Bienvenido Cuando Quieras
Espero que les guste~
Nota: Por si no lo notaron, este Branch es mucho más salvaje que el original, aunque en ciertas situaciones logra mantener ese salvajismo bajo control :3
Nota-2: El cap más largo hasta el momento pero sé que les gusta este tipo de interacción ^_^
El sobreviviente tarareo para si mismo, sintiendo un poco de paz en la soledad. Esta poco acostumbrado a socializar demasiado y lo a hecho mucho en los últimos días, así que estar solo, con el sonido lejano de los trolls de diferentes tribus reunidos cantando de fondo, es un ligero alivio.
Hasta que algo choca directamente contra su rostro, suave y con un fuerte olor a algo que no puede precisar.
-¡Ah!- se eriza, sus manos rápidas en agarrar lo que sea que esta en su cara para sacarlo, parpadeando con cierta confusión que pronto se vuelve emoción. -¡Debbie!- la murcielago hace uno de esos sonidos ahogados y raros, agitando sus alas, los ojos desviados pero de alguna manera, luciendo feliz de verlo. -Oh, chica, es bueno verte...- la deja en su regazo, sintiendo como se acomoda y sonríe. -...y que bien que pudieron sacarte toda esa brillantina de encima- acaricia su cabeza, sintiendo el pelaje esponjado y sedosos, en una prueba clara de que fue bañada recientemente.
-Tuve que bañarla como tres veces para lograrlo...- se sobresalta ante la voz, alzando la vista, notando a la reina del rock allí. Esta un poco asombrado por su gran cabellera pero se centra en su rostro, su expresión es difícil de leer, avanzando con pasos lentos, mirando a su mascota y luego a él. -...así que espero que la reina del azúcar no vuelva a hacer algo como eso-
-No te descuides en ese caso- es lo primero que se le ocurre decir, sin saber como sentirse ante su presencia. Se siente mal por haberla engañado pero no hay arrepentimiento, aun cree que destruir las cuerdas fue la mejor decisión. Nadie volver a intentar usarlas para algo así.
-Supongo que eres Branch- él enarca una ceja hacia ella, quien saca una carta muy familia como una especie de prueba, a lo que al otro no le queda otra más que asentir.
-Ese soy yo- tarareo, acariciando de manera distraída a la murcielago, pensativo. Puede verla dejarse caer de sentón frente suyo, luciendo molesta y un poco frustrada pero más relajada que antes, como si un peso se le quitara de encima. Se pregunta que podría estar pasando por su cabeza. -Lo siento...- rompe el momentáneo silencio entre ellos, los ojos ajenos moviéndose para mirarlo fijamente. -...por haberte engañado para darme la guitarra...- decide ser un poco más especifico. -...pero fue la mejor idea que se me ocurrió en el momento- Barb parece analizarlo y después de unos segundos, se endereza, cruzándose de brazos.
-¿Fue verdad algo de lo que dijiste?- ella luce seria y él la mira, por un segundo pensando en mentir, solo para suspirar.
-Cada palabra- se encogió de hombros, desviando la mirada y sin notar como la expresión ajena decaía, triste por un segundo y luego llena de ira apenas reprimida. -Los trolls del pop no son tan abiertos como quieren lucir...- bufo, eso era solo una forma ligera de decirlo. -...y yo era lo más diferente en ese momento que tenían, así que...-
-¿Por qué no los hiciste pagar?- gruño, luciendo frustrada por no entender. -Podrías haberlos transformado a todos, hacerlos sentir miserables, obligarlos a verte como algo más y tu solo...- hizo un gesto brusco.
-¿Y de qué hubiera servido?- enarco una ceja. Barb parecía haber heredado el resentimiento de las generaciones anteriores desde la separación. -Hacer algo así no hubiera quitado todo lo que ya sucedió y obtener una venganza solo hubiera sido una satisfacción momentánea- jugo con sus dedos de la mano libre, pensativa. -Además, entre tu y yo...- hizo un gesto. -...mi abuela siempre decía que la venganza no te sirve de nada- sonrío al recordarla. -Decía que podías sentir rencor por aquellos que te lastimaban, es parte de la vida, pero no podías aferrarte a ello toda tu vida...y el algún punto...debes dejarlo ir- la mira, sintiéndose algo extraño de estar compartiendo esto con ella pero al mismo tiempo, cree que es lo correcto por alguna razón. -Estoy muy...cansado de sentir rencor hacia ellos- confiesa. -No van a cambiar, sin importar cuantas veces ayude a salvar sus tristes traseros, seguiré siendo el triste y aguafiestas troll gris que vive a las afueras de su Aldea, nada más-
-Maldición, eso es...triste- frunce el ceño con molestia pero lentamente, su expresión se relaja y se vuelve algo más suave, pensativo. Ella siente un repentino respeto por ese troll en particular. -Aun después de como te trataron, ¿volverás con ellos?- y Branch hace una mueca, porque esa es una gran pregunta pero por el momento, solo puede apretar los labios y desviar la vista. La idea de dejar atrás a los pop había estado en su mente durante mucho tiempo, más presente aun luego del tratado de paz con los bertenos y aunque había intentando ignorar eso durante mucho tiempo, no puede negar que la sola idea de alejarse es atractiva en este punto. -Bueno...- Barb nota que el otro no sabe que contestar. -...en todo caso, si alguna vez quieres romper algo o solo pasar el tiempo con trolls rudos como los nuestros, eres más que bienvenido-
-Oh...- parpadeo, eso no era algo que hubiera esperado y aun así, no puede evitar sonreír. -...gracias- lo piensa por unos segundos. -¿Podre romper una guitarra? Se sintió genial hacerlo-
-Totalmente, amigo, esa es la mejor parte de un concierto- sus ojos se ilumina con emoción apenas contenida y se levanta de un salto. -Mejor aun, te dejare romper una ahora mismo- lo agarra de la muñeca y tira, sin darle más opción al otro que levantarse, medio aferrado a la mascota ajena mientras la dueña lo arrastra hasta quien sabe donde pero por alguna razón, eso lo llena de diversión y solo la sigue.
Romper guitarras termina siendo mucho más divertido de lo que debería ser.
Sala de ese cuarto hecho un desastre, sintiéndose algo liviano y llena de energía. Sus manos están algo sentidas por lo fuerte que agarro el instrumento pero poco lo importa, porque estrellarlo contra el suelo se sintió genial y no puede esperar para volver pronto, así probar la habitación de la ira de la que la reina le hablo.
-¡Branch!- parpadea ante el llamado, agitando las orejas, sonriendo al bajar la vista y ver a cierta flauta dando saltos en su dirección.
-Hey- se inclino para ofrecerle su mano, enderezándose cuando ella se subió. Tenía una gran sonrisa en su pequeño rostro y los ojos brillantes, luciendo limpia y contenta. -Supongo que encontraste a tus amigos-
-¡Los encontré, lo encontré!- asiente con entusiasmo. -Le hable de ti a nuestro director...- el troll gris se tensa, confundido y un poco ansioso de repente. -...y me pidió que te buscara para hablar contigo- se da la vuelta y cuando Branch levanta la vista, ahí esta. Un troll cubierto de brillantina, pequeño y flotante, con una apariencia algo extraña pero con una sonrisa amble mientras los mira con las manos tras la espalda.
-Oh...- baja las orejas, enredando apenas su cola alrededor de una de sus piernas.
-Saludos- es educado. -La dulce Tina Flautina me conto un poco de su aventura y de como la cuidaste, así que quería agradecerte en persona por lo que hiciste por ella...- hace una ligera reverencia que toma al otro por sorpresa. -...y por nuestra gente. Gracias por salvarnos-
-¿No esta molesto porque rompí las cuerdas y casi dejo sin música a todos?- enarco una ceja, inclinándose para dejar a Tina en el suelo, dejándola alejarse con saltos entusiastas.
-Para nada- negó y Branch no pudo detectar un rastro de mentira en ese troll. -Las cuerdas eran poderosas, siempre estuvo presente el miedo de que pudieran caer en las manos equivocadas...- confeso con una pequeña mueca y el sobreviviente recuerda que Tina le dijo que el director había escondido la cuerda dentro de su batuta, esa que llevaba a todos lados consigo. No puede imaginar el peso que debió ser eso. -...pero ahora que ya no están y la muisca viene de nosotros...- llevo sus manos a su pecho, sonriendo suavemente. -...se siente como si todo pudiera estar bien a partir de ahora- lo mira, el troll gris sintiendo que gran parte de la culpa en su pecho se afloja, logrando poder sonreír. -También quería decirte que, en cuanto reconstruyamos nuestro hogar, eres bienvenido a visitarnos cuando quieras. Tu y todos los que quieran-
-Gracias- se siente cálido. Es la primera vez que en realidad le dicen que es bienvenido a visitar y se siente raro pero en el mejor de los sentidos. -¿Me enseñaría a tocar un instrumento?- es una pregunta que sale sin su permiso, sacada al recordar las hermosas tonadas que logro escuchar, pero hace que una gran y brillante sonrisa se dibuje en el rostro ajeno.
-Estaría encantado de hacerlo- parece emocionarse, dando pequeños aplausos, despidiéndose con cierta prisa cuando alguien parece llamarlo.
-Es día no puede ser más raro- bufo con cierta diversión, avanzando. Esta dispuesto a buscar a Poppy, preguntarle que planea hacer después de todo ese desastre pero nota a Delta, parada junto a quien cree que puede ser el rey de los tecno, haciéndole una ceña para que se acerque y se desvía para obedecer. -Alcaldesa Delta...- se paro a su lado, sonriendo cuando ella parece no resistirse y acariciar suavemente su mejillas. -...su majestad- mira al tecno troll, quien por alguna razón parece animarse. Es difícil apartar la mirada, se ve llamativo y como algo completamente nuevo, llama su atención pero se obliga a mirar hacia otro lado mientras se disculpa por lo de las cuerdas. Nunca a dado tantas disculpas juntas, aunque ellos se apresuran a asegurar que no hay rencor alguno, que en realidad le agradecen por lo que hicieron y eso solo lo deja aun más confundido. Ellos están hablando pero es difícil concentrarse en su charla cuando el corazón rosa en el pecho ajeno brilla, luciendo como si palpitara de alguna manera. Branch es un troll salvaje, así se a llamado a si mismo durante muchos años y una expresión que todos han usado en su contra más de una vez, con un instinto desarrollado por muchos años de aventurarse al bosque. Es fácil de enojar, le gusta correr en cuatro patas en su mayoría, y con cierta dificultad a la hora de prestar atención a menos que sean situaciones peligrosas, su atención centrada en cosas llamativas cuando no hay peligro cerca. Verlo de cerca es más llamativo aun.
-Oh...- se acerca para tocarlo sin poder contenerse. Le recuerdan a ciertas flores que crecen en lo más profundo del bosque, brillantes y casi de color neón que solo se pueden apreciar de noche. ¿Eh?- se sobresalta ante la risa y baja las orejas cuando alza la vista, encontrándose con miradas llenas de diversión que lo miran fijamente. -Yo...- se da cuenta de que en realidad, esta tocando sin permiso a un rey y retrocede como animal asustado, moviendo la cola con ansiedad. -...L-Lo siento, es...una cosa de troll salvaje- se siente avergonzado, sus mejillas arden, y es por eso no puede notar el destello de preocupación en los rostros ajenos.
-Bueno, en todo caso...- Trollex habla, inclinándose apenas para poder ver el rostro ajeno, sonriendo ante las mejillas de gris oscuro y los ojos bien abiertos con los que se encuentra. -...espero que puedas venir a visitarnos en algún momento- se enderezo cuando el otro levanto la vista. -Mi lugar es hermoso y lo será aun más cuando lo reconstruyamos todo-
-También tienes que visitarme a mi, cariño- Delta apoya su mano en la espalda ajena. -Siempre estamos dispuestos a tener un par de manos extra-
-Claro, gracias, iré en cuanto pueda- les sonríe a ambos, extrañamente emocionado con la idea y de reojo, puede notar un punto rosa no muy lejos de donde esta.
Mira a Poppy desde lejos, ella hablando animadamente con sus amigos y con algunos de los trolls del pueblo, sintiendo una punzada de algo en su pecho. No puede negarlo más, la idea de solo volver al pueblo y que todo volviera a ser como era antes lo llenaba de ansiedad. No quiere volver y no sabe como decírselo.
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