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Chapter IV: Suspicion (Part I)

Después de despertar, Dahyun se apresuró para arreglarse e ir a clases, puesto que había perdido demasiado tiempo pensando en Sana, cuando claramente tenía otras cosas de las cuales ocuparse.

Era doloroso, pero su decepción era más poderosa, y no iba a dejar que sus sentimientos dominaran la situación cuándo tenía que ser astuta. Ella sabía muy bien que Sana podía tirar todo a la basura en cualquier momento, porque era consciente de la vida que llevaba antes de ella. Era promiscua. Lo único que le quedaba en ese momento era ser sincera con ella misma y aceptar la situación, lo cuál ya lo tenía hecho, pero sentía la necesidad de averiguar sí lo que pensaba era lo correcto.

En clases, se permitió no prestar atención, ya que los temas que estaba viendo, ya los había estudiado con anterioridad, por lo que no tenía problema, sin embargo, Jihyo, su compañera y amiga que se sentaba a su lado, sabía que esto no era muy común en la castaña. Al terminar la hora, ambas chicas salieron del aula para ir a buscar su próxima clase, por lo que su amiga aprovechó para preguntar acerca de su estado.

—Hey… —La llamó y Dahyun le regaló una sonrisa llena de serenidad—. ¿Todo está bien? Te noto algo distraída.

—Estoy pensando en Sana —Fue sincera, pues le tenía plena confianza—, creo que algo no anda bien.

—¿A qué te refieres?

—Creo que me está mintiendo.

Jihyo la miró con incredulidad, pero intentó contener sus dudas hasta que Dahyun terminara de contarle lo sucedido. Al cabo de unos minutos, ambas chicas se encontraban en una máquina de frituras, pensativas y esperando que la máquina arrojará las golosinas por las que habían pagado.

—Todo es muy confuso… —Dahyun asintió y le dió una lata de refresco.

—Después de lo de anoche, siento que la confianza que teníamos se perdió totalmente —Explicó abriendo sus gomitas de ositos de colores—. Nunca habíamos discutido así —dijo para después ofrecerle gomitas, las cuáles Jihyo negó con un gesto—. Además…

—¿Además…?

—Tengo una suposición del porque no quiere decirme…

Jihyo, totalmente decepcionada, le dió un apretón de mano, intentando darle fuerza a su amiga, pero al parecer no la necesitaba, ya que la notaba muy calmada.

—¿Y qué piensas?

—Antes de siquiera decirlo quiero comprobarlo  —Tomó la lata de Jihyo sin permiso y bebió de ella, segundos después, continúo—, ahora siento que necesito saber la verdad. Quiero saber qué pasó, y lo voy a averiguar.

Seguidamente, después de unos segundos de silencio, la campana que anunciaba el receso de unos y el cambio de clase para otros, las separó. Jihyo se quedó en la cafetería esperando a su amiga, aún pensativa, pues la situación de Dahyun le importaba.

—¿En qué estás pensando, Zyo? —dijo Jeongyeon mientras se sentaba en la mesa, justo frente a ella.

—En una amiga.

—¿Ahora también eres lesbiana? —preguntó sonriente, quitando el envoltorio de su sándwich—. Espera, ¿No estabas saliendo con el tipo musculoso?

—No estoy pensando en ella de esa forma, idiota. —Aclaró mientras le arrojaba la basura de las gomitas que antes había dejado Dahyun—, pero sí es sobre lesbianas.

—Soy toda oídos —Le dijo sonriendo mientras le daba el primer bocado a su almuerzo.

Después de contarle brevemente a Jeongyeon, dándole suficiente información para que pudiera comprender —ya que le quedaba poco tiempo—, Jihyo le contó acerca de la necesidad de la coreana sobre saber qué era lo que había pasado para que su novia se alterara de tal manera.

—Tal vez frotaron sus vaginas toda la noche hasta tronarlas —dijo sin pudor mientras le restaba importancia, ganándose una mirada impactada de la otra—, no sé, Jihyo… Muchas cosas pasan en los dormitorios de las facultades.

