Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

25. Porque ya es tarde para las confesiones.

Hozier - Unknown / Nth (2:52 - 3:30)

Estoy bien al principio —al menos tan bien cómo podría estar dadas las circunstancias—, puedo manejar la situación y seguir con mi día a día. El dolor en mi corazón solo sirve como un recordatorio de que soy capaz de sentir algo y el vacío en mi pecho con el nombre de Jazmín me recuerdan por quién.

Estoy bien, pero... Cada vez que la mano de Jazmín roza mi brazo, cada sonrisa o gesto, provoca que mi corazón adolorido de un vuelco y puedo sentir como si tuviera alas. Aunque eso solo dura hasta el momento que ella se aleja y regreso a mi realidad, sintiendo como si me hubieran arrancado el corazón y el dolor se vuelve aún más insoportable.

Pero estaré bien. ¿Verdad? Es decir, esto no puede doler por siempre.

Mi terapeuta comenta que no, que llegará un momento donde dejará de doler. Aunque a mí terapeuta también le preocupa un poco la "adicción" a Jazmín que según ella tengo. Aquella preocupación vino después que le dije que, cuando ella no está cerca, me encuentro esperando nuestro siguiente encuentro, y que, en cada frase o acción de su parte, intento acercarme más y disfrutar al máximo porque temo perderla. Así que pongo una mano en su espalda cada vez que tengo la oportunidad, tomo su mano cuando caminamos o simplemente disfruto de sus abrazos.

O me encuentro, como ahora, aceptando cosas que no quiero solo porque sé que la harán feliz.

—Creo que llevaré los tulipanes amarillos —comenta Spencer mirando un hermoso ramo que se encuentra frente a él.

Él no entiende nada sobre las flores, pero llegó esta mañana a mi ático y me dijo que quería hacerle una sorpresa a Jazmín, quien fue a visitar a su madre y ambos sabemos que vendrá triste y melancólica después de aquella visita.

Comentó que pensaba pedirle consejo a Davina, su hermana, pero que prefiere preguntarme a mí que soy la mejor amiga de Jazmín.

¿Quién la conoce mejor que tú? —me preguntó con una sonrisa amable.

—Sí, los tulipanes son los favoritos de Jazmín, pero no puedes darle tulipanes amarillos —le explico y él me mira confundido. Incluso la joven florista parada detrás del mostrador me mira confundida. Suelto un suspiro y paso una mano por mi cabello—. Los tulipanes amarillos simbolizan la amistad, pero, también simbolizan el amor sin futuro y el rechazo.

La última parte sale casi en un susurro de mis labios.

Los tulipanes amarillos son más apropiados para que yo se los regale. No él.

—Bien, nada de tulipanes amarillos —dice en son de broma. Él piensa que todo esto es divertido y si yo no estuviera tan amargada por la situación, también encontraría la diversión en todo esto—. Gracias por ayudarme con esto, Drea. Jazmín tiene tanta suerte de tenerte en su vida. De tener una mejor amiga como tú.

Fuerzo una sonrisa y me dirijo hacia los tulipanes mientras él camina para pagar por el ramo. Paso mis dedos por el pétalo de un tulipán amarillo y la palabra amiga resuena en mi cabeza. La amargura llena mi boca y siento que otra parte de mi se rompe.

¿Quedará algo de mí al final de todo esto?

—Estas son para ti —me dice y extiende un ramo de hortensias azules hacia mi—. La florista dijo que se regalan para agradecer. Aunque no estoy seguro de que sea cierto, no parece saber mucho sobre flores.

Es un ramo muy bonito.

Hay días donde miro a Spencer y sé que, si nos hubiéramos conocido bajo otras circunstancias, nos podríamos llevar bien. Él es amable, fuerte y sabe exactamente cuándo poner a alguien en su lugar con solo unas palabras, según él, es un hábito que tuvo que adquirir por su padre, pero, sobre todo, Spencer hace feliz a Jazmín.

Eso tendría que ser lo único que debería importarme, que el novio de mi mejor amiga la haga feliz, pero cada sentimiento de agradecimiento que debería sentir queda enterrado en lo más profundos de mi ser por los celos y el resentimiento.

—No era necesario, pero gracias.

—Guardaré las flores y el collar que me ayuste a elegir para cuando cenemos mañana.

Guardo la mano que no sostiene el ramo de flores en el bolsillo de mi abrigo cuando salimos de la floristería.

—¿Mañana? Jaz regresa hoy.

—Sí, pero la conozco el tiempo suficiente como para saber que te irá a buscar a ti primero.

Ese comentario hace girar mi rostro hacia él. No lo dijo en tono amargo, fue dicho así, sin más, como un hecho irrefutable al cual él se ha acostumbrado.

—¿No me crees?

—No mucho. Eres su novio, ¿por qué vendría a verme a mi primero?

Sonríe y mira las flores en sus manos.

—No deberías menospreciar la importancia que tienes en la vida de Jazmín, eres su Drea. Su persona favorita.

Sí, pero no soy la elegida. Él sí.

—No importa lo que ella esté haciendo, si tú llamas, ella saldrá corriendo o incluso cuando no llamas, parece tener un sensor para saber cuándo la necesitas e irte a ver.

Desde que empezó mi amistad con Jazmín, hubo un punto de no retorno en que dejé de darle mucha importancia a los gestos que teníamos entre nosotras. Cada toque, sonrisa o lo que sea, pasaba como un comportamiento amistoso. ¿Por qué no llenarla de flores? ¿O porque no comprar el edificio que ella quiere para su radio? Eso es lo que hacen las amigas. ¿Verdad?

El problema vino cuando me di cuenta de mis sentimientos y cada gesto adquirió otro significado, y Jazmín no ayuda. Porque, como dice Spencer, Jazmín limpia su agenda y va a galerías de arte conmigo, de artistas y pinturas que a ninguna de las dos nos gusta, pero que me veo obligada a ir. No solo eso, se ríe de cada chiste que digo, incluso sí no es gracioso.

Lo que es peor de toda esta situación, es que me encuentro buscando excusas para hacer una broma estúpida solo para escuchar su hermosa risa.

—No me molesta —agrega Spencer—, si eso es lo que estás pensando. Tampoco le pediría a ella que cambiara aquello. No creo que lo haga incluso sí se lo pido, solo lo digo porque parece que no sabes o no quieres ver lo importante que eres para Jaz, eso es todo.

Se que es ridículo pensar en Jazmín como cualquier otra cosa que no sea mi mejor amiga, así que hago un gran esfuerzo para alejar ese tipo de pensamientos.

—Ella también es muy importante para mí.

—Lo sé y gracias de nuevo por ayudarme, Drea.

Mi conductor abre la puerta de mi auto y miro a Spencer por encima de mi hombro.

—No es nada. Ten un buen día.

—Igualmente.

En la soledad de mi auto me permito soltar toda pretensión de que estoy bien y dejo caer la máscara.

Una vez en mi pent-house me siento en la sala con mi guitarra a componer y escribir algo. He estado componiendo mucho estos días.

Estoy sumergida entre acordes y nuevas letras de canciones que no escucho a Jazmín entrar hasta que la veo de pie con lágrimas frescas corriendo lentamente por sus mejillas y hay una mirada distinta en sus ojos azules que la hacen lucir como un cachorro herido.

Se ve tan indefensa. No recuerdo haberla visto antes de esa manera y con cada segundo que paso mirándola, más pesado se siente mi pecho.

—Oh, Jaz.

Los detalles son lo peor: la forma en que Jazmín junta sus manos con tanta fuerza, pero todavía temblando, el brillo en sus ojos, la forma en su labio inferior tiembla con cada grito silencioso y, sobre todo, el ligero hipo crudo que sale de sus labios desgastando su garganta mientras ella intenta mantenerse callada.

Dejo mi guitarra a un lado e intento ofrecer una sonrisa comprensiva, pero es insoportable y doloroso cuando la mujer que amo irradia tanto dolor.

Me siento impotente e intento buscar en mi mente algo que decirle para hacerla sentir mejor, pero sé que nada de lo que diga ayudará en esta situación.

—Ven aquí.

No hay ninguna queja de su parte, tal vez porque no le queda energía para luchar y se acerca a mí sentándose a mi lado.

—¿Quieres hablar acerca de lo que sucedió?

No responde, permanece en silencio mirando sus manos con sumo interés.

Examino a Jazmín, notando que él brillo de su cabello no está ahí, al menos no como usualmente es, de la misma forma que su perfume favorito esta solo vagamente presente, siendo reemplazado por un aroma que no distingo del todo.

—Todo empezó normal —empieza a contar en voz muy baja—. Criticó mi ropa y comentó que he subido de peso. Lo de siempre. Pude manejar eso, pero entonces ella empezó a hablar sobre mi relación con Spencer y dijo que estaba sorprendida de que haya durado tanto, dijo que no entiende muy bien que ve Spencer en mí y que le da curiosidad porque él puede hacerlo mucho mejor que conmigo.

Tomo su mano y la aprieto un par de veces, dejando que ella solloce todo lo que sea necesario, dándole a entender que estoy aquí, que no lo voy a presionar y que es decisión de ella si toma o no la cuerda que le ofrezco para que yo pueda ayudarla a salir del pozo en el que ha caído gracias a su madre.

Se queja un momento cuando suelto su mano, pero se detiene cuando me acerco y con cuidado rodeo su cintura con mis brazos y la acomodo en mi regazo. Es un movimiento arriesgado, dado que en definitiva no es la posición más platónica. Sin embargo, cualquier miedo y arrepentimiento se desvanecen cuando Jaz suelta un suspiro y se acomoda en mi cuello, acurrucándose en busca de consuelo.

—Mi madre me hace sentir que nunca seré suficiente para nadie —me cuenta—. Me he escudado toda mi vida diciéndome que mi madre me ama, a su manera, pero ella me ama. ¿Sabes por qué lo hago? Porque duele mucho reconocer que ni siquiera mi propia madre me quiere.

Es fácil para mí pensar en Jazmín como una presencia brillante e inalcanzable, incluso cuando solo era mi amiga y todo lo que sentía era platónico, para mí ella era como una bola de luz de esas que son difíciles de captar.

—Eres suficiente, Jaz.

—¿De verdad lo crees? ¿Soy suficiente para ti?

—Siempre.

Pero en momentos como este, puedo ver qué Jaz también tiene una sombra oscura dentro de ella. Una oscuridad que conozco muy bien, es ese tipo de oscuridad que hace que me aleje de las personas, pero en Jaz es diferente. Ella no usa paredes, si no capas.

Las personas gravitan hacia ella y Jaz las deja, pero solo dejando que rodeen su capa exterior. No demasiado cerca, evitando que vean su caos interno.

—Mi madre no me ama, Drea y tal vez nunca me haya amado. Ni siquiera sé porque me tuvo.

—Cualquier persona, Jaz, de verdad cualquiera que sea amada por ti, tiene tanta suerte. Porque tu amor es tan puro y desinteresado, y eres una de las personas más leales que conozco. Jaz, mi vida es mejor porque tú estás en ella, yo misma soy mejor desde que te conocí. Y no necesitas cambiar nada de ti, eres absolutamente perfecta tal y como eres.

La abrazo muy fuerte y dejo que ella tome todo lo que necesita de este abrazo. De mí. Con suavidad cepillo con mis dedos su cabello rubio, manteniendo una mano alrededor de su cintura delgada.

—¿Podemos quedarnos así toda la noche?

Dejo un beso en su mejilla apenas visible.

—Por supuesto —respondo—. Lo que sea que quieras, Jaz. Solo pídelo y yo te lo daré.

Inhalo, sabiendo de antemano los aromas exactos que se abrirán camino a través de mi vía respiratoria.

—Tú siempre serás mi favorita, Drea. Siempre.

Jazmín se mueve un poco hacia atrás para decirme aquello, sus ojos brillan incluso bajo toda esa ola de tristeza mientras me mira fijamente, observando como yo le devuelvo la mirada.

Nos quedamos mirándonos durante unos segundos, un minuto; ninguna de las dos sabe. Simplemente nos quedamos disfrutando de este pequeño momento de seguridad y calidez.

Finalmente, Jazmín vuelve acomodarse a como estaba antes y suelta un pequeño sollozo seguido por algunas lágrimas que mojan mi cuello.

—Estoy aquí, Jaz. No estás sola. Nunca te dejaré. Lo prometo.

Incluso sí aquello me está destrozando por dentro.

Han pasado un par de meses desde que descubrí —desde que a acepté—, mis sentimientos por Jazmín y estado prestado mucha atención a nuestras intenciones, buscando algo, cualquier cosa que me diga que ella podría sentir lo mismo o al menos algo parecido. Nos conocemos desde hace un año. ¡Un año! Parece mentira, pero es así y hasta este punto si ella sintiera algo más que una amistad me daría cuenta. ¿Verdad? O probablemente ella diría algo, pero ese no fue el caso.

—Me gustan esas flores —murmura contra mi cuello.

De reojo veo el ramo de hortensias que Spencer me regaló como agradecimiento.

—Me las dio tu novio.

—¿Spencer? ¿Por qué?

Deja caer la cabeza un poco hacia atrás y me mira con una media sonrisa.

—¿Celosa?

—Tal vez. Pensé que él no te agradaba.

—No mucho, pero llegamos a una especie de entendimiento. Si soy honesta, solo llegamos ahí porque tenemos un punto en común que nos unió.

Sus dedos han empezado a trazar los tatuajes que tengo en mi brazo derecho.

—¿Cuál es ese punto en común?

—Que ambos te amamos.

Jazmín detiene sus movimientos y abre un poco los labios, pero no dice nada.

No agrego nada más, eso es lo más cerca que estaré de una confección porque tengo miedo y mi miedo me grita con completa certeza que ella dirá: " Lo siento, Drea, te amo, pero no de esa manera. Solo como mi mejor amiga".

Eso es algo con lo que no quiero lidiar o creo que podría soportar porque no terminará ahí, Jazmín se sentirá culpable, y tal vez se empiece alejar de mi por miedo a seguir lastimándome. Y no puedo permitir que eso pase o dejar que Jazmín sufra.

Prefiero sufrir yo a cambio de su felicidad.

—¿Cuántos tatuajes tienes?

Parpadeo un par de veces tratando de procesar el cambio de la conversación.

—Veintiséis.

—¿Y ninguno en tu brazo izquierdo?

—No, porque va directo al corazón y no hay nada tan importante que me lo quiera tatuar ahí.

Sus dedos han empezado a recorrer de nuevo los tatuajes en mi brazo, deleitándose con unos en particular.

—Nunca me hablaste de esa chica misteriosa —murmura muy bajito.

No esperaba que la conversación se dirija hacia ese tema. ¿Cómo pasamos de hablar de mis tatuajes a eso?

Mmm.

—¿Por qué tengo la impresión de que no te gusta hablar de esa dama especial?

—No es eso, Jaz. Solo no sé qué decir.

Se mueve un poco para poder mirarme, pero sigue sentada en mi regazo con su mano trazando patrones irregulares en la palma de mi mano.

—Soy tu mejor amiga. No tienes que pensar mucho en el tema, solo decirme cualquier cosa y yo lo resolveré.

Ignoro sus ojos de cachorro y suelto un suspiro.

—Lo sé, Jaz.

—No tienes que decirme quién es si no quieres. Solo me intriga un poco saber quién es la persona que motiva a Drea Reagan.

Hay un toque peculiar en la forma que tiene de decir mi nombre. Lo dice casi en broma. Casi. Pasa una mano por mi cabello y me sonríe de forma brillante.

Y me doy cuenta que solo basta una sonrisa de su parte para hacerme sentir que estoy volando. Mucho más alto de lo que las drogas jamás me llevaron.

—No sé qué puedo decirte sobre ella. Es hermosa e inteligente y muy dulce.

—No esperaba menos —dice de forma casi monótona—. Pero dime, ¿qué tiene ella de especial? ¿Qué tiene ella que no tiene nadie más?

Mis ojos, casi de forma instintiva, se mueven para encontrarse, de nuevo, con los ojos de Jazmín. Ella me sostiene la mirada.

¿Qué se supone que debo responder? No veo sentido a mentirle.

—Ella es el sol y no puedo evitar orbitar a su alrededor. Tampoco es que quiera —respondo con cuidado—. Es inteligente, una de las personas más inteligentes que he conocido y estar con ella es como sentir el primer rayo de sol después de vivir años en un terrible invierno. Tiene el poder de hacerme sentir como si no hubiera nadie más en la habitación.

Me sigue mirando expectante. Hermosos ojos azules clavados en mis ojos verdes.

Puedo hacer esto —me recuerdo—. Puedo ser amiga de Jazmín. No necesito más.

—Vaya, eso suena muy serio. Más serio de lo que pensaba.

Puedo ser solo su amiga, vuelvo a pensar hasta que abro los ojos y lo primero que veo son las pecas que cubren su rostro y la suave sonrisa que se dibuja en sus labios y, Dioses, solo con verla sé que todas las apuestas están perdidas.

—Sigo teniendo "citas" con ella, la sigo viendo y me estoy volviendo loca. Realmente mi cordura depende de un hilo, uno muy corto porque cuando ella sonríe no puedo pensar en nada más. Y cuando no estoy con ella siento como si algo me faltara.

—Oh, realmente te gusta esta chica.

Niego con la cabeza.

—Estoy enamorada de ella.

—¿Se lo vas a decir?

Trago saliva.

—Creo que ella ya lo sabe.

—Oh.

Nos quedamos en silencio, Jazmín vuelve a colocar su cabeza contra mi cuello y suelta un suave suspiro.

—¿Drea?

Lo siento contra mi cuello, a través de una suave vibración, la sensación de la voz de Jazmín.

Tarareo en señal de reconocimiento y cierro los ojos, respirando hondo y tratando de controlar los pensamientos que bombardean mi mente.

—¿Estás bien?

Abro los ojos de manera abrupta.

—¿Qué?

Estiro mi cuello para mirar mejor a Drea, sin entender de dónde viene su preocupación.

—¿Estás bien, Drea? —me vuelve a preguntar.

Mi aliento se queda atrapado en mi garganta ante nuestra cercanía, ante la intimidad de mirarla a los ojos mientras ella está acurrucada contra mí de esta manera.

Cierro los ojos con fuerza y cuando los vuelvo abrir, hay una clara preocupación brillando en el rostro de Jaz.

—Si, Jaz, estoy bien. Muy bien. ¿Por qué lo preguntas?

—Es solo que tú corazón late muy rápido —me dice y levanta su mano, dudando antes de colocarla sobre mi corazón, sintiendo los latidos acelerados.

Antes que una de las dos pueda agregar algo más, mi teléfono suena con un mensaje de Jeny y un enlace para una noticia, hago clic y le digo a Jaz que tome el control del televisor para encenderlo.

No hay necesidad de buscar mucho porque la noticia está en el primer canal que cambiamos.

—Así que Tristán Bauer se acaba de comprometer con, ¿quién es ella?

—No lo sé —respondo—, no es del medio. Según este artículo se llama Ciara Walsh y eso es todo lo que se sabe, al menos por ahora.

Me pregunto si todo esto es parte de un show o una estrategia por parte de Henry para mejorar la imagen de su hijo y su banda o una noticia para mantenerlos vigentes ahora que su gira ha terminado.

—Esa tal Ciara, ¿no te recuerda un poco a Katie? De hecho, se parecen mucho. ¿Cierto?

—Sí, es muy similar a tu hermana, excepto por la mirada.

Sí, mismos ojos verdes, pero diferentes miradas, muy diferentes.

Le mando un mensaje a Emilia para saber si ella sabía sobre esta noticia y ella responde que no, que ni siquiera Henry sabía.

Oh, no.

Genial, el estúpido de Tristán quiere tener su momento de rebeldía y de nuevo, seremos nosotras quienes paguemos las consecuencias.

—Esto, ¿te afectará en algo?

Paso una mano por mi cara e intento sonreír, Jaz no compra mí falsedad y me lo dice.

—Tal vez, realmente no lo sé. Lo más seguro es que esté más enojado con Emilia o algún otro nuevo cantante de la disquera.

Toma mi mano entre la suya.

—Ojalá pudiera quitarte ese dolor, esas preocupaciones. Ojalá pudiéramos irnos lejos.

Hay tanto cariño en la mirada de Jazmín y de nuevo, aquel dolor en mi pecho, regresa.

—¿Ha navegar alrededor del mundo?

—A donde tú quieras.

¿Por qué simplemente no le digo lo que siento? Solo hablarle y quitarme estos sentimientos del pecho, excepto que incluso aunque lo diga, los sentimientos no se irán, quien probable se vaya es Jazmín y, en definitiva, no es algo que quiera.

—Te amo, Jazmín. Gracias por estar conmigo. Por todo.

—Siempre —me dice—. Después de todo, tú eres mi favorita.

No, no puedo confesarle lo que siento porque Jazmín dirá que me ama, solo que no de la misma a manera que yo la amo a ella.

"En algunos casos, las estrellas pueden colisionar directamente debido a la pérdida de energía orbital y la disminución de la distancia entre ellas. La colisión puede tener consecuencias significativas, como la formación de nuevas estrellas o la liberación de enormes cantidades de energía".


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro