03

Había pasado una semana.

Una semana desde que JungKook lo dejó y él se siente por explotar.

Una semana desde que Jeon mejoró consigo mismo y tuvo más confianza, una semana desde que JungKook les mostró a todos que, aunque ya le hubiesen roto el corazón mil veces, él ya no permitiría semejante mierda, y que ahora era una nueva y más hermosa versión de él.

Y para Kim, fue una semana soportando el ver a otros coquetear con su JungKookie, TaeHyung se sentía rojo de la ira que lo consume.

Sabía que él era el único y principal culpable de perder al valioso pelinegro, el cual ahora se encontraba revisando su bolso para dejar unas cosas en su casillero y poder ingresar a su salón correspondiente de esa mañana.

TaeHyung entendía que él no era nadie para reclamarle a JungKook que lo perdonara, que le diera otra oportunidad a lo que era su relación. Aún, si Kim comprendía todo lo que sufrió su chico debido a sus infidelidades, si sabía perfectamente que no merecía una reconciliación ni nada que viniera de parte de JungKook, TaeHyung no podía dejar de amar al pelinegro, tal vez nunca lo haría, él realmente soñaba con otra oportunidad para demostrárselo al menor.

Así que se acercó, decidido en hablar.

―J-jungKook...

El mencionado le dirigió la mirada, una incrédula y fría. TaeHyung se sintió temblar ante ello.

―¿Qué quieres, Kim?

―Y-yo... quiero hablar contigo.

Los labios de JungKook dejaron escapar un suspiro cansado.

―Ya te dije como mil veces que no quiero nada que ver contigo. ¿Acaso no lo comprendes? ―tiró seco, molesto. Dios, Jeon estaba que echaba humo de la ira, ¿TaeHyung no había tenido suficiente con destrozarle el corazón? ¿Acaso quería matarlo aún más?

―S-solo... por favor.

Se miraron por un momento, las clases habían comenzado, pero poco les importaban.

JungKook lo pensó, vaya que sí.

―Está bien, hablemos. ―pero sabía que si ya no acababa con todo esto, él seguiría sufriendo de un corazón roto y de la insistencia de TaeHyung.

Ambos chicos caminaron hacia los baños que se encontraban cerca, sin decir absolutamente nada. Cuando llegaron, JungKook se colocó en los lavabos y se apoyó de ahí, cruzando sus brazos mientras veía al peliazul juntar sus manos y agachar la cabeza.

Un silencio sepulcral los invadió en ese momento.

―Entonces... ―comenzó Jeon en voz baja, tratando de no sentirse más incómodo―, ¿Qué querías decirme? Tengo cosas más importantes que hacer.

―Y-yo... Quiero decirte... algo. ―el tono bajo de TaeHyung le hizo fruncir el ceño.

¿Qué pretendes, Kim TaeHyung?

―Bien, adelante.

―Lo que quiero decirte es que... ―dios, los nervios lo estaban comiendo, pero era ahora o nunca. TaeHyung cerró sus ojos y continuó hablando― lo lamento mucho, yo... perdí a alguien tan valioso como tú por dejarme llevar, no merecías todo lo que te hice pasar. Soy un completo idiota, y alguien que no debería... debería no hablar de esta manera contigo porque- porque soy tan imbécil que... que... ―suspiró, y dirigió su mirada hacia la de JungKook, quien mantenía su semblante en neutro― que todavía tengo la esperanza de volver a estar contigo.

Jeon bufó, y cuando iba hablar fue interrumpido.

―Soy un imbécil, porque soy capaz de hacer cualquier cosa para que me perdones, para que vuelvas conmigo, para que... nos demos otra oportunidad. Sé, yo sé, que es muy estúpido de mi parte decirte todo esto, solo... sé que soy una mierda que no merece ni tu mirada, pero  yo de verdad... de verdad aspiro que estemos juntos de nuevo ―no supo cuándo, pero lágrimas se acumularon en sus ojos, aquellos que miraban con esperanza al menor, su voz sonando un poco cortada cuando siguió hablando―. A-Aprendí, en el tiempo que hemos estado separados, que... que eras y eres un ser maravilloso que p-perdí por ser un miserable y un puto infiel, pero que también estoy dispuesto hacer cualquier cosa... para que tengamos un final feliz ―se acercó un poco― como... con el que solías soñar, como el que me contabas todas esas noches en las que te hice mío, cuando nos profesábamos amor, quiero cumplirlo.

Cuando TaeHyung calló por fin, Jeon solo lo observó.

Y de todas las reacciones que el peliazul esperaba que hiciera, JungKook solo soltó una larga carcajada, para nada divertida y que transmitía solo dolor.

―Estas puto jugando ―su semblante serio y decepcionado no se hizo esperar―. Eres un desgraciado, Kim TaeHyung, eres un maldito desgraciado ―él no era de hierro, él todavía sufría y Kim se dio cuenta de eso cuando JungKook se acercó a él, con lágrimas en los ojos― .Tú... bastardo, me estuviste engañando por d-dos malditos años, ¡Dos! Y vienes con el descaro de decirme que ahora sí sabes cuánto valgo ―sonrió, pero se estaba destrozando―. Eres una mierda, ¡U-Una mierda! No sabes cuánto dolor llevo en mi corazón por tu puta culpa. Nunca pensaste en mí, nunca te detuviste a sentir empatía por mí, me enamoré como un maldito idiota de ti, creía en ti, te amaba, ¡Joder, te amaba! Pero- pero ya no podía seguir con alguien que siempre rompe sus promesas. Te di muchísimas oportunidades, y todas las menospreciaste, te di mi corazón y no lo cuidaste, y ahora... que he mejorado, que he seguido con mi vida y quiero dejar de sentir dolor por un maldito como tú, ¿Quieres volver a intentarlo? Jódete mucho, Kim TaeHyung, jódete mucho. ―sin más, salió de ahí, su rostro empapado, su corazón más roto que antes, pero con un sentimiento de libertad llenando su alma, dispuesto a sanar.

TaeHyung solo lloró como nunca antes, mientras veía al amor de su vida irse por aquella puerta, y todo por ser un total idiota.

Más que merecido.

Porque las infidelidades, por más "inocentes" o "pequeñas" que sean, nunca merecen el perdón, al menos no como él lo quería.