Bueno…, tal vez sí; estoy diciendo muchas tonterías, pero… ¿y si realmente me falta algo? ¿Y por la culpa y ausencia de ese «algo» aún no superé a Jordan?

A ver… no me faltan ánimos para olvidarlo; de hecho, las ganas son las que más sobran en la situación, al igual que las razones para querer llegar a mi objetivo…

Creo que lo que debería estar en el último lugar en la lista sería «tener que odiarlo», porque es algo muy estúpido. Si bien, amarlo también lo es; no podría detestarlo completamente… aunque no quiera aceptarlo, él por un tiempo me ha hecho feliz.

Por lo menos, después de todo he descubierto que sí o sí hay algo que jamás hice para olvidarlo. La acción clave, tal vez… Sin embargo, como ya he dicho, no tengo ni la mínima idea de cuál es. Cada vez es más difícil, cuando supuse que tendría que ser todo más fácil.

De todos modos, unas cuantas veces leí que si te encuentras resolviendo un ejercicio matemático y resulta ser fácil; quiere decir que lo estás haciendo mal. Relacionándolo con «mi ecuación», por un lado, podría decirse que voy excelentemente bien porque me lleva trabajo, es complicado. Pero por el otro, pienso que no he avanzado mucho ya que al comienzo no debería resultarte difícil. Aunque, no solamente referido a esto, porque se supone que empezando (sea lo que fuere) tendría que ir bien; sólo que se complica mientras avanzamos (o, en mi caso, intentamos avanzar).

Debería hacer algo inteligente para terminar de una vez por todas con este asunto.

A ver…

«Nota mental que, muy posiblemente, nunca debió haber existido: pasos para resolver la intolerable ecuación.

[01] Separar en términos. Los «+» y «–» fragmentan el cálculo en términos.

En este ridículo paso, los signos «+» representan los aspectos positivos, y los signos «–» los aspectos negativos. Supongo que el separar en términos en mi situación actuaría como sinónimo de distinguir las cosas positivas y negativas.

Aspectos negativos de Jordan Smith:
• Es un auténtico idiota. Cree que por tener cara bonita le da el privilegio de jugar con los sentimientos con más facilidad y ventaja que los demás.

• Piensa que él es el centro del universo. En vez de tratarse de Teocentrismo o Antropocentrismo, es Jordancentrismo; donde todo gira en torno a un capullo.

• Al pronunciar las palabras «creído» y/o «egoísta», lo primero que haces es recordar su rostro. Se considera a sí mismo un supuesto dios del Olimpo, y así todo pertenecerle a él, al mismo momento en el que todos están a disposición suya.

Bastantes cosas malas para una sola persona.

Aspectos positivos de Jordan Smith:
• Tiene salud.

Y, para ser sincera, eso es lo único. Si bien estuve enamorada de él (ya no, sólo le quiero; son cosas diferentes) todo aquello «bueno» que creí en él, resultó siendo falso.

La ecuación no posee signos «+» (ser sano no contaría, y ser saludable equivale a una mentira) lo que creo que ese es el error… Con tantos signos «–» el resultado final será negativo, y la idea es que en realidad no lo sea.

Jordan no es perfecto, eso está claro porque ninguno lo es, pero él tiene más defectos que virtudes y aquello no es de ayuda… Tendré que encontrar sus cosas buenas hasta debajo de los árboles.

[02] Resolver potencias y raíces. Pueden ser positivas o negativas.

Ambas operaciones dependen de dos valores. Potenciación (base, exponente). Radicación (radicando, índice). Al tener la «oportunidad» de ser tanto positivas, como negativas, se tiene muy en cuenta si el número es mayor o menor que cero. Menor, sería lo malo. Mayor, sería lo correcto. Pero al ser «correcto» no quiere decir que no será negativo al finalizar de resolver. O sea, que los exponentes o índices determinarían si tal cosa es buena o su inverso.

Okay, esto último no tiene relación con el tema.

¿Qué cosa representa la raíz, por ejemplo?

No tendría que haberlo relacionado. Esto es ridículo.

Fin de nota mental.»

Eliminando nota…

HIPÓTESIS ESTÚPIDA, ELIMINADA √

—Natt… No hagas eso.

Una mano roza vacilante mi mejilla derecha, sacándome de mi trance matemático. Pero yo, en lugar de apartarme como de seguro creíste que haría, cierro los ojos mientras que David enjuga mis lágrimas con las yemas de sus dedos. Su tacto, de alguna manera, me reconforta. Me hace ver que no estoy sola. No estoy sola, y él no lo permitirá nunca.

—¿Hacer qué? —pregunto, demasiado bajo como para que no oyera, pero lo hace al estar sentado ahora a mi lado.

—Llorar… No lo hagas.

Lo miro, sin ningún rastro de felicidad en el rostro. Porque claro, pensar en Jordan no es algo que me haga feliz como para correr por las praderas.

—No puedo no hacerlo.

—Sí que puedes… —Su tono es más…, ¿dulce? de lo que lo es usualmente. Es el mismo que utilizó ayer al intentar consolarme, antes de presentarme al castigo—. Sólo que no lo has intentado…

—Sí lo he hecho. No ahora, pero en algún momento sí.

—Hazlo a partir de hoy también.

—No llego a nada. Será en vano, como lo fue siempre.

Suspiro, apartando la mirada de sus ojos y al girar el rostro me encuentro con el resto de la mesa vacía.

—Fueron ambas a su habitación —contesta a mi pregunta no formulada—. Intentaron despedirse de ti, pero las ignorabas.

—¿En serio? —Asiente con la cabeza—. Oh… Tendré que disculparme con ellas mañana.

—No estaban enfadadas, de todos modos.

—Debo hacerlo. —Miro su bandeja, y allí está su plato vacío. Bien, ha terminado—. Oye… podrías… —Suspiro una vez más—. ¿Podrías acompañarme hacia mi habitación, por favor? Si no te molesta.

—Claro. De una forma u otra igual iba a ir contigo. La mía está en la misma planta.

—Cierto… —Intento sonreír de nuevo, y consigo levantarme del asiento a los pocos segundos.

Al comenzar a caminar, mantengo mis manos ocupadas con mis auriculares y el celular, mientras que él las guarda en los bolsillos de su pantalón sin saber exactamente qué hacer con ellas. En silencio vamos al elevador, presiono «P.2» y al estar allí de manera lenta nos deslizamos por el corredor. El número «180» escrito en negro sobre un fondo blanco aparece delante nuestro, y ambos nos detenemos.

—Espero que esta noche puedas dormir bien —dice—. En todo caso, si no lo haces; ponte la alarma más tarde e intenta. Como a las 8 a.m., una hora después. Sé que no es mucho, pero es preferible eso que hacerlo a las siete.

»Mañana podríamos encontrarnos en el pasillo donde nos conocimos, están las asignaturas de ambos allí y también te llevaría algo de la cafetería para que desayunes. Bueno…, si es que quieres, claro.

—Pues, gracias pero… estaré bien. Apenas serán las 9 p.m., tengo bastante tiempo para dormir. No debes preocuparte.

—Está bien —sonríe—. Bueno, nos vemos. Descansa, Natt.

Se acerca unos centímetros, y después los retrocede. La sonrisa de su rostro ha desaparecido.

«Eres mi amigo, por un beso en la mejilla no te cosería la jeta.»

—Puedes hacerlo si quieres.

Dudando obedece, y cuando comienza a caminar en dirección hacia su cuarto, lo llamo.

—¿Qué sucede, Natt?

—¿Me harías un favor?

Una parte de mí dice que estuve todo el día esperando para pedírselo.

—Por supuesto.

—¿Podrías… abrazarme? Necesito que lo hagas… como ayer. Por favor.