45. ❝Problemas a la vista❞🌙
Tres pares de ojos me observan impacientes, esperando por una respuesta. Me encojo de hombros antes de decir:
—No, él no tiene nada que ver.
David me pregunta cómo es que estoy tan segura, y yo le contesto que lo ha negado lo suficiente como para convencerme. Todavía recuerdo su pálido rostro desbordado de sorpresa y a la vez de confusión.
—Podría estar mintiendo…
—Sí, es lo más probable —concuerda Victoria—, pero no podremos estar tan seguros aún.
—Para estarlo debemos apurarnos —comenta Dumbo—. Hay que descubrir rápido las letras que nos faltan de las notas.
Por si te lo has preguntado (cosa que dudo mucho), lo de Andrea en él fue una falsa alarma. Luego de que yo hablase a los gritos con Luke durante un rato y descubriera que posiblemente no esté involucrado, había ido a la cafetería para reencontrarme con David. Pasaron unos segundos y dijo que ya no estaba enfadado; que todo se encontraba bien entre nosotros.
Como tú debes imaginarte, eso me alegró el terrible día. Aun así, algo faltaba… Yo deseaba estar con él lo que restaba del cuatro de febrero, y si «estar con él» implicaba sentarme en sus piernas y reposar la cabeza sobre su pecho; claro está iba a hacerlo.
Y eso fue exactamente lo que hice.
Aunque debo admitir que fue extraño… Extraño, pero bonito. No sabía que iba a gustarme tanto, y por estar gran parte del tiempo pensando en que a aquello podríamos hacerlo más seguido, ya no tenía más lágrimas para derramar. Es como si David provocara que cada vez llore menos con su presencia. Y es una de las razones por las que no me apartaría de él nunca más.
—Primero busquemos a Chloe —interrumpe Chris, observando la silla vacía.
Yo sonrío comprendiéndolo todo y David sube y baja las cejas reiteradas veces. Nuestro amigo continúa:
—Ehm, quiero decir… No podemos estar sin Chloe, hay que ir por ella para continuar con… con el descubrimiento de los nombres y esas cosas.
Dios mío, está ruborizándose.
Victoria comprende y se une sonriendo también.
—Es decir… —él continúa—. Me refiero a que no podemos seguir averiguando si falta alguno.
«Claro, sólo por ello…»
☀ ☀ ☀
Podría decirse que ya recorrimos todo el internado. En serio. Y sí, Chloe sigue sin aparecer… Yo me he dado por vencida de encontrarla como hace unos diez minutos, pero Christopher por poco no me arrastró para que siguiera con la búsqueda hasta que aparezca.
—De seguro está trepada a algún árbol —comento, deslizando mis zapatos por el suelo, sin molestarme en levantar mis pies.
—Christopher, esto es en vano —le dice mi mejor amigo al enamorado—. Debe andar ocupada, porque sino ya debería estar aquí con nosotros.
—La verdad es que Davidcienta tiene razón —acepto ahora, resoplando—. Ya me estoy cansando, las piernas me duelen.
—¿David cuánto…? —pregunta Victoria enarcando una ceja.
—Nada, olvídalo. Cosa mía y suya; David y yo nos entendemos.
—Lo que tú digas —susurra, y hace un intercambio de miradas con Christopher antes de ambos sonreír.
—Mientras tanto podríamos empezar a pensar quién puede llegar a ser, porque Chloe demorará en hacer su aparición. Si en la última hora no la hemos visto, menos lo haremos ahora que estamos caminando de aquí para allá.
—Lo repito, larchos. Estoy con Dumbo.
—¿Cuáles son las letras de las cuales ya suponemos tener nombres? —cuestiona Pocahontas hombre, dirigiéndose a David.
—«A», «S», «D» y «J» —le responde éste.
—Ashley, la Suricata, Derek y Jefferson, ¿cierto? —Asiente—. Bien, quedan la «M», la «R» y la «K».
—Yo estuve pensando en tu ex, Chris —le dice Victoria, ya no tan molesta como antes cuando hemos acordado que su novio es uno de los siete—. Rebecca Williams, ya que es la mejor amiga de Ashley Howard y hay una «R» allí.
—Sí —coincide Janner—, yo también lo estuve pensando. Al igual que en Sophie Wymer, pero recordé que la «S» está ocupada.
—Pero… —Me uno mientras seguimos caminando uno al lado del otro—. Como mencionamos una vez, eso de “suricata” es apodo, no un nombre. La «S» tal vez sí es Sophie, pero “la suricata” puede ser la «M» o la «K»; que son las que quedan.
—Bien pensado, Natt. Es raro de ti —dice la estúpida, quien recibe un codazo de parte de Chris—. ¿Qué? Es la verdad.
—Entonces… —inicia David, acomodando la conversación del pequeño desvío—. Ashley, Rebecca, Sophie, Derek y Jefferson.
—¿Siguen sin saber quién es Jefferson, exactamente?
—Sí —contesta el señorito Hambre—. Un par de veces lo he oído nombrar, y no por nosotros. Aun así… creo que nunca lo vi. Debieron haberlo metido a él en todo esto porque saben que ninguno lo conoce.
—Tal vez… —murmura Chris—. Pero dejemos el tema de la «J» allí, porque hay otras dos letras en las que no tenemos la menor idea y puede que sean personas más importantes. —Voltea hacia Victoria Steele, sin detener su marcha—. ¿Conoces a algún amigo o amiga de Derek que su inicial sea una M o una K?
—No —contesta, cuadrando los hombros—. Siempre que estamos junto a alguien no me lo presenta.
—Lo que podríamos hacer… es cada uno armar una lista de los hombres o mujeres que se llevan mal con nosotros que alguna vez nos hayamos enfrentado. Así capaz podamos descubrir las que faltan, o reemplazar letras.
Los tres estamos de acuerdo con la inteligente idea/propuesta de Christopher y nos separamos para ir a buscar lápiz y papel cada quien a su cuarto.
Cuando llego a “mi” habitación, veo dentro a Luke con los auriculares puestos. En vez de molestarlo como es costumbre, voy hacia la mochila y saco lo que he venido a buscar. Al tener lo necesario entre mis manos, un «Hofmann» de su parte me hace dirigir la mirada hacia él.
—¿Qué sucede?
—Suerte en el examen de Matemática.
«Oh, mierda. Lo había olvidado.»
—Muchas gracias —le digo y suelto un suspiro. Tomo la mochila para salir corriendo hacia el elevador.
☀ ☀ ☀
Al parecer, no solamente ayer se bastó con ser un día desastroso, sino que hoy también está obligado a serlo. La verdad es que no lo comprendo… ¿Qué tiene la vida contra mí?
—¿Qué te pasó? —pregunta Victoria al ver mi cara de pocos amigos, cuando llego al comedor y me siento en una de las cuatro sillas desocupadas. Suelto la mochila para que caiga al piso.
—Nada.
—Holi —saluda la voz que no he oído durante toda la tarde, antes de que alguien me insistiera en que conteste. No es algo que deba importarle a ellos, no podrán hacer absolutamente nada al respecto.
—Chloe, ¿dónde estabas?
Está de más decir quién es el que formuló la pregunta.
—Con unas amigas… —responde ella, encogiéndose de hombros.
—¿Qué amigas?
—Rebecca, Ashley y Katherine. Son geniales.
Los tres abrimos los ojos como platos.
—¡¿Qué?!
—Lo que dije…, ¿acaso son sordos?
—No debes juntarte con ellas, pachorrienta.
—¿Por qué no? —cuestiona, molesta.
—Suponemos que Rebecca y Ashley están detrás de todo el asunto de las notas —contesta la novia del rubio imbécil.
—¡Y Katherine también! —grito yo, alzando ambos brazos ante mi descubrimiento—. ¡Es la «K»! ¡Zorra malparida, juro que voy a matarla! ¡La odio! ¿Quién se cree que es? Cuando la vea le arrancaré los pelos a esa pu…
—Hola, Natt. ¿Dónde estabas?
—… ta. ¡Ya me está hartando! Primero cuando ha besado a Dumb… —callo al rebobinar lo que acaba de ocurrir, en el momento que esa voz masculina dice: «Hola, Natt. ¿Dónde estabas?». Recorro la mirada por todas las sillas que rodean la mesa y lo encuentro al frente mío. Trago sonoramente—. ¿David? ¿Qué haces aquí?
—Pues, había ido al baño; acabo de regresar. ¿Tú dónde te encontrabas? Estuviste desaparecida más de una hora.
Respondo con cautela, y los ojos entrecerrados.
—Rindiendo un examen…
—¿A esta hora? ¿No es tarde?
—Por la mañana el profesor no estaría…, —Recobro la compostura; no lo ha oído, gracias al cielo—. Pero bueno, no importa; no me recuerdes la evaluación. ¿De qué me pedí mientras no estuve?
—Nada —responden los dos (Janner y Gilbert) al unísono.
David añade:
—¿Yo me he perdido algo?
—Sí —dice Vic—. Como verás, Chloe regresó y nos contó que estaba con Ashley, Katherine y Rebecca… —Él reacciona de la misma manera que nosotros, a excepción de los gritos—. Y justo cuando llegaste, Natalie estaba diciéndonos algo de tu ex-novia. ¿Qué era, Natt?
Está haciéndolo a propósito. Idiota.
—Eh… estaba mencionando que me gusta su cabello.
«Me gusta tanto que la raparía y quemaría su pelo de a mechones mientras de doy patadas en la cara.»
—¿En serio? Yo creí haber oído algo al respecto de que besó a alguien…
«Nota mental: cortarle la lengua a Victoria Steele cuando estemos a solas.»
—Sí… Sí… —Busco algún invento en mi cabeza para no decir lo obvio—. Ha besado la puerta del salón de Filosofía cuando a ingresado. En el segundo bloque. Se la estrelló, la muy pe… la muy pelirroja.
—Ah… Pero, creí haber oído que ninguno de los profesores Sharman daría clase hoy.
«Nota mental: en vez de cortarle la lengua, será mejor cortarle la cabeza; debe ser más doloroso.»
—En ningún momento dije que ha ocurrido hoy, Victoria.
Ella abre la boca para contestar, pero antes de emitir palabra niega con lo que le sacaré mientras sonríe. Sí, lo sé, me ha descubierto.
David me observa con el ceño fruncido. Supongo que sin comprender ni un poco de lo que acaba de pasar, ya que ambas hemos dicho cosas sin sentido y que no respondían a su pregunta. Aparta la mirada para enfocarse en Chloe.
—Chloe… ¿con ellas tres? ¿Qué se supone que tienes en lugar de cerebro?
—David, no te pases; imbécil.
—Pero, Christopher… Ella sabe que…
—Chloe no sabe nada, en realidad —intervengo, haciendo que la nombrada y ya sabemos quién me fulminen con la mirada.
—De seguro es una trampa, chicos —habla Vic, levantándose de su asiento—. ¿Saben? Me iré con Derek, luego pónganme al tanto. Adiós.
≪ Ninguna tiene cerebro, al parecer. ≫
Ni bien ella desaparece de la cafetería, un celular comienza a sonar. Todos dirigimos la mirada hacia dónde proviene y nos encontramos con Chris. Mete su mano en el bolsillo, para sacar de allí su móvil. Cuando ve el remitente rueda los ojos y nos dice:
—Hablando de Grecia…
—No estábamos hablando de ninguna Grecia.
—¿No se supone que se dice «Roma»?
Se encoje de hombros, y lleva el teléfono a su oreja derecha.
—Hola Rebecca. ¿Qué es lo que quieres?
Chloe sonríe y se inclina hacia la dirección de él para gritar:
—¡Holaaaaaaa!
—¿Qué? Lo siento, no te oí… Ah… No, no me interesa… No, no voy a ir… No… Porque no, Rebecca… No… Qué no, joder… ¿Cinco minutos? No… No… ¡Que no…! Okay, chau. —Pone los ojos en blanco—. Y deja de llamarme, en todo caso si quieres hablar conmigo debes buscarme; vivimos bajo el mismo techo.
Cuelga y suelta el celular dejándolo caer sobre la mesa. Los tres nos quedamos mirándolo.
—Ya vengo.
Frunzo los labios pensando en que se trata de otra posible trampa, y luego llego a la conclusión de que ellos deben imaginarse que somos ratones o algo parecido.
☀ ☀ ☀
En la última semana, Luke ha aparecido en el cuarto luego de las 10 p.m., y hoy no ha sido la excepción. (Ayer sí lo fue, pero cuando desperté a las siete por la mañana no lo vi en su cama). Obviamente no sé la razón, pero no debería importarme lo que haga para regresar tan tarde o salir tan temprano, ¿no? Por parte creo que es algo bueno aquello de irse por un rato porque pasa menos tiempo conmigo. Aunque él diga que no está metido en el lío de los papelitos, sigo desconfiando y hasta continúo algo cabreada luego de su manera de dirigirse a Dumbo ayer. No he tenido tiempo para seguir hablando con Luke de ese tema exactamente, pero como no lo ha mencionado en ningún momento del día supongo que tendré que hacerlo yo cuando tenga ganas de discutir.
Cuando dije que «hoy no ha sido la excepción» quise referirme a que acababa de ingresar y son las 10:20 p.m. Se lanzó a su cama como si fuese a desplomarse, y creo que ya se ha dormido. Como estoy escuchando música con los auriculares suyos, aprovecho su estado para cantar una de mis canciones favoritas.
—When you cried, I’d wipe away all of your tears; when you’d scream, I’d fight away all of your fears; and I held your hand through all of these years; but you still have all of me.
—¡Hofmann! —gruñe alto contra la almohada—. ¡Ahora no estoy de humor!
Cuando acompaño a los cantantes pareciera que nunca está de humor.
Ruedo los ojos y sigo para mis adentros cuando abro una de mis aplicaciones al recibir un mensaje.
David Janner a las 10:24 p.m.
Hola Natt
Hace una hora estábamos charlando…, y ahora también. Debe estar aburrido.
Natalie Hofmann a las 10:24 p.m.
Hola David
David Janner a las 10:25 p.m.
¿Cómo estás?
Natalie Hofmann a las 10:25 p.m.
Estúpida, ¿y tú?
David Janner a las 10:26 p.m.
¿Qué pasó?
Natalie Hofmann a las 10:27 p.m.
¿No te conté lo que me sucedió en el examen de matemática?
David Janner a las 10:27 p.m.
Uhm, no
Natalie Hofmann a las 10:29 p.m.
Pues resulta que estaba tan emocionada porque sentí que a toda la evaluación la había hecho bien, que, al terminar, entregué mal las hojas. Me he confundido.
Junto a dos hojas con los cálculos entregué otra en blanco y guardé la que tiene la otra parte del examen…
David Janner a las 10:31 p.m.
¿Quieres salir de la habitación por un momento?
Natalie Hofmann a las 10:31 p.m.
¿Para qué?
David Janner a las 10:32 p.m.
Solucionar lo que has hecho, Natt
Natalie Hofmann a las 10:32 p.m.
No entiendo…
David Janner a las 10:33 p.m.
A los exámenes que aún no están corregidos siempre los dejan en Dirección para no llegar a extraviarlos. Tú lleva la hoja que no has entregado; iremos allí, la dejamos junto al resto de tu evaluación y nos volvemos :D
Natalie Hofmann a las 10:34 p.m.
Estás loco, David
David Janner a las 10:34 p.m.
No es eso… Sólo que eres mi MEJOR
AMIGA y pues, quiero ayudarte :)
Natalie Hofmann a las 10:34 p.m.
Está bieneso… ¿Cuándo lo haremos? ¿Ahora?
David Janner a las 10:35 p.m.
Es temprano, los profesores no deben
estar durmiendo. Esperemos a las doce.
Tú prepárate y a ese horario sale de la
habitación y quédate allí fuera, yo te iré a buscar. ¿Okay?
Natalie Hofmann a las 10:35 p.m.
De acuerdo ヾ(*´∀`*)ノ
Exactamente una hora y media más tarde, ya estoy caminando con los brazos extendidos por toda la habitación intentando llegar a la puerta y no chocarme con nada. Lo irónico es que he hecho ruido, y la idea es hacer todo en silencio para que Luke no se entere que voy a hacer cosas malas con mi mejor amigo.
Okay, eso no sonó para nada bien.
Sigo tanteando en el aire con mi mano izquierda (en la otra llevo la maldita hoja y mi teléfono además de la tarjeta) hasta tocar el picaporte. Abro el cuarto, y salgo al pasillo completamente oscuro. Desbloqueo la pantalla de mi celular para poder alumbrar un poco el lugar, y casi pego un grito de muerte al ver que David se encuentra a apenas unos centímetros de mí, vestido de negro.
«Se lo ha tomado bastante en serio, pero la idea no era que me asuste.»
—Hola de nuevo, pitufina —susurra, luego de inspeccionar cómo estoy vestida. No pienses que iba a cambiarme el pijama, ya estaba así cuando él me dijo que seremos más desobedientes y rebeldes de lo normal por unos minutos.
—Hagamos esto rápido —le pido, también susurrando—. Quiero volver a mi camita, el último cuarto de hora me la pasé bostezando.
—Tranquila, no tardaremos mucho.
Toma suavemente mi antebrazo y a paso lento me lleva al ascensor. Antes (años anteriores, según me contaron) no permitían que los elevadores funcionaran a partir de las 10 p.m. para que los alumnos no deambularan por el internado, pero luego los dejaron funcionando toda la noche por si surgía una emergencia. Considero a esta como una emergencia, sí.
Al llegar a planta baja, nos deslizamos de la misma manera hacia Dirección. Él se encarga de abrir y cuando me suelta, de un manotazo enciendo la luz ya que de todas las veces que he venido aquí, sé perfectamente dónde está el interruptor.
Revolvemos el escritorio, los cajones y estantes en busca de los exámenes, y terminamos revisando en un mueble de madera que tiene los estantes ocupados por cajas y carpetas. Cuando le digo a él un «Aquí» se acerca, y le doy mi móvil junto con la hoja sonriendo, para estar así con las manos libres y poder tomar una de esas carpetas que en el lomo dice «Matemática. Prof. Sharman» y que lo demás no se cayera. La verdad es que no fue tan difícil como creí que sería.
Avanzamos hacia el escritorio y la dejo allí para abrirla. En el primer folio es donde se encuentran los exámenes, así que quito todas las hojas y comenzamos a buscar las que tengan escrito mi apellido. Al verlas, dejamos junto a ellas la desgraciada que me hizo amargar durante un rato y saco la que di por equivocación. Guardo las pruebas y mi amigo ya está listo para salir, pero… hay algo en dicha carpeta que termina llamando mi atención. Es un simple «observaciones»; sin embargo empiezo a leer lo que dice a continuación. Hay anotaciones acerca de cada alumno del profesor Sharman. Me encojo de hombros mientras busco la “H” para encontrar mi apellido. Antes de que pudiese leer los cinco reglones, la puerta se abre de golpe y por unos segundos pienso que era David. Pero, cuando oigo su voz y lo veo a él a mi lado, me doy cuenta que estamos en grandes problemas.
—¿Qué hacen aquí?
Exacto. Es Ellie Howard; la que quería convertirme en Cenicienta, y no precisamente la de tiaras y vestidos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro