Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

14. Los hermanos Reagan.

Marina and the diamonds - Are You Satisfied? (0:58- 1:27)

Andrew.

Te has vuelto débil. Tan débil como tus hermanos -me dijo mi madre-. ¿Cómo pudiste dejar que Lennox te gane el puesto de CFO?

Mi madre tiene razón, me he vuelto débil y tal vez ella también tenga razón al señalar que se debe a que siempre he sido débil, solo la sombra del hombre y el hijo que debería ser. Solo una ilusión, una fachada muy bien diseñada, pero que a la larga no sirve de nada.

Perdiste el enfoque -me siguió diciendo-. Te volviste confiado y mira, ella te ganó.

Sí, perdí porque no tuve en cuenta esa variable singular que me desviaría por completo del curso y la meta.

-Pero el juego aún no ha terminado.

Cierro de forma deliberada los ojos y levanto la barbilla tratando de alejar la voz de mi madre y sus palabras después del lunes cuando nombraron a Lennox de forma oficial como la nueva CFO de Reagan Corp y los murmullos de que ella sería la nueva CEO no sé hicieron esperar.

Ese puesto era mío, pienso con desgana.

Sostengo con fuerza la botella de whisky en mi mano izquierda y le doy un largo sorbo.

-No soy como mi padre -le digo al viento-. Ella se equivoca, yo no soy como él. Jamás seré como él.

Sí, tal vez estoy un poco borracho, porque beber se ha convertido en una manera fácil de escapar de todo lo demás, de la cruda realidad y mis problemas, pero no soy un alcohólico, no, no soy un alcohólico como mi padre. Jamás he lastimado o golpeado a nadie mientras estoy borracho.

Entonces sí, yo soy diferente a él.

Jamás seré como mi padre.

-Ella se equivocó -repito con amargura y doy otro sorbo a la botella casi vacía en mi mano-. No soy como mi padre.

Y también se equivocan en otra cosa respecto a mí, mis hermanos piensan que no entiendo lo que es la lealtad, pero lo hago, el problema es que no tengo a nadie a quien ser leal.

Katie

Mi primer pensamiento al verlo, es el mismo pensamiento que tengo todas las semanas cada vez que lo vuelvo a ver. Pienso que deberíamos habernos quemado hace mucho tiempo en el calor ardiente de nuestras miradas cuando aún nos amábamos, cuando él aún era mío, y entonces, tal vez no me dolería tanto el verlo y saber que no puedo tenerlo.

Deberíamos habernos quemado y convertido en cenizas.

-Katie -dice mi nombre con tanto entusiasmo y una sonrisa, luciendo muy feliz de verme-. Es tan bueno verte. ¿Está todo bien? La semana pasada se extrañó tu presencia.

Moldeo mis rasgos de tal manera que no logro mostrar ninguna emoción, que no dejo que él, quien me conoció por años, vea cómo aún me afecta su presencia.

Pudimos ser tan felices juntos -me digo en mi mente-. Éramos tan felices.

Pero yo debí saberlo mejor. ¿Cuándo mi felicidad ha durado?

-Sí, todo está bien -respondo-. Tuve una agenda ocupada en el restaurante.

-Oh, lo entiendo y me alegra mucho que todo te vaya bien. Aunque no podría ser de otra manera, cómo siempre te he dicho, dios bendijo tus manos.

Sí, él siempre lo decía y aún lo dice cada semana cuando traigo la comida que ha sobrado del restaurante para repartirla en su iglesia.

David y yo nos conocimos en la escuela culinaria, nos hicimos amigos, con el tiempo nos volvimos mejores amigos y después algo más. Fuimos a estudiar a Francia y al regresar abrimos nuestro primer restaurante. Estábamos en nuestro mejor momento, éramos muy felices y una noche, después que dejamos la iglesia cuando ya habíamos finalizado la entrega de la comida que nos había sobrado, él me dijo que había sentido el llamado de Dios. Yo creía que era una broma, que no podía hablar en serio, pero sí. Dos días después, simplemente se fue.

La siguiente vez que lo vi, él vestía de negro y había sido nombrado sacerdote.

-Gracias por hacer esto, Katie. No sabes lo mucho que ayudas con tu donación. Eres una buena persona.

-Muchos dirían lo contrario.

David me sonríe y pasa una mano por mi hombro, un gesto familiar del que yo me alejo y él se disculpa con la mirada.

-Lo siento, Katie. Olvidé que en el manual Reagan el contacto físico no está permitido.

-Está bien, me tomaste por sorpresa, eso es todo.

Él sabe que miento, pero a mí no me importa.

-Sabes que a pesar de todo aún me preocupo por ti y que puedes hablar conmigo. Estoy aquí para ti, Katie. Aún soy tu amigo.

El problema es que yo quiero que seas algo más.

-¿Hablar contigo? ¿En secreto de confesión?

Es un tipo diferente de dolor el que siento ahora, como el dolor al rechazo, pero cien veces peor. Es casi similar a una mezcla extraña de decepción, esperanzas frustradas y una jodida tonelada de amargura.

-Katie, sabes a lo que me refiero.

-Sí, lo sé.

Me despido de él cuando ya han terminado de bajar todas las bandejas de la furgoneta y le digo que nos vemos la siguiente semana, aunque no, probablemente no. Lo más sano sería dejar de venir, dejar de pinchar la herida y entender que nuestra historia ya fue.

En la soledad de mi apartamento me sirvo un vaso de coñac y me ahogo en recuerdos.

-¿Puedo ir con mi mamá, por favor? -le pregunto a la mujer que está sentada frente al fuego de la pequeña chimenea tejiendo algo-. Por favor, quiero a mi mamá.

La mujer baja las agujas sobre su regazo con fuerza y maldice, luce molesta y no entiendo por qué, aunque siento que es mi culpa, pero yo solo quiero ir con mi mamá. Es de noche, tengo sueño y mucho frio.

También tengo miedo y solo quiero a mi mamá.

-No, no puedes ir con tu mamá, porque tú mamá no te quiere -me responde la mujer y regresa a su tejido.

Fui abandonada a la edad de cuatro años por la mujer que debía amarme, me dejó porque su trabajo era más importante que yo. E incluso sí tenía algo de tiempo, jamás me visitaba, no me amaba. Y cuando mi padre viajaba a Dublín, solo la visitaba a ella, jamás a mí.

De alguna forma, fui arruinada por mis progenitores y a ellos no les importa.

-Y la única persona que yo tenía, que me amaba, que sentía que me había elegido era David... Y también lo perdí.

Termino el contenido de mi vaso y me sirvo un poco más, pero antes que pueda llevar el vaso a mis labios, la pantalla de mi teléfono se enciende con un número desconocido y la curiosidad me hace abrir el mensaje.

Desconocido: El nombre de mi siguiente álbum será: Ravenette. ¿Puedes adivinar por qué?

Leo el mensaje un par de veces antes de apagar el teléfono sin mandar un mensaje en respuesta, ¿para qué? No le veo sentido el dejar entrar a nuevas personas a mi vida si de todas formas se van a ir.

La pantalla se vuelve a iluminar y pienso bloquear el número de Remy, hasta que veo que este nuevo mensaje no es de él, si no de David.

-Tengo que dejar de torturarme con tu recuerdo, con lo que jamás seremos.

Ojalá nos hubiéramos quemado mientras aún nos amábamos -pienso, mientras me ahogo en recuerdos y alcohol.

Stefan.

Lennox se está riendo junto a Kelly, quien se detiene frente a las puertas del ascensor, cuando pasa a mi lado, me saluda sin verme, aún está molesta porque acepté la idea de Lena para tener una noche de juego. Pero, ¿qué más podía hacer? Si todo el viaje desde el apartamento de Lena hasta la caja de zapatos dónde ahora vive Lennox, Lena me pasó contando lo feliz que estaba de compartir con sus hermanos.

Pero, sobre todo, no podía decirle que no después de ver la tristeza cuando comento que somos la única familia que tiene. Fue ahí cuando recordé, que ella no tiene una madre y mi padre no se lo considera un padre presente. Para Lena, sus hermanos son toda su familia.

Y no podía desperdiciar el momento de actuar como si tuviera más calidad moral y fuera mejor hermano que Katie y Lennox.

-Ella te quiere mucho, víbora -le digo a Kelly cuando me detengo a su lado-. Tienes suerte de tener eso en tu vida, de tener una amiga.

Kelly es una buena amiga para Lennox, y es algo que siempre envidiado de mi hermana, el saber que tiene alguien que cuida su espalda de la forma que Kelly está ahí para ella cuando Len la necesita.

-¿Me estás diciendo que el gran y poderoso Stefan Reagan no tiene a nadie que lo ame? -me pregunta Kelly, con una ceja levantada y los brazos cruzados.

No sé cómo se supone que deben ser las cosas en el tema del amor, nunca he sabido cómo amar a alguien de forma apropiada. ¿Cómo podría hacerlo si jamás he podido experimentar ese sentimiento?

A nosotros no nos enseñan amar, solo a competir y ganar. Nos enseñan que los sentimientos son una debilidad, una pérdida de tiempo.

Le doy una media sonrisa antes de responder.

-Sí, se podría decir que sí.

-Bueno yo creo... -Kelly se detiene a mitad de su oración y veo que parece estar luchando con la idea que quiere expresar-, creo que hay personas que te aman. Tu mamá, por ejemplo.

De todas formas, no es que me importe si hay personas o no haciendo fila para amarme. Porque las personas siempre se acercan a nosotros en busca de algo: dinero, poder, prestigio. Algo.

-No soy digno de confianza. ¿Recuerdas? No puedes amar a alguien en quien no confías.

Y es algo que va en ambos sentidos para mí. Ni yo confío en nadie, ni nadie debería confiar en mí, porque en la mínima oportunidad podría sacrificar a esa persona por conseguir algo mejor.

Kelly se ríe, pero no hay humor en su risa.

Las puertas del ascensor se abren y ambos subimos.

-Sí, tienes razón, alacrán.

Fue ella, después que yo le robé un gran proyecto, quien me dijo que no soy una persona digna de confianza. Que no soy más que un alacrán listo para atacar y envenenar a su siguiente víctima.

No sé equivocó del todo con su comentario hacia mí.

La veo cerrar los ojos y descansar su cabeza sobre las paredes del ascensor.

-¿Necesitas un descanso de belleza?

Ella me responde aún con los ojos cerrados.

-No. ¿Acaso crees que necesito uno?

Hay un toque de desafío en su voz al que me siento tentado de picar.

-No, víbora, no lo necesitas. Jamás lo necesitarías.

Ella abre los ojos justo cuando las puertas del ascensor se abren y le hago una seña con la mano para que salga primero.

La veo poner los ojos en blanco al salir.

-¿Me acabas de dar un cumplido? -me pregunta- Creo que estás enfermo o este es el fin del mundo.

-¿Por qué no puedes solo a aceptar un cumplido cuando lo recibes?

-Porque dicho cumplido viene de ti y tú solo dices algo amable cuando quieras algo más a cambio. Está en tu naturaleza.

De nuevo, ella no se equivoca. Yo soy todo áreas grises, planes retorcidos y decisiones egoístas que me ayuden a la autoconservación.

Porque incluso cuando acepté la idea de Lena, lo hice solo para ver qué podía obtener a cambio, que podía ganar después. No hago nada gratis, todo tiene un costo y los míos son muy altos.

-Ten un buen día, víbora.

-Vete al infierno, alacrán.

¿De dónde cree ella que yo vengo?

Drea.

Muevo mi mano para apagar la alarma, pero me doy cuenta que es una llamada y cuando veo que es mi madre quien llama, mi cabeza empieza a doler.

-Madre, buenos días. ¿Qué puedo hacer por ti? -le pregunto.

Me paso una mano por mi cara y me siento en la cama tratando de no moverme muy rápido para que mi cabeza deje de latir.

No funciona.

-¿Acaso una madre no puede llamar a su hija? No sabía que era pecado querer hablar con mi única hija.

No debería estar permitido poder mentir tan temprano.

-Ambas sabemos que me llamas porque necesitas algo de mí. Dime, ¿qué necesitas de mí madre? ¿Necesitas a mi primogénito para algún ritual o solo algo de mi sangre?

-Drea, ¿podrías alguna vez mantener una conversación sin utilizar ese desagradable sarcasmo?

-Podría sí, pero no quiero.

Sí ella me va provocar un dolor de cabeza tan temprano en el día, al menos yo también puedo hacer lo mismo.

Mi madre llama para decirme que no me va a poder acompañar a la entrevista y la sesión de fotos que tengo programada para hoy, pero que Lila, mi asistente estará ahí para cualquier cosa que yo necesite.

Termino la llamada y veo que son casi las once de la mañana y esa entrevista es a las dos de la tarde, tengo justo el tiempo necesario para ir a mi ático arreglarme.

-¿Ya te vas?

La pregunta de la mujer que descansa en la cama aún algo adormilada me hace mover la cabeza en su dirección y tararear una vaga respuesta.

-Sí, lo siento.

Holden, se sienta en la cama y la familiaridad de sus gestos mientras se quita los vástagos del sueño, encienden una alerta en mi cabeza recordándome que esto ya ha ido más allá de algo casual.

Y yo debería regresar a las relaciones casuales, soy bastante buena en ellas. Porque las aventura que tengo son solo eso: aventuras. Nada de compromiso, nada de responsabilidades. Nada.

-¿Por qué te estás disculpando? -me pregunta Holden.

La veo levantarse de la cama y buscar la camiseta de franela que ha quedado tirada en el suelo y la veo abotonarla esperando a que me mire, pero no lo hace.

-No tienes que disculparte cada vez que me dejas -finaliza ella.

Lo sé, lo entiendo muy bien y no soy de las personas que se disculpa, en realidad casi nunca lo hago, pero Holden suele ser la excepción a esa regla. La dulce, buena y desinteresada Holden. Quién nunca me exige más de lo que puedo dar.

Sé que no tengo que disculparme con ella por irme, pero al mismo tiempo, siento que necesito hacerlo. Porque de alguna manera quiero que ella sepa que me disculpo por no elegirla cada vez, por dejarla cuando sé que ella quiere que me quede y yo quiero quedarme. Una disculpa por amarla en secreto y no de forma abierta como Holden lo merece.

Lo siento por no darnos una oportunidad real -es lo que quiero decir y jamás digo.

-¿Drea? ¿Crees que algún día tendremos más que esto?

Ahí está, la pregunta que había he estado tratando de evitar.

Las cosas con Holden comenzaron de la misma manera que el resto con mucho coqueteo, pero Holden era diferente, demasiado tímida para devolver mi coqueteo descarado, demasiado suave para poder que lidiar con mis bordes dañados. Demasiado brillante para querer compartir con ella mi oscuridad.

Me quise engañar pensando que sería igual a mis demás relaciones, en las que hay mucho sexo involucrado, nada de plática y que las cosas terminarían cuando yo me aburriera. Pero no sucedió así con Holden y creo que se debe a como es ella, a la luz que irradia, a su buen corazón, por qué son cosas que yo no poseo y fue inevitable no sentirme atraída hacia Holden.

-¿Por qué? -pregunto- Está es la génesis de nuestra relación, ¿por qué querer cambiar las cosas?

-Porque yo te...

-¡No! No lo digas. Tan solo no lo digas.

Puedo ver lo que mi reacción le está haciendo, la herida que mis palabras le están provocando y, sin embargo, no me detengo. Soy como una bomba de tiempo cuyo cronómetro ha empezado a funcionar y nadie lo puede detener.

-¿Por qué no quieres que lo diga? Sabes lo que siento, lo has sabido durante un largo tiempo. ¿Qué va a cambiar si lo digo?

¿Cómo podía alguien tan jodido y roto como yo amar a alguien tan puro y bueno como Holden Reed? E incluso sí pudiera, las cosas no funcionarían para nosotras. El mundo donde yo me muevo, la sociedad donde nací, lo terminaría torciendo todo, si no es que antes que yo lo jodo, porque soy buena en eso.

Y tal vez es una forma que tiene la vida de decirme que no soy digna de algo tan delicado y valioso como es el amor.

-Todo. Si lo dices será demasiado, Holden.

Será real, quiero decirle.

-¿De qué tienes tanto miedo, Drea?

No sé cómo explicarle a alguien de buen corazón como ella, a alguien que no ha sido corrompido de ninguna manera, que las personas como yo amamos la sensación de ser amados, es algo que anhelamos, que necesitamos e intentamos ocultar nuestro deseo por él. Pero, ¿amar? No, ni siquiera creemos saber lo que eso significa.

-De esto -mantengo mi voz calmada mientras hablo-, de ti. De lo que podríamos ser, de lo que significaría para mí carrera si fuéramos algo. ¡No puedo arriesgar mi carrera! Ni por ti, ni por nadie.

Termino de arreglarme y tomo mis cosas para dirigirme a la puerta del apartamento de Holden.

-¿Vas a regresar? -me pregunta ella.

Mi mano descansa sobre la manija de la puerta y cierro los ojos tratando de mantener a raya mis emociones, no dejando que el tono roto con el que ella acaba de realizar la pregunta, me afecte.

Abro la puerta y respondo sin girarme.

-No, creo que lo mejor para las dos es que yo no regrese.

Si, es lo mejor.

Porque si sigo viniendo lo único que provocaría sería que mi oscuridad termine extinguiendo su luz.

Lena.

El entrenamiento termina y yo le digo a mi entrenadora que me quedaré un poco más de tiempo.

¿Qué sentido tiene irme ahora a casa? No hay nadie ahí para mí, no habido nadie desde hace años, no desde que mamá se fue y fue aún peor cuando ella murió. Porque cuando eso sucedió la soledad se volvió asfixian, mi apartamento se sentía demasiado grande para mí, demasiado silencioso. E intenté llenarlo de luz, colores y diferentes cosas para sentirlo como un hogar, pero nada funcionó.

No quiero ir a casa, porque lo único que quiero encontrar al llegar es una familia y eso es algo que no tengo y dudo que en algún momento lo haga.

-Si pudieras ver todo lo que he conseguido, ¿Estarías orgullosa de mí, mamá?

Cuando llego a los vestuarios, veo a Travis, mi nuevo compañero, sentado en el banco de madera revisando su teléfono y ya listo para irse.

Tiene una arruga entre sus cejas por la forma seria que tiene de mirar la pantalla frente a él.

-¿Alguna vez sonríes?

La pregunta se escapa de mis labios incluso antes yo que sea consciente que lo estoy mirando fijamente y qué él apartado sus ojos de su teléfono para mirarme.

La arruga entre sus cejas se acentúa más.

-Y eso es importante para ti, ¿por qué motivo?

Paso una mano por mi cara y trato de mantener mi buen humor.

-Por ningún motivo, solo curiosidad. ¿Acaso es un crimen ser una persona curiosa? -pregunto en un tono de falsa inocencia-. Me dio curiosidad que todas las veces que nos hemos visto, no te he visto sonreír ni una sola vez.

-Bueno, eso se debe a que las veces que nos hemos visto, no han sido en situaciones muy agradables -responde.

Travis no estaba de acuerdo que yo sea su nueva compañera, dijo que él ya tenía una y era así, pero mi compañero -con quien salía- sufrió un "accidente" y yo necesitaba un nuevo compañero y él era mi mejor opción si quiero ganar el oro y, por supuesto que quiero ganar el oro. Ganar o ganar. Esas son mis únicas opciones y no me importa si para conseguirlo debo hacer que Travis deje a su anterior compañera de equipo.

Su perdida es mi ganancia.

Lo veo pararse y guardar algo en su casillero.

-Entiendo que me odias, más que nada por la forma en que nos conocimos -le empiezo a decir-. Pero ya que vamos a ser compañeros, me gustaría poder dejar ese mal comienzo atrás y volver a empezar. ¿Estás de acuerdo, Travis?

Se gira hacia mí, cerrando su casillero con la mano y colocando su bolsa de lona azul sobre su hombro.

-No te odio, Lena.

Vaya.

Aunque el tono de Travis es algo sombrío, sus palabras son bajas y extrañamente suaves. Una comisura de su boca se levanta de forma sutil y el brillo de sus ojos denota una especie de broma privada que me estoy perdiendo.

-¿No me odias?

-Claro que no, tu existencia me da igual.

-¿De verdad? Bueno, no me importa.

-Lo sé, lo que único que te importa es ganar, incluso si tienes que salir con alguien solo por eso o peor aún, provocarle un accidente cuando ya no es digno de ser tu compañero. ¿Cuántas veces lo has hecho?

Dos veces -respondo en mi mente.

-Quizás, esta vez, quien sufra un accidente seas tú.

-Sí eso sucede, te aseguro que tú y tu ex compañera, serán los siguientes, Travis.

-¿Es una amenaza, Reagan?

-Sí.

Al llegar a mi apartamento soy recibida por el familiar silencio que siempre parece recorrer cada parte de este lugar, incluso cuando pongo algo de música.

Pienso en llamar a alguien para conversar un momento, pero ¿a quién podría llamar? No tengo amigos, paso todo mi tiempo entrenando y tampoco puedo llamar a ninguno de mis hermanos, ellos están ocupados, lo último que van a querer es hablar conmigo. Y no me lo tomo como algo personal, fue así como nos educaron, cada uno por su lado, cada uno respetando el espacio del otro y es difícil dejar esas costumbres a un lado, e incluso aunque quedamos en reunirnos para una noche de juegos, ya han pasado cuatro semanas y aún nada.

El sonido de mi teléfono me sobresalta en medio de la madrugada y veo que Drea ha creado un grupo entre hermanos: Los jodidos Reagan.

Drea: Reunión de hermanos el viernes de la otra semana a las siete en la caja de zapatos. Confirmen su asistencia y recuerden que cada uno debe llevar un juego y snacks.

Sonrío al ver ese mensaje.

Drea: No intenten salirse del grupo porque los voy a volver agregar.

Lennox: ¡Deja de enviar mensajes en la madrugada!

Katie: Bien.

Lena: ¡Sí! Me alegra mucho hermanos. Verán que será muy divertido.

Andrew: ¿La caja de zapatos es una especie de código? ¿Por qué no sé lo que significa?

Lennox: Porque nos caes mal.

Stefan: Es el nombre que le di al apartamento del novio de Len.

Lennox: Y no te hemos dicho Andrew porque nos caes mal.

Drea: ¿Quién es la que está ahora enviando mensajes en la madrugada?

Lennox: Tú.

Andrew: ¿Qué tipo de juegos debemos llevar?

Drea: Juegos de beber.

Stefan: Juegos de trivia.

Lennox: No vas a beber aquí, Drea.

Katie: No hay que llevar juegos repetidos.

Andrew: Yo llevaré monopoly, he escuchado que es divertido.

Stefan: Llevaré cartas de uno, asumo que será un juego ligero de cartas. Para que no discutamos.

Lennox: Yo no llevaré nada porque estoy poniendo el lugar.

Lena: Llevaré Pictionary.

Drea: Póker.

Katie: Ajedrez.

Andrew: Eso no cuenta, Katie.

Katie: Tú no puedes opinar, no asististe a la cena para conocer al novio de Len.

Lennox: Y nos caes mal, Andrew.

Los mensajes siguen iluminando la pantalla de mi teléfono y por primera vez en mucho tiempo, me siento cerca de mis hermanos, solo espero que esto, sea lo que sea, dure... pero sé que no va a durar, la unión familiar y lealtad no está en nuestra naturaleza.

Y estos son los hechos sobre las personas como nosotros:

No somos buenas personas.

Estamos demasiado jodidos para ser buenas personas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro