enviado. No respondió de inmediato, y la verdad era que ni siquiera deseaba hacerlo. Aún no estaba segura de nada, pero tan solo por la forma en la que había sido tratada, la relación con Sana y el hecho de pensar en ella estaba comenzando a desagradarle.
—¿Estás bien…?
Escuchó la voz de su compañera y de inmediato giró su cabeza para mirarla. Sus ojos sinceramente preocupados hicieron que sonriera, pero al concentrarse en ellos, una idea vino a su mente.
—Creo que ya sé qué hacer para conseguir pruebas —susurró de forma cómplice, con el teléfono entre sus manos.
—¿Qué?
—¿Y si provocamos que se encuentren a propósito? —Sugirió y notó cómo la japonesa levantaba una ceja, sin entender—. Si se ven y se ignoran, sabremos que no hay nada entre ellas, pero, ¿Y si ocurre algo más extraño?
Notó cómo la de flequillo apretó la mandíbula, probablemente pensando en aquella definición de “algo más extraño”, luego apartó la mirada y bebió de su vaso de agua, ya que sintió la garganta seca al pensar en todo tipo de cosas que pudieran pasar si estuvieran juntas. Dahyun, al sentir sus dudas, tomó su mano con delicadeza para ganarse su atención.
—Sé que es difícil para ti tan solo pensarlo, pero si de verdad algo está pasando, es mejor que lo veamos con nuestros propios ojos. —Acarició su dorso—. Y así, cada una sabrá qué hacer, porque, de mi parte, si confirmo que Sana me está engañando, terminaré con ella sin dudarlo. —Escuchó un suspiro suyo—. No quiero que salgas más lastimada, Momo.
—No sé si quiero ver cómo me engaña en mi cara y de forma descarada.
—Ese es el punto —Intentó convencerla—, que pare de hacerlo.
El tono de notificación volvió a sonar, trayendo consigo un nuevo mensaje.
M. Sana.
¿Aún estás molesta? Realmente quiero disculparme.
3.31 p.m.
Después de que ambas leyeran el mensaje, Dahyun buscó la mirada de su compañera en busca de aprobación, quién después de meditarlo unos segundos, finalmente aceptó. La coreana le dió un apretón en la mano con intención de darle fuerzas, y luego respondió a su novia.
¿Dónde y a qué hora?
3.32 p.m.
Cuando Sana respondió, Momo citó a Nayeon a comer unos minutos más tarde en el mismo lugar. El plan era sencillo, Dahyun distraía a Sana unos minutos y luego se retiraba antes de la llegada de Nayeon, así, Momo le avisaría a su novia que no llegaría al surgir una emergencia. Esperaban que con eso, algo se diera. Cerca de la hora del encuentro, pagaron la cuenta y salieron del lugar.
—¿Es necesario involucrar a más personas?
—Jihyo es mi amiga, así que: ¡Sí! —Rodó los ojos, cómo si fuera algo obvio—. Tiene que acompañarme.
Momo miró con incredulidad a Dahyun mientras esta llamaba a Jihyo para pedirle su asistencia, y mientras caminaba frente a ella, concentrada en su llamada, ella le envió un mensaje a su mejor amiga. Al llegar al lugar, junto con Jihyo repasaron el plan, y después llegó una invitada sorpresa, lo que sorprendió a la coreana menor.
—¿Qué haces aquí? —Le preguntó sorprendida.
—Momo me dijo que intentarían averiguar más y decidí que no quiero perdérmelo.
—¡Esto no es un espectáculo!
—Yo le pedí que viniera —explicó la japonesa y se ganó una mirada de reproche de Dahyun—, ¿qué? ¡Yo también necesito apoyo moral!
La pelinegra rodó los ojos y las empujó a todas hacia un arbusto que tenía total vista hacia adentro del restaurante, tirando a Momo al piso en el proceso. Jeongyeon y Jihyo se rieron cómo idiotas y Dahyun ayudó a la de flequillo a levantarse mientras las miraba con molestia.
—¡Apresurense! —Les ordenó, frenando sus risas de inmediato—, ¡Sana está por llegar!
Ambas chicas corrieron a su posición con miedo de volver a ser regañadas, aguardando por Momo, quien permaneció junto a Dahyun por un momento más. La pequeña miró su reloj y luego a ella, quien le sonrió con timidez.
—¿Estás bien?—preguntó con cautela y Momo asintió—. No quiero que sientas que es demasiado.
—Sinceramente tengo un poco de miedo —agachó la mirada, apenada—. Una cosa es escucharlo, pero verlo… —Negó solo de imaginar—, no sé cómo estás tan tranquila. Yo... —suspiró con pesadez y desvío la mirada con tristeza —, siento que me estoy muriendo por dentro. —Fue sincera.
—Somos muy jóvenes para sufrir por estas cosas, Momo —Con su mano, buscó su mejilla y la obligó a mirarla—, y si esto es verdad, en tu vida… —Bajó la mano a su pecho, justo en su corazón—, es probable que siempre haya personas de este tipo, a las que no les importen verdaderamente tus sentimientos. Lo mejor es aprender a enfrentarlo, y con el tiempo, soltarlo.
—¿Qué pasa si no puedo enfrentarlo?
—Yo te ayudaré —dijo sin dudar—. Estamos juntas en esto.
—Quisiera tener tu inteligencia emocional… —susurró para después suspirar—, y también la académica.
La coreana sonrió levemente por aquel halago y alejó su mano de su pecho.
—Pase lo que pase —La miró fijamente y tomó el atrevimiento de entrelazar sus meñiques, lo que Momo miró con una pequeña sonrisa—, estaré contigo. Te apoyaré.
—También yo a ti, Dahyunnie.
La nombrada la incitó a colocar sus manos a la altura de su boca y apretó un poco más el agarre a su dedo, Momo correspondió a esto.
—¿Juntas? —preguntó Dahyun.
—Juntas —aseguró la más alta, y así, ambas besaron los extremos de sus manos, con los meñiques entrelazados, prometiendo apoyo ante cualquier situación.
Aunque no se imaginaron que aquel, era el inicio de un lazo más grande. Una promesa inquebrantable.
Dahyun se fijó en la mirada de Momo, que reflejaba resignación y pena, lo que le provocó unas inmensas ganas de abrazarla, pues a pesar de aquella promesa, era evidente que las heridas de su corazón no iban a desaparecer de inmediato. Con rapidez se acercó más para envolver su cuello con sus brazos, y la más alta correspondió envolviendo su cintura, siendo observadas por sus amigas, quienes intentaron mirar a otro lado para no interrumpir el momento de consuelo mutuo. Cuando se separaron, Dahyun acarició la mejilla de Momo para limpiar una lágrima que se le había escapado, y así, se alejó para entrar.
De lejos, a los pocos minutos, las tres chicas notaron que Sana se acercaba a la coreana, para darle un beso en la mejilla, el cual notó Momo que le generó cierta incomodidad, y rodó los ojos sin poder evitarlo. Si esto resultaba cierto, ¿podría ser tan descarada?. Ya la estaba odiando y ni siquiera la conocía, pero admitía que el que Dahyun pasara tiempo con ella le estaba generando repulsión. Y ni siquiera era porque posiblemente su novia la había engañado con ella, sino, porque una persona cómo ella no merecía la atención de Dahyun.
Sana se sentó frente a su novia, dándole la espalda a la puerta principal del restaurante y a ellas, por lo que Momo solo podía ver el rostro de su tutora, el cual era neutro, casi inexpresivo. No hablaba, se limitaba a asentir ante cada cosa que su novia le decía, ya que probablemente estaba justificando su comportamiento con alguna excusa barata. El cansancio por la compañía de Sana era evidente en el rostro de Dahyun, y podía ver cómo suspiraba de vez en cuando, comprobando este hecho.
Aún así, Momo admiraba su determinación para no plantarle una bofetada y quedarse tranquilamente escuchándola. En aquel momento, mirándola a lo lejos, pensó que Dahyun era una chica muy atractiva y que en el caso de ser verdad, Sana era una total imbécil por desperdiciar su oportunidad con una chica tan única cómo la coreana.
«Yo no le haría eso», pensó, sintiéndose levemente más molesta cuando Sana intentaba tocar la mano de Dahyun. «Y todavía quiere tocarla», negó al verlo.
—Es una idiota —dijo Jihyo con una mueca de asco—. Dahyun siempre fue buena con ella y lo arruina todo.
Momo concordó pero mantuvo su mirada fija en la pareja.
—Por Dios, solo verla me da rabia —escuchó de nuevo a Jihyo—. Necesito golpearla.
—Imagina que Dahyun la perdona —Jeongyeon sugirió con una sonrisa burlona, por lo que volteó para mirarla con mala cara de inmediato.
—No es estúpida —Aclaró Jihyo, dándole un golpe en la cabeza—. Tan solo mira su cara, está harta de tenerla frente a ella.
—¿Qué le estará diciendo? —preguntó Momo con curiosidad.
—Conociendo a Sana, probablemente le está rogando perdón. Dahyun siempre ha mandado en su relación.
—Creo que Dahyunnie manda en todo —dijo Momo con una leve sonrisa, refiriéndose a sus tutorías.
—Excepto en el sexo. —Al decir aquello, se ganó las miradas de ambas chicas, Momo hasta cierto punto incrédula pero confundida ante tal dato innecesario. Jeongyeon comenzó a reírse sin poder evitarlo—. ¿Qué? ¿Ustedes no se cuentan esas cosas?
—A Momo le da vergüenza. —Confesó Jeongyeon, ganándose otro golpe, ahora de parte de Momo, por lo que se quejó bajito—. ¡Dejen de golpearme!
—Entonces deja de decir estupideces, esto es serio.
Hubo un momento de silencio, pero Jihyo no pudo evitar mirar a Jeongyeon y finalmente comenzaron a reírse, lo que hizo que la japonesa rodara los ojos y tratara de concentrar toda su atención en las chicas, pero al voltear, se dió cuenta de un individuo extra que probablemente la estaba buscando dentro del restaurante.
—Chicas… —Las llamó con pánico pero estas continuaron riéndose—, ¡Chicas, Nayeon está adentro! —Ambas frenaron sus risas de inmediato y miraron a la ventana.
—¡¿Por qué llegó antes?! —preguntó Jihyo.
—¡¿Eres tan estúpida cómo para haberle dado mal la hora a la que debía llegar?! —preguntó Jeongyeon a Momo, quien la miró con indignación.
—Oye, sí soy estúpida —La empujó levemente, sin sentirse realmente ofendida—, pero estoy segura de que le dije que llegará dentro de media hora más.
—En todo caso, ¿por qué ha llegado antes...?
Las tres chicas fijaron su mirada en Nayeon, quien a este punto, había sacado su teléfono para enviar un mensaje, el cual recibió Momo, provocando que las dos coreanas la miraran al escuchar el tono de notificación.
Im Nayeon
Ya estoy aquí, bonita.
¿Tardas mucho o ya puedo pedir una mesa?
5.35 p.m.
Después de leer el mensaje, rápidamente Momo volvió su vista a Nayeon, quien bajó su teléfono para buscar a un mesero, pero su atención fue captada más rápido por una pareja de la que antes, ya estaba interesada. Todas notaron cómo se quedó mirando un momento a Sana hasta que el mesero se le acercó, e intentó dirigirla a una mesa, pero ella solicitó específicamente sentarse justo un par de mesas detrás de ella, ahora siendo vista por Dahyun, quien la miró de reojo, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda por su presencia imponente, incluso pesada.
—¿Nayeon es tan descarada para sentarse tras ellas y escucharlas hablar? —preguntó Jeongyeon, mirando ahora cómo su “amiga” tomaba asiento y dejaba su teléfono para mirarlas fijamente.
—Dahyun ya la vió —Hizo notar Jihyo con desesperación—. ¡Tenemos que sacarla de ahí!
Holis, genteee. Nos vemos tan pronto jsjsjs, espero les haya gustado y obvio, que les haya dejado con la intriga, la verdad me gusta dejarlos así. Y por esto mismo, nos vemos hasta el próximo viernes, ya que esta es la segunda y última parte de este capítulo. El siguiente es uno solito 🫰.
Se vienen cosas interesantes, la verdad jsjs. Espero les haya gustado cómo a mi me gustó escribirlo, saben que me gusta leer sus comentarios, así que pueden dejarme saber qué les parece hasta ahora.
Sin más que decir, les envío un saludo y les agradezco su tiempo para leer y cariño a esta historia. Los quiero mucho. Saben que si les ha gustado, me pueden dejar su estrellita para motivarme a seguir escribiendo. De verdad siento bonito.
Nos vemos el próximo viernes. Hasta entonces, cuídense mucho.
–B. A. F.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro