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38. ❝No son celos❞🌙





De la manera más rápida posible corro por la primera planta hasta llegar a destino, y cuando me adentro en la enfermería veo a Natalie sentada en una camilla meciendo sus piernas mientras habla con Emma, la enfermera.

Suspiro aliviado al verla entera. Ambas voltean cuando notan mi presencia.

—Joder, me había asustado. —Termino de acercarme a la vez que sigo recuperando el aliento, y tomo ambos lados de su rostro para mirarla directamente a los ojos—. ¿Cómo estás?

La suelto al darme cuenta de lo que he hecho y retrocedo unos pasos sin apartar la mirada de su frente.

—Bien —responde, sonriendo—. Sólo ha sido un golpe y una raspadura.

Aún lleva puesta la camiseta del equipo de voleibol, así que supongo que fue mientras entrenaban.

—¿Qué te pasó ahí? —cuestiono, señalando el chichón de su frente.

—Si te cuento…, promete que no te burlarás de mí.

Me encojo de hombros.

—Nunca me burlaría de ti.

La enfermera lentamente va caminando hacia la puerta, y de la misma manera la cierra dejándonos solos.

—Me he golpeado con la puerta metálica del gimnasio.

Mi entrecejo se frunce.

—¿No la habías visto… o qué?

Niega con la cabeza.

—Con Chloe íbamos a salir del gimnasio porque había terminado el horario de voleibol. Cuando fuimos a la salida, la puerta estaba cerrada, y yo llevé mi mano al picaporte para abrirla… Pero, alguien del otro lado se me adelanta… —Suspira—. Toda puerta abre para adentro, así que me da en la cara.

—Oh. ¿Y la raspadura que has mencionado?

Apunta sus rodillas con ambos dedos índices.

—Antes de iniciar la práctica, con Chloe estábamos sentadas en las gradas. Cuando debíamos ir junto a los entrenadores y nuestras compañeras, a ella se le ocurrió ser ninja por un momento y dijo que desde donde nos encontrábamos saltáramos al suelo. Yo estaba a punto de saltar cuando ella extiende sus brazos como si fuese a volar, golpeándome la nariz. Chloe saltó y le tiré del pelo mientras caía. Era para que se lo tomara como chiste, pero acabó empujándome y perdí el equilibrio. Caí de rodillas al suelo.

—La idea era que tuvieras rodilleras, Natt.

—Sí, lo sé… Pero las rodilleras que me dieron están en mi habitación, y yo hace tiempo que no entro ahí.

La observo unos segundos sin decir nada, confundido. ¿Qué acaba de decir?

—¿Cómo qué…? Yo creí que sólo se lo decías a la directora cuando nos castigó para que…

Niega con la cabeza una vez más.

—No era una mentira.

Si antes estaba preocupado al enterarme que algo le había pasado, ahora lo estoy mucho más. Sin exagerar.

—Y entonces… —Trago saliva—. ¿Dónde duermes? Ahora entiendo por qué al ir a tu cuarto vi a Ashley con Peter…

—¿Peter…? —pregunta—. Me suena ese nombre…

—Es su novio —le contesto.

—Sí, sí, lo sé, creo que lo oí alguna vez pero… —Lleva una mano a su cabeza, luego la deja caer. Más tarde, pone los ojos en blanco—. Agh, en un rato seguramente me acordaré, ¿no? Bueno… —Ladea la cabeza hacia su derecha, y agrega antes de enderezarse—. Ahora duermo con Luke, un amigo.

La observo fijamente a los ojos durante bastante tiempo esperando a que dijera «Es broma, ¿sabes? No seas imbécil», pero jamás lo hace.

—¿Me estás jodiendo, Natalie?

—Pues, no.

Ella parece tan relajada mientras que yo no, y eso me enloquece mucho más.

«Tiene que ser una broma, no puede ser cierto…»

—¿Y por qué él?

—Luke sabía que no tenía dónde estar porque se lo he contado, entonces me ofreció ir a su cuarto. Acepté, como habrás notado.

—¿Y cuándo se supone que ha sido eso?

—El mismo día que desperté contigo. Pero durante la cena. ¿Recuerdas que decidí no comer con ustedes después de terminar una parte del castigo y de que te mandara a la mierda? Bueno, él me ha visto sola y me hizo compañía.

—Pero… Apenas lo conoces. Podría hacerte algo.

—¿Qué? No. Luke es estúpido, no violador.

«Te equivocas, cariño. No sabes cuánto.»

—Natalie…, Natt… No lo conoces.

—¿Acaso tú sí?

—Lo suficiente como para decirte con seguridad que debes alejarte. Él no es bueno.

—Sí, es bueno. Muy buen amigo…

No sé por qué tengo ganas de ir a buscarlo y darle la cara contra el piso.

—¿Y qué? ¿Yo no?

Pone los ojos en blanco de nuevo. Eso me pone más nervioso, y me molesta.

—¿Estás celoso, David?

—No —contesto con los dientes apretados, cruzándome de brazos—. No son celos.

—¿Ah, no? ¿Entonces qué? —Imita mi acto.

—Estoy… evitándote un gran problema. No deberías dormir en la misma habitación que él, Natalie.

—Entonces, según tú, si duermo contigo…, ¿eso no me traerá problemas? Te recuerdo que nos han castigado por ello.

—En realidad, nos castigaron porque tú fuiste al gimnasio en un horario que no debías.

—¿Ahora es mi culpa? Tú también estabas en el gimnasio, hasta sabes lo que pasó ahí y te encontrabas de lo más tranquilo hablando con la directora como si no te importara.

—Sí me importaba.

—¿Estar mirando la pared con las manos en los bolsillos es que te importe?

—Estaba mirando una foto de la pared, no te quejes. Oía lo que decía.

—No mientas, a ti no te importa nada.

Eso fue lo único que faltaba para hacer que estallara.

—¡Sí me importas! ¿Es que no lo ves?

«Oh, espera… No se refería a eso.»

Al notar que va a gritarme de vuelta, la freno diciendo:

—Quiero decir… Era sólo un castigo, no moriríamos por un estúpido castigo; no teníamos por qué preocuparnos. Pero lo que sí me importa es si Luke te mete en algún problema. Él es… peligroso. No sabe lo que hace… Ya te lo dije, quiero evitarte líos, porque eres mi amiga y obviamente me importas… ¿Crees que son celos? ¿Celos de qué? ¿De qué duermas en la misma habitación de él? ¡No! Además, yo he dormido en la misma cama que tú dos veces. Dos… —Cierro los ojos y muerdo mi lengua al darme cuenta de lo idiota que soné—. No, espera… no quise decir eso… es que… —Suspiro, pasando ambas manos por mi cabello en un intento de tranquilizarme un poco—. Sólo no estés tanto con él, ni tan cerca. Es muy problemático. Sé lo que digo, Natt… y no quiero que te pase nada.

Permanece en silencio por unos minutos. Lo primero que pregunta luego de abrir la boca es:

—¿A qué te refieres con problemático?

—No te contaré demasiado ya que él debería hacerlo, pero con decirte que estuvo a punto de incendiar el internado varias veces en un mismo año, creo que tendrías que tener una idea…

—¿Enserio? —Abre los ojos con sorpresa—. ¿Cómo…?

—Fuma. Y se ve que no es muy amigo de los encendedores ni con el «concéntrate en lo que haces». Puede que esté en el parque fumando mirando a los pájaros que pasan y accidentalmente queme su ropa…

—Hay que ser idiota para que eso suceda…

—Y pasó —dije—. Tiene una quemadura por la zona de las costillas; del lado derecho, ¿no viste, no?

Niega con la cabeza.

«Eso es bueno, por lo menos no lo ha visto sin camisa…»

—Bueno, tampoco lo harás.

—No es que quiera hacerlo, pero… ¿por qué no puedo?

Suspiro. Ser cabeza dura no es algo que me guste mucho de ella.

—¿Me harías el favor de alejarte de Luke?

—No puedo…

—Sí que puedes. El problema es que no quieres.

—A ver… ¿Y dónde dormiré, entonces?

—Hablas con la directora y que te dé otra tarjeta de tu cuarto, tienen muchas.

—No.

—Elige. Vas a pedírsela tú o lo hago yo.

—No…, me quedaré un tiempo más con Luke, me gusta molestarlo.

Comienzo a caminar por el reducido espacio, en un segundo intento para contarle. ¿Debería contarle…? ¿O tiene qué hacerlo él?

Lo suelto antes de darme cuenta de ello:

—¿Sabías que violó a su novia?

—Luke no ha violado a nadie, David… —contesta, rodando los ojos.

—Sí, lo hizo. Pero no fue aquí, era tiempo de vacaciones… Por agosto, aproximadamente. El año pasado. Estaba ebrio y habían ido a un lugar que no recuerdo. La violó en el auto de un amigo suyo. Y lo peor es que su novia no lo dejó, siguen juntos.

Veo que su rostro se tiñe de rojo. Empieza a gritar de una manera que no esperaba en absoluto.

—¡Estás inventándolo todo! ¡Eres un idiota! ¡Quieres asustarme!

Se levanta de un salto y viene hacia mí. Cuando me levanta la mano, le tomo la muñeca. Hago lo mismo con la otra por si intenta abofetearme con esa.

—¿Crees qué soy capaz de inventar algo así? —pregunto, procurando no alzar el tono de voz—. Lo que sí soy capaz de hacer, te lo aseguro, es romperle la cara si llega a tocarte ¿Piensas qué estoy jugando? En todo caso, o te alejas o él terminará divirtiéndose contigo.

—¿Esperas que me enoje contigo otra vez? Luke es manso, no mata ni a una araña. El otro día llegó todo lleno de moratones cuando, según tú, es peligroso. Si fuese peligroso, no lo tendría que haber visto así. ¿No crees?

La suelto.

—¡Joder, Natalie! ¡Entiende!

—¡Entiéndelo tú! —grita—. Será mi problema, no el tuyo. ¡Deja de meterte en donde no te incumbe!

—¡Ya te dije que sí me importa! —contesto, de la misma manera—. Pero claro, yo te beso y te enojas, pero Luke te ofrece dormir con él y tú como una… estúpida, vas y lo aceptas. ¡Si pasa algo, jódete! Porque yo te lo advertí.

Llego a mi habitación largando, casi literalmente, humo por las orejas. Sinceramente, no creí que ella fuera hacer eso. ¿No se supone que «quiere lejos a los hombres»? Yo soy uno, pero por lo menos Natalie sabe quién y cómo soy, al igual que Christopher, y por ello nos «permite» ser sus amigos. Pero… ¿Luke Crawley? Sigo sin poder créermelo.

Durante los siguientes minutos, en la ducha, intento dejar de pensar un poco en el tema para poder tranquilizarme como hace rato deseo que ocurra. Si dijera que lo logré, estaría mintiendo. Pero si dijese que no lo hice, también sería una mentira. Digamos que sigo cabreado…, pero no del todo.

Al finalizar, tomo el celular de la mesa de noche y lo dejo en el bolsillo del uniforme para salir del cuarto. Antes de venir a aquí me crucé a Christopher y Chloe, que dijeron que luego nos encontraríamos para hablar todos juntos sobre las notas.

Abro la puerta del dormitorio y, justo hablando de aquello, aparece algo anaranjado pegado en la habitación que se encuentra exactamente al frente de la mía. Miro a ambos lados del corredor antes de acercarme y agarrarlo. A tenerlo a mi disposición, no demoro en leerlo:

«4) Con que él te cae mal… Qué bien. Algo más para usar en tu contra. Atte: M.A.R.K.S.D.J❤» «J-DJ»

¿Qué mierda? ¿Cómo es que lo saben…?

Retrocedo en mis pasos y llego a mi cajón para recuperar de allí las demás notas arrugadas. Salgo del cuarto y no mucho tiempo después llego al elevador. Presiono «PB» y al estar ahí avanzo hacia la cafetería.

—Al fin, era el único que faltaba —dice Chloe. al verme llegar—. Ven, Dumbito; siéntate a mi lado.

Obedezco, y después de hacerlo, ellos cuatro dejan sus papeles sobre la mesa. Me observan supongo que queriendo decir «Es tu turno» y yo vuelvo a obedecer.

—A mí me llegaron siete —comenta Victoria—. ¿Y a ustedes?

—Cinco —responde Chloe.

—Cuatro.

—Seis —contesta Natt. Sí, Natt. Está aquí.

—Cuatro, igual que Christopher —digo, viendo todas las hojas esparcidas.

—¿Por qué Vic tiene más? —Chloe estira el brazo para alcanzar las notas rosadas. Luego de leer algunas frunce el ceño—. Te dicen cosas bonitas…

—A ti también —le contesta Natalie, haciendo que ella pusiera los ojos en blanco.

—Sí, pero las de ellas son mejores.

—¿Estás celosa, Winnie Pooh?

Comenzaron a llamarla de esa forma en honor a sus bragas.

—Obvio, no. —Como continúa con el entrecejo fruncido, todos nos quedamos viéndola—. De verdad, no son celos.

—Claro… —dice Chris, y él al estar también al lado suyo, rodea sus hombros con el brazo izquierdo.

Permanecemos en silencio durante unos segundos, y en ese tiempo me dedico en observar a Natalie. Tiene reposado su cuerpo en el respaldo de la silla con los brazos cruzados y sonríe mirando un punto fijo de la mesa roja. Cuando descubre que estoy viéndola su expresión cambia a una completamente seria.

—Lo siento —le digo, llamando la atención de nuestros demás amigos—. Sé que estás enfadada por lo de la enfermería…

—Joder, David, ¿qué has hecho ahora?

Chloe le da un codazo a Chris en las costillas antes de susurrarle:

—Natt exagera las cosas, no lo regañes a él.

—Pues… —Natalie alza la voz, dirigiéndose a quien formuló la pregunta—. Estuvo a punto de decirme «zorra» y me ha gritado.

—Eso es mentira —intervengo yo, enderezando la espalda—. Acepto que te grité, y pido perdón por ello, pero jamás quise decirte de esa forma.

—«Pero claro, yo te beso y te enojas, pero Luke te ofrece dormir con él y tú como una… estúpida, vas y lo aceptas» —repite mis palabras haciendo énfasis al final.

—Cenicienta, dijo que eres estúpida, no una zorra.

Nunca quise hacer referencia a ello, pero sí debo admitir que pensé la palabra antes de soltarla para no pasarme de la raya. Aun así, no funcionó ya que lo interpretó mal.

—Natt… Por favor —pido de la forma más pacífica posible—. Fue sólo un error, perdóname…

—Espero que sea la última vez que debas disculparte. Ya me estás desesperando.

—Pero no he hecho nada a propósito para que nos peleáramos…

—Lo sé, lo has repetido unas diez veces… —Suspira—. Te perdono, pero en serio, ya basta. 

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