Pocos segundos pasaron para que la nombrada soltara una gran carcajada por la vulgaridad de su amiga, lo que causó que la otra comenzará a seguirla con las risas, ganándose varias miradas ya que sus risas no tenían fin. Incluso llegó un momento en el cuál no pudieron respirar y tuvieron que dejar de mirarse para que pudieran recuperarse, pero poco les duró el gusto, pues apenas volvieron a mirarse de reojo ya se encontraban riendo de nuevo.

—¡¿Qué te pasa?! ¡Estoy hablando en serio!

—¡Yo también lo dije en serio! —Jeongyeon no pudo evitar reír, hasta que otra chica las interrumpió.

—¿De qué se ríen? —preguntó ella con una sonrisa, sentándose en la mesa con ellas.

Jihyo y Jeongyeon se volvieron a mirar y de sus ojos salieron lágrimas pues no podían recuperar la respiración, hasta que Nayeon insistió en que le contarán sobre lo que era tan gracioso.

—Primero tengo que contarte —Jihyo bebió un poco de agua, intentando calmarse—. Tengo una amiga, que sospecha que su novia le está ocultando algo grave porque al parecer cuándo vió a la novia de la chica a la que le está dando tutorías, se puso cómo loca por tenerla de frente.

—¿De verdad…? —Nayeon preguntó sin pensarlo demasiado mientras destapaba su envase con fruta picada dentro—. ¿Quién es? ¿La conozco?

—No lo creo… —Jihyo pensó y Nayeon tomó su tenedor para llevar un poco de fruta a su boca, hasta que escuchó lo siguiente—. Se llama Kim Dahyun.

El tenedor de la mayor se quedó a medio camino al escuchar el nombre de aquella chica, pues sabía perfectamente que ella era quién le daba tutorías a Momo y que aquel inconveniente que Jihyo mencionaba, había pasado justo anoche.

Jihyo, sin inmutarse de eso, procedió a contar la broma por la que se habían estado riendo, lo que claramente no le causó demasiada gracia, llegando a fingir una risa y después intentar comer para disimular su preocupación, algo que fue notado por Jeongyeon inmediatamente.

A los pocos minutos, Jihyo se despidió de ambas al darse cuenta que dentro de poco comenzaría su siguiente clase y se fue con una sonrisa en el rostro, aún soltando risitas por la ocurrencia de su amiga. Nayeon aún se mantenía estática, y miró de reojo a Jeongyeon, quién ya tenía la mirada puesta en ella, lista para averiguar.

—¿Que no Momo comenzó a recibir tutorías hace unas semanas con una tal Dahyun? —preguntó con una sonrisa y fue evidente que Nayeon apretó la mandíbula ante la pregunta, pero intentó disimular al comer un bocado.

—Creo que lo mencionó… —Fingió pensarlo y Jeongyeon la miró para después recargar su codo sobre la mesa y luego su mejilla en su mano.

—Qué interesante historia la de Jihyo, ¿No…? —preguntó actuando ingenuamente, a lo que la mayor tragó la comida con disgusto—. Por cierto, ¿Ya le dijiste a Momo lo que pasó en aquella fiesta…?

Al escucharla, Nayeon soltó su tenedor contra su bandeja, provocando un ruido estrepitoso, pero Jeongyeon se mantuvo en esa posición y la mayor dirigió su mirada hacía en frente fijamente, en un intento de ignorarla, pues sabía a dónde se dirigía con esas preguntas.

—No, y no tiene porqué enterarse, Jeongyeon. —dijo mirándola con enojo, a lo que la nombrada alzó las manos en señal de paz.

—Cómo tú quieras… —susurró con una sonrisa victoriosa, pues había logrado hacerla molestar. Segundos después se levantó de la mesa con su bandeja y tomó su vaso con jugo para darle un sorbo antes de colocarlo justo en frente de ella—. Toma, bebelo —Le sugirió—, se ve que tienes la comida atorada en la garganta, Nayeon.

Aquello fue lo último que dijo antes de retirarse, y dejar a Nayeon sola en aquella mesa, decidida a contarle la verdad a Momo, pues la merecía y de la forma que no veía, su novia no tenía intenciones de dársela.

Jeongyeon estaba consciente de que tal vez ella no debía abrir la boca, pero Momo también era su amiga, y lo que estaba haciendo Nayeon no era bueno, y aunque le había dado la oportunidad de decir la verdad, de hacer lo correcto, simplemente no le había importado. Siendo esto lo que más le decepcionó de su amiga, pues creyó que de verdad se estaba esforzando por mantener su relación.

Tal parece que el amor no es suficiente para cambiar a la gente.

Al tener el resto de su día libre, decidió ser firme y buscar a Momo lo antes posible, por lo que se dirigió al teatro de la universidad, dónde la pelinegra se encontraba ensayando para el próximo estreno. Cuándo entró, se ganó rápidamente la mirada de los que estaban ahí incluyendo la de su amiga extranjera, quién la miró con sorpresa y emoción.

Jeongyeon le sonrió con cariño a su amiga,  quién le indicó con señas que estaba por terminar y que no esperaría por ella demasiado tiempo. Después de unos minutos, en los que esperó sentada en uno de los muchos asientos para el público, pudo ver a lo lejos a Momo despedirse de algunas personas mientras se acomodaba su mochila en la espalda.

Al verla caminar hacia ella, no pudo evitar pensar en lo preciosa que era.  Se daba a querer fácilmente, pues tenía un carisma natural. Era tímida en algunas ocasiones, eso era cierto, pero cuando se dejaba llevar podía llegar a ser muy graciosa y cuándo era segura de sí misma, le hacía ver mucho más atractiva.

Jeongyeon se sintió culpable sin poder evitarlo, su mirada feliz y su sonrisa probablemente se borrarían al escuchar lo que estaba por decirle, y aunque no deseaba amargar su humor por las estupideces de Nayeon, tenía que hacerlo, porque aquella hermosa chica de aura y corazón, no merecía vivir engañada.

Odiaba tener que arruinar su ilusión de que su primera novia, no la amara tanto cómo lo hacía ella, aunque estaba segura que Momo comenzaba a sospecharlo.

Mientras tanto, una divertida Jihyo aguardaba pacientemente fuera de la clase de Dahyun, esperando a que ésta terminara para continuar su conversación, esta vez, con la esperanza de hacerla reír. Justo cuando sonó la campana, Dahyun se acercó a la señorita Kang, seguramente para hablar del avance que Momo estaba teniendo, y por fin, después de un par de minutos más, la coreana salió del aula.

—¡Dahyun! —La llamó con una sonrisa ansiosa—. Tengo que contarte algo realmente gracioso.

Al mismo tiempo, Momo estaba terminando su plato —ya que ambas terminaron en el restaurante que estaba a un par de calles de la universidad—, algo que Jeongyeon estaba esperando, ya deseaba que lo hiciera antes de revelar la fuerte información que poseía.

—¿Cómo te está yendo en tus tutorías, Momo? —preguntó realmente interesada, mirando cómo su amiga llevaba a su boca el último bocado—. ¿Sientes que te está ayudando?

—Estoy comenzando a sentirme muy confiada, ¿Sabes? —Sonrió de inmediato—, Dahyun está haciendo que me sea mucho más fácil y me da seguridad de preguntar sobre lo que no entiendo.

—Suena cómo una buena tutora…

—Lo es —Afirmó sin poder evitar pensar en el trato que le daba—. Me da gusto que me hayan puesto con alguien cómo ella.

—¿Es tan buena?

—Es, simplemente, muy dedicada y amable. —explicó antes de beber de su vaso con pajilla, recordando con cariño a la coreana—, pero cambiemos de tema, ¿Por qué me has invitado a comer?

—¿Por qué te sorprende que lo haga? —Sonrió divertida pero a la vez, se sintió descubierta.

—No es común que tú invites a salir a alguien —Le sonrió con dulzura y volvió a beber de su soda.

—Es cierto… —Desvió la mirada hacía sus propias manos—, de hecho, quiero hablar de algo importante contigo.

Momo de inmediato asintió y la miró con atención, lo que la hizo sentir una punzada en el pecho.

—Sabes que te quiero mucho, ¿No es así?

La japonesa asintió sin contestar, ya que sorbía de la pajilla de su soda. Al verla, Jeongyeon deseó cerrar la boca, porque no quería destrozar su corazón, pero aún así, continúo:

—¿Confías en mí? —preguntó con seriedad, y al notar esto, Momo dejó de lado su vaso para después recargarse sobre la mesa.

—Por supuesto, Jeongnie…

—Tú… —La rubia tomó aire profundamente antes de hablar más—, ¿Confías más en mí que en Nayeon?

De inmediato, pudo notar que se mordió los labios con tristeza, bajó la mirada a sus manos, las cuáles entrelazó y apretó entre sí. Parecía que ella esperaba que le dijera algo de lo que sabía que se iba a decepcionar aún más.

—Dime qué pasó, Jeongyeon… —dijo mirándola brevemente, inclinándose en su silla, lista para escuchar.

La nombrada dió un audible suspiro antes de continuar mientras otra coreana se encontraba riéndose sin poder hablar gracias a su propia risa.

Dahyun miraba a Jihyo con una sonrisa, siendo contagiada por su humor pero sin entender realmente lo que le pasaba. De hecho, se mantenía expectante con ansias de saber lo que quería contarle.

—¡Jihyo! —Le dió una palmada en el hombro—, ya dime qué pasó.

—Dios… —Intentó respirar correctamente la coreana y de a poco, intentó explicarle—. Sabes que tengo una amiga que se llama Jeongyeon, ¿No?

—Sí, creo que la he visto alguna vez… —Intentó pensar en su rostro—, pero realmente no la recuerdo.

—Esta mañana en el almuerzo —Se rió bajito y se limpió una lágrima—, le conté acerca de lo de Sana.

Dahyun asintió sin molestarse, y ensanchó su sonrisa pues estaba pareciendo divertido la forma en la que su amiga no podía controlarse.

—Ajá…

—Y ella me dijo que seguramente… —Comentó a reír de nuevo con los ojos cerrados, recibiendo un empujón de Dahyun que también quería saber.

—¡Ya dime!

Y mientras aquellas chicas reían, otras dos hablaban muy en serio.

—¿Recuerdas que Nayeon y yo fuimos a una fiesta hace un par de semanas?

—Sí… —Asintió Momo y luego comenzó a doblar una servilleta, un hábito normal en ella—. No fuí porque necesitaba estudiar.

Jeongyeon guardó silencio un momento y extendió su mano sobre la mesa para tomar una de las de Momo, alejando la servilleta de ella. La pelinegra le sonrió de forma triste, y algo le dijo en su mente que la rubia estaba por decirle algo que ya sospechaba.

—En esa fiesta ví a Nayeon bailar con otra persona.

—¿Y…? —La incitó a continuar sin ninguna expresión—. Sé que hay más. —La mayor asintió.

—También la ví subir con ella a una de las habitaciones de la fraternidad, y la seguí… —explicó con cautela—. Estaba cerrada con seguro, así que, no pude ver pero aún así, me acerqué a escuchar y estoy segura de que se acostaron.

Momo se soltó de su agarre al escuchar aquello y se abrazó a sí misma para intentar consolarse ya que sintió su pecho doler inmediatamente. Jeongyeon la observó con atención y esperó un momento para que ella procesara lo que acababa de decirle. En pocos segundos, una lágrima se deslizó por su mejilla.

—¿De verdad estás segura? —preguntó sin mirarla.

—No fuí la única que se dió cuenta de cómo se besaban cuando bailaban juntas —dijo en voz baja y lenta—, mucho menos cuando subieron al segundo piso.

Momo se limpió las lágrimas y Jihyo también, un poco más calmada pero intentando tomar aire con desesperación, pues sentía que su cuerpo no aguantaba reír más.

—Jeongyeon me dijo, que quizás habían frotado sus vaginas hasta tronarlas, y que por eso —Sonrió cansada—, había tanta tensión entre ellas. —Dahyun se rió por la estupidez que acaba de decir pero rodó los ojos al pensar que algo tan sencillo cómo eso le causaba demasiada gracia a su amiga—. Y no cualquier tipo de tensión, probablemente era sexual.

Aquello hizo que Dahyun borrara la sonrisa, y realmente pensó en la posibilidad de que esto pudiera ser verdad, porque al parecer, no era la única que lo suponía, puesto que sí tenía sentido, ya que Sana había actuado nerviosa y preocupada y con una inmensa necesidad de no volver a ver a aquella chica, y ahora sabía por qué.

Probablemente le había sido infiel con ella.

A su lado, Jihyo quién aún soltaba ligeras risitas, sintió el silencio de su amiga. Se volteó para mirarla y notó la seriedad en su rostro.

—¿Dahyun…?

La nombrada suspiró.

—Creo que tu amiga es tan graciosa que puede adivinar infidelidades. —Sonrió con ironía y Jihyo de inmediato sintió pena por su amiga.

—¿Estás bien…?

—Sí —respondió segura—, recuerda que yo soy más lista que ella.

Dahyun sonrió con encanto antes de comenzar a caminar para salir del edificio, con Jihyo siguiéndola a toda prisa tras ella mientras preguntaba con insistencia qué era lo que haría.

Y mientras una tenía un plan, otra lloraba al sentir su corazón arder de coraje y decepción.

Jeongyeon se había cambiado de lugar para sentarse al lado de Momo y así abrazarla para darle consuelo. Si bien, no lloraba de forma desconsolada, sí le dolía y lloraba por resignación, porque ella veía que Nayeon la hacía de lado frente a otras mujeres. Sabía bien que no eran sus mensajes los primeros que contestaba al despertar, y que el amor que le tenía, no era suficiente para estar solo con ella.

La rubia acariciaba su espalda y al cabo de unos minutos, se separó de ella para limpiar sus lágrimas y finalmente hablar:

—Te creo, Jeongyeon.

—De verdad lo siento mucho, pequeña —Limpió una de sus últimas lágrimas—, pero no podía soportar que fuera tan descarada y te mintiera en la cara.

—Está bien, Jeong, lo agradezco… —Le sonrió aún con lágrimas —. Intenté llevarlo de la mejor manera, me esforcé por nosotras en serio —Se sinceró—, pero comencé a darme cuenta que no era su prioridad, y es cómo si mi corazón supiera que en cualquier momento pasaría esto.

—No lo mereces —dijo abrazando sus hombros para juntar sus cabezas—. Eres una chica lista, fuerte y preciosa, y el que Nayeon no pueda verlo no significa que no encuentres a alguien que sí pueda. Llegará alguien mejor…

El sonido de una notificación hizo que ambas se separaran. Momo reconoció el tono, identificando que aquel mensaje era para ella, por lo que revisó su teléfono sin mucho ánimo y con esperanzas de que no fuera Nayeon, pero ni siquiera le sorprendió que no fuera ella.

Kim Dahyun
¿Estás ocupada? ¿Puedo llamarte?
4.51 p.m.

Aquel mensaje le pareció extraño, sin embargo, decidió llamar ella misma, ganándose una mirada confusa de parte de Jeongyeon.

—¿Todo está bien? —preguntó preocupada y Momo asintió. Después de tres tonos, Dahyun contestó y por inercia sorbió la nariz para poder hablar correctamente.

¿Estás bien, Momo? —Escuchó que preguntaba con interés, pero su humor no le permitió ser cortés.

—¿Qué pasa, Dahyunnie?

Necesito hablar contigo. ¿Podemos vernos?

—En este momento no puedo —Intentó no ser grosera—, estoy con una amiga hablando de algo-...

No es sobre el estudio —Aclaró inmediatamente—. Es algo más importante. Nos involucra a ambas.

Momo hizo una mueca de extrañeza y aunque preguntó de qué se trataba, Dahyun aseguró que era mejor hablarlo en persona.

—¿Dónde estás ahora?

—Estoy en el restaurante frente a la universidad…

No te muevas. Voy para allá.

Después de que la llamada terminara abruptamente, Momo volvió a su conversación con su amiga, sin mencionarle que alguien más se les uniría, ya qué creyó que no era tan importante. Pasaron alrededor de veinte minutos, en los cuáles Jeongyeon intentó mejorar el humor de su amiga mientras la abrazaba con cariño.

Dahyun, quién llegó de prisa, se detuvo en seco al ver esta situación, pero esto no le impidió acercarse y sentarse frente a Momo, quién rápidamente se separó de su amiga al notar su presencia.

—Momo, necesito decirte algo muy importante.

Holis jsjs. Actualicé temprano porque no hay luz en mi hause, entonces no tenía nada que hacer.  Espero les haya gustado, y al mismo tiempo, les haya dejado con la duda. Nos vemos el viernes para la segunda parte de este capítulo 🫶.

Los tqm, gracias por leer, votar y comentar. Nos vemos el viernes ✨

–B. A. F.

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