Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La trastienda (Parte I)

*Imagen de Iva Balk (Pixabay)


La chica pintaba sus uñas con virgen meticulosidad. Solía mostrarse ajena a todo cuanto acontecía a su alrededor, como si su versión amable fuera un asunto exclusivo reservado para sólo unos pocos. Su vacío entusiasmo quedaba patente cada vez que debía atender a los compradores de la tienda. No era su negocio, eso se notaba y mucho. Siempre, al regresar de mis clases, suelo pasar por allí a comprarme un batido y, aunque jamás me despego de mis auriculares, ese era el único sitio donde los apartaba de mis orejas con suprema discreción.

Desirée —o al menos eso ponía su placa de identificación— se me antoja un enigma complejo y atrayente, una de esas chicas con fuerte ahumado en los ojos que evita mirar a la cara a esos seres que considera inferiores. Nunca he hablado del tema con ella, pero sé que así lo piensa. Llevo observándola tanto tiempo que ya conozco esa expresión de aburrimiento crónico que esboza cuando un niñato pretende ligar con ella. No, no le van ni los guapitos, ni los listillos, ni los aprendices de comediante, ni los retraídos. Hará como un par de meses, me percaté de la ruta que tomaban sus ojos, justo a la boca de una compradora que parecía británica, una joven rubia de mejillas sonrosadas que iba de la mano de un tipo alto y bien parecido. Su decepción al verla besuquearse con el susodicho fue suficiente para sentir que al menos ya teníamos algo en común.

Hoy tengo intención de decirle algo más que ese ridículo «hola, ¿qué tal?» que ya debe haberle dejado claro que se halla ante una imbécil, para ver si con suerte me contesta con algo más que una impostada sonrisa.

Soy la única a la que responde de esa forma, pero aun así la noto tan distante y esquiva que no puedo evitar sentirme estúpida cada vez que estoy frente a ella.

Me gusta mucho, no es algo que pueda seguir ocultando más tiempo, sobre todo porque entro en una especie de catatonia que me impide actuar con normalidad en esa tienda repleta de golosinas y bollos. Cabe añadir que es la culpable de que haya aumentado tres kilos en lo que va de curso.

Suele ir vestida con sudadera y pantalones vaqueros oscuros. En ese sentido somos bastante distintas, pues yo tiendo a buscar colores vivos que proyecten alegría, mientras que ella parece querer justo todo lo contrario. Es una enamorada de Death Note, o eso intuí al verla llevar una pulsera con la L de Lawliet. Quizá ese sea un tema que me ayude a sacarle más que un triste saludo por compromiso.

Voy a lanzarme a la piscina y voