03. DIE HARD
—¡Corre! ¡Corre maldición!
Una bala pasó zumbando junto a su rostro. Dobló en la siguiente esquina del laberinto de contenedores y se detuvo a tomar aire por unos segundos. Escuchó pasos acercándose, levantó una de las Colt y estuvo a punto de dispararle al soldado.
—¡Esto es tu culpa, Raven! —Bucky se apartó el arma del rostro de un manotazo. Jadeaba y se presionaba las costillas.
—¿Mi culpa? —la mercenaria lo hizo a un lado y asomó la cabeza. Esta vez fueron plumas metálicas las que estuvieron a punto de alcanzarla
—¡Maldito Warren, como lo odio! ¡Muévete, súper soldado o estamos muertos!
Volvieron a correr entre los pasillos del antiguo almacén. Giraron y toparon de frente con Fantomex que disparó directo a la cabeza de la chica. Barnes levantó el brazo de vibranium para esquivarlo y tiró de ella en la dirección opuesta, hasta encontrarse a resguardo tras el armazón de una grúa ahora en desuso.
Raven lanzó las pistolas al suelo, pateándolas con furia.
—¿Sin munición?
—¿Tú que crees, listillo?
Él se presionó el costado nuevamente. Sentía como el chaleco y la ropa debajo se iban empapando de sangre. Sacó el cuchillo de caza y lo sostuvo con fuerza, preparándose.
—Nada de esto estaría pasando si no hubieras salido al inicio en modo Rambo —le recriminó la mercenaria. James ignoró el comentario.
Alguien se acercaba por el pasillo de la derecha. Ella le sujetó la muñeca, negó y le indicó que la siguiera. La aupó hasta el techo de otro contenedor, corrieron, esquivando las balas que llegaban desde el suelo.
—¡Voy a arrancarle la cabeza a ese francés! —Rave estaba más molesta a cada segundo— Es un milagro que...
El soldado la sujetó por la cintura, obligándola a saltar con él para esquivar el misil de EVA, la nave de Jean Phillipe. Este se estrelló contra una de las armazones viejas que los rodeaban. Volvieron a correr en la otra dirección y se deslizaron por debajo antes de que cayera del todo.
—¿Recuerdas dónde está el que contiene las armas? —ella dio un gesto afirmativo mientras intentaba normalizar su respiración— Muévete entonces.
—¿Tienes un plan, soldat?
—Algo parecido —la miró a los ojos— Y no vuelvas a llamarme así.
Se deslizaron entre los escombros y el humo que había dejado la explosión tratando de pasar desapercibidos. Cuando casi llegaban al contenedor con la armería una bala atravesó la espalda de la chica, perforando el pulmón derecho y haciéndola caer de rodillas. Buck arrancó una plancha de metal de una de las máquinas. La usó para cubrirlos de los siguientes disparos y las plumas metálicas y luego lo lanzó contra sus adversarios.
—Ya me cabrearon de verdad estos idiotas —refunfuñó el Cuervo. Giró la cabeza a un lado y escupió una bocanada de sangre.
—¡Vamos! —él casi la llevó en brazos hasta el arsenal.
Raven se tambaleó, lo empujó a un costado cuando trató de ayudarla y tomó dos Uzi del estante. El soldado se quedó observándola, preocupado.
—¿Segura que puedes cubrirme con ese truco de las sombras sin desangrarte?
—Créeme, chico listo, si caigo, será con estilo. Me niego a perder una batalla contra la maldita X Force —se apartó el cabello del rostro y le dedicó una sonrisa torcida. Él asintió.
Fantomex, Psylocke y Arcángel estaban a unos metros del contenedor, pero no podían ver en su interior ni la psíquica era capaz de leer en la mente de ninguno de sus oponentes. Lo había intentado una sola vez al iniciar aquella pelea, topándose de frente con las fauces del monstruo que albergaba la mercenaria. Jean Phillipe se adelantó unos pasos y Betts reforzó la barrera de energía que había creado en torno a ellos después del último ataque improvisado del Soldado de Invierno con la media pared de metal.
—¡Raven, están acorralados y sé que no hay armas suficientes ahí para resistirse más de unos minutos! ¡Hágannos un favor a todos y ríndanse!
—Vengan con nosotros o habrá problemas —lo apoyó Warren.
—¡Oh por dios, Betsy! —Rave seguía oculta en el interior del contenedor, tratando de ganar tiempo y concentrándose en proyectar sombras que cubrieran los movimientos de su compañero— Dile a tu novio que deje de copiar a Robocop. Me avergüenza.
Psylocke hizo un gesto de desagrado al escucharla. No sabía por qué Logan se esforzaba tanto con una loca insufrible como aquella.
—¡Basta de juegos, Raven! —el francés empezaba a perder la paciencia— ¡Salgan de una vez!
—Seh. Seh. Tienes razón, pero antes quiero hacerte una pregunta, Cluster. ¿Qué sucedería si alguien volara en pedazos esa maldita nave orgánica tuya?
Fantomex se congeló en el lugar. Que lo llamara por su otro nombre era una sorpresa, pero esa pregunta la esperaba aún menos. Buscó desesperado con la mirada.
—A tu espalda... bobo —le indicó Raven mientras reía.
Se giraron a tiempo de ver al Soldado de Invierno dispararle a EVA con un lanzacohetes desde lo alto de uno de los contenedores, despedazándola. El sufrimiento de su contraparte simbiótica tomó desprevenido al francés, atravesándole el cerebro como un cuchillo ardiente, obligándolo a gritar. La onda expansiva los dispersó y el Cuervo aprovechó su oportunidad.
—¡Yipee-ka-yai motherfuckers! —hizo llover las balas sobre la X Force. Ahora eran ellos quienes corrían a refugiarse.
Betts intentó un ataque psíquico contra el soldado y uno de los hellhounds la derribó, aprisionándola. Jean Phillipe se recompuso lo mejor que pudo para disparar a Raven y dos balazos de Bucky directos al corazón lo tumbaron en el acto.
—Presta atención —le ordenó Barnes por el intercomunicador, pero no pudo evitar sonreír cuando se miraron.
—Sobre ti, forastero —indicó ella.
Buck rodó por el techo, esquivando las alas de metal. Tomó una con el brazo de vibranium. La retorció y disparó al pecho de Arcángel.
—Game... —la mercenaria apuntó una de las armas a la cabeza del francés— ... Over —encañonó con la otra a la psíquica.
—SIMULACIÓN TERMINADA. SIMULACIÓN TERMINADA.
La voz computarizada resonó en los altavoces al tiempo que el escenario desaparecía, dando paso a un cuarto de paredes blancas y sensores. La Habitación del Peligro de la Torre Avengers.
Saori entró batiendo palmas, la acompañaban Steve Rogers y Wolverine. El último con cara de disgusto.
—De acuerdo, Logan, creo que has perdido esa apuesta —se burló el Capi.
—¿Apostaste contra el destino, viejo lobo? —Rave hizo un gesto reprobatorio y abrazó a su hermana que la miraba satisfecha.
—Nada mal, pequeño cuervo —la elogió Le Pew— Tú también soldado.
Bucky lo miró de reojo y no contestó. Steve le palmeó el hombro con afecto. Todos empezaron a salir de la habitación. Rave se colgó del brazo de vibranium, dedicándole una sonrisa.
—Entonces John McClane... Gracias por cubrirme.
—¿Quién?
La chica negó, cerrando los ojos. Se presionó las sienes y lo miró divertida.
—¿De verdad nunca has visto Die Hard? ¿Dónde estabas estos años, congelado en Rusia o qué? Vamos a trabajar en esos agujeros culturales tuyos, súper soldado.
Buck le devolvió la sonrisa y pasó su brazo de metal sobre los hombros de Raven.
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