Chapter III: Despair
Habían pasado cerca de quince días, en los cuales Dahyun y Momo se habían acoplado bastante bien a los estudios y los frutos de estas tutorías estaban comenzando a florecer. De acuerdo a lo demás, todo se había mantenido como estaba. Nayeon continuaba con el desinterés y Sana intentaba recompensar en silencio sus errores.
Lo de día a día.
Al ser tarde de estudios, Momo y Dahyun tenían que encontrarse, pero esta vez, los planes de verse en la biblioteca fueron un poco diferentes, ya que los profesores de la escuela se juntarían ahí para celebrar al decano de la universidad, por lo cual estaría cerrada para los alumnos.
Kim Dahyun
Odio que hagan sus malditas fiestas en la biblioteca.
4.30 p.m.
Es raro que lo hagan a puerta cerrada, ¿por qué no invitan estudiantes?
4.33 p.m.
Kim Dahyun
Dicen que los profesores tienen culto, y sacrifican a un estudiante para que el decano viva más años.
4.35 p.m.
¿Estas hablando en serio?
4.35 p.m.
Kim Dahyun
No, Momo. ¡Por Dios! Estoy jugando.
4.36 p.m.
JAJAJA, ¡lo siento! De verdad pensé en la probabilidad de que fuera cierto.
4.37 p.m.
Entonces, ¿se suspende el estudio de hoy?
4.38 p.m.
Kim Dahyun
Claro que no. Pase lo que pase, tienes que estudiar.
4.38 p.m.
¿Te queda lejos el edificio de dormitorios 10?
4.39 p.m.
No, yo estoy en el 7.
4.40 p.m.
Kim Dahyun
Entonces te veré en mi dormitorio, es la habitación 105. Primer piso.
4.40 p.m.
¿Tu compañera no se molestará?
4.41 p.m.
Kim Dahyun
No, ella salió con sus amigos. Volverá cerca de las nueve. Apresúrate.
4.43 p.m.
Momo sonrió ante esto y rápidamente se levantó de su cama para tomar sus cosas y caminar hasta el edificio de Dahyun, lo que tardó cerca de veinte minutos. Al llegar, Dahyun le ofreció algunos snacks y bebidas para que todo fuera más cómodo, y ciertamente lo era. Estaba comenzando a agradarle más que la biblioteca.
Era sorprendente cómo se divertía más con Dahyun que con su novia. Era triste, pero cierto.
Con el tiempo, habían forjado una relación estrecha. Independientemente de los estudios, se agradaban, y mantenían bastantes cosas en común, lo que les facilitaba charlar sobre cualquier cosa. Momo se sentía escuchada, y comprendida. Simplemente, ambas se sentían cómodas con la presencia de la otra, tanto que el tiempo juntas pasaba volando.
Pronto dieron las nueve, y con ellas, llegó un mensaje de Nayeon.
—¿Todo está bien? —Dahyun preguntó.
—Sí, es mi novia. Quiere saber en qué cuarto estoy porque viene por mí.
Dahyun sonrió al escuchar la palabra “novia” y se sintió aliviada de que Momo tuviera la confianza de decirlo en voz alta. Anteriormente, no le dijo que ella también tenía novia y que vivía con ella porque no quería incomodarla. Ahora sabía que se había anticipado demasiado al pensar que podría desagradarle.
Mientras ambas estaban recostadas en el piso, la puerta se abrió de repente, trayendo consigo a Sana, quién se quedó en la puerta, sorprendida de que Dahyun tuviera compañía. La coreana se levantó del piso y le regaló una sonrisa a su novia, pero esta no fue correspondida, ya que por su cara, reconocía que estaba celosa. Momo levantó la mirada de su teléfono y saludó sin mucho afán para después empezar a recoger sus cosas mientras Dahyun se levantaba para ir directamente a su novia y abrazarla en un intento de calmarla un poco.
—No me dijiste que ibas a tener compañía… —Reprochó Sana en voz baja antes de recibir un beso casto en los labios, el cuál no correspondió para hacer notar sus celos.
—No creí que fuera relevante —Dahyun le restó importancia, pero Sana suspiró y la sostuvo de las caderas para incitarla a moverla a su lado y después envolver sus hombros con un brazo de forma posesiva, lo que hizo que la coreana rodara los ojos.
Momo, quien aún estaba recogiendo algunas cosas mientras miraba constantemente su teléfono, sintió una mirada pesada después de unos segundos, por lo que levantó la vista y se sorprendió al ver que la desconocida la miraba cómo algo que identificaba casi con recelo, sintiéndose incómoda de inmediato, lo que Dahyun notó y así, el enojó la invadió.
Ya que una de las cosas que más le molestaba de Sana, es que se portara de esta forma extremadamente celosa, cuando la pobre chica ni siquiera había estado tan cerca de ella como para que actuara así. Aquella era una de las cosas que Dahyun estaba segura de que no iba a soportar en un futuro, pues, ante todo, era firme y congruente con sus pensamientos.
Dahyun tenía metas claras, objetivos y deseos, y lo que menos necesitaba en su vida era alguien celoso que le estorbara en su camino. La coreana quería a Sana, pero aceptaba que si en algún momento era un impedimento para vivir plenamente, la dejaría para poder lograr lo que deseaba, pues sabía que eran adolescentes y que en cualquier momento podía decepcionarla, y que si no concordaban tan bien para vivir una vida juntas, no tenían que forzarse a estarlo.
Era su primera novia, y sabía bien que podían haber más, pero cuidaría lo que tenía porque le tenía demasiado cariño, sin embargo, no soportaría tonterías por amor.
La coreana escabulló su mano por la cintura de Sana, fingiendo abrazarla pero en vez de eso pellizcó su piel por debajo de su suéter, lo que hizo que esta se quejara de inmediato.
—¡Auch! —gritó Sana mientras se separaba, para ahora mirarla adolorida, pero al notar la mirada molesta de Dahyun ni siquiera se atrevió a replicar, de hecho, se alejó un par de pasos de ella y dejó sus cosas con delicadeza en el piso sin quitarle la mirada, pues sabía que podía ganarse otro pellizco.
Dahyun rodó los ojos ante su mirada de cachorrito lastimado para después acercarse a Momo y así ayudarla a guardar las cosas que faltaban, para luego preguntar por su novia, intentando remarcar la palabra para que Sana escuchara.
—Momo, ¿Tu novia… —Le dió una breve mirada a Sana quien se mantuvo inmovil al escuchar esto, claramente arrepentida—, está perdida?
—No tengo idea. Ella nunca ha venido a estos edificios…
En un intento de redimirse por su actitud pesada, Sana se acercó a la puerta para abrirla y preguntar al mismo tiempo.
—¿Quieres que vaya a buscar-...—Miró hacía el pasillo, encontrándose a la persona menos esperada, y ciertamente, a la que menos deseaba ver—, la…?
Cuando aquella chica que iba pasando levantó la mirada de su teléfono, reconoció la mirada inmediatamente, y sintió un vuelco en el estómago, pues ella era la mujer con la que había amanecido desnuda en un cuarto desconocido, y ahora sabía donde dormía. El ser consciente de ésto hizo que sintiera su piel erizarse por el miedo y los nervios de ser descubierta.
Pudo notar la misma sorpresa en los ojos de la castaña, cómo si no esperara encontrarla ahí, pero eso no quitaba que la escaneara de arriba hacia abajo con una sonrisa traviesa, y Sana, supo en ese momento que la había reconocido.
—Hola de nuevo, chica desconocida… —Le sonrió con coquetería, mientras se acercaba para enganchar su dedo índice en su pantalón, intentando acercarla.
Dahyun, miró de reojo hacía la puerta, y notó cómo Sana daba un pequeño paso hacia adelante, pero imaginó que se estaba asomando para ver si había alguien en el pasillo, pero el ruido del tazón de sus frituras cayendo al piso la distrajo, ya que Momo lo había tirado por accidente.
—¡Lo siento! —se disculpó de inmediato con pena—. Yo lo recojo, yo lo recojo…
La coreana, distraída y con su mirada concentrada en su novia, que parecía inmóvil, se arrodilló aún mirándola provocando que golpeara su cabeza con la de Momo, ambas soltando una risa inmediata, pero eso no quitó que sus ojos volvieran por unos segundos a la puerta, dándose cuenta de que su novia seguía en la misma posición.
Sana, por inercia al ser jalada, colocó sus manos en los hombros de la castaña, y quedó paralizada ante su mirada atenta y deseosa. El sonido del tazón cayendo la hizo saltar por el pánico, y escuchó la voz de Dahyun la hizo reaccionar.
—¿No ves a nadie afuera, Sana?
Con nervios y pánico al escuchar su voz, Sana empujó con fuerza los hombros de la chica la cuál no sabía su nombre, provocando que su espalda chocara con el otro extremo del pasillo, puesto que este era estrecho. La castaña la miró y le regaló una sonrisa ladeada antes de hablar.
—Ah, sí. Lo recuerdo —Se mordió el labio brevemente—, te gusta rudo.
La más alta, ignoró aquel comentario y con rapidez se acercó a mirar dentro de su habitación, para mirar a Dahyun y Momo aún recogiendo el pequeño desastre, pero se ganó la mirada de su novia, quién la notó levemente más pálida.
—¿Estás bien, jagi?
Sana asintió rápidamente para luego volver al pasillo y así encontrarse con la chica, quién ahora estaba bien parada e intentaba acercarse a ella, pero colocó rápidamente una de sus manos sobre su pecho para impedir que lo hiciera más, por lo que la miró sorprendida.
—¿Qué? —Continuaba sonriendo—, ¿Acaso no te gustó lo que sucedió esa noche… —Sana negó, pero no a su pregunta, sino a la forma en la que se le acercaba, ya que a pesar de que intentaba detenerla, inevitablemente caminaba hacía atrás—, o es que tienes novia?
La más alta ni siquiera contestó y prosiguió a intentar empujarla de nuevo, lo que no funcionó, al contrario, Nayeon comenzó a sentirlo cómo si fuera un reto, por lo que colocó sus manos en sus caderas y gracias al retroceso de Sana, estaban más cerca de la puerta.
—No te preocupes —Le dijo de cerca, casi sobre sus labios—, yo también…
Al estar tan cerca del marco de la puerta, Sana retrocedió con brusquedad, soltandose por fin de el agarre de la castaña, pero por sus movimientos rápidos, atrajo la atención de Dahyun, quién notó que ahora estaba totalmente dentro, y esta vez, acompañada.
El estar tan cerca, le permitió a Nayeon tener una vista amplia del dormitorio, lo que estaba por aprovechar. Alzó sus manos, volviendo a la idea de acercarse a aquella chica hermosa pero un perfil conocido la detuvo, y de inmediato bajó sus manos y se alejó con brusquedad. Momo, al notar que Dahyun miraba a su novia con confusión, sin comprender lo que sucedía, dirigió su vista a la puerta para encontrar a la suya también.
—¿Sana? —La voz de Dahyun resonó en los oídos de todas—. ¿Estás bien?
La japonesa de flequillo miró a Nayeon, quien se notaba sorprendida pero Momo, al conocerla, observó cierto grado fastidio en su mirada, y más aún al verla, lo que le pareció extraño, pero por su cabeza ni siquiera pasaba la idea de que conociera a Sana ni mucho menos las dobles intenciones que su novia pretendía al entrar al dormitorio. Dahyun, por escasos milisegundos, escaneó la situación y los rostros de todas, activando una alerta que desde ese momento no iba a poder ignorar, pues había visto la forma en la que Nayeon se había separado abruptamente.
—¿Quién eres tú…?—preguntó con cautela la coreana pálida.
—Es mi novia —Momo aclaró de inmediato y luego dirigió su mirada a Nayeon—. ¿No te perdiste al intentar encontrar el cuarto? —preguntó tímidamente—. ¿Todo está bien…?
—Sí —Respondió cortante—. Todo está bien. Vámonos. —Finalizó con voz gélida, rodando los ojos al mismo tiempo.
Nayeon le dió una última mirada al cuarto antes de salir, lo que confundió a todas. Cuando estuvo en el pasillo, sin la mirada de las otras chicas más que la de Sana, se dió media vuelta y le guiñó el ojo, lo que puso a la japonesa aún más tensa, esto siendo percibido por Dahyun, quien intentó acercarse a ella para comprobar su estado, sin alcanzar a ver la razón que explicaba esto.
—¡Momo! —Llamó Nayeon, mirando ahora atentamente a la pareja con recelo y continuar caminando segundos después. Y Dahyun de inmediato miró a Momo con pena, pues el tono con el que le había hablado aquella chica no había sido el más amable y cariñoso, pero la japonesa ya se encontraba cabizbaja y acomodando correctamente su mochila mientras se acercaba a la puerta.
—Gracias, Dahyunnie —La miró apenas—, te veo mañana. —dijo para luego perderse en el pasillo, intentando alcanzar a su novia, pues cuando Dahyun se acercó para poder cerrar la puerta, iba muchos más pasos adelante que ella.
La coreana pensó en lo desagradable y poco amoroso que era eso en una pareja.
Reflexionó brevemente, y se dijo a sí misma que si algún día Sana hiciera eso, su relación se acabaría de inmediato, pero otro pensamiento vino a su mente, ¿acaso Momo no pensaba lo mismo sobre ello?
Al darse la vuelta y encontrarse con Sana, se dio cuenta que seguía en la misma posición tensa y con la mirada perdida, aquello preocupandole de inmediato, y así se acercó a ella pero cuando lo hizo, la más alta reaccionó y se movió al otro extremo del cuarto, casi cómo evitandola, lo que la dejó perpleja, pero se apresuró en ocultarlo.
¿Qué era lo que tenía a Sana en ese estado?
—Qué chica tan más grosera, ¿no? —Sana asintió sin mirarla, y se sentó en la cama, lo que le preocupó más, pues generalmente no era tan callada—. ¿Estás bien? —quiso asegurarse, acercándose a ella para acariciar sus mejillas con ambas manos—, Desde que abriste la puerta, estás extraña…
—No tengo nada. —Mintió para evitar más preguntas y se levantó para buscar su mochila.
Sana intentaba no pensar en lo evidente que había sido, pero ahora estaba paranoica, ni siquiera podía pensar como explicar lo sucedido, porque sabía bien que Dahyun lo había notado y ahora estaba interesada en el asunto. Era seguro que quisiera saber más, pero por su misma incertidumbre, no podía concentrarse en una mentira que pudiera ser creíble, pero fue Dahyun cómo siempre quien le aclaró la mente.
—¿Esa chica te hizo algo, Sana…? —Escuchó su tono delicado, cómo si estuviera cuidando su forma de hablar.
Si Dahyun suponía aquello, es porque ya lo creía posible, y lo único que pudo, fue continuar con aquella mentira.
—Tuve… —Intentó pensar—, un roce con ella esta mañana…
La coreana pudo notar su tono de duda, pero lo ignoró, ya que su preocupación ahora era más grande. Con lentitud, se acercó a ella y abrazó su cintura por detrás y recargó su barbilla en el hombro de su novia, quien no correspondió, ya que sintió desprecio de sí misma, al mentirle de forma tan descarada.
—¿Qué clase de roce?
—Algo sin importancia, pero… —respondió de inmediato—, es cierto lo que has dicho antes; es una chica muy descortés. Y… Prepotente, podría decir.
—Entonces, ¿sí te hizo algo?
«No», pensó.
—Sí.
—¿Y bien…? —preguntó Dahyun cuando sintió su silencio por bastantes segundos—. Sabes que puedes contarme.
«¡Piensa!», se exigió. «Piensa, piensa, piensa».
—Yo… —Se soltó de su agarre sin poder evitar más tiempo la sobreestimulación, pero Dahyun la siguió con la mirada, extrañada—, no quiero hablar de eso ahora.
—¿Fue tan grave?
—No —respondió mientras se pasaba la mano por el cabello, intentando aligerar el leve dolor que estaba comenzando a sentir—, pero, no siento que sea tan relevante.
—¿Y cómo explicas tu estado, Sana? —Dahyun insistió, sin poder creerle—. Tu actuar no es normal.
—¡¿Puedes parar?! —preguntó con desesperación, lo que alertó a la coreana—. ¡Estás asfixiandome con tantas preguntas!
—Sana… —La corena intentó contener su propia molestia ante cómo estaba siendo tratada—. Cálmate, ¿quieres?
—Eso deberías hacer tú —Sugirió la mayor con molestia, acercándose a Dahyun para encararla—. Y parar de una vez.
La abrumadora sensación de elaborar una mentira creíble en ese instante estaba invadiendo a Sana, ya que la frustración de no poder hacerlo provocaba que no pudiera concentrarse en su manera de actuar, eso y la culpa, era una mala combinación, pues lo único que estaba logrando era que explotara y que Dahyun comienzara a desconfiar de ella.
—No sé qué mierda tienes, pero no es motivo para que me trates así y te comportes cómo una desquiciada —dijo herida y comenzando a enojarse mientras caminaba hacia adelante, provocando que Sana retrocediera intimidada, ya que se sentía atacada por todos y por todo, pero también culpable, lo que la impulsó a ponerse a la defensiva.
—¿Desquiciada dices? —respondió sonriendo con cansancio, pues realmente quería terminar esta conversación ya que sabía que de cualquier forma, saldría perdiendo—. ¿Cómo quieres que actúe si te empeñas en hostigar con las mismas preguntas?
—Disculpa por preocuparme por ti, Sana —dijo con tono sarcástico y la misma sonrisa cansada—, pero la manera en que te estas comportando no es normal en ti. ¿Qué carajo te sucedió? —Insistó—. ¡Oh, no, disculpame…! —volvió a ser sarcástica—. El que tu novia te pregunte qué te ocurre te hace sentir abrumada, de verdad lo siento…
—Exacto, Dahyun. Eres mi novia. —Aclaró desesperada, aclarándole cómo último recurso—. No eres mi madre, así que si te pido que te detengas, deberías hacerlo, porque estás comenzando a agobiarme.
—La única que se agobia soy yo, porque no paras de evadir mis preguntas.
—¡Acepta que no quiero hablarlo contigo!
—¿Y con quien sí?
Aquello puso más nerviosa a Sana, impidiendo que por un segundo no pudiera responder. Dahyun sintió una mala sensación recorrer su cuerpo al verla dudar tanto. Parecía como si realmente no dijera nada de lo que estaba pensando.
—¿Así va a funcionar ahora? —La miró con los ojos llorosos, por coraje, pero ella volvió a evitar su mirada—. ¿Ya no vamos a hablar de cómo nos sentimos entre nosotras? —Buscó sus ojos una vez más—, ¿ya no me tienes esa confianza? Dímelo, Sana.
—¿Acaso no puedo tener secretos?
Dahyun sintió su corazón doler, pero lo único que pudo hacer fue sonreír sarcásticamente.
¿Qué era aquello que Sana ocultaba con tantas fuerzas y que la tenía cansada mentalmente?
La coreana no era tonta. Una corazonada le daba indicios de lo que podía ser, por la forma de actuar de Sana y de la novia de Momo, pero aún con todo el calor del momento decidió quedarse callada y no hacer de aquella discusión algo más grande, sin embargo, aquel sentimiento se instaló en su pecho desde ese momento y a veces, uno tiene que hacerle caso a su lado humano, y seguir nuestros propios instintos.
—No te equivoques, Sana. —advirtió—. Claro que puedes tener secretos, incluso de mí, pero es mejor que no confundas entre un secreto y una mentira.
—Yo…
—¿Qué es lo que no quieres decirme? —Se acercó a ella aún más, acorralandola contra la pared—. ¿Un secreto o una mentira, jagi?
Sana comenzó a respirar con fuerza, sin poder responder nada y Dahyun ladeó la cabeza, para que se diera cuenta de que era evidente y que podía ver el gran lío que pasaba por su cabeza.
—Espero desde el fondo de mi corazón, y por todo el amor que te tengo, que sea un secreto… —Deseó en voz alta, aunque estaba consciente de que probablemente no era así—. Por tu bien, por el nuestro, Sana…
Dahyun se dió media vuelta para tomar la chaqueta que estaba en el perchero sin importarle realmente si era suya, además de su teléfono y algo de dinero. Sana observaba atenta sus movimientos, y cuando abrió la puerta, la cuestionó.
—¿A dónde vas, Dahyun?
La más baja al escucharla, se volteó para mirarla, y con cinismo, respondió:
—Es un secreto… —susurró mirándola de arriba a abajo—, jagi. —dijo aquel apodo con desdén antes de salir. Y mientras Sana se pasaba la manos por el rostro con frustración, aceptando que estaba arruinando todo, otra pareja se encontraba caminando lejos del edificio donde se encontraban.
Nayeon caminaba a prisa por el campus pensando en aquel encuentro, decepcionada de encontrar a su novia ahí, pues pensó que podría haber pasado un buen momento con la chica con la que se había acostado antes, pero pensando sobre aquello, no le agradó que Momo estuviera con ella. Estaba segura que no era su tutora, era la chica más pequeña que estaba con ellas, y que de hecho, sospechaba que estaban juntas, puesto que al parecer “Sana” —como había escuchado que la llamaban—, intentaba alejarse de ella de la forma que fuera por su presencia. Era definitivo, era su novia.
Por haberse sometido tanto ante sus pensamientos, había dejado atrás a Momo, quien preocupada por su estado, caminó con más prisa para alcanzarla, intentando tomar su mano para llamar su atención, y para evitar que la tocara, sin ser realmente consciente de que aún la seguía, tomó con fuerza su muñeca y se dió vuelta con rapidez, jalandola inevitablemente, lastimandola y tirando los libros que llevaba en los brazos en el proceso.
La japonesa la miró con sorpresa y los ojos brillosos para después intentar soltarse de su agarre lentamente con pena y la mirada gacha. Nayeon pudo percibir un poco de miedo por sus acciones, incluso la notó vulnerable, lo que le hizo sentir arrepentida de inmediato y con prisa se arrodilló para recoger los libros del piso en un intento de compensar su mala acción.
—Yo no… —Gateó en el piso para recoger uno de los libros—, no quise lastimarte, lo siento… —La miró con el mismo brillo en los ojos desde el piso—. Perdóname, Momo, no sé qué me está pasando.
—Está bien…
En ese momento, mientras estaba arrodillada ante ella, con su mirada grabada en la cabeza, sin poder borrarla, sintió una ola de arrepentimiento invadirla. Su mirada era tan pura y aniñada. Nunca le había hecho ningún daño, al contrario, la amaba y le dedicaba su tiempo y su amor… ¿Y ella le pagaba así?
Engañándola, ignorándola, sin ser capaz de darle su lugar.
Y aún así, Momo seguía ahí, preocupandose por ella, pues después le ayudó a levantarse del piso y recibir sus libros para guardarlos dentro de su mochila, se acercó para abrazarla y esconder su rostro en su cuello, cómo un cachorrito triste y pérdido. El verla con los ojos cristalinos hizo doler su corazón, y de inmediato correspondió su abrazo con fuerza, por primera vez desde hace meses.
—Lo siento… —susurró con nudo en la garganta—. De verdad, perdoname.
“Por todo”, quiso decir.
—Solo tiraste mis libros —escuchó que soltaba una risita y ella negó con lágrimas en los ojos.
—Te lastimé —La abrazó con más fuerza—. Lo siento, bonita. No volverá a pasar. —prometió con sinceridad.
—Oye… —Momo se separó levemente para mirarla—. Ya está bien, en serio — Miró sus ojos llorosos—, ¿por qué lloras? ¿Estás bien?
—Eh… —Nayeon intentó pensar en una excusa, y al ser más rápida que Sana, le fue fácil mentir, prometiendose a sí misma, de que sería la última vez que lo haría—, lo siento. Es que, esa chica de la puerta justo hoy entró al equipo, pero, es demasiado tonta —Negó, fingiendo recordar para verse más creíble mientras se limpiaba las lágrimas—, me ha tirado varias veces en la práctica. Mi cuerpo duele, y por eso estaba tan molesta…
—Oh, lo siento, Nayeon… —Momo le habló con dulzura, compadeciéndose de ella por inercia—. Ya no llores por favor —Le pidió con cariño, volviendo a abrazarla—. Yo te amo, y sabes que siempre cuidaré de ti.
Nayeon asintió entre sus brazos, y al sentir su olor dulce poco a poco fue calmando su llanto. Momo, después de unos minutos, sintió su respiración más calmada y con delicadeza la incitó a que volvieran a retomar su camino. En ese momento, mientras Nayeon sostenía la mano de la japonesa, se prometió comenzar a cuidar lo que tenían, y a no volver a despreciar su amor cómo antes lo había hecho, porque cómo en algún Momento Jeongyeon se lo había dicho, Momo merecía a alguien que la cuidara de la misma forma que ella lo hacía, y deseó con todas sus fuerzas convertirse en esa persona para ella y enmendar todo el daño que le había provocado.
Después de unas horas, cuando la noche cayó, Dahyun estaba volviendo al dormitorio después de un paseo de reflexión y para encontrarse a una Sana totalmente dormida en una de las camas. Sobraba decir que estaba decepcionada y dolida, aunque demostrara lo contrario. Su corazón exigía respuestas, pues aunque ya había llorado, necesitaba asegurarse de que lo había hecho por la razón correcta.
Esto definitivamente no era normal. Sana generalmente era muy comunicativa y adoraba contarle su día a día, era algo que solo hacía con ella, pero sobre todo, nunca la trataba así… Generalmente era muy respetuosa, nunca gritaba o se alteraba. Era celosa, es cierto, pero nunca se portaba de la forma cómo lo había hecho hoy; tan desinteresada y cambiante.
Y algo que era más extraño que todo lo demás, era que Sana durmiera en su propia cama. Aquello nunca había pasado. En sus anteriores peleas, pasara lo que pasará, siempre compartían la cama. Tal parecía que eso acababa de cambiar. Al despertar, ni siquiera le pareció extraño que Sana ya se hubiera ido, claramente evitándola.
Quizá, aquello era el inicio del final.
Hola, chikes, ¿Vieron la presentación de Amazon Music Live? Twice se lució, cómo siempre.
Esta semana, bueno, será un poco diferente. El siguiente capítulo tiene dos partes, así que actualizaré el día martes y viernes, para que puedan leer ambas partes sin que pase mucho tiempo. Hay varios capítulos así, así que yo les avisaré cuando haya doble actualización en una misma semana. Estén pendientes.
Agradezco su tiempo para leer, todos sus votos y comentarios. Muchas gracias. Espero les esté gustando.
Adoro leer sus teorías, ¿Qué piensan que sucederá?
Nos vemos el martes. Hasta entonces, cuídense mucho.
–B. A. F.
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