Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3🍃 Derrumbe.

Lunes 16 de septiembre del 2013, 3:35 p.m.
3🍃 Derrumbe.

Nunca quise crearme a base de mentiras.

Juro que no era mi objetivo ser tan mendaz.

De verdad, a mí nunca me gustó serlo. No me gustan los engaños. Las mentiras lastiman mucho. Durante mis dieciséis años intenté ser lo más sincera que me fue posible, y me ha ido bastante bien. Hasta hace poco.

No logro comprender cómo la gente es capaz de mentir constantemente de forma tan descarada. ¿Cómo lo soportan? Porque yo no puedo. Yo no puedo, y es demasiado frustrante. Me hace sentir muy culpable cada vez que una nueva mentira se acumula formando aquella torre que no logra tener forma de nada. Siento que voy a echarlo todo a perder. Siento que aquella torre no podrá mantenerse por mucho tiempo.

Temo colapsar y terminar diciendo toda la verdad. Y el problema es que no deben saber la verdad. Quiero empezar de nuevo, y para ello, todo lo que ocurrió no tuvo que haber pasado. Y de la única forma que consigo que no ocurriese, es diciendo que no lo hizo.

Aunque eso conlleva a tener que negarme a mí.

Y, ¿sabes? Ya no quiero ser quien fui.

Tengo que crear una nueva versión de mí misma. Donde todo lo malo ya no tiene lugar, ya no ocurre, ya no hiere. Donde mejoro, estoy mejor, y doy lo mejor.

Pero es tan difícil...

No es sencillo si Chloe me pregunta cosas que me dejan imaginando posibles respuestas lo suficientemente convincentes como para que se las crea. Mi quinto bloque fue una materia que compartí con ella y desde allí volvimos a estar juntas. No creí que estaría preguntando y preguntando cosas todo el tiempo.

—¿Y tu padre te enseñó alemán o algo? —pregunta curiosa, dejando ambos codos sobre la mesa, después de que ella comentara sobre mi apellido aleman que escuchó en la hora de Historia.

Ya no es necesario apilar más engaños.

—La verdad no —contesto yo—. Es de ascendencia alemana pero él no aprendió alemán más que algunas palabras.

—Oh, entiendo. ¿Y qué optativa de idioma has elegido? Porque alemán es una de esas materias.

—Elegí dos. Francés e italiano.

—Yo portugués —dice—. Estaba entre ese y el español, pero creo que el portugués es más fácil. Intento elegir todos los años un idioma distinto, no me interesa saberlos todos a la perfección. Es que un año de estudio no es suficiente, ya sabes.

—Intenté estudiar algo de español por mi cuenta... pero para hacerlo solo no es muy fácil.

Me habla un poco de los profesores, diciendo que difícilmente alguno de ellos llegará a no agradarme y mientras los nombra uno a uno noto cómo comienzo a cabecear otra vez mientras mis párpados caen de a poco, consiguiendo que ella se desconcentre con lo que decía y se empiece a reír. Yo me disculpo, comentándole con las palabras arrastradas que no he dormido anoche, y contesta que lo mejor será que vaya a dormir un par de horas porque posiblemente no pueda mantenerme despierta hasta la cena. Acepto que tiene razón, y me despido dispuesta a ir hacia el segundo piso.

Avanzo mientras arrastro mi bolso y no entiendo cómo llego a mi habitación sin haberme chocado con alguna pared. Me ha pasado en mi casa varias veces y el golpe me quitaba algo del sueño.

Cierro la puerta detrás de mí, dejo mis cosas en el suelo y así como estoy me dejo caer en la cama deshecha, deseando dormir hasta mañana.

✨✨✨

Camina a mi lado, sujeto a toda aquella despreocupación, e intento imitarlo. Dejo balancear los brazos a mis lados y avanzo como si mis piernas no pesaran. Avanzo como si mis zapatos fuesen cómodos o como si el tiempo no fuese algo que me está pisando los talones.

Avanzamos juntos, hablando mediante el silencio, y contemplándolo todo como si no nos preocupara que nos rodee tanta gente. Pero llega el momento donde sí preocupa, al menos a mí.

Y lo tomo del brazo derecho, después de abalanzarme sobre él, como si mi vida dependiense de ello. Y siento el asfalto temblar bajo mis dolorosos pies y mis piernas tiemblan a la par y por unos instantes creo que no lograrán sostenerme durante mucho tiempo más.

Todos gritan, corren, se desesperan; mientras observan los edificios que tenemos a diestra y siniestra y algunos se tropiezan entre tantos cuerpos apegados que llaman al horror.

Mientras tanto mis manos sudan y mis dedos dejan de sujetarlo, a él, tan tranquilo e impertérrito, pero me suelto de mí misma y en ese momento caigo al piso. Jordan no baja la mirada, no clava sus ojos en los míos, no me brinda de su ayuda. Y con todo el pánico inundando a su alrededor, se marcha. Lo veo caminar, con pasos firmes y más que decididos; apartándose del desastre mientras tararea una canción.

Y yo grito, lo llamo, le pido que me levante y me ayude. Pero hace caso omiso y mientras más lejos se encuentra más siento todo moverse debajo de mí, y conmigo, e intento ponerme de pie pero me tambaleo y vuelvo a caer y mis rodillas se lastiman contra el asfalto. Veo cómo todo se sacude y amaga con derrubarse encima de mí. Y veo que en ningún momento dejo de temblar. Y mis mejillas están bañadas en lágrimas. Y mis ojos están empañados, veo tan borroso que no logro ver nada con claridad. Y mis oídos zumban, distingo a lo lejos los gritos desesperados de gente desesperada y no sé qué hacer.

Con dedos temblorosos saco los zapatos de mis pies y el temor es lo que me ayuda a ponerme de pie y echar a correr. No sé hacia dónde corro, si hacia la destrucción o un lugar donde resguardarme, pero corro y no dejo de hacerlo en ningún momento.

Hasta que tropiezo, con lo que parece ser un adoquín, y caigo sobre césped. Escucho llantos. Escucho llantos y voces intentando tranquilizarlos.

Grito y grito, y grito su nombre. Recuerdo una y otra vez cómo se fue, sin interesarle nada. Cómo se fue aún sintiéndome en el suelo, devastada. Lo recuerdo todo y mi mandíbula se tensa, mis sollozos se convierten en gruñidos y mis puños golpean la tierra debajo de mí. Pienso que, posiblemente, lo ha disfrutado todo. Pienso que esperó que todo se derrumbara. Pienso que él deseó con todas sus fuerzas que yo fuese quien se caía a pedazos.

Porque todo estuvo en sus manos. Lo causó con sus fuertes pasos y con su pesado corazón de piedra. Con su gran indiferencia y aquel escudo con el que detenía todo a su paso.

Con su desprecio.

Con su desprecio hacia a mí.

Hacia mí, que no le he hecho nada malo.

Dios, ¿qué se supone que le he hecho?

Yo no quería...

Yo no quería acabar así...

Pero nada logra calmarse.

Y yo siento que el terremoto no acabará nunca.

Hasta que mis ojos se abren.

Y, después de una semana de intentar ocultar mis lágrimas, lloro; sin poder evitar el derrumbe.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro