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31. ❝Movimientos❞🌙

Mi mañana está consistiendo en queja tras bufido. Es irónico porque hace exactamente siete días parecía que trotaba por el internado con arcoíris de fondo, pero hoy, a cada paso nuevo que doy, algo nuevo hace que me resulte molesto. Ahora, que estoy en la clase de Historia, desgraciadamente tengo al «caramelo multisabor» de Victoria Steele a mi lado. Te preguntarás si lo he golpeado o insultado, pero no… Encontré una forma que duele más: estoy ignorándolo mientras me llama cada cinco segundos. Opté por esto, porque es feo que te ignoren; lo sé porque mis amigos Chloe y Christopher se han ubicado en los asientos de atrás dejándome sola y ni siquiera se percataron de mi presencia. No estoy muy segura de que si a ello se lo considera ignorarme (ya que no me han visto aquí), pero es divertido hacérselo a Derek.

—Hoooolaaaaa. Estoy hablándote, querida.

«Querida tu mamá.»

—¿Qué quieres? —le gruño, de una vez por todas, harta de su voz. Derek se encoje de hombros.

—Nada, hola.

—Ya lo dijiste treinta veces. —Volteo hacia él—. Adiós.

—¿Qué es lo que te pasa?

No me lo pienso ni por dos segundos.

—Pues, no lo sé, tal vez hayas lastimado a una de mis amigas, tal vez me hayas pedido a mí hacerme pasar por tu novia para darle celos a una de mis amigas, tal vez me hayas besado cuando supuestamente estabas enamorado de una de mis amigas o tal vez hayas regresado con una de mis amigas… No lo sé, tal vez… pero la verdad es que no tengo idea qué me sucede.

Alza una ceja.

—¿Y a ti en qué te afecta si he vuelto con ella o no, si te he besado o no, si la he lastimado o no, o si he querido darle celos o no?

—«… una de mis amigas».

—Tu amiga, no tú.

—Lo has dicho tú mismo. Mi amiga, no yo; así que no me hables a mí.

Rueda los ojos.

—La regla te quita el encanto, ¿lo sabías? ¿O no lo distingues porque te sangra todos los días?

Suelto el bolígrafo de inmediato para que no me sancionen si llego a enterrárselo en la cara. Sinceramente, está desesperándome. No obstante, haré que crea todo lo contrario. Si ve que sus palabras no causan el efecto que él espera, puede que deje de molestar.

—Tu nivel de idiotez me quita el aburrimiento —le digo, forzando una sonrisa—. Cambié de parecer, háblame todo lo que quieras.

Hace rodar los ojos otra vez.

—Smith, Hofmann —nos llama una voz masculina. «Oh, mierda»—. ¿Alguno me dirá lo que acabo de decir?

Él voltea para encontrarse con el rostro del profesor.

—Pues… nuestros apellidos, señor. —Derek le sonríe inocentemente y yo me encargo de darle un codazo. Lo único que falta es que me pongan un reporte por este infeliz—. Oye, ¿qué tienes, Natalie? ¿Hormigas en el culo? Quédate quieta.

—Eres un imbécil, púdrete.

—Ambos a Dirección.

Dejo de prestarle atención a Derek para llevar la mirada hacia docente, pero él ya se ha dado la vuelta para escribir algo en el pizarrón. Clavo mis uñas en las palmas de mis manos para evitar arañarle la estúpida cara al novio de la dormilona, y me levanto del pupitre. Comienzo a guardar mis pertenencias en el morral, y al tener todo lo cuelgo en mi hombro. Salgo con Derek caminando detrás mío.

—Te odio. Más que antes —murmuro con los dientes apretados cuando llega a estar a mi lado.

—Uy, Natalie me odia; voy a suicidarme… Para qué vivir, la vida no tiene sentido.

—Estarías haciéndonos un favor a todos.

No contesta y seguimos caminando. Al ya tener la Dirección a mi derecha freno y cuando llevo mi mano al picaporte veo que él sigue de largo sin parar en ningún momento por el corredor.

—Es aquí, Derek.

—No entraré ahí —dice, en un tono lo suficiente bajo como para que la persona que está detrás de la puerta no pudiese escucharlo—. Hazlo tú si quieres.

Según lo que acaba de salir de su boca, tengo dos opciones. O ingreso y meto en problemas al idiota, o aprovecho la oportunidad yendo a la cafetería e intento comer algo porque tengo hambre.

La segunda me llama más la atención, realmente. Sin embargo, no creo que quieran darme comida todavía, puesto que falta menos de una hora para el almuerzo. Aun así… no perderé una pierna intentándolo.
Suelto el pomo y miro a mi alrededor antes de alejarme lentamente mientras intento silbar. Sí, intento. Tengo dieciséis años y lo triste es que todavía no aprendí a hacerlo. Recuerdo que cuando mi prima Violet estaba enseñándome, le escupí en la cara. En ese entonces tenía nueve años y no lo ha olvidado aún con diecisiete.

Llego a la cafetería y no me sorprende encontrarme con algunos asientos ocupados. Últimamente, de acuerdo a lo que me enteré, los de primero se saltean clases… Pobres, si supieran que hay un límite de faltas…

≪ Lo dice la que no se ausenta nunca, qué ejemplo. ≫

Sin embargo, creo haber oído que los de primero, segundo y tercero tienen más inasistencias permitidas al ser los más pequeños. La verdad es que no es justo, porque yo estoy en quinto y por poco no nos permiten respirar. De todas formas, como soy rebelde y desobediente, sé que si no estuviese permitido igual lo haría.

¿Mencioné alguna vez que los tres años inferiores tienen permitido salir todos los días? Se supone que es un internado, ¿por qué no duermen aquí? Muy pocos son los que pasan las noches en este lugar.

¿Mencioné alguna vez que los tres años inferiores no tienen permitido ser castigados? Se salvan de trabajar como sirvientes.

Una vez sola hablé con una niña de segundo, que me preguntó si sabía dónde estaba el salón de Literatura. Justo a mí, señores, justo a mí. Era la persona menos indicada para responder a eso. Ella no estaba enterada, claro. Bueno… supongo que lo supo en el momento que le dije «Corredor número cinco, aula quince; a la derecha» porque en realidad la mandé a Arte II¹.

En ese entonces no me sentí culpable, ya que no sabía que existen cuatro salones por materia; dos para los del primer grupo (1°, 2° y 3°) y los otros para los del segundo (4°, 5°, 6°). Aun así, me preocupa que haya estado detestándome.

La responsable es Chloe, porque ella se ofreció a enseñarme el internado entero mi primer día y jamás especificó eso de los salones y de que están enfrentados (Arte I¹ -o arte primero primera- con Arte II¹ -también dicho arte segundo primera-, por ejemplo). La pachorrienta siempre se olvida de los detalles más importantes…, al igual que yo. Tal vez por ello el destino nos convirtió en amigas, aunque eso no venga mucho al caso.

Tomo las correas de mi bolso con la mano izquierda para quitármelo y dejarlo sobre la mesa. Me siento. Busco mi celular junto con los auriculares, y comienzo con la búsqueda de una canción en la cual me he convertido adicta estas dos últimas semanas: “All the right moves”; la que interpretaremos hoy con David para la clase de Música. Supuestamente era para el martes pasado, pero por razones desconocidas el profesor tuvo que salir del establecimiento y no pudo estar para el horario (sí, la mayoría de los docentes viven aquí. Como somos muchos tienen que quedarse si es que pueden, pero también llevan una vida fuera de este laberinto. Sus habitaciones están en el subsuelo, como mencioné en una ocasión).

Al comienzo David quería que hagamos la interpretación de esta canción con ambos instrumentos (piano y guitarra), aunque yo me negué. Él ya cantará, no puede también tocar. Yo quedaría como la que no quiere hacer nada, y como es una dupla supuse que sería buena idea dividir las tareas: mi mejor amigo se encarga de la letra, yo de las notas. Lo ideal hubiese sido cantar los dos, pero al lado de su voz de macho la mía es de una gallina cacareando. Quedaría espantoso.

Hemos ensayado un rato todos los días, y de tanto escucharla me la he aprendido. Y no sólo la he memorizado y ya, sino que cuando no tenía nada importante para hacer, repetía su letra en mi mente. Está de más decir que me encanta, y por esa razón la descargué a mi teléfono. Por parte es irónico que me guste tanto, puesto a que es de One Republic y una de sus otras canciones es la última que desearía oír, pero ésta sí es bonita. Le he dicho a David que buscaría más canciones de ellos y no estuvo de acuerdo con la idea por miedo a que me largara a llorar de nuevo como la maricona sensible que soy. Así que, aunque resulte imposible de creer, le he hecho caso.

—¡¿Es que estás sooordaaa?! ¡Reacciona, Natalie!

Sacudo la cabeza y enfoco la mirada en las cuatro personas que están delante de mí.

—¿Qué hay? ¿Todo cool? —pregunto, quitándome los auriculares—. Me alegro, pero por aquí hay una Natalie a la que le molesta muchísimo cuando la interrumpen mientras escucha música y piensa.

—¿Piensas? ¿Es en serio? —Chloe acerca su mano a mi frente y yo frunzo el ceño antes de darle un manotazo para alejarla—. Agárrenla de los pies y llévenla a la enfermería, esto es grave.

—Cállate, idiota —le digo—. Sí pienso, hasta más que tú.

—Natt… —me dice Victoria—. Tranquila, cualquiera piensa más que ella.

—Lo supuse.

—Todos ustedes irán al infierno, lo sabían, ¿no? —La pachorrienta cruza sus brazos y luego mira a su derecha donde se encuentra David—. Tú no, Dumbo; tú eres la excepción. No te preocupes.

Mi mejor amigo es tan bueno que hasta debe ser incapaz de correrte la silla cuando estás por sentarte. Debe ser la única persona que no lo ha hecho nunca en toda su vida.

—¿Y yo qué? —cuestiona Christopher, dirigiéndose a Chloe—. No hice nada malo.

«En realidad sí, me has delatado cuando vi algo que no debía mirar nunca.»

—Eres muy cruel —le contesta ella—. No me has dejado cortarte un mechón de cabello.

—Para eso la tienes a Anne. —Reprimo una carcajada cuando recuerdo haberla oído decir en fragmentos que a la morena (que se ha burlado de ella el día de instalación) le cortó el pelo en clases a modo de venganza—. ¿Por qué vas a querer uno mío?

—Pues, porque me gusta. Me gusta tu cabello.

—Y a mí el tuyo, pero no por eso voy a estar cortándotelo.

—Tú eres tú, Chris. Yo soy yo.

Wow, qué inspirador. Premio Grandes Pensadores para Chloe Bewster, por favor.

De acuerdo, no sé por qué critico; hoy dije algo similar.

—Dejen de hablar sobre sus cabellos —se queja Vic—. Estamos en el comedor, no en una peluquería.

—Nos tienes envidia porque el tuyo es feo. —Chloe echa su cabello hacia atrás de un manotazo, ya que se encontraba sobre su hombro.

La verdad, es que lo que acaba de decir no es cierto. Victoria tiene el pelo más que lacio y brilla tanto que parece que cuando se baña lava su cabeza con medio litro de champú.

Para no presenciar una posible pelea me levanto del asiento, quito mi morral de arriba de la mesa y lo dejo en el suelo. Vuelvo a colocarme los auriculares y con celular en mano voy alejándome hacia el mostrador. Mientras espero en la fila meso mi cuerpo hacia un lado y hacia el otro lentamente simulando bailar. Regreso con la bandeja de la misma manera procurando no tirar la comida. Inicio y termino mi almuerzo aun escuchando música para que sepan que no me apetece charlar con nadie, pero cuando se hace la hora le digo a David que debemos dirigirnos a Música.

Juntos nos ponemos de pie y mientras los demás compiten sobre quién parpadea primero nos vamos.

—No te he visto por la mañana —dice, sacando tema de conversación.

—Desperté tarde y no tuve tiempo para ir a la cafetería y desayunar —contesto guardando mi teléfono—. Antes de que preguntes: sí, llegué a tiempo a clase.

—Ah. Yo le había dicho a Chloe que tal vez debíamos ir a buscarte, pero estaba entretenida charlando con Christopher. Victoria se había ido con su novio, y quería ir con alguna de ellas para que no te moleste.

—Muchas gracias por… eso. —Le sonrío, e ingresamos a la sala—. Si no me despiertas a los gritos o zarandeándome, no tendría razones para molestarme.

—Ah… —Él sonríe también—. Creí que sí, porque…

—Lo sé —le interrumpo—. Pero ya no, eres mi amigo y si vas con tal de que no obtenga faltas, no debería insultarte ni nada.

El profesor Miller entra al aula y después de pasar lista comienza a llamar a los dúos haciendo que todos nos callásemos y escucháramos las interpretaciones. Cuando es nuestro turno vamos al frente, David responde las preguntas que nos formulan y luego vamos hacia el piano. Yo me siento en el banco, mientras él se queda de pie. Antes de llevar mis manos a las teclas le lanzo una mirada, asiente y al instante comienzo a tocar. No mucho tiempo después, se oye su voz.

«All the right friends in all the wrong places» Todos los amigos correctos en todos los lugares equivocados.
«So yeah, we’re going down» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.
«They’ve got all the right moves and all the wrong faces» Ellos tuvieron que conseguir todos los movimientos correctos y todas las caras equivocadas.
«So yeah, we’re going down.» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.

«Just paint the picture of a perfect place» Simplemente pintando la imagen de un lugar perfecto.
«They’ve got it better than what anyone’s told you» Tienen lo mejor que nadie te ha dicho.
«They’ll be the King of Hearts, and you’re the Queen of Spades» Ellos serán los Reyes de Corazones y tú eres la Reina de Espadas.
«And we’ll fight for you like we were your soldiers.» Y nosotros lucharemos por ti como si fuéramos tus soldados.

«I know we’ve got it good but they’ve got it made» Sé que tenemos que conseguir lo bueno, pero ellos ya lo tienen hecho.
«And the grass is getting greener each day» Y el pasto se está volviendo verde cada día.
«I know things are looking up, but soon they’ll take us down» Sé que las cosas están mejorando, pero pronto nos llevarán hacia abajo.
«Before everybody’s knowing our name.» Antes de que todos conozcan nuestro nombre.

«They’ve got all the right friends in all the wrong places» Ellos tuvieron que conseguir todos los movimientos correctos y todas las caras equivocadas.
«So yeah, we’re going down» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.
«They’ve got all the right moves and all the wrong faces» Ellos tuvieron que conseguir todos los movimientos correctos y todas las caras equivocadas.
«So yeah, we’re going down.» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.

«They said, everybody knows, everybody knows where we’re going» Ellos dijeron, que todos sabían, todos sabían dónde iríamos.
«Yeah, we’re going down» Sí, estamos yendo hacia abajo.
«They said, everybody knows, everybody knows where we’re going» Ellos dijeron, que todos sabían, todos sabían dónde iríamos.
«Yeah, we’re going down.» Sí, estamos yendo hacia abajo.

«Do you think I’m special?» ¿Piensas que soy especial?
«Do you think I’m nice?» ¿Piensas que soy agradable?
«Am I bright enough to shine in your spaces?» ¿Soy lo suficientemente brillante para brillar en tus espacios?
«Between the noise you hear» Entre el ruido que escuchas.
«And the sound you like» Y el sonido que te gusta.
«Are we just sinking in an ocean of faces?» ¿Estamos hundiéndonos en un océano de caras?

«It can be possible that rain can fall, only when it’s over our heads» Es posible que la lluvia pueda caer sólo cuando está sobre nuestras cabezas.
«The sun is shining everyday, but it’s far away» El sol brillando todos los días, pero es lejano.
«All the world is dead.» Todo el mundo está muerto.

«They’ve got all the right friends in all the wrong places» Ellos tuvieron que conseguir todos los movimientos correctos y todas las caras equivocadas.
«So yeah, we’re going down» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.
«They’ve got all the right moves and all the wrong faces» Ellos tuvieron que conseguir todos los movimientos correctos y todas las caras equivocadas.
«So yeah, we’re going down.» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.

«They said, everybody knows, everybody knows where we’re going» Ellos dijeron, que todos sabían, todos sabían dónde iríamos.
«Yeah, we’re going down» Sí, estamos yendo hacia abajo.
«They said, everybody knows, everybody knows where we’re going» Ellos dijeron, que todos sabían, todos sabían dónde iríamos.
«Yeah, we’re going down.» Sí, estamos yendo hacia abajo.

«It doesn’t matter what you see» No importa lo que veas.
«I know I could never be someone that looks like you» Sé que nunca podría ser alguien que luzca como tú.
«It doesn’t matter what you say» No importa lo que dices.
«I know I could never face…» Sé que yo nunca podría enfrentar…
«Someone that could sound like you.» A alguien que suene como tú.

«All the right friends in all the wrong places» Todos los amigos correctos en todos los lugares equivocados.
«So yeah, we’re going down» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.
«They’ve got all the right moves and all the wrong faces.» Ellos tuvieron que conseguir todos los movimientos correctos y todas las caras equivocadas.
«So yeah, we’re going down» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.

«All the right friends in all the wrong places» Todos los amigos correctos en todos los lugares equivocados.
«So yeah, we’re going down» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.
«They’ve got all the right moves and all the wrong faces» Ellos tuvieron que conseguir todos los movimientos correctos y todas las caras equivocadas.
«So yeah, we’re going down.» Entonces sí, estamos yendo hacia abajo.

«They said, everybody knows everybody knows where we’re going» Ellos dijeron, que todos sabían, todos sabían dónde iríamos.
«Yeah we’re going down.» Sí, estamos yendo hacia abajo.

«They said, everybody knows everybody knows where we’re going» Ellos dijeron, que todos sabían, todos sabían dónde iríamos.
«Yeah we’re going down» Sí, estamos yendo hacia abajo.
«Yeah we’re going down» Sí, estamos yendo hacia abajo.
«Yeah we’re going down.» Sí, estamos yendo hacia abajo.

«All the right moves, hey» Todos los movimientos correctos, hey.
«Yeah, we’re going down.» Sí, estamos yendo hacia abajo.

«All the right moves, hey» Todos los movimientos correctos, hey.
«Yeah, we’re going down.» Sí, estamos yendo hacia abajo.

☀ ☀ ☀

—Debemos continuar con tu ecuación, Natt —dice, sacando un bolígrafo y una hoja de su mochila para luego dejarlos sobre la mesa y deslizarlos hasta mí—. Tengo algo nuevo que podría servir.

Luego de que finalizara la hora de Música hemos ido al bloque que restaba del día y luego vinimos a aquí, y estamos solos porque nuestros amigos se fueron antes de que llegáramos.

—Okay. ¿Qué cosa?

—Recuerdas la canción, ¿cierto?

Suspiro y dejo mi espalda contra la silla.

«Que no sea la que pienso, que no sea la que pienso.»

—¿Cuál de todas?

—“All the right moves”.

—Ah. —Sonrío aliviada—. Sí, ¿por qué?

—«Todos los movimientos correctos»; ¿qué te hace pensar?

Chasqueo la lengua.

—Di lo que tengas en mente, si lanzo ideas no tendrán nada que ver con lo que tú estés pensando.

—Bien, pero de a poco. ¿Cuáles crees que son tus «movimientos incorrectos» al intentar despejar la incógnita?

Qué pregunta tan sencilla.

—Todos.

—Sé más específica, Natalie.

—Diciéndote que «Todos» especifiqué bastante, ¿no crees?

—Sí, tienes razón; pero tienen que ser acciones concretas porque a esos movimientos incorrectos debes transformarlos a todos en movimientos correctos.

—¿Y cómo se supone que haré eso?

—He dicho que iremos de a poco. —Suspira—. ¿Cuáles crees que hayan sido los movimientos incorrectos de Jordan en su «relación»?

Enarco una ceja.

—¿Qué importan los de Jordan si él no está aquí?

—Tus movimientos más los movimientos de Jordan, fueron los que dieron origen a la ecuación. Tú la has planteado para olvidarte de él y si quieres superarlo es porque en «Nordan» sus movimientos no coincidían.

—¿«Nordan»? ¿Además de idear cosas para ayudarme creas nombres de romances fallidos? Hubieses elegido uno mejor.

—¿Para qué voy a estar pensando en uno mejor si lo que menos me interesa es cómo se llamarían ustedes dos juntos?

Debo admitir que me esperaba algo como «Tienes razón, Natt; lo siento» por más de que no tenga razón y me haya desviado de tema.

—Sí, está bien, da igual el maldito nombre. Ahora continúa, por favor.

—Okay. En la hoja que te he dado hace minutos escribe los «movimientos incorrectos» de él. No a grandes rasgos, sé específica y luego entrégame el papel.

—De acuerdo.

Tomo el bolígrafo y comienzo a escribir.

Movimientos incorrectos del innombrable: ser tanto idiota como egocéntrico, egoísta, inmaduro, mentiroso, hipócrita y vanidoso. Y también mujeriego, ya que a los trece años llegó a tener tres novias a la vez mientras le habla bonito a otras cinco. En definitiva, su gran acción incorrecta fue comportarse como cualquier cosa, excepto como un ser con un poco de humanidad.

Le devuelvo la hoja para que leyera, y cuando finaliza me la extiende antes de decir:

—Ahora los tuyos.

Asiento.

David, no tengo ganar de escribir y por eso seré breve. Con una palabra ya es suficiente: soy muy negativa. Lo sabes perfectamente, pero me has pedido que lo anote. Bueno… ahora que lo pienso no fue una palabra, fueron tres.

—Léela en voz alta.

—No. —Doblo la hoja por la mitad (no preguntes por qué, pero lo hice) y la dejo frente a él. Rueda los ojos y lee lo escrito.

—¿Eres consciente que ocupaste tres reglones cuando “no tenías ganas de escribir”?

—¿Acaso me vas cara de contar reglones?

—Esa no es la cuestión. ¿Sabes? Debes, necesitas y necesitamos que aquellos movimientos tuyos; sean movimientos correctos.

—Ya te he dicho que seré negativa por siempre. Es de sangre. No puedes cambiar mi sangre.

—No digas estupideces y espero que a partir de mañana tu segundo nombre sea «Positivismo».

—No.

—Sí. —Deja el papel dentro de su bolsillo delantero.

—A ver, y ¿si no… qué?

—No creo que quieras saberlo, cariño.

Alzo una ceja.

—Y tú no querrás saber qué es lo que sucederá contigo si no paras de decirme así. Primero «bebé» y ahora «cariño». ¿Qué falta? ¿«Cielito»?

He sonado muy amenazante, ¿verdad?

Por cierto, ¿es «amenazante» o «amenazadora»? ¿O son dos cosas iguales? Bah.

—¿Qué sucederá conmigo…?

—Tendrás que despedirte de tu rostro bonito.

Antes de que pudiese responder, me levanto del asiento y tomo mi bolso del respaldo. David sonríe.

—¿Crees que soy bonito?

«Sí.»

Jamás de los jamases se lo diré directamente. Siempre lo he considerado bonito, pero que no lo admita o intente demostrar que pienso lo contrario es algo diferente.

—Si digo que no, ¿qué me harás?

—Pues… te pegaré.

Veo su expresión divertida e intento que no se haya dado cuenta que entendí el doble sentido.

—Bien… —Con el morral arrastrando por el suelo, comienzo a caminar—. Pégame, feo.

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