Magnifico y Amaya: pareja de villanos
Lector Pov:
Sabino: "Asha, despierta mi niña. Es hora de volver al trabajo."
Asha: "Si papá."
Otro día, mas trabajo y mas trabajo; pero claro que nadie en el reino de Rosas se quejaría ya que no tenían otra opción.
El mundo fuera de Rosas era un verdadero infierno, donde demonios y monstruos de todas las formas y tamaños atacaban a la humanidad. Varios reinos, imperios y teocracias habían caído uno a uno contra la horda demoniaca y solo pocos habían sobrevivido ya sea gracias al uso de ingeniosas tecnologías de vapor, magia arcana o buen camuflaje. Aun así la calidad de vida en estos reinos era mala y no eran tan seguros, ya que de un momento a otro podían ser atacados e invadidos por las hordas demoniacas. No era ninguna sorpresa que un reino que sobrevivió 100 años, sea destruido repentinamente debido a la aparición de un rey demonio o de una horda inmensa aparecida de la nada.
Nadie sabia que eran esos demonios, solo sabían que un día aparecieron de la nada y pusieron a todo el mundo en hacke. Pero no para el reino de Rosas, donde con el uso de su poderosa magia creo distintos tipos de golems los cuales eran lo suficientemente poderosos como para mantener a raya a la horda demoniaca y los demonios que la lideraban. También habían distintos tipos de armas mágicas manejadas por estos golems que les permitía lanzar fuego, rayos o otros tipos de magia y por estas razones el reino de Rosas era considerado el ultimo bastión de la humanidad y muchos buscaban migrar ahí.
Solo había un precio, se debía obedecer al rey y entregarle un deseo, un precio que parecía aceptable para la gente del exterior por lo que lo hacían sin dudar y luego se asentaban en el reino para trabajar (los residentes que nacieron en el reino entregan su deseo al cumplir los 20 años). Las condiciones laborales eran horribles, las horas de trabajo eran largas y a cada residente solo se le daba el mínimo necesario para vivir ya sea en comida o vivienda; varios extranjeros notaban que las condiciones de vida eran peores que las de sus antiguos hogares con la única diferencia de que estaban a salvo de los demonios. Y además de la seguridad, había otra cosa por la que se quedaban y eso eran los deseos.
Una vez al año, el rey bajaba de la torre mas alta del palacio donde vivía y ahí les concedía un deseo a ciertas personas. Nadie sabia cuales eran los requisitos para que se cumplan sus deseos, a veces no concedía ningún deseo, pero cuando lo hacia los habitantes a los que se les concedió el deseo estaban eufóricos ya que además de que se les concediera su deseo se les permitía vivir en el paraíso. Una ciudadela ubicada en la base del castillo del rey, donde había comida abundante y mucho mejores condiciones de vida, los ciudadanos de la parte baja lo sabían debido a los relatos de residentes del paraíso que fueron expulsados debido a que no cumplieron con las normas del lugar.
Por lo que la gente vivía con la esperanza de que quizás algún día se les concedería su deseo y vivirían una vida mejor, además de que se consolaban con el hecho que su trabajo le permitiría a su especie sobrevivir. Eso si, debido a que habían recursos limitados aquellos que pasaban de los 50 años o estaban muy enfermos y débiles para trabajar o cometían una falta contra las normas eran llevados a un área apartada de la que nunca volvían. Varios decían que eran asesinados para no gastar recursos en ellos, y todos temían eso.
En especial Asha, cuyo padre tenia 49 años y estaba a tan solo un año de ser llevado al área de no retorno. Eso aterraba a la joven, que perdió a su madre a una temprana edad y debido a eso ella junto a su padre habían adoptado a varios huérfanos en su casa. Estos niños también trabajaban, pero Asha y su padre los ayudaban y se trataban como si fueran familia y la joven no quería perder nada de eso.
Por eso siempre buscaba formas de ayudar a su familia; ya sea tomando provisiones de vecinos que trataban mal a su familia, haciendo otros trabajos para conseguir mas ingresos e incluso saliendo del reino por unos túneles secretos para buscar comida en los bosques cercanos. Cada cosa que hacia la arriesgaba bastante, pero la joven estaba decidida a esforzarse para mejorar aunque sea un poco la calidad de vida de su familia.
Un día ella se encontraba recogiendo algunos hongos comestibles cuando noto algo extraño, una alarma empezó a sonar por el reino y eso la asusto ya que esa era la alarma que indicaba un ataque masivo de demonios. Por lo que apresurándose recogió lo que pudo y corrió hacia el reino, cuando una voz la detuvo.
???: "Espera, por favor ayúdame."
Asha se paro en seco, ya que esa voz le hablo directamente a su mente. Estaba asustada pensando que era un demonio que intentaba meterse a sus pensamientos.
???: "¡No espera! ¡No soy un demonio! ¡Mira no tengo tiempo para explicar, pero por favor no me dejes aquí!"
Al oír la suplica y desesperación en la voz, Asha ignoro sus instintos y guiándose por la voz fue a buscar a quien le hablaba. Entonces entre la hierba encontró a un joven bastante malherido, le dio curiosidad a que el joven vestía ropa de una calidad que nunca había visto y tenia el cabello y los ojos de un amarillo brillante.
Asha: "¿Quien eres?"
???: "¡No hay tiempo para eso! Bueno me llamo Star, ¡por favor ayúdame a encontrar un escondite! ¡Los demonios se acercan!"
Asha: "No se, apenas te conozco y..."
Star: "¡Mira lo que puedo hacer!"
Desesperado el hombre uso su magia, y para sorpresa de Asha en sus manos apareció una canasta llena de distintos frutos del bosque, aquellos que eran sabrosos pero difíciles de conseguir. Justo lo que había estado deseando encontrar.
Asha: "¿Puedes...?"
Star: "¡Y eso no es todo, te aseguro que seré bastante útil! ¡Solo ayúdame por favor!"
Asha: "...bien, te llevare a mi casa pero debes ayudarme a mi y a mi familia y mantenerte escondido. ¿Trato?"
Star: "¡Trato!"
Asha uso unas cuantas hierbas para tratar las heridas de Star, y lo guio por los túneles para esconder al muchacho en su casa.
Mientras tanto en el castillo:
Magnifico: "¡Maldición, se escapo! ¡No esta en ningún lado!"
El rey se hallaba frustrado, recientemente había localizado a cierta persona que quería atrapar pero se le escapo de los dedos. Mientras rompía cosas para aliviar su frustración, una mujer abrió un portal a través de un espejo en la habitación y abrazo a Magnifico en un veloz movimiento.
Amaya: "¡Sorpresa!"
Magnifico: "Hola muñeca, ¿cómo estas hoy?"
Amaya: "Igual que tu, frustrada ya que mis bebes no pudieron localizar al chico estrella."
Magnifico: "Una lastima, pero no puede estar lejos."
Y así, Magnifico decidió mandar a su ejercito especial de golems para dar caza al muchacho, acercándose junto a su esposa a un grupo de residentes tanto de las áreas bajas como del paraíso encadenados. Todos habían cumplido con su fecha de caducidad por así decirlo, y ahora iban a averiguar lo que les pasaba a los mayores de 50.
Entre gritos de suplica y dolor, el rey y la reina aplastaron sus deseos para obtener magia, destrozando sus almas y dejándolos como cascaras vacías para luego cada uno usando la magia obtenida para darle forma a ciertas criaturas. El rey uso su magia y los deseos y conocimientos de los ciudadanos del paraíso para crear distintos tipos de golems; mientras que la reina usaba su magia para deformar los mas oscuros deseos y frustraciones de los residentes del mundo inferior para transformarlos en horripilantes demonios. Tanto demonios como golems al terminar de ser creados, se arrodillaron ante sus creadores antes de salir de palacio.
Esa era la cruda verdad del mundo, Magnifico no era un salvador. El y su esposa eran las mentes maestras detrás del apocalipsis, un plan maligno para someter a todo el mundo bajo su mandato y estaban dispuestos a hacer lo que sea para mantener el poder.
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Cuidado con el enemigo con mascara de héroe.
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