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51. ❝Solo... verdades❞🌙





Ya ha pasado una semana de mi error.

A decir verdad, en estos siete días (seis, en realidad, teniendo en cuenta que comencé a pedirle perdón el día viernes) no he podido hablar con Natalie ni siquiera durante tres segundos. Siempre que quiero conversar con ella me acerco, pero se aleja. Sé que tiene sus razones para hacerlo, pero yo también las tengo para querer entablar una conversación.

A pesar de todo, por más de que no me quiera cerca, me alegra que después de todo no la hayan expulsado por mi culpa. Durante todo el tiempo que hemos pasado juntos (que, por cierto, ha sido mucho tiempo…) me he encariñado con ella de una manera que no esperaba que sucediera, y no debía irse de aquí por algo que ella no ha hecho y que yo no quería hacer para no perjudicarla al tenerle tanto aprecio.

Hoy, que es jueves y Hofmann tiene práctica de voleibol, haré lo posible para conversar de una vez por todas. No puede poner excusas diciendo que tiene cosas importantes que hacer (como me repite siempre), ya que estos días, cuando compartíamos cuarto, después de la práctica se bañaba y gran parte de los jueves solía recostarse sin hacer nada más que respirar.

Ingreso al gimnasio esperando encontrarla allí. La busco, aunque no es necesario, porque ha estado a punto de salir del lugar. Le sonrío viéndola junto a su amiga Chloe Bewster.  Por todo este asunto pasado estuve obligado a aprenderme todos sus nombres.

—Hola —le digo, obstruyendo el paso.

—Adiós —responde, cortante.

Alzo mi mano derecha, impidiendo que se moviera.

—Necesito hablar contigo.

—Pero yo no. Lo único que necesito es tenerte lo más lejos posible.

Su amiga se aleja yendo hacia las gradas, lugar donde se encuentra Janner con otro de sus amigos. Ella mira cómo se aleja con ganas de seguirla, pero yo me adelanto a tomarle de la muñeca antes de que se fuera.

—Suéltame —ordena de inmediato.
—¿Vas a escucharme?

Suspira, y sé que está conteniéndose para no propinarme un puñetazo en la cara. De todas formas, si me golpea, sé que me lo merezco más que nadie.

—¿Será rápido? —Yo asiento—. ¿Y por qué confiar en ti?

—Pues… me pongo de rodillas si quieres, hasta que me dejes explicarte. Debo decirte muchas cosas. Muchas y jodidas, de verdad.

≪ Tampoco para tanto, ni que ella fuese Angelina Jolie…≫

Suspira una vez más.

—De acuerdo, habla.

—En un lugar más privado, preferiría.

—Yo no, dime aquí o me voy.

Cierro los ojos por unos segundos, por parte creyendo que es bueno que no sea tan confiada, y al abrirlos la guio a las gradas que están lo suficientemente lejos de sus amigos para que no escuchasen. Ambos nos sentamos allí.

Comienzo:

—Es sobre lo del incendio.

—Lo supuse —contesta, con expresión severa—. No estaría aquí, en el internado, si no fuese por David. ¿Lo sabías?

Asiento con la cabeza.

—Sí, lo sé y lo lamento, pero eso es de lo que quiero hablarte. No ha sido mi intención hacerlo… simplemente yo…

—Claro —dice, haciendo rodar los ojos—. “Accidentalmente” quemaste el baño del dormitorio, y luego sin siquiera pensarlo has dicho que fue mi idea. Claro, no ha sido tu intención.

Decido decírselo a la primera, sino no se tragará lo que sigue.

—Me obligaron a hacerlo, Natalie.

De todos modos, me sorprende un poco respondiendo:

—No te creo.

—Es verdad… Ashley me amenazó, lo juro.

Algo en su rostro me da a entender que, por muy poco que sea, ahora me cree y hay una mínima posibilidad que escuche todo lo que tengo para decir.

—¿Cómo que te ha amenazado?

—Tal vez suene extraño, sí, lo sé, pero por favor déjame explicarte hasta el final…

Natt asiente con la cabeza, dejándome empezar con todo el embrollo.

—Como te había contado ya una vez, comparto la habitación con Peter Courtenay, ¿lo recuerdas?

—Sí, ¿y qué con eso?

—Él es el novio de Ashley Howard. También te lo había dicho, pero no le tomaste importancia al asunto, cosa que debía haber sido al revés…

»Justo coincide que yo soy el más “problemático” del internado… y Ashley desde el día que tú llegaste aquí, te detesta.

Su entrecejo se frunce.

—No entiendo.

—¿Recuerdas cuando comenzaste a recibir notas? Una de ellas decía que debías venir aquí, o sea, al gimnasio. En ese entonces, tú estabas en el dormitorio 180, el que compartes con Howard. Ella quería hacer un «intercambio de habitaciones», por así decirlo. No le gustaba que tú estés con ella y decidió sí estar con su novio…

»La idea era que tú vinieras conmigo, y Peter fuese con ella. Pero, tenía que crear un “plan” para aquel cambio… Así que te mandó esa nota, al igual que a David. Hay dos razones, pero iremos por partes.

»Ashley sabía que tú de cualquier manera irías a donde te dijo, pero Janner no. Entonces, tuvieron en mente ponerle una amenaza en una nota aparte para que saliera de su habitación y se dirigiera al gimnasio. Sin embargo, no ha sido necesario porque de cualquier forma lo hizo.

»La primera razón de citarlos a ambos era para que él te besara a ti sin saber que eras Natalie. Su nota decía algo de que sí o sí besara a quien entrara. Cuando ingresaste tú, él ya se encontraba aquí. Sin embargo, como las luces estaban apagadas, no supo quién era esa persona. Después te besó y terminaron peleándose cosa que Ashley quería que sucediera. La segunda razón tiene que ver con la primera, así que mientras se besaban, dos personas estaban detrás de ustedes escondidos. Luego de que le patearas ahí abajo, como no estaban pendientes de lo que ocurría a su alrededor, aquellas dos personas escondidas aprovecharon para anestesiarlos. Eso servía así podrían llevarlos a ambos a la misma habitación, que era la de David; que la comparte con Mathias Jackman, uno de los tantos aliados de Howard. Bueno… después amanecerías junto a Janner y te enfadarías con él aún más después de que te besara la noche anterior.

—¿Y eso qué tiene que ver con el incendio?

—Mucho más de lo que crees…

»Al despertar en su cuarto decidiste volver al tuyo, ¿no? Pero te olvidaste de la tarjeta. Por más de que lo hubieras recordado, Ashley la había tomado, y de ese modo impedía que tú regresaras a la habitación.

»Mathias y Derek, que fueron quienes los han anestesiado, los trasladaron al dormitorio y hablaron con la directora. Les dijeron que te han visto salir del cuarto de un hombre y que encontraron tu celular en el gimnasio, cuando en realidad te lo habían quitado luego de se te cayera y estuvieses inconsciente.

»Ese mismo día Ellie los ha citado en Dirección para comentarles lo sucedido y así castigarlos. Yo durante esos días estaba suspendido, y como me encontraba junto a la directora me ha pedido que te buscase para llevarte hacia ella y decirles todo ello que les ha dicho.

—Es decir que…

—Es decir que desde el primer momento en que te vi, ya estaba haciendo cosas contra ti sin siquiera conocerte.

Permanece en silencio unos cuantos segundos, supongo que procesando todo lo que acaba de oír. Después de un tiempo, dice:

—Y ese mismo día… en la cena tú me hablaste, y me… ofreciste estar en tu cuarto… porque yo te conté que no tenía donde dormir…

—Exacto. Ashley me obligó a que lo hiciera, y así finalizó el «intercambio de habitaciones» porque tú aceptaste la propuesta.

—Eso quiere decir que hace mucho sabías que debías “incendiar el internado” y culparme, ¿no?
Asiento.

—Aunque solamente no debía hacer eso, sino meterte en otros problemas y a la vez hacer que entraras en confianza. Aun así, el verdadero problema fue cuando comencé a conocerte mejor… Me caías bien, y hasta te consideré como una amiga. Aunque, de igual manera, debía hacerte lo pactado con ella.

—Y lo pactado fue… ¿hacer que me expulsaran?

—Y esa es una cosa de miles, Natt… Desde que tú ingresaste aquí, Ashley Howard te detesta y según lo que me ha contado, por muchas razones. El día en el que te conoció ya estaba de mal humor porque le correspondía compartir cuarto con una chica nueva, y obviamente le caíste mal. Creo que desde el momento que le dijiste «Me llamo Natalie» ya te odiaba; porque apenas estabas hace horas en este lugar y ya intentó meterte en problemas…

—¿Qué problemas? —pregunta, rápidamente, interrumpiéndome. Creo que ya va comprendiendo bastante.

—Ella es sobrina de la directora, lo sabías, ¿no? Bueno… ella puede entrar y salir de Dirección cuando quiera. El día de «instalación», que fue el día anterior a que iniciaran las clases, tú te diste cuenta que los horarios que estaban en la habitación no eran tuyos… y Ashley fue la que se había encargado de cambiarlos. Apenas te conocía, pero como eras “la nueva” te vio muy ingenua y decidió cambiar los horarios a una hora cercana a la que no está permitido estar fuera de las habitaciones, porque sabía que ibas a devolverlos y tal vez de esa manera te regañaban.

»La persona que ella conoce que tiene el cuarto más lejano al tuyo es Sophie Wymer, su mejor amiga. Bueno, supongo que entendiste eso, los horarios de Wymer los llevó a tu habitación y los que eran los tuyos los dejó en Dirección.

Veo cómo, a medida que avanzo con el relato, sus mejillas van tomando color rojo.

—¡Recibí el maldito reporte por llegar tarde a clases, y era todo su culpa!

—Y creo que todos los reportes, castigos y esas cosas también fueron por su culpa, nena.

—¡Dime qué más hizo…! Por favor.

—Supongo que fue uno de los primeros días también, que volcaste tu café en su camisa y en clases estuvieron burlándose de ella porque no tuvo tiempo para ir a cambiarse. Ella exagera las cosas, porque en realidad no le habían dicho prácticamente nada… La cuestión, es que creo que está de más decir que con ello le caíste mucho peor… También me contó varias veces que te robó el celular, y en una de esas veces le pidió a una de sus amigas que se lo llevaran a su tía diciendo que lo encontraron en un pupitre de una de las aulas… Como haciendo entender que lo usaste en clase.

—En cualquier momento me levanto, la busco y la ahorco...

—Déjame terminar… Una vez te dormiste en una asignatura y te pusieron reporte. Ese reporte fue el segundo y luego ocurrió eso del celular; o sea que llegaste al tercero, y al tercero es suspensión.

—Pero que me haya dormido no era su culpa… De todos modos, ¡dos reportes por su culpa ya es suficiente!

—Aguarda… un rato después Ashley se enteró sobre el reporte por dormirte, y habló con su tía diciéndole que ella a la noche no podía dormir porque hablaste hasta muy tarde por teléfono.

—¡Eso es mentira!

Suspiro.

—Por eso mismo Natt, por eso mismo…

—¡Dime qué más y la mato!

—Hubo un día que Peter, su novio, durmió en el cuarto de Ashley estando tú ahí. Después sucedió que lo golpeaste y te desmayaste… decidieron dejarte allí tirada, inconsciente… La directora se enteró y las castigó a ambas con eso que debían cocinar. Howard hizo las cosas mal a propósito, porque a ella no le afectan los reportes ya que no pueden expulsarla por ser familiar de la dueña, pero a ti sí.

—¿Desde el principio hace cosas para que me expulsen? —cuestiona, indignada—. Es mejor que estudie… bastante hueca debe ser como para enfrentar las materias bien.

—No solo ella hizo cosas. Como me utilizó a mí, tiene otros aliados. Y uno de ellos entre tantos es Derek Smith, el ex-novio de tu amiga Victoria. Se «alió» con Howard por varios motivos. Primero porque se llevó mal contigo desde el primer momento, y tú sabías que lastimaría a Victoria de nuevo; por lo que ibas a arruinarle el plan llenándole la cabeza a tu amiga con que él es un idiota y cosas así. Cuando te habló por primera vez tenía pensado seducirte como para que Victoria se enoje contigo. No sé por qué razón él intentó seguir, sabiendo que su “seducción” no resultaría, y ese día fue cuando David lo golpeó y terminaron en Dirección.

»Hasta que, con palabras bonitas, regresó con Steele. Y tú seguías intentando hacerle ver que la lastimaría, aunque ella no te creía.
Si antes se encontraba algo enfadada… ahora está molesta de verdad.

—Yo lo sabía… Ese idiota lo tenía todo preparado…

—Y junto con Ashley planeó más cosas aún. Ambos te odian, y además de meterte en problemas a ti, querían hacer algo con tus amigos. Lo de Victoria ya estaba pensado, que era romperle el corazón. Y creo que más coincidencia no puede haber, porque además de estar Ashley y Derek, tenían más con ellos y todos tenían un objetivo particular que iba contra ti y tus amigos, donde cada uno saldría favorecido. Comenzaron con eso de las «notas arcoíris» con la idea ya clara de lo que querían hacer. En todas ellas firmaban con las iniciales de sus nombres, y aquellas letras son la M, A, R, K, S, D y J.

»Como dije hoy al comienzo, Mathias Jackman (M) estaba detrás de todo esto… a él lo necesitaban porque es compañero de habitación de David. Él ayudó en vigilarlo y hacer eso de que durmieran en el mismo lugar. Una vez revisó en celular de Janner y vio que en WhatsApp tenían un grupo llamado “Inseparables”. Se lo comunicó a Howard (Ashley) y ella desde ese momento tuvo otra cosa en mente: separarlos. El estúpido objetivo general era «Separar a los Inseparables» (O = S. A. L. I).

—Yo le separaré los dientes por perra…

Río.

—Hazlo luego de que termine de contarte si quieres…

—Dime qué más…

—En vez de molestar a tus amigos, decidieron separarlos entre ellos y de ti. Pero uno de los problemas que se encontraron era que a ellos siete, les caía bastante bien Chloe, o al menos mejor de lo que les caes tú; y no podían hacer nada en contra de ella. Entonces decidieron hablarle bien y decirle cosas bonitas para que los consideren como amigos. Al verla muy “tonta” pensaron que era bastante fácil meterle en mente que no pase tiempo contigo ni con los demás… De todas formas, como Bewster los quiere mucho, no se separó completamente de ustedes.

—Con razón decía que Ashley era su amiga… ¡¿Llegaron a meterle cucarachas en el cerebro?!

—Podría decirse que lo intentaron…

—Y…, y…, ¿qué harían contra David?

—A él te lo explicaré último, porque es lo más complejo de todo…

»Debían hacer algo con Christopher… pero Rebecca Williams (R) se negó a eso, y ¿sabes por qué? Hace un tiempo fueron novios y Williams aún lo quiere y esas estupideces. Ella quería volver con él, y si le hacían algo malo no lo lograría. Intentó acercarse más, pero Christopher la ignoraba… y Rebecca comenzó a sospechar que le gustaba otra chica.

»Y, por favor, no me odies por esto…, pero me pidió que revise tu celular e investigue. Yo lo hice y vi cuando decía que a él le gusta Chloe. Se lo conté a Rebecca e intentó apurarse para “enamorarlo”, pero no funcionó para nada.

—Y de esa manera, ¿cómo lo separaban de nosotros?

—Si ellos regresaban, seguramente él pasaría más tiempo con su novia y los dejaría de lado. —Hago una pequeña pausa, viendo qué detalle está faltándome, y continúo—. Lo de Victoria era romperle en corazón… pero no sé qué tenía que ver eso con separarla de ustedes, a decir verdad.

—Okay, ya es momento, dime lo de David.

Sonrío, sabiendo lo que eso significa realmente. Y a la mierda con que sea su mejor amigo, todos sabemos que hay algo detrás.

—Está muy relacionado con lo tuyo… Sabías que él fue novio de Katherine Shern (K), ¿verdad? Sí, creo que te lo había contado, ¿o no?

Rueda los ojos antes de contestar que sí.

—Pues, ella quería hacer algo parecido a lo de Derek y a lo de Rebecca… aunque al mismo tiempo se relaciona con la idea se Ashley. Quería regresar con Janner, pero no porque lo quería ni tampoco para lastimarlo; sino para alejarlo de ti. Es decir, Natt…, todos sabemos lo tuyo con él, David te quiere y tú lo quieres a él. No es mucha ciencia.

—Sólo somos amigos.

—Yo no dije que no lo fueran… pero Shern cree que David puede llegar a sentir algo más por ti.

Ella se ríe, haciéndome verla confundido.

—¿Qué es lo gracioso?

—Nada, nada… sigue.

—Bueno… otra de las cosas que hicimos…, o mejor dicho, que hice yo; fue hacerte creer que él era un mujeriego para que te alejaras de él. El día que viste que se besó con Katherine yo te dije que se había besado con otras dos mujeres; cosa que era mentira. Aunque… no funcionó porque luego David te aclaró las cosas. A decir verdad, nada funcionó porque ustedes comenzaron a descubrir quiénes eran los que molestaban con las notas, y ellos debían hacer las cosas rápido antes de que descubriesen a todos.

—Entonces…, han adelantado todo, pero el tiempo fue más corto y no lograron su objetivo…

—Exacto. Pero, aún faltaba algo: tu expulsión.

—Aquel día nosotros ya habíamos descubierto a todos…

—En realidad no, solo descubrieron a cinco de ellos… les quedaban dos.

—Solamente nos faltaba la letra «M», y ahora me entero que es Mathias Jackman… Debí haber sospechado de él en un principio.

—Y la letra «J», no es la persona que ustedes piensan…

—¿Por qué? ¿Quién es?

—Primero déjame terminar de contarte lo otro… Sino mezclaremos todos y olvidaré decirte las cosas importantes. ¿Te acuerdas cuando estabas en tus días y te pusieron un reporte por mi culpa?

—Sí… —dicho esto, como era obvio, me fulmina con la mirada.

—Eso no estaba en el plan, fue improvisado.

—Pero el incendio sí estaba en el plan.

—Sí. Cuando se dieron cuenta que con la mayoría de tus amigos no lograron lo que querían, adelantaron una semana lo del incendio. Yo no quería hacerlo, pero como te dije antes, Ashley Howard (A) me amenazó. Estaba obligado a seguir con el plan. Hice las cosas exactamente como debía… no obstante, luego… —Sin pensarlo, le sonrío—, llegó tu salvador y no te expulsaron.

—Y a mí, expulsándome, lograban separarme de ellos…

—Exacto. Y también de Ashley porque, reitero, no te soporta. Sabía que si te ibas David se pondría mal, pero lo que no pensó fue que hiciera algo para impedirlo y que te quedases. No sé qué ha sido lo que le dijo Janner a la directora para que cambiara de opinión, aunque lo logró. Resultó ser mucho más listo que Ashley y sus aliados juntos. ¿Y, sabes? Ese tiempo que compartí dormitorio contigo me he dado cuenta que él verdaderamente te quiere… Lo demostró de verdad con lo que hizo para que no te fueras.

—Sí… —afirma, sonriendo—. Yo también le quiero, es muy buen amigo.

Suspiro, ya algo cansado.

—Natalie… te las tengo contadas. ¡Lo has mando a la zona de amigos más de veinte veces! ¡En serio, ya para! Creo que es suficiente.

—Pero… —Por su expresión, la noto algo pensativa. Raro en ella, por supuesto—, ambos sabemos que solo somos amigos y que siempre lo seremos…

Ruedo los ojos. Ella no se cansa de decir cosas sin sentido.

—Sí, lo que digas, Hofmann.

—¿Hay algo más que deba saber?

Intento hacer memoria.

—La verdad es que sí… Bueno, ya que estamos ambos aquí, voy a aprovechar para decirte todas las verdades que debo decirte, ¿bien? Primero, ¿recuerdas cuando te dije que no tenía novia? Te había mentido, sí la tengo…, en realidad, la tenía. Decirte que no la tenía era parte del plan.

—¿Por qué?

—Porque está involucrada con todo este asunto de Ashley y las notas… Jennifer Smith (J). Si sabías que era mi novia tal vez sospechabas de mí, porque es amiga de Howard.

—Yo creí que era Jefferson…

—Sí, lo sé, los andábamos vigilando y todos sabían que creías que era él. Natalie, ¿sabes? Yo sé que oíste la llamada cuando hablé con Jefferson, y también sé por qué para ti él era sospechoso.

—Entonces…  ¿él no está involucrado?

—Sólo ayudó un poco, y él era el encargado de vigilarme a mí… Es hermano de Jennifer, y como yo estaba mucho tiempo contigo pensó que podría haber algo entre nosotros. Recuerdo muy bien el día en el que hemos hablado y tú has oído media conversación…

—Oye Luke… no estoy manchada, ¿verdad? —me había preguntado ella dándose la vuelta, para así mostrarme la parte trasera de la falda.

Carraspeé antes de contestar:

—Eh, no… Pero… allí tienes el baño, no creo que debas preguntarme.

Me siento en mi cama, dejándome caer.

—Tienes razón… —Caminó hacia el baño del dormitorio—. Oye baño, ¿estoy manchada? ¿O no?

«Por Dios, es muy estúpida… Aunque bueno, igual le quiero. A pesar de eso, es mi amiga. ¿Qué tiene si es más tonta de lo que creía que era?»

Había tomado asiento a mi lado, y seguido a eso le pregunté, aun sabiendo la respuesta:

—¿Qué tal tu día?

Respondió al instante.

—Un desastre, ¿y el tuyo?

—Muy divertido —Sonreí—. «¿Por qué no me avisas que no estoy embarazada por e-mail?»

—Ya basta.

Me golpeó el brazo derecho con su puño.

—No sabía que eras tan graciosa estando en tus días, sabes.

Ella se encarga de soltar una carcajada cargada de ironía.

—Y también malhumorada… Muy malhumorada.

—Como siempre, en realidad… —contesté, ante lo que Natalie me golpeó de nuevo. Yo me reí—. Está bien, está bien, no sucede siempre. Pero sí por momentos, admítelo… De todas maneras, en cierto punto, todas las mujeres son así… Mi novia es igual cuando la visita el que tú llamas “tomate asesino”.

Estuve a punto de preguntarle por qué decidió llamar a la regla de esa manera, aunque no lo hice. Giró hacia mí, notablemente confundida, frunciendo el ceño. Yo no entendía por qué.

—Pero… habías dicho que tú no tienes novia.

Abrí los ojos con sorpresa al darme cuenta que había metido la pierna, ya empezando a ponerme nervioso. Ese es el resultado de no pensar lo que dices, aprende de mí y no cometas la misma equivocación.

—¿Dije «novia»? —pregunté, no sabiendo muy bien cómo salir del hoyo donde yo solito me había metido. Miré mis manos para no contemplarla a ella cuando se me ocurrió qué decir—, Digo… mi hermana. Sí, mi hermana.

—Ah… —dijo—. ¿Cómo se llama tu hermana?

«Ya te odio, Hofmann.»

Tragándome el nudo de mi garganta, contesté:

—Acacia… Acacia Crawley.
Suspiré nervioso intentando que ella no pusiese notarlo, sintiendo una terrible puntada en el pecho.

«Lo siento… no sabes cuánto lo siento.»

—¿Está aquí? —preguntó después—. Quiero conocerla.

—¡No! —exclamé, exaltado, y bajé el tono al haberlo notado—. Es decir… No está aquí… Está en…, en… —Negué con la cabeza, cerrando con fuerza los ojos, negándome al mismo tiempo a llorar—, con mis padres.

—Ah…

Decidí dejar aquello atrás, ya que sabía que no iría por buen camino.

—Y tú…, ¿tienes hermanos?

—Sí, son dos. Pero no los veo hace dos años, aproximadamente.

—¿Y por qué?

—Ambos viven con mi madre y mi padrastro… —confesó—. Yo el último tiempo viví con mi abuela.

—¿Por qué…?

—¿Estás preguntón o qué?

Negué con la cabeza.

—Perdona.

Nos mantuvimos en completo silencio hasta que ambos escuchamos sonar a mi jodido celular. Cuando logré ver la pantalla y me encontré con el último nombre que deseaba leer, no hice más que maldecir para mí mismo. Seguido a eso me levanté y me encerré en el baño para atender allí.

—¿Qué quieres? —gruñí, después de llevar el móvil a mi oreja.

—Pues, vengo a recordarte que tienes novia —respondió un Jefferson molesto, desde el otro lado de la línea.

«Es insoportable. Completamente insoportable.»

—Ya sé, pero…

—¡¿Pero?!

—Oye, escúchame…

—¡No quiero verte cerca de ella, Luke! ¡¿Cuál es la parte que no entiendes?! ¡¿Eh?!

—¡Jefferson, joder, escúchame! Esto es parte del plan…

—No pasará nada entre ustedes dos, ¿verdad? Porque si llegas a…

Lo interrumpí, rodando los ojos.

—No, no pasará nada.

—Y… entonces, ¿sabes cuándo ya no debes ni siquiera verla más?

—¿Que cuándo se termina? Según Ashley es cuando esté fuera.

Lo escuché gruñir.

—Más te vale que durante este tiempo que quede, no le seas infiel a mi hermana, ¿me oyes, imbécil?

—¡Pues, claro que no! ¿Quién te piensas que soy…?

«¿Cómo ha sido capaz de pensar que engañaría a Jennifer?»

—¿Estás seguro?

—Sí…, ya te lo dije, ¿te lo repito de nuevo?

—No es necesario, idiota… Y dime, a ver, a la otra chica… ¿tú eras el que debía enamorarla? ¿O me han explicado todo mal?

—¿Enamorarla? No, eso no, joder… lo otro, porque ese es trabajo de la suricata… Eres insoportable, hombre.

—De acuerdo… Bien, bueno, ya lo sabes, Luke… No quiero repetírtelo.

—Está bien… —Puse los ojos en blanco—. Adiós.

Antes de que él pudiese contestar, colgué; segundos antes de abrir la puerta. Y, al hacerlo, me la encontré a Natalie sentada en el suelo.

—¿Qué haces ahí? —le pregunté, mirándola, y levantó la cabeza para mirarme ahora ella a mí.

—Pues… eh…, estaba rascándome la espalda con la puerta.

«¿Piensa que yo he nacido ayer?»

—Ah, okay —le contesté, sin que me notara molesto luego de que la pescara oyendo la charla que he tenido el imbécil de Jefferson Smith.

—Hay muchos Smith aquí… —dice, después de que le relatara toda la conversación, mirando hacia otro lado.

—Son parientes… —respondo, encogiéndome de hombros—. Jennifer y Jefferson son primos de Derek.

—Seguro que igual de idiotas también… —escupe, no literalmente, y se arrepiente luego de decirlo—. Oh, lo siento; olvidé que estás con ella.

—Cortamos hace una semana. Se enojó conmigo porque le grité y te defendí a ti. De todas formas, no me importó… podré estar sin novia del mismo modo que pude estar sin familia. —Suspiro, esperando que mi mente no me traicione. Recuerdo algo, y se lo digo antes de poder olvidarlo—. Ah, por cierto… Ashley tiene pensado en seguir con el plan, así que te conviene estar muy atenta. Te diré todos los involucrados… —Enumero con mis dedos—. Uno, Mathias Jackman; dos, Ashley Howard; tres, Rebecca Williams; cuatro, Katherine Shern; cinco, Sophie Wymer; seis, Derek Smith y siete, Jennifer Smith. Dudo mucho que Peter Courtenay (novio de Ashley) siga ayudando, porque al igual que yo, no estaba de acuerdo con que sigan molestándolos.

Ignora todo lo que he dicho. Todo. Lo noto, cuando, en voz baja mientras permanece mirándome a los ojos, cuestiona:

—¿Cómo que… «sin familia»?

Suspiro, sabiendo que este momento llegaría.

—Yo… bueno, también te mentí con respecto a mi familia… Fuera de aquí vivo con mi tío paterno y su mujer. Ella es como mi madre…, es la que se preocupa por mí, cada semana se encarga de llamarme, me paga el internado y hasta me trae ropa. —Suelto una pequeña carcajada al recordar cuando le aventé un boxer mío a Natalie—. Pero mi tío… él me odia tanto como odió a mi padre.

»Él y papá eran gemelos, y para ellos todo fue competencia; de la cual mi padre era el “mejor”. Y, cuando murió, podría decirse que el estúpido de mi tío lo ha festejado.

—¿Qué…?

—Pero lo peor, fue que, al vivir con mi tío, me repetía que mis padres se merecían la muerte…, se lo merecían por tener a un hijo como yo. ¿Y sabes por qué lo decía? Nunca pudo tener hijos… y como su hermano sí, era una razón más para despreciarlo. Ashley me amenazó diciéndome que, si no cumplía con la parte que me correspondía, haría que me expulsaran a mí, y no me conviene que lo hagan… Mi tío por algo así es capaz de acuchillarme porque su mujer “desperdició” de su dinero para que pudiese entrar y quedarme aquí. Sé que de todas formas yo me meto en problemas, pero la directora sabe que no tengo familia y por eso no me expulsa, pero si Ashley se lo pide es capaz de hacerlo sin titubear.

La miro a los ojos, y lo veo. Lástima. Lo que sabía que ocurriría.

—¿Tus dos padres… murieron?

—Ajá…

—¿Y dónde está tu hermana Acacia? Me has dicho que… que está con tus padres… ¿acaso ella…?

Se detiene mientras su voz se quiebra. Sé que ella no estaba segura en si preguntarlo o no, pero se ha arriesgado de todas maneras.

—Sí… está con ellos —digo, intentando contener las lágrimas—. Está con ellos aquí… —Llevo una de mis manos a mi corazón, haciendo que ella comenzara a dejar escapar algunas lágrimas…, al igual que yo.

Era el cumpleaños número treinta y dos de la hermana de mi mamá, la tía Elizabeth. Ella realmente era muy buena conmigo. Recuerdo que yo me quejaba porque hablaba demasiado y decía que era adorable y me tomaba de las mejillas todo el tiempo. Igual le tenía mucho cariño y era buena persona.

Con mis padres íbamos a visitarla por la tarde, luego de que almorzáramos y que yo le hiciera su dibujo. La verdad es que nunca he sido muy dado para dibujar, pero por aquellos tiempos decía que era ciega si no entendía lo que quise dibujar. Me había hecho a mí junto a ella tomados de la mano. Mi imaginación era increíble, lo sé.
Como su color favorito es el naranja, coloreé su vestido de ese color. Alrededor de nosotros había globos y regalos, simbolizando y queriendo representar una fiesta.

Al terminar mi dibujo, firmé debajo con un: «Te quiere, Luke. 23/07/2004» y lo guardé en la bolsa donde se encontraban los zapatos que mamá le había comprado para regalarle. Había sonreído satisfecho al haber terminado y entonces escuché cuando me llamaban para el almuerzo. Después de la comida mi madre se bañó, y por las 4 p.m., salimos del departamento y entramos los tres al auto.

A esa edad vivía preguntado: «¿Por qué mis padres no usan cinturón de seguridad?». Con apenas siete años ya sabía que debía usarse, y claro que yo lo usaba porque era muy buenito y esas cosas.

Pensaba que, posiblemente, papá no lo usaba porque al momento de manejar se sentía incómodo. Y, con respecto a mi mamá… bueno; yo creía que era porque le hacía presión en la panza y no le gustaba porque haría daño a mi hermanita.

Y sí, ella estaba embarazada de ocho meses.

Hace tiempo que la quería, en serio. Durante un largo tiempo les decía a ambos que no pediría más dulces ni juguetes si me daban un hermano o una hermana con la cual divertirme. Cuando me enteré de que la tendría… Dios mío, aún lo recuerdo… nunca he estado tan feliz. Después de un tiempo nos enteramos que sería niña, y a mí no me molestaba para nada. Me daba igual si era mujer o varón, mientras que no estuviese solo a mí me encantaba.

Ni mi madre ni mi padre se decidían por el nombre, así que yo propuse que se llamara Acacia. ¿Que por qué? Una compañera del preescolar se llama así, y era mi amiga; yo la quería mucho. Hasta que bueno, dejamos de vernos. Supuse que llamando así a mi hermanita sería como que, además de ser mi hermana, sería mi mejor amiga.

Decía todo el tiempo que Acacia Crawley sonaba muy bien.

Recuerdo que le preguntaba a mi madre cuándo saldría (prácticamente todos los días de lo que fue el último trimestre) porque su barriga estaba bastante grande y tenía miedo que explotara. También me planteaba qué se sentiría tener un bebé dentro tuyo… Pensaba que era feo porque con sus manitas tocaría todo tu interior y esas cosas. A la vez lo veía algo bonito porque significaba agrandar tu familia.

—Mami… —la había llamado, en camino a la casa de mi tía Elizabeth, desde el asiento trasero mientras jugaba con el moño del regalo—, ¿cuándo podré jugar al fútbol con mi hermanita? ¿Falta mucho?

Ella volteó a verme mientras papá conducía y respondió con una sonrisa:

—Cuando crezca, Lukey. Aunque es niña, supongo que no le gustará jugar a eso. Preferirá jugar con muñecas.

—¿Y cómo sabes que le gustará jugar con muñecas?

Siempre tenía algo para preguntar.

—Porque la mayoría de las niñas hacen eso de pequeñas. ¿Tú jugarás a las muñecas con ella?

—¡Ay, mamá! Claro que sí, si es lo que a ella le hará feliz. Pero primero de lo primero, Acacia y yo jugaremos al fútbol.

—Está bien, está bien

Rió, para luego sonreírme una vez más. Su sonrisa era hermosa… era lo que más amaba de ella. Siempre que tenía un mal día ella me enseñaba su sonrisa y ya, todo solucionado. También decía que mi madre era tan preciosa como Angelina Jolie y que ésta era mi amora platónica.

—Papi… —dije aquella vez, dirigiéndome ahora a él—. Cuando sea grande me casaré con Angelina Jolie y tendremos hijos que jueguen al fútbol.

Sonreí más que contento, mostrando mis dientes y los huecos que habían dejado los dos que se me habían caído.

—Ah, ¿sí? —preguntó—. ¿Con Angelina Jolie? ¿No crees que eres muy joven para ella? —Volteó a verme, y eso es de lo que más me arrepiento. ¿Por qué tuve que decir semejante estupidez en ese mismísimo momento? ¿No pude esperar a que el coche estuviese quieto al fin?—. Te mereces a alguien menos vieja, sabes.

Ambos nos reímos, al igual que mi madre, y cuando papá regresó la mirada a la jodida carretera, había un perrito en el camino. Lo esquivó a último momento, y el coche terminó por estrellarse contra un condenado árbol que no tenía nada que hacer en aquel lugar.

Del impacto se rompieron los vidrios y yo me golpeé contra el asiento de mamá, ya que me encontraba detrás del de ella.

—Auch… —me quejé, mientras tocaba mi frente. Quité mi mano de pronto porque me ardía, y en mi palma tenía un gran corte. La presioné contra mi camisa para secarme la sangre, y sentía cómo los ojos se me llenaban de lágrimas. Mi labio inferior comenzó a temblar, porque no podía enfrentarme solo a un jodido corte de mierda que apenas dolía.

Quería avisarle a mi madre que me había lastimado, así que con la mano sana desabroché mi cinturón de seguridad para inclinarme entre los dos asientos delanteros y así mostrarle la lastimadura. Me la encontré acostada contra el respaldo con un corte profundo en su mejilla y ambos ojos abiertos. 

—Mira mami… —había dicho, preocupado y tragándome las ganas de llorar como un bebé—, me he lastimado… Tú también… me curas y me enseñas cómo curarte a ti, ¿sí?

Le enseñé mi mano.

Ella no respondía.

La zarandeé un poco mientras la llamaba, toqué su hombro, moví mi mano intacta delante de ella… pero nada ocurría.

Entonces todo empeoró cuando decidí avisarle a mi papá. Volteé para mirarlo a él, que tenía la cabeza sobre el volante y… me di cuenta que, al igual que mi mamá, tenía los ojos abiertos. Opté por hablarle.

—Pa, oye, mami no me responde…

Pero no dijo nada. Tampoco se movió.

—Papá… —Le toqué el brazo con mi dedo índice, de manera insistente. Nada. Nada de nada. Quería llorar, la mano me sangraba y me dolía la cabeza. Tenía unos trozos de vidrios en los pantalones todavía, pero no me preocupé en apartarlos. Sabía que de eso debían encargarse mis padres porque sino me lastimaría peor.

Giré hacia mamá de nuevo. Me acerqué lo suficiente, con mi mano lastimada hecha un puño, y con la otra le acaricié la panza. Todavía me quedaba otra persona a la que podría dirigirme. Acacia.

—Hermanita… —le dije, como un completo imbécil, creyendo que un bebé que no había nacido y que jamás lo haría podría escucharme—. Nuestros papis no me responden…, ¿estarán durmiendo? Yo creo que sí.

Y, pasados unos cuantos minutos, ese niño se dio cuenta de que sí, que estaban durmiendo…

Eternamente.

En el presente de nuevo, seco mis lágrimas para seguir hablándole.

—Natt… no sabes cuánto lo siento. Perdóname, por favor… sé que estuve mal; muy mal… pero entiéndeme. Sólo pensé en mis consecuencias y no en las tuyas… de verdad lo lamento.

Ella no dice nada, y por unos momentos mis ojos están fijos en los suyos, aquellos color verde que están inyectados en sangre. Se abalanza sobre mí para darme un abrazo.

—Odio llorar… —le susurro, mientras seguimos en esa posición—. Siempre que lo hago recuerdo esa maldita tarde… esa tarde en la que perdí a las personas que más amaba; a mi familia… Por eso odiaba verte llorar a ti. Además de recordar aquel día; tus lágrimas me demostraban lo roto que está tu corazón…, al igual que el mío. Y lo peor, no por una persona; sino por tres. Si bien nuestros corazones están rotos, se han roto por maneras diferentes. Ambos somos torturados por recuerdos que nos persiguen y persiguen, y nos perseguirás hasta que caigamos.

Se separa, dejándome ver su rostro cubierto de lágrimas.

—Creo que ya nos hemos caído muchas veces, y recibimos bastantes golpes… —dice, mirándome a los ojos.

—Sí, pero ninguno de los dos se ha rendido aún… Por más de que caigamos, nos levantamos y seguimos con nuestro camino. Luego encontraremos otros obstáculos, sí, pero… ¿qué vida no los tiene? Y no solo parte de la vida, después de todo. Por ejemplo, en los videojuegos… te ponen obstáculos. No para hacerte enojar o demostrar que eres un fracasado, sino para que veas que debes intentar, intentar e intentar, aunque las cosas salgan mal. Y cuando salga bien, será porque te esforzarse y diste lo mejor de ti. —Le sonrío. No obstante, no me devuelve la sonrisa. Suspiro—. Todo esto de caerse, tropezar, y cosas así, dejan heridas, que con el tiempo se transforman en cicatrices. Que esconden recuerdos, pero también tienen un significado. ¿Sabes cuál es?

Niega con la cabeza.

—Que has sido lo suficientemente fuerte para soportar las heridas hasta que sanen, que morir en el intento.

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