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34. ¿Qué pasaría si te dijera que nada de esto fue accidental?

James Arthur - Car's Out side (2:08 - 2:54)

Crecí con la idea de que debía ser una estrella y brillar. Convertirme en una cantante famosa y llenar lugares enteros con mis conciertos se volvió en lo único en lo que pensaba mientras crecía. Por supuesto, fue mi mamá quien puso esa idea en mi cabeza, y no, no lo hizo por mala. ¿Cómo iba a saber ella todo lo que me sucedería? Mi madre solo creía que, si yo conseguía las cosas que ella no, podría también tener la felicidad que ella no alcanzó a conseguir.

No fue así.

Me sumergí en un mundo donde quien era, no importaba, solo la imagen que ellos crearon para mí. Sostuve esa imagen por tantos años, que empecé a pensar que realmente era así, porque ellos lo hicieron bien, me hicieron creer que esa imagen tiene rasgos de mí y que no era en si una máscara. Pero lo fue.

Y ahora que Henry ha muerto, no solo mi máscara ha caído, también la de ellos. Especialmente la de ellos.

Resulta que, sin el respaldo de Henry, todos los demás que trabajaban para él y sabían lo que hacía, pero no decían nada porque también salían beneficiados —por ejemplo, Marcus y su equipo—, van poco a poco perdiendo el yugo que tenían sobre algunos cantantes. Especialmente los nuevos, jóvenes e inexpertos. Quienes no dudan en empezar a exponerlos.

Todo escala a tal punto, que se abre un expediente, después hay un juicio y una notificación del juzgado por qué la parte acusadora, me llama como testigo.

Pienso que es interesante como suceden las cosas cuando no hay dinero para comprar el silencio. En como algunas personas que no conocen nada de este mundo, se atreven a dar su opinión, en como señalan algunos de los cantantes por qué según solo están buscando fama, y no, lo que buscan es una forma de sentir que todo el dolor que tuvieron que sufrir, no fue en vano.

Los entiendo y ojalá pudiera hacer más por ellos que solo dar mi declaración. Algo más que contar mi historia, porque sé, que incluso aunque exponga al mundo lo sucedido, está historia se va a repetir con alguien más. Lo hará. Esto no va a desaparecer, hay aún miles de cientos de personas como Henry Bauer ahí afuera que están pescando presas indefensas para aprovecharse de ellas. Justo como él lo hizo conmigo y con otras personas más.

Demasiadas personas.

Por eso empiezo a coordinar con Jeny la creación de una fundación que ayude a la salud mental y a personas que se están recuperando de las adicciones.

Estoy orgullosa de ti —me dice mi madre.

Concentrarme en esto e ignorar las noticias y redes sociales me sirve como distracción a toda la situación de Jazmín, a la pregunta de ¿qué va a pasar ahora entre nosotras? ¿Se fue de luna de miel? Realmente no lo sé y prefiero no saberlo.

—¿Sabes? Pensé que en el mismo instante que ella se fue, te subirás a un avión rumbo a Londres o algún otro lugar lejos de ella —me dice Jeny—. Me sorprende que hayan pasado las semanas y sigas aquí, sobre todo, estás aquí sobria.

Niego con la cabeza.

No, no he bebido, porque las respuestas y la calma que quiero no están en el fondo de una botella.

Necesito mantener mi mente despejada y el alcohol no ayuda. Así que limpié mi pent-house y los demás lugares, sacando toda bebida alcohólica. No fue fácil, pero aquí sigo.

—No. No iré a ninguna parte a menos que ella quiera que me vaya, pero hasta que ella misma no lo diga, no me iré. La voy a esperar, dijo que necesitaba tiempo, bien, le daré todo el tiempo que quiera.

Pensé en correr, porque aquello es fácil, igual que evitar las emociones y los sentimientos. Soy buena en ambas cosas, pero aquello no me ha traído nada bueno y ya no puedo seguir haciendo lo mismo.

Jazmín no lo merece. Yo no lo merezco.

Por eso decidí quedarme.

—Si ella quiere que me quede, lo haré, de la forma que quiera, pero estoy lista y dispuesta a luchar por ella, si me ama, como dijo que lo hace, no me voy a dar por vencida tan fácilmente. Porque la amo y la quiero en mi vida, quiero todo con ella y no voy a dejarla escapar. No voy a permitir que mi felicidad se escape de mis manos otra vez.

Hemos complicado está situación que pudo ser tan sencilla, dimos vueltas y bailamos alrededor de sentimientos no dichos, dudas y miedos. Sobre todo, miedo a perdernos. Dejamos que ese mismo miedo dictara nuestro actuar y la forma en que tomábamos decisiones, pero ya no puedo permitirlo.

—Suena tan fácil.

Me di cuenta que no puedo dejar que Jazmín sea la única que crea en mí, que yo también debo hacerlo y que, si quiero que esto funcione, también debo empezar a creer en nosotros y realmente quiero que esto funcione y sé que podremos hacerlo funcionar.

—Tal vez no lo sea —respondo—, o tal vez sí. Lo único que sé es que complicamos demasiado está situación, entonces estoy intentado poner las cosas más sencillas. Poner mis cartas sobre la mesa, decirle lo que quiero y esperar a que ella también haga lo mismo.

Si me pide que la conquiste lo haré, de todas formas, ya había decidido que lo haría, si quiere que me vaya, también lo haré, respetaré su decisión. No sin antes hacerle ver qué podemos hacer funcionar esto. Porque sé que podemos.

Nunca he estado más segura de algo en mi vida, como que ella y yo podemos hacerlo funcionar.

—Y ya sabes, si las cosas no funcionan, estaré ahí acompañándote a beber hasta que la olvides.

Sonrío.

—Claro, porque soy la que firma los cheques.

—No, porque eres mi amiga. Un dolor en mi costado y extremadamente exasperante, pero mi amiga. Ahora ve a casa y sigue esperando a tu chica, ya verás que ella vendrá. ¿Cómo no podría hacerlo? Te ama tanto como tú la amas a ella.

Me da un leve apretón en mi brazo derecho y me dedica una sonrisa antes de dar media vuelta y regresar con los contratistas y terminar de coordinar algunas cosas sobre la fundación que hemos acordado.

Quiero que todo esté listo en el menor tiempo posible.

Tomo mis cosas para ir a mi auto y dejar que él chófer me lleve a casa.

De todas las personas que esperaba encontrarme afuera del edificio donde vivo esperando por mí, Spencer Baxter, vestido con un elegante traje oscuro y un abrigo largo, no era ni de cerca, una de esas personas.

Creo que ni siquiera estaba en mi lista.

—Nunca dijiste nada —es lo primero que dice cuando me detengo frente a él.

No respondo, pienso que no le debo ninguna explicación. No de mis sentimientos, mucho menos de mis razones para no expresarlos.

Estoy siendo mezquina, lo sé, porque Spencer vendría siendo una víctima más de todo este caos.

—Cuando conocí a Jazmín, ella me dijo que tenía sentimientos por otra persona, pero que esos sentimientos no eran correspondidos. Me dejó claras las cosas y seguimos conociéndonos —me empieza a explicar Spencer—. Al principio pensé que ella no te podría gustar porque fuiste tú quien le dijo a Lennox que debía presentarnos, después me dije que tal vez lo hiciste para ayudar a tu amiga a olvidarse de esa persona que no le corresponde. Vinieron tantas ideas a mi cabeza, pero jamás pensé que sentías algo por ella. ¿Sabes por qué? Creía que, de hacerlo, tú se lo dirías. Pensaba que no le ocultarías algo así.

Spencer se encuentra con mi mirada y la sonrisa de desdén en su cara muere, al igual que la mía.

—Pensaba, que buena amiga es Drea y que linda amistad tiene con Jazmín, tienen tanta suerte de tenerse. Pensaba eso porque como sabes, mi familia es muy reservada y jamás nos hemos relacionado con otras personas, jamás tuve un amigo o amiga y quería que Jazmín tuviera aquello, especialmente porque parecía muy feliz al estar contigo. Pero no tuve malos pensamientos sobre las situaciones porque pensé: una de ellas diría algo. ¿Verdad? Jazmín no dejaría que las cosas avancen tanto mientras ve todos los días a la persona que ama.

La amargura se hace presente en su tono de voz. No la eleva, no lo necesita, porque su mirada y sus rasgos demuestran la amargura que toda esta situación le provoca.

—Ella dejó de mencionar que amaba a alguien más y pensé que la había superado. Se lo preguntaré y dijo que sí, aunque ahora pienso que ella solo se estaba intentando convencer de seguir adelante, de que realmente te había superado. Creo que en el fondo sabía que jamás lo haría, pero lo intentaba. No debió decir y asegurar que ya no sentía nada por aquel amor no correspondido.

Saca unos pétalos amarillos del bolsillo de su abrigo y con fuerza los pone en la palma de mi mano, comenta que son los pétalos del ramo de tulipán que Jazmín tenía el día de su boda y dice, mas para él que para mí, que esos tulipanes debieron ser otra señal.

—Le pedí matrimonio. Llevábamos años juntos, ¿hacia dónde más se podía dirigir nuestra relación? Y ella me dijo que le dé tiempo, que necesitaba aclarar algunas cosas. Resulta que esas cosas eras tú, aunque en ese momento no lo supe, no del todo. Porque seguía creyendo que solo eran buenas amigas. Tan, pero tan buenas amigas. Spencer lo sabe, murmuraba ella, y si, Spencer lo sabía, solo que no conocía el trasfondo de la situación, solo que no pensó que lo pondría en medio de sus miedos e indecisiones y mucho menos lo harían parte de un triángulo amoroso donde él siempre tuvo todas las de perder. Eso era lo que Spencer no sabía. Porque Spencer confiaba en Jazmín y en Drea, su mejor amiga.

Guarda silencio y baja la mirada, dice algo en ¿alemán? Creo, no estoy segura y guarda las manos en los bolsillos de su abrigo.

—Davina y Archer me lo dijeron, ¿sabes? Y yo me moleste con ellos, creía que no les agradaba Jazmín y no, ella jamás les agradó del todo porque a ninguno de ellos les interesaba convivir con el otro más allá de una reunión social. Mi padre ni siquiera asistió a mi boda. ¿Sabías eso? Fui en contra de mi familia por ella y mira como resultaron las cosas. ¿Crees que fue justo para mí? Por supuesto que no, ninguna de ustedes lo fue. Porque tal vez ustedes consigan su jodido final feliz, y yo, ¿qué tendré yo? Solo años perdidos en una relación que jamás iba a funcionar. Porque siempre estarías tú, siempre serías tú y solo desearía que ella me lo hubiera dicho.

Por un momento, nosotros dos simplemente existimos uno al lado del otro, pensando en la situación. Me pongo en sus zapatos y cierro los ojos ante la forma en que él se debe sentir ahora mismo.

No, no fuimos justas con Spencer.

Fuimos egoístas, mezquinas y cobardes. Cada una utilizándolo a nuestra manera y poniendo excusas baratas para hacerlo.

—Mi hermana me dijo que estaba siendo un idiota al confiar demasiado en ella, que me estaba engañando en mi cara...

—¡Jamás sucedió nada entre nosotras!

Él se burla.

—¿Importa? Creo que no, porque debería haberlo sabido, ella debió decirme que en realidad no te había superado y que eras tú a quien ella amaba, pero ella solo decía, es mi mejor amiga y por un momento creo que elegí no verlo. Pero no, esto no es mi culpa y no voy aceptar culpa de nada de lo que ustedes provocaron y sus acciones egoístas. ¡Incluso elegiste las cosas de la boda! Dijo que debía ir contigo a hacer aquello porque habían estado separadas y era bueno para su amistad y por supuesto, entendí.

Claro que me había extrañado que él no esté ahí, pero como muchas otras veces cuando se trataba de él, no lo cuestioné. Lo dejé pasar.

—Entendía cuando se debía ir porque estabas teniendo un mal día, entendía cuando cancelaba porque querías ver una película, entendía y entendía cada situación. ¿Y quién me entendía a mí? Pero, no, está bien. Spencer debe entender. ¿Cierto? Porque solo ustedes dos estaban sufriendo, yo no. ¿Por qué iba a sufrir yo?

Saca la argolla matrimonial del bolsillo de su abrigo y recién ahora noto que no la llevaba en su dedo.

La mira con una mueca de desagrado que se transforma en una sonrisa llena de amargura antes de lanzar el anillo lejos.

—¿Todos estos años y nunca dijiste nada? ¿Y tenías que decirlo justamente ese día?

—No planeaba decir nada ese día, las cosas simplemente surgieron.

Respondo con sinceridad, no es que a Spencer le importe mucho dada la situación.

—Ella no tenía la intención de lastimarte, te quiere mucho.

—¿Importa? De todas formas, me lastimó. En realidad, ya nada de esto importa, Jazmín ya hizo su elección, la había hecho incluso antes de conocerme. Solo que ni ella mismo lo sabía.

No le digo lo siento porque estaría siendo hipócrita y mentirosa, porque no me arrepiento de que Jazmín no lo ame. Me arrepiento de cómo se complicó todo.

Estaría mintiendo si digo que lamento que Spencer este sufrimiento y si, sé que eso me hace una mala persona, pero nunca he fingido lo contrario.

—No te voy a desear que seas feliz con ella, porque no soy esa clase de persona, Drea. En este momento las odio a las dos, a ella un poco más que a ti y no sé qué suceda en el futuro, solo espero no volverlas a ver nunca más en lo que me queda de vida.

Da un asentamiento con la cabeza y se va, lo veo caminar hasta un auto, Davina baja de ahí y me mira por encima del hombro de su hermano mientras Spencer entra en el vehículo, y hay algo en la mirada de ella, que me dice que debo cuidar mi espalda.

La veo entrar y cerrar la puerta, tan solo unos segundos después, el auto se une al tráfico y lo pierdo de vista.

Mi teléfono suena cuando salgo del ascensor y me quito los zapatos en mi pent-house.

—Hola, mamá. ¿A qué debo el honor de tu llamada? ¿Quieres saber si no me he lanzado de la terraza? No, sigo viva. Tranquila.

Sonrío al imaginar su expresión.

Intento mantener en el rincón de mi mente la conversación que mantuve hace unos minutos con Spencer.

—Ese sentido del humor es todo por parte de la familia de tu padre.

—Igual que mi alcoholismo.

Coloco la tetera en la estufa para prepararme un poco de té.

—¿Fuiste a terapia?

—Sí fui. No he dejado de ir, tampoco he bebido, fumado y mucho menos me he drogado. ¡Un premio para mí! He comido y tomado agua. ¿Algo más?

Enciendo la radio que compré hace unos días y pongo el programa de esta mañana que grabé para escucharlo al regresar a casa.

Aún me da nostalgia escucharla, pero esto es mejor que nada.

—No, hija mía. Cuídate y recuerda que te amo.

—Yo también te amo, mamá.

Una nota colar amarilla en la caja plateada donde guardo las bolsitas de té, llama mi atención.

—¿Recuerdas la primera película que vimos? —leo en la nota.

Sonrío, por supuesto que lo hago. Fue Charlie y la fábrica de chocolate, fue la primera vez que escuché la forma extraña que tiene Jazmín de resumir las películas.

Tomo la nota y camino hasta donde están los escuches de películas y hay otra nota justo ahí.

—¿Recuerdas la primera canción qué bailamos?

Eso también lo recuerdo, no necesito pensar mucho y ahí, junto aquel CD de vinilo, está otra nota.

—¿Recuerdas la primera canción que cantaste para mí?

Sonrío.

Y tardo un poco en encontrar aquella nota, pero cuando lo hago pienso que ella debe estar bromeando.

—¿Recuerdas dónde nos dimos nuestro primer beso?

¿Ella realmente espera que salga a esta hora y me pare en la acera sin ninguna explicación? Sí, ella espera eso y la cuestión es que lo haré.

Ni siquiera lo dudo, solo me pongo mis botas y mi abrigo y en el camino hacia el ascensor llamo a mi conductor.

Y al bajarme del auto la veo, de pie en la acera, justo en el mismo lugar donde me besó por primera vez para escapar de la policía. Está parada ahí, con un ramo de tulipanes amarillos en sus manos.

¿Cómo puede ser más hermosa cada vez que la veo? Eso ni siquiera debería ser posible.

—Oye, extraña.

—¿Llevas esperando mucho tiempo por mí?

Se encoge de forma leve de hombros sin dejar de sonreír.

—Algo así como tres años —responde—, pero está bien. Ya estás aquí. Eso es todo lo que importa.

Hemos desperdiciado tanto tiempo y ya no quiero seguir haciéndolo.

—Gracias por esperarme, Drea. Necesitaba aclarar algunas cosas y algo de espacio para solucionar otras. Cómo mi divorcio. Pero una vez que lo tuve, ya no quise esperar más y aquí estoy.

La conversación y la visita de Spencer este día, entre todos los demás días, tiene mucho más sentido

—Parece que nos hemos lastimado mucho. Pero, ¿crees que podemos empezar de nuevo, Jaz?

Agacha la cabeza y mira los tulipanes en sus manos antes de extender el ramo hacia mí.

—Sí —responde—, porque al final del día, lo único que nos detenía, éramos nosotras mismas. ¿Verdad? Y ya no dejaremos que eso suceda, haremos que funcione. ¿Sabes por qué?

—Por qué te amo y tú me amas.

Asiente con la cabeza y se acerca un poco más hacia mí.

—Y no hay manera que te deje ir sin luchar, Jazmín —continuo—. Porque lo único que quiero en esta vida, es poder compartirla contigo, y tal vez aún no lo sepas, pero estamos destinadas a estar juntas. Tú y yo. Estar juntas es una de esas cosas inevitables en el universo que simplemente tienen sentido en este mundo lleno de caos y confusiones. Creo que tenemos sentido en algún nivel cósmico. Estamos destinadas a ser.

Una sonrisa aún más amplia ilumina el rostro de ella y un leve sonrojo tiñe sus mejillas.

—Bien, porque no te vas a deshacer de mí, Drea y no quiero que vayas a ningún lado excepto a una cita conmigo. Una cita romántica y no de mejores amigas y hago la aclaración porque con nosotras nunca se sabe y no sé quién de las dos es más despistada y ciega.

—Creo que es un empate y sí, por supuesto que iremos a una cita. Muchas. Demasiadas que te vas a cansar. Después de todo lo que hemos esperado ya no quiero esperar más.

Su sonrisa se suaviza.

Aún nos queda mucho por hablar, algunas cosas que aclarar, pero a pesar de todo eso, creo que estaremos bien y ya abra tiempo mañana para conversar y llenar algunos espacios que aun están en blanco.

—¿Sabes? Al final conseguí a la chica —le digo.

Ella se ríe y niega con la cabeza.

Se acerca a mí y coloca sus brazos alrededor de mis hombros, con sus ojos fijos en los míos y una sonrisa en sus labios.

—No, fui yo la que te conseguí a ti.

—¿Qué?

—¿Qué me dirías si te dijera que todo esto fue mi plan maestro?

Vuelve a reír y deja un beso en mis labios, al separarse, se aleja unos pasos y se encoge de hombros, como si esa fuera toda la explicación que necesito, pero no es así.

—Repito, ¿Qué?

—Ya sabes, te escuché en la radio y quedé fascinada con tu canción y luego te vi en ese concierto en New York, y puedo o no, que haya influenciado en Colin para que venga aquí a San Francisco y que haya o no, hablado con un viejo amigo de ambos para que le consiga el trabajo como chófer de tu hermana. Después, decirle de forma casual a Remy que estabas aquí y esperar un poco a venir a San Francisco. Porque de todos los lugares de este país, justo elegí este para tener mi radio.

» Sabía que debía quedarme solo el tiempo justo en ese departamento porque de forma eventual te vería, y puede que comprara flores justo en esa tienda y a esa hora, porque sabía que tienes tu cita de terapia cerca. También sabía que nos terminaríamos encontrando en el apartamento de Colin y así fue. Pero, sobre todo, sabía que no estabas lista para una relación, que necesitabas una amiga y justo eso fui. Me convertí en tu mejor amiga, y puede que me haya dicho que sería paciente hasta que supieras, hasta que me amarás lo suficiente como para tener la fortaleza de vencer tus miedos por mí, a tal punto de querer casarte conmigo y que pasemos lo que nos queda de vida juntas. ¿Por qué recuerdas como eras cuando nos conocimos? Dioses, ni siquiera eras capaz de tener una relación seria y aquí estamos, hablan de estar destinadas.

Levanto una ceja y ella no se inmuta, se mantiene tranquila con una sonrisa de oreja a oreja.

Empiezo a recordar cada una de nuestras interacciones, pero no, debe ser una broma de su parte.

—Jazmín...

—Entones no, tú no conseguiste a la chica. Yo lo hice.

—Eso es... No hablas en serio, ¿verdad? Solo estás bromeando. Porque ambas sufrimos mucho con toda esta situación.

No hay manera de que sea verdad todo lo que acaba de decir, solo es una coincidencia que algunas cosas hayan caído y resultado de esa manera, ella no las hizo caer adrede como piezas de dominó perfectamente colocadas para caer formando una figura exacta.

—Si, pero después de todo ese dolor, ahora valoras mucho más el tenerme contigo porque sabes cuánto te dolerá perderme y a mí me sucede lo mismo. ¿Ves? Mi plan funcionó. Besé a la chica y ahora es mía.

Deja un beso en mi mejilla y se aleja hacia mi auto, estirando su mano y diciéndome que la siga, porque está noche solo acaba de empezar.

—¡Eso sigue siendo retorcido! Y sé que no hablas en serio, no serías capaz. ¿Verdad? ¡Jaz! Di algo. Vamos, regresa aquí y explícame. ¡Jazmín!

Se detiene y me mira por encima del hombro, sonríe y me guiña un ojo.

—¿Qué quieres que te diga? Soy una mente maestra y conseguí a la chica.

Y ella definitivamente lo hizo.

Pero está bien, porque yo también la conseguí a ella.

"Las estrellas binarias son sistemas estelares en los que dos estrellas orbitan entre sí debido a la gravedad mutua. Cuando dos estrellas binarias colisionan, pueden ocurrir varios resultados dependiendo de varios factores, como las masas y los tamaños de las estrellas involucradas, como, por ejemplo, una supernova".


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