Chapter II: Confort
Después de su almuerzo con Sana, Dahyun pudo volver a su habitación ya que ella no tenía más deberes durante el día, al menos no suyos, pues apenas llegó comenzó a ordenar algunos libros que había recogido de la biblioteca, y comenzó a preparar un ensayo muy sencillo de dos hojas sobre el tema general de las artes, con esto, probaría qué tan efectiva era la comprensión de Momo. Luego, mientras preparaba una lista con los temas más destacables, su novia llegó a la habitación, saludándola con un beso en la mejilla.
La coreana le regaló una sonrisa pero continuó en lo que estaba, así que Sana se acomodó en el escritorio de al lado y sacó un par de libros de su mochila, para así comenzar a hacer sus deberes para no interrumpir su fin de semana, sin embargo, al pasar las horas, desistió ya que su mente solo le soltaba destellos y recuerdos sobre la chica con la que se había acostado.
Podía incluso escuchar los gemidos de la castaña de vez en cuando, algo que realmente no le enorgullecía, pero aquello estaba impidiendole concentrarse en algo mas que no fuera sexo. Con un extremo de su lápiz entre los dientes, volteó para mirar a su novia, quien usaba una camisa ligeramente holgada y que transparentaba su sostén, además, portaba unos shorts tan cortos que hacían que sus ojos se dedicaran a admirar sus piernas con mucha atención. Suspiró para sí misma, pues otro factor que la estaba volviendo loca, era que Dahyun estaba usando sus gafas para la noche, y estas le sentaban tan bien que no pudo evitar levantarse y acercarse a ella.
Con delicadeza, hizo en cabello suelto de Dahyun hacía un lado mientras está aún estaba concentrada y luego recargar sus dos manos en el escritorio para después inclinar su rostro y comenzar a besar la piel de su cuello. De inmediato, la coreana sonrió y preguntó lo obvio.
—¿Qué haces…?
—Nada… —respondió Sana de forma coqueta y continuó—, simplemente, noté desde allá que hacías un par de muecas y me imaginé que podrías estar estresada.
—Y tú claramente quieres tomar ventaja de ello —Dahyun la miró brevemente, conociendo sus intenciones.
—No me juzgues por querer hacer sentir bien a mi novia… —susurró en su oído antes de besar el lóbulo de su oreja, algo que hizo que Dahyun de inmediato cerrara los ojos, sintiendo evidente satisfacción—, porque funciona, ¿no es así?
—Tal vez —Intentó hacerse la difícil, ya que sabía que esto frustraba a Sana—. ¿Eso es todo lo que tienes? —preguntó con intenciones de provocarla al mismo tiempo que se volteaba para mirarla y Sana sonrió al notar su disposición.
—Sabes bien que no…
Y así, después de una noche acalorada, Dahyun iba tarde a la primera tutoría que daría a Hirai Momo, quién ya esperaba en la biblioteca, con bastantes dudas, a decir verdad. La pobre chica, apenada de no poder llevar sus calificaciones por sí sola, aguardaba con ansiedad en una mesa solitaria, rodeada de chicos que estaban en su misma posición, aunque estos, ya con su respectiva pareja que les ayudaría el resto del semestre.
Momo miró hacia su alrededor y pudo ver a un par de metros a sus maestras, la señorita Kang y Bae, la segunda, era aquella quien la había convencido de inscribirse al programa, aun recordaba sus palabras; “Estas llena de potencial, solo necesitas un poco de ayuda…”, no sabía si tenía razón, pero lo que era cierto, es que quería ayudarla, y realmente la necesitaba. Y aunque estaba consciente de eso, tenía dudas e inseguridades. Se sentía realmente idiota por no poder sobrellevar sola sus estudios —a pesar de que se esforzaba al maximo—, pero simplemente su cerebro no reaccionaba como ella lo deseaba. A veces se sentía tan decepcionada de sí misma por eso, pero no accedió a que alguien le ayudara hasta ahora.
Y aquí estaba… Esperando paciente, pero con terribles ganas de irse a esconder a su habitación de la universidad. «No debí venir», pensó seriamente, mientras miraba sus propias manos, que estaban entrelazadas con fuerza.
Después de varios minutos, una chica bajita, pelinegra y de piel muy blanca, entró a la biblioteca mientras se recargaba en la puerta en un intento de recuperar el aliento. De inmediato, la profesora Kang se acercó a ella en un intento de auxiliarla y le ofreció un pequeño vaso de agua.
—¡Perdón! —dijo apenas—. Me quedé dormida, señorita Kang, de verdad lo siento.
Gracias a su cansancio, la chica se sostuvo de sus rodillas mientras la señorita Kang acariciaba su espalda sin poder evitar reírse, pero cuándo notó la mirada seria de la profesora Bae, su sonrisa se borró al instante y se apresuró para ayudarla a incorporarse.
—Estaba haciendo un temario para mi tutoría —Se excusó la pelinegra cuándo pudo respirar de forma correcta—. Olvidé encender la alarma.
—Gracias por tu compromiso, Dahyun —La profesora Kang agradeció sinceramente—. ¿Ya te sientes mejor?
La chica asintió y la profesora Bae se acercó a la señorita Kang para darle la lista de alumnos, así, se dió media vuelta y dirigieron su mirada hacía ella.
—¡Tu compañera llegó, Hirai!
Al escuchar su nombre, se levantó de forma torpe, intentando pasar desapercibida pues al ser llamada, varios estudiantes levantaron su mirada hacía ella, algo que realmente le avergonzaba. Caminó con prisa hasta las profesoras y la señorita Kang la tomó del hombro, sacudiendola levemente.
—Dahyun, ella es Momo —La señaló y luego a ella—. Y ella es Dahyun. —Sonrió a ambas—. Saben qué haremos, así que, ¡A estudiar! —Comenzó a empujarlas mientras fingía entusiasmo solo para alentarlas.
Ambas se miraron y Momo sonrió avergonzada, pero Dahyun no alcanzó a verlo puesto que de inmediato se puso manos a la obra y comenzó a vagar por los pasillos de la biblioteca con facilidad con una hoja doblada por la mitad en mano. En ese momento la pelinegra de flequillo pensó que la de piel blanca posiblemente frecuentaba tanto la biblioteca que incluso sabía dónde podría estar cada cosa. Lo único que pudo hacer Momo en ese momento fue seguirla a donde quiera que se dirigiera. Al cabo de un par de minutos y tres pesados libros, la de flequillo intentó más de una vez intentar hablar para ofrecerle llevarlos, pero la pequeña se movía tan rápido y estaba tan concentrada que no lo notaba.
Cuando pararon en un estante, Momo intentó pararse cerca de su vista periférica y le tocó el hombro con timidez para llamar su atención. Cuando Dahyun levantó la mirada, la más alta pudo conectar sus miradas y se cautivó con su belleza de forma inmediata, pues sus ojos eran hipnotizantes y la sonrisa que le regaló después —y que mantuvo todo el tiempo sin signo de incomodidad—, fue perfecta y capaz de hacer que su respiración se detuviera por unos segundos, pero eso no le impidió hablar.
—Yo puedo llevarlos… —Señaló los libros y Dahyun de inmediato le entregó un par para después asentir y agradecer.
Cerca de media hora después, ambas estaban buscando su propio escritorio. Momo dejó los libros cerca de ambas y se movió con toda la intención de sentarse frente a ella, sin embargo, la dulce y susurrante voz de la chica la interrumpió.
—¿No es mejor si te sientas junto a mí? —sugirió como lo que Momo catalogó “encantador”, por lo que de inmediato se acercó a ella mientras asentía y con cuidado de no hacer ruido y no molestar a los demás, se sentó con lentitud—. Así podremos escucharnos mejor…
Momo continuó asintiendo mientras Dahyun buscaba entre los libros la hoja que antes tenía, para después ofrecérsela. Las mas alta observó con atención, deseando demostrarle su interés y disposición ante su ayuda.
—Ayer me dediqué a elaborar un temario —La miró brevemente para después sacar un bolígrafo y así poder señalar con facilidad—. Realmente, yo no estoy en tu facultad, pero busqué algunos temas generales y en teoría, los más importantes de acuerdo al semestre en el que estás para que podamos ver en qué estás fallando. —Le entregó un bolígrafo—. Ahora, me gustaría que me señalaras los temas que se te dificultan más, y de ahí podemos partir desde lo general hasta lo más complicado, ¿bien? —La japonesa volvió a asentir y comenzó a hacer lo pedido.
Debía admitir que la dedicación de Dahyun la estaba sorprendiendo, pues para cualquier otro estudiante le hubiera sido fácil incitarla a leer y ayudarla de la forma más básica, pero para su sorpresa, la pelinegra estaba siendo amable y atenta, por lo que deseó corresponder con la misma atención que le estaba brindando. Fue vergonzoso, pero terminó señalando cada uno de los temas que se encontraban en aquella lista, y cabe aclarar que eran cerca de quince. Para su suerte, mientras lo hacía, la chica había estado ordenando los libros que habían traído, así que para cuando terminó, le fue inevitable sentarse derecha en un intento de no sentirse tan apenada, y con lentitud, intentando con todas sus fuerzas volverse invisible, le acercó el temario sin mirarla, claramente para que su sonrojo —pues sintió sus mejillas calentarse más que el resto de su cuerpo—, no le fuera inmediatamente perceptible.
Al escuchar la hoja deslizarse, Dahyun la tomó de inmediato para darse cuenta que absolutamente todos los temas estaban señalados. Sin poder creerlo, volteó para poder mirar brevemente a su compañera, quién estaba sonrojada e intentaba evitar su mirada mientras sus dedos tocaban ansiosamente la mesa, esperando su actitud desaprobatoria, pero no fue así, puesto que estas acciones le parecieron tiernas. Y por un momento se puso en su lugar, admitiendo que si ella estuviera en su posición, le sería igual o incluso más complicado de lo que le estaba siendo.
—Creo que ambas tendremos que estudiar mucho para mejorar tus calificaciones —dijo amablemente mientras analizaba la lista—, investigué la mayoría pero para poder enseñarte, tendré que leer un poco más —Momo inclinó su cabeza apenada, pero decidió alentarla—, pero no te preocupes. Aprenderemos juntas… —Tomó su mano con delicadeza, deteniendo sus movimientos nerviosos para regalarle un poco de aliento y se ganó su mirada—, lo prometo.
Momo sonrió con sinceridad, ya que sus inseguridades le hicieron creer que era una posibilidad que Dahyun saliera corriendo de ahí al ver que trabajar con ella pudiera ser más complicado de lo que pudiera imaginar, pero con esas palabras, se había aliviado por completo. La bajita seguidamente, acercó más su silla a ella y volvió a mostrarle la lista.
—Considero que este tema es uno de los menos cargado de información pesada —Señaló el cuarto renglón—, pero cómo no estoy en tu facultad, ¿puedes decirme tú si recuerdas cuál es el más sencillo para empezar?
La mayor asintió con rapidez y de inmediato señaló con su dedo el mismo que Dahyun, por lo que está, dió un par de aplausos delicados seguidos de un “¡Perfecto!” y una sonrisa, la cual se le contagió a la de flequillo, quien sintió un calor reconfortante en el pecho. Era cómo si se sintiera cómoda y aliviada de estar y contar con alguien tan empatico y agradable como Dahyun.
Después de unas horas, cuando la primera sesión terminó, Momo se encontraba en el teatro de la universidad. Era cierto, el estudio no se le daba bien, pero adoraba actuar y bailar, y era en lo que mejor le iba.
La japonesa protagonizaba “El lago de los cisnes”, representando a Odette, la princesa de la historia que vivió sus días como un cisne blanco y sus noches como humana, gracias a un hechizo. Su co-protagonista, Mina, actuaba como el cisne negro de nombre Odile, la hija del hechizero que habia condenado a Odette y que en algun punto de la historia, se hace pasar por ella para engañar al principe que se enamora del bello cisne blanco.
En medio de su pequeño descanso, Mina ayudaba a Momo a perfeccionar una de sus vueltas múltiples que tenía que dar en el show, pues gracias a su agotamiento, estaba cometiendo algunas equivocaciones, por lo que amablemente su amiga comenzó a ayudarla.
—Sube los brazos —Mina pidió mientras se posicionaba detrás de Momo, quien obedeció—. Estirate.
La japonesa hizo lo pedido y comenzó a respirar profundamente con los ojos cerrados, intentando concentrarse más en su cuerpo y movimientos en vez de sus pensamientos, pues además de tener problemas con el estudio, su relación con Nayeon no era de las mejores. Últimamente había notado que ella era quien se esforzaba por ambas, por concordar citas y esas cosas románticas, pero cada vez se sentía más ridícula y despreciada, ya que su “novia”, solo prestaba atención a su teléfono cuando estaban juntas. Cada vez que estaba con ella, solo sentía que su cuerpo estaba presente, pero no su mente, y aquel amor que un principió le había encantado, se estaba perdiendo y lo único que hacía era arrastrarse por sus sobras, porque a pesar de todo, Momo sí la adoraba.
—Eso es… —Mina aprobó cuando sintió su cuerpo más relajado—. Recuerda que pase lo que pase, antes de actuar, debes sentirte plena y relajada.
—Lo sé.
Mina, con delicadeza y respeto, movió sus manos por los brazos estirados de su amiga y tomó cada una de sus manos para después llevarlas lentamente a la altura de sus hombros, lo que hizo que sus músculos se sintieran aliviados de tanta presión, y por esto, Momo sonrió con satisfacción, pero una voz interrumpió su momento tranquilo.
—¿Te cambiaste de carrera, Mina? —preguntó Nayeon con seriedad, mirando a la nombrada de forma intimidante, provocando que ambas chicas se separaran de inmediato—. Creí que estabas estudiando para ser contadora, no quiropráctica.
Mina le regresó la mirada, aunque mostrando más disgusto por su presencia, pues estaba consciente de las deficiencias amorosas que le daba a Momo, ya que esta le contaba de vez en cuando ya que estaba afectando su desempeño en el escenario, sin embargo, se sintió un poco decepcionada cuando Momo corrió a abrazar a la castaña con emoción, porque a pesar de los malos ratos que llegaba a pasar junto a ella, la quería.
En medio del abrazo, Mina se cruzó de brazos, sosteniendo la mirada de Nayeon quien bien sabía que no le agradaba para nada. La coreana sonrió con burla y bajó sus manos a los glúteos de Momo, creyendo estúpidamente que Mina tenía interés por su novia de forma platónica, a lo que la japonesa rodó los ojos, ya que ella solo estimaba a Momo por su gran desempeño y dedicación al arte.
—Te veré en el ensayo del lunes, Momo —anunció su retirada y la nombrada rápidamente se despegó de su novia para despedirla con la mano—. Cuídate de las malas compañías —advirtió mientras se alejaba, mirando fijamente a Nayeon.
Momo lo pensó por un segundo, intentando evadir el significado de aquello, y solo sonrió levemente sin mostrar los dientes. Cuando Mina se fue, de inmediato dirigió su mirada a su novia, quien estaba más seria que de costumbre.
—¿Por qué no me dijiste que vendrías? —Abrazó su cuello, para luego regalarle un beso cariñoso en la mejilla—. No te veo desde la campaña de empleo.
—Fue hace dos días, preciosa —respondió separándose de su agarre, desviando la mirada—, no exageres.
—No lo hago —Momo tomó su mano con delicadeza y besó sus nudillos con cariño, ganándose la mirada de la contraria—. Simplemente te extrañé.
Nayeon suspiró y se acercó para besar su mejilla, con afán de regresar el cariño que su novia acababa de darle. Momo, encantada por esto, sonrió como si a un niño le hubieran regalado tres botes de helado.
Cómo dije antes, Momo se arrastraba por sus sobras.
Lo más cruel de todo, es que a Nayeon no le importaba en lo más mínimo lo que había hecho. Ni siquiera sentía remordimiento. Quería a Momo, era cierto y no podía negarlo, le gustaba tener su atención, pero al parecer eso no era suficiente para respetarla y darle la exclusividad que merecía. Era común que se dejara llevar por el pensamiento de que era joven y que necesitaba vivir de todo, pero se olvidaba de algo muy importante; que todos tenemos sentimientos.
Con Momo aferrada a su brazo, caminaron hasta un restaurante cerca de la universidad para poder almorzar, por lo que la japonesa se encontraba demasiado feliz. Al llegar y después de ordenar, llegó el momento de charlar.
—¿Cómo te ha ido hoy? —preguntó Nayeon con cortesía, mientras miraba de reojo su teléfono, y sin darse cuenta de esto, Momo respondió encantada.
—El ensayo fue muy agotador, pero mentalmente las tutorías a las que la señorita Bae me inscribió lo fueron aún más —contó mientras rememoraba el inicio de su día—. Tú sabes que realmente me daba vergüenza, pero me juntaron una tutora increible. —dijo emocionada mientras tomaba una servilleta y comenzaba a doblarla de diferentes maneras—. Creo que realmente me ayudará a mejorar mis calificaciones, quizá en poco tiempo se note mi avance… —Se rascó la frente con nerviosismo—, porque, en serio, estoy dispuesta a esforzarme, ¿sabes?
Al mirarla, se dió cuenta de la poca atención que Nayeon le estaba prestando, y un terrible desánimo invadió su cuerpo. Le fue inevitable hacer una mueca y presionar con fuerza la servilleta con la que antes estaba jugando.
«De nuevo esto», pensó frustrada y luego se reprendió a sí misma, «Sabes bien que realmente no te escucha, y aún así te conformas con el poco interés que te demuestra», negó levemente en silencio para seguidamente reprenderse, «Eres una estúpida».
Hasta que trajeron a la mesa su orden, Nayeon levantó la mirada de su teléfono y se dió cuenta del silencio de Momo, quien simplemente se dedicaba a comer y tratar de dar alientos a sí misma.
—¿Por qué estás tan callada? —preguntó la mayor con extrañeza, lo cual decepcionó más a la japonesa, pero se limitó a reprimir su tristeza y contestar.
—Estaba esperando a que terminaras de enviar tu mensaje… —dijo intentando no suspirar.
—Ah, sí… —Nayeon volvió a buscar su teléfono—, dejame terminar de enviarlo.
Momo observó con molestia, la cual ni siquiera fue notada, lo que la hizo pensar que ni siquiera valía la pena comenzar a pelear cuando lo único Nayeon demostraba, es que no le importaba nada de lo que ella sintiera, pensara o hiciera.
Se preguntó mentalmente cómo habían llegado a este punto, pero no pudo recordar el momento específico, pues se dió cuenta que siempre había sido así, pero no lo había notado hasta ahora. Y la verdad es que la paciencia que le tenía estaba comenzando a acabarse.
Estaba cansada de que siempre fuera ella la de las ideas, o la que tenía la iniciativa para las cosas cotidianas, excepto el sexo, ya que esto sí le interesaba de forma distinguida a su novia. Era gracioso, pero si Momo lo deseara, Nayeon dejaría su estupido telefono si sentía sus caricias doblemente intencionadas, y esta realidad la hizo sentir más desilusionada.
Le impresionaba como incluso una chica desconocida le dedicaba más atención a sus tutorías y enseñanza que su misma novia. Negó por esto mientras masticaba el último bocado de su plato, porque sí, pasó media hora en la que Nayeon no comió nada solo por mantener su atención en algo para nada importante. Momo bebió de su vaso y se terminó el jugo que había ordenado, luego se levantó y dejó un par de billetes en la mesa. Al sentir que se levantaba, en automático Nayeon la imitó y guardó su teléfono para poder salir del restaurante junto a ella.
Y cuando la coreana la dejó en su dormitorio, dándole un beso casto en los labios, Momo se dió cuenta que tal vez, era una simple rutina para ella.
Holisssss, quería publicar desde ayer pero quedé los viernes 😭.
Aquí está el nuevo capítulo, espero les haya gustado, si es así, les agradezco su voto y que me dejen sus comentarios sobre qué les ha parecido y qué creen que pase 👀.
Abrí una cuenta de TikTok especialmente para promocionar mis historias, les dejo el link: https://www.tiktok.com/@twiceu.shipps.fanfics?_t=8rExLdoY1Ps&_r=1
El user es: twiceu.shipps.fanfics 👀. Para los que vienen de allá, les agradezco mucho. Ahí voy a estar subiendo videitos y noticias de próximas historias 🫶.
Muchas gracias por leer, por esperar y por seguirme. Los quiero mucho, nos vemos el siguente viernes aquí y mañana en TikTok. Cuídense, tomen agua ✨
–B. A. F.
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