○Capítulo 10○
Había empezado a rebotar su pierna en un gesto ansioso ante el silencio de su hermano, después de ponerlo al corriente con lo ocurrido hace unos días atrás.
—Su exnovia es un caso perdido...—dijo el rubio, después de varios y exasperantes minutos de silencio.
Seokjin se detuvo y lo miro con el ceño fruncido— ¿Hablas enserio? ¿Es lo único que oíste?
—Es que me cuentas un detalle totalmente innecesario— se quejó.
—Querías toda la historia, ahí está— bufó cansino y cubrió su rostro. No sabía que hacer, de alguna u otra manera se sentía perdido y sin un rumbo fijo. Talvez estaba siendo dramático con toda la situación, y es lo más probable, pero... no hay un mejor desarrollo sin algo de drama de por medio.
En fin.
Tenía un pequeño presentimiento y una imagen borrosa que le señalaba que había visto o conocido al atractivo abogado en alguna otra parte, el problema es que no estaba totalmente seguro.
Su rostro se le hacía vagamente familiar.
Desde aquella vez no había podido sacarlo de su mente, repitiendo aquel momento tan lúcido grabado en su memoria y con el calor recorriéndole de pies a cabeza cada vez que recordaba el toque cálido contrario, su piel se encendía y su fiel mano le hacia compañía en esos momentos.
Estaba muy jodido...
El rubio miró el rostro pensativo de su pequeña luna, acarició despacio su cabellera mientras tomaba asiento a su lado.
—¿Has intentado ir a su trabajo? —Habló bajo, obteniendo la atención de su menor y junto con ello una negativa—¿Y por qué no? Ya sabes dónde está, su amiga te llevó el día anterior.
¿Por qué? No lo sabía... Es cierto que podía acercarse y hablarle, quizás pedir su número y lograr llevarlo a más, pero... Muy en el fondo de su confusa y atormentada mente se repetía una y otra vez las palabras de su progenitora y aunque quisiera que no, le seguía, de alguna manera, afectando lo que pensase su madre y lo que dijese. No quería decepcionarla ni arruinar la imagen que tenían sus padres de él, no se sentía con las fuerzas de enfrentarlos.
Era un cobarde y lo sabía.
Su hermano tomó su mano y la acarició fraternalmente, brindando apoyo de forma silenciosa. Entendía a su pequeño hermano y le dolía verlo así. Sabía que era el mayor culpable por haberlo dejado solo en un momento tan caótico en la que una vez fue su hogar.
—¿Sabes algo hyung? —Murmuró Seokjin con una mueca que tenía la intención de ser una sonrisa. Recibió un pequeño ruido en respuesta. —A pesar de no conocerlo más allá de esa noche ... Siento un revoltijo en el estómago de solo recordar su rostro y su voz.
Su hermano rio cortamente y lo miró —Sientes las mariposas, jinnie.
Abrió sus ojos con levedad y miró a su hermano con una mezcla de sentimientos que iban desde la confusión, el temor y la alegría.
Sintió el palpitar de su corazón levemente acelerado, sus mejillas detonando en un sutil sonrojo, sin llegar a creérselo y aceptar lo evidente.
Aunque aun así lo imaginó, se permitió por cortos segundos pensar en el sentimiento hacia otro hombre, y en ese corto tiempo sintió su inquieto palpitar. Contuvo un momento su respirar y soltó un jadeo bajo, teniendo un poco de temor.
Se metería en problemas si algo como eso sucediera, si se diera esa libertad y si la mujer que cuidó de él llegase a enterarse de las cosas que pasan por su cabeza, de que está dudando de su sexualidad y de aquellas cosas que le inculcaron desde muy pequeño. Era un lío... Su cabeza y pensamientos eran un lío.
Su mayor lo observaba en silencio, mordiendo su labio inferior un poco dudoso de lo que diría y haría, pero necesitaba de una forma u otra ayudar a su pequeño, tenía la oportunidad de hacer ahora lo que antes no pudo por haberse ido, era hora de actuar como un hermano.
–Sabes Jinnie... Debes dejar de pensar tanto y solo hacerlo –Murmuró con calma, acariciando los rebeldes mechones de su hermanito nuevamente. – No te detengas por los demás y haz lo que quieras sin remordimientos, claro, siempre y cuando sean cosas buenas... De lo contrario – Lo miró con diversión, jalando un poco de su oreja. – Jalare tus orejas.
Sonrió al ver la sonrisa de su luna, le traía recuerdos de cuando solo era un pequeño niño que no se separaba de su lado, buscándolo en todo momento para jugar y compartir los dulces que compraban a escondidas de su madre cuando esta hacia otras cosas.
Decidió que era momento de levantarse cuando sintió su nariz picar y sus ojos lagrimear ante la nostalgia.
– Vamos Jinnie, es hora de pensar que hacer y dejar de lamentarse, vamos, vamos –Tomó a su hermanito de los brazos y lo levantó con entusiasmo, escuchándolo reír bajo, para segundos después sentir como lo abrazaba con un poco de fuerza.
–Muchas gracias hyung... –Susurró con la voz temblorosa.
–Estaré aquí para ti en cada momento Jinnie...
Si hay algún error escriban aquí --->
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