43. ❝Corazón y mente❞🌙
¿Por qué?
¿Por qué a mí, justo ahora? ¿Por qué, justo cuando menos lo espero, ellos tres aparecen en mi cabeza? ¿Por qué desean torturarme, tanto como para hacerme llorar? Realmente aún no logro comprenderlo. Y sí, también sigo formulándome la misma pregunta: «¿Por qué aún no lo supero?»
Por más veces que me lo pregunte y me lo pregunte constantemente, no logro encontrar la maldita respuesta… Ni siquiera cuatro años después de que haya ocurrido todo.
Y sí, ya cuatro; se cumplen hoy.
No me sorprenderías si dijeras que soy una imbécil al recordar la fecha. Aun así, yo te contesto, ¿cómo olvidar el día en que mi vida se cayó a pedazos? ¿Cómo olvidar su imagen pisoteando mi corazón? Cuatro años desde que Jordan, Beatrice y Alfred se encargaron, los tres, de hacerme ver que soy la persona con más mala suerte del planeta. Uno con engañarme y burlarse de mí, ella con tratarme de mentirosa y drogadicta, y el otro con llamarme «puta» y golpearme riéndose en mi cara.
Todo ocurrió el mismo día, y tal vez esa sea una de las razones por las cuales resulta tan difícil olvidar. De todos modos, yo solamente quiero superar el recuerdo de Jordan; que ha sido el que continuó algo y desencadenó lo demás. No se puede hacer nada contra los pensamientos sobre Beatrice y Alfred, ya que sé que aquellos perdurarán por siempre; al ser lo que más ha dolido. Lo de Jordan es lo único de aquí que realmente puede desvanecerse, lo único que podré vencer de verdad.
«¿Cómo convenzo a mi corazón de que ya no debo sufrir más por él?»
Conci, como si se tratara (como siempre he pensado) de una persona más que diferente dentro de mi cabeza, contesta con aquella voz que tanto he detestado los últimos años:
≪ Pues…, no sólo debes convencer a tu corazón, sino que también debes hacerlo contigo; con tu mente. Si sigues persiguiendo su recuerdo, cada vez resultará más complicado…, y dolerá más, aunque parezca una tontería que él a los trece años haya finalizado con romper tu corazón. ≫
El hablar con mi conciencia cualquiera puede considerarlo estúpido, pero jamás me cansaré de repetir que piensa de una manera que por mi propia iniciativa jamás haría. No logro terminar de comprenderlo.
«En realidad… —contesto, para mis adentros—, los recuerdos son los que me persiguen a mí, no yo a ellos. De todas formas, ¿cómo una persona es capaz de alejarse de los recuerdos? ¿Cómo se deja de sufrir por ellos? ¿Cómo es que los olvidamos?»
≪ La cuestión no es olvidarlos, sino superarlos. Sacarlos de tu corazón, pero no de la mente. ≫
«David me ha dicho algo parecido una vez, pero… ¡¿cómo demonios los saco de mi corazón para llevarlos a su tumba?!»
David…
≪ El tiempo muchas veces es buena ayuda. ≫
«¿Qué tiempo? ¡Ninguno! Ya ha pasado suficiente, ¿o es que me equivoco? El tiempo no sirve de nada.»
≪ Eso pareciera, pero en realidad no. Sí funciona. Obviamente, si piensas todos los días en él, aunque pasen cuarenta o cincuenta años, le seguirás teniendo cariño. Necesitas a alguien que con el tiempo te demuestre que puedes lograrlo. Y no solo que lo demuestre, sino que verdaderamente lo consigas. Hay veces que el corazón necesita una distracción, al igual que la mente. Por ejemplo, sobre el instituto: estando en él sólo deberías pensar en las asignaturas, estudiar y todo lo demás… Luego de un tiempo la mente necesita distraerse en vacaciones. Es decir, que no sólo necesitas vacaciones como esas para la mente, sino también para el corazón. Sonará ridículo, pero que sea absurdo no quiere decir que no sea cierto. ≫
«¿Cómo se le da una distracción al corazón?»
≪ Pues… con otro corazón; otra persona. ≫
«Eso sí es ridículo.»
—Hof…, Natalie… —le escucho decir, en voz baja, sacándome del pequeño trance—. ¿Por qué lloras?
Sí, todavía sigo aquí con Luke. Al regresar de las vacaciones, he vuelto a compartir habitación con él. No tengo otro sitio, como sucedía antes, pero tampoco es que haya buscado otro lugar o lo haya hablado de nuevo con la directora para regresar a la que es mía originalmente.
Yo lo miro fijamente a los ojos por unos segundos, sin decir absolutamente nada. Sé que mi voz saldrá débil, quebrada, rota. Y no quiero dar explicaciones. Mucho menos lástima.
—Natt… —vuelve a susurrar, levantándose de la suya para sentarse en mi cama—. ¿Qué sucede?
Pareciera…, ¿preocupado? De todas formas, no tiene que estarlo. Christopher ya me llenó bastante la cabeza con que no debo fiarme de él por más de que sea lo último que haga.
Aunque no quiera, me animo a responderle:
—Nada.
Mi voz no demostraba seguridad, como sabía que pasaría.
—A kilómetros me daría cuenta que estás mintiendo, nena… —comenta, inclinándose hacia adelante y enjuga un par de lágrimas con su dedo pulgar.
«Según mis amigos, también mientes, y sin embargo no digo nada al respecto, ¿verdad?»
—No pasa nada, en serio.
—Sabes que puedes confiar en mí… Somos amigos.
≪ ¿Confiar en ti? ¿Amigos? Jajajaja, qué gracioso Luke, cuenta otro chiste, vamos…≫
Bueno… ser amigos; lo somos. Y, además, por parte pareciera que él se toma muy en serio nuestra amistad. Recuerdo que el mes pasado, a mediados de enero, me he manchado al estar en mis días y me ayudó a llegar al cuarto sin que nadie viera (estábamos en la cafetería) y me ha prestado uno de sus pantalones para que pudiera lavar la falda. Aun así, por otro lado, dicen que tiene algo bajo la manga y tanto Chloe, como Christopher y Victoria (David también, claro, aunque seguimos sin hablarnos) sienten como si estuviera actuando constantemente, y no es que fuese de verdad mi amigo.
—Son sólo estupideces mías… —contesto agachando la cabeza, para mirar mis manos y no encontrarme con sus ojos grises.
—Pueden ser estupideces para ti, pero estás llorando y… veo que no estás bien. Porque pues, nadie está bien cuando llora; a no ser que sea de felicidad. Pero no hay ninguna sonrisa en tu rostro así que dudo mucho que sea por eso. ¿Ya me dirás? Es para quedarme tranquilo…, me preocupo por ti, ¿sabes? —Su voz, cada vez, se tornó más segura, como si no hubiese dudado ni siquiera un segundo en que esas palabras salieran de su boca… como si estuviese diciendo la verdad.
Para ser sincera, no quiero contarle. Si bien le he hablado sobre Jordan, no sabe la historia completa. Y tampoco estoy muy segura si quiero que la sepa. Lo último que deseo es contarla una vez más.
—Luke… —Suspiro—. Sólo abrázame, ¿sí?
Ha sido en un hilo de voz, y notó cuán desamparada me encuentro. Por ese motivo, sin dudar en ningún momento, me obedece. Entonces, entre sus brazos y contra su pecho, sigo llorando. Mis sollozos me sacuden, y él me rodea con mucha más fuerza. Debo largarlo todo. No importa quién sea él, si finge o no lo hace… Debo hacerlo. Lo necesito. Lo necesito de la misma manera que me encantaría que otros brazos fuesen los que en este instante me resguarden. De la misma manera que quiero que otra persona sea la que esté aquí conmigo en una ocasión como esta.
Mientras los minutos corren y mi llanto no cesa en ningún momento, es cuando vuelvo a dudar en si detrás de sus actos hay mentiras, porque Luke Crawley es muy buen amigo y con esto lo demuestra plenamente. Puede que esté fingiendo, lo sé, y si lo hace no me sorprendería… Ya me he acostumbrado a que la gente me mienta; que me vean cara de estúpida para hacer eso, mentirme. Después muchos de aquéllos quieren vivir de realidades y verdades cuando están hechos de puros engaños. Sinceramente, no sé qué es lo que gana la gente mintiendo tanto. Es decir… una cosa es una mentira que «sirve» para esa oportunidad y ya. Como por ejemplo una a tus padres, para obtener algún permiso o lo que sea. Hay otras veces que mentimos (yo me incluyo) para hacernos quedar bien. Aunque… muchos se terminan dando cuenta de la mentira y en vez de «quedar bien» terminamos pareciendo unos estúpidos.
Después, están esas mentiras de las personas que tienen más grande el jodido orgullo que su cerebro. Como, por ejemplo, que haga mucho frío y tú estés desabrigado. Otra persona te pregunte si no quieres que te ofrezca su chaqueta y contestes que no es necesario, que estás extremadamente bien, y que tienes calor como si fuese verano.
Y bueno… creo que por último está la gente que miente solamente para lastimar a alguien más. Tú te quedas como «¿Qué rayos? Si no te han dado cariño de pequeño no es mi problema, imbécil. Haz algo productivo y ve a trabajar». Son aquellos que no se conforman lastimado a una sola persona, sino que a todas las que puedan y tengan a su alcance. Para ellos es sólo diversión. Yo pienso que son unos completos estúpidos. Sé que amé y amo a uno de esos estúpidos, aunque caí en sus mentiras, en sus redes, en su juego, y es difícil salir; muy difícil. No obstante… mi mejor amigo dijo que no es imposible. Él creé, más que nadie, que yo podré olvidarlo; que dejaré todo el dolor, la rabia y el enojo atrás. Aun así, me molesta el hecho de que no se ponga completamente en mi lugar… No entiende que lo amé; piensa que es un capricho de pendeja y que no terminé con el corazón roto, que era sólo desilusión. Por más de no haberle dirigido palabra desde del año pasado, sé que sigue pensando de la misma manera. No puedo creer que no le hablo ya hace dos meses y medio. Sin embargo, como dije, sigue creyendo que es una simple y condenada desilusión.
Realmente hay veces que me dan ganas de enamorarlo, romperle el corazón y que vea que no es desilusión. Aunque luego reflexiono (como muy pocas veces) y veo que no puedo ser tan maldita y hacerle eso al que llegué llamar mejor amigo, cuando otras personas no han tomado ese papel en mi vida.
—Natt… —susurra Luke contra mi oído derecho. Como debes sospechar, aún continuamos abrazados.
—¿Qué sucede? —le pregunto intentando sonar lo más normal posible. Creo que está de más mencionar que aquel intento no funcionó para nada.
—¿Ya estás mejor?
—Supongo…
—¿Supones que sí o supones que no?
—Que sí.
Lentamente aleja sus brazos de mi alrededor, y yo limpio las lágrimas que todavía están en mi rostro.
—Siempre voy a estar para lo que necesites.
Me sonríe, y aguarda a que yo también lo hiciera. No obstante, no lo hice. No sonreí. Él no es David Janner.
—Ya es tarde —le digo—. Debemos irnos a dormir.
«O, en otras palabras, querido Crawley: vete a tu cama y deja de actuar, si es que estás haciéndolo.»
—Sí, tienes razón —contesta, asintiendo al mismo tiempo con la cabeza. Se levanta, y luego besa mi frente—. Duerme bien, Natt.
«¿Beso en la frente? ¿En serio? ¿Me está tomando el pelo?»
De todos modos, no tengo ánimos en estos momentos para discutir.
Apaga la lámpara de su mesa de noche después de sonreír una vez más, y se recuesta en la cama del otro extremo del dormitorio.
≪ No te hagas el tierno justo ahora, Crawley. Para eso tenemos a Dumbo, ¿a que sí? ≫
David… lo extraño. Lo extraño más que nunca.
Hoy se cumplen 74 días desde que no mantenemos una conversación. Y sí, los conté. Me lo he lamentado una gran parte de aquellos días, y descubrí que Victoria Steele tiene razón: soy una perra. En especial por decir que lo echo de menos cuando sé que lo necesito. Soy consciente que, como sucede ahora, quiero ir detrás de él cuando la situación así lo requiere, pero en el momento de extrañarlo me doy cuenta de aquellas cosas… Y sí, me siento muy mal por ello.
Llegan momentos en los que ni siquiera yo comprendo qué me sucede o por qué tomo tales decisiones. Es como si Natalie Hofmann se dividiese en dos, y ambas mitades opinen de diferente manera. Por ejemplo, una parte mía justifica haberme apartado porque se besó con tres chicas aparte de mí en tan poco tiempo. Una de ellas es Katherine, sí, a las otras no las conozco. Luke me lo ha contado, pero nunca dijo sus nombres.
La otra parte, me repite constantemente que haberse besado con ellas no era algo a lo que podría denominársele grave o algo así. Siento que los dos puntos de vista están en lo cierto, y no sé qué postura tomar. De todos modos, ya no puedo soportarlo más. Mañana le hablaré. Lo buscaré y le hablaré. Porque le extraño demasiado.
☀ ☀ ☀
«03:10 a.m., martes 4 de febrero del 2014.»
Al tomar mi celular y ver la hora, es cuando quiero darme la cabeza contra la pared. Y luego contra el suelo, por si el golpe anterior no es suficiente.
La verdad es que no puedo dormir. Sólo pienso en una cosa tras otra… Primero en que no sé por qué no tengo sueño, después en Jordan y tercero en David. Es raro tener a ambos en mi mente a estas horas de la madrugada, pero a la vez me gusta. Puedo compararlos, aunque no debería.
Desbloqueo la pantalla de mi teléfono, y me encuentro con tres mensajes de dos conversaciones en WhatsApp. Entro a la aplicación y veo que se trata de Violet y Christopher. Decido leer primero el de mi prima.
Violet Osborne a las 11:43 p.m.
Hola pendeja❤
Hace tres horas y media, va a matarme.
Natalie Hofmann a las 3:12 a.m.
Hola Blue❤
Ella odia que la consideren como un color. Aunque su nombre es uno, así que no es culpa mía. Siempre la fastidio de esta manera… Antes la llamaba de todos los colores que existían, excepto por su nombre y se enojaba y no me dirigía la palabra por varias semanas. Como te dije en una ocasión; es muy exagerada.
Salgo de la conversación para leer ambos mensajes Chris.
Christopher Gilbert a las 2:57 a.m.
Hola Natt:) sé que es tarde, pero tenemos que hablar
Es urgente…
Frunzo el ceño. Cuando veo que su última conexión fue hace cinco minutos, le respondo:
Natalie Hofmann a las 3:15 a.m.
Hola Chris, ¿qué sucede?
No demora en contestar.
Christopher Gilbert a las 3:16 a.m.
Son varias cosas, pero la primera es que me llegó una nota y me llamó mucho la atención, ya que no es como las otras.
Están tramando algo extraño, Natt…
Natalie Hofmann a las 3:16 a.m.
¿Por qué? ¿Qué decía la nota?
Christopher Gilbert a las 3:17 a.m.
O = S.A.L.I
Natalie Hofmann a las 3:17 a.m.
¿Y eso qué diablos significa?
Christopher Gilbert a las 3:18 a.m.
No tengo idea, por eso me llamó la atención…
Natalie Hofmann a las 3:19 a.m.
Más tarde lo hablaremos todos juntos, con los demás
¿Qué es lo otro que debías decirme?
Christopher Gilbert a las 3:19 a.m.
De acuerdo
Bueno… supongo que sabes que yo
confío mucho en ti, y yo sé que si te
digo me ayudarás, porque eres mujer y…
Creo que estoy enamorándome de Chloe.
Eso es malo, ¿verdad?
Ya lo sospechaba, sí, lo admito. Pero... ¿justo a mí me lo pregunta? No sé si seré de mucha ayuda.
Natalie Hofmann a las 3:19 a.m.
Oh por Dios ajkasdka. Yo pienso que no es algo malo….
Es más, me gustaría esa pareja 7u7 Chloepher 7u7
Christopher Gilbert a las 3:20 a.m.
¿Ajkasdka? ¿Qué es eso? ¿Te ahogaste?
Natalie Hofmann a las 3:20 a.m.
No ._. Bueno, no importa qué sea,
tú sígueme la corriente
Christopher Gilbert a las 3:21 a.m.
Okay… ¿Crees que deba decirle?
Suena estúpido, pero tengo miedo
Natalie Hofmann a las 3:21 a.m.
¿Miedo? ¿Por qué?
Christopher Gilbert a las 3:21 a.m.
Sí… Pues, una cosa es que me guste
y otra es estar enamorado. Tengo miedo a que me rechace por ser amigos, ya sabes…
Natalie Hofmann a las 3:22 a.m.
Sé que Chloe está loca, es un poco estúpida y hasta infantil. Pero a pesar de ello, pienso que nunca te rechazaría, Christopher…
Christopher Gilbert a las 3:22 a.m.
Gracias:) Aunque no entendí qué tiene que ver lo anterior…
☀ ☀ ☀
«12:58 p.m., martes 4 de febrero del 2014.»
Caminar con los ojos bien abiertos luego de no haber dormido absolutamente nada es un poco extraño. Siento que me arden, y Victoria me ha dicho que los tengo un tanto colorados, pero supongo que es por el llanto ya que «sueño» es lo que menos tengo. Y sí, Victoria Steele. Estuve con ella esta mañana porque compartimos algunas asignaturas.
Hasta las 6 a.m. me ha quedado hablando con Chris de cómo conquistaría a Chloe, y cuando él se despidió sólo me quedaban cuarenta minutos para dormir y supe que el tiempo no me alcanzaría ni para tejer media bufanda.
Hasta las siete de la mañana mis minutos fueron ocupados por la tortura a mis tímpanos con canciones a todo volumen. A Luke le gusta System of a Down y como me gustó a mí también tengo de su música. De momento mi canción favorita es “Deer dance”, y siempre que llegaba al estribillo me ponía a cantar y gritar un «¡A ellos les gusta intimidar al débil!» cada vez que se repetía. Crawley no se quejó nada de nada.
Ahora justamente me encuentro cantando esa misma canción en mi cabeza, yendo a mi última clase del día que es Música. En la hora anterior he tenido Matemática, y el profesor Jeremy Sharman nos recordó que mañana habrá un examen que debemos rendir entre las cuatro y las cinco de la tarde porque por la mañana él saldrá del internado junto con sus dos hermanos (los profesores de Literatura y Filosofía; Alexander y William) por un asunto familiar y no podrá tomarlo en el horario que corresponda.
Ingreso a la sala de la materia ya mencionada, y cuando el maestro inicia la clase nos comunica que para la próxima semana debemos interpretar una nueva canción. Obviamente con el instrumento que toquemos, y en lo posible con voz también porque tendremos que transmitir lo que queramos con la canción que elijamos, y para ello es casi obligatoria la letra de la misma.
En el resto de la hora me la paso observando de reojo a David Janner, ya que compartimos esta asignatura y no se encuentra demasiado lejos de mí. En el momento del desayuno iba a hablarle, pero había decidido esperar un poco más porque estaba algo inquieta y no tenía la menor idea qué decirle exactamente. No quería hacer papelones.
Cuando finaliza Música, voy hacia la salida con mi celular en mano mientras reviso mis listas de canciones para ver cuál es la que interpretaré. Veo una casi al final que para mí es muy bonita y que trata sobre algo que me encantaría cantar y poder transmitir, aunque aúlle mientras toque el órgano.
En lo que queda del trayecto hacia la cafetería comienzo a tararear aquella canción y, sin esperarlo, una mano me toma suavemente de la muñeca derecha haciéndome voltear. Él me sonríe, y lo noto un poco nervioso. Comienzo a sentir que yo también lo estoy.
—David… —susurro.
—Natalie… Quiero hablar contigo.
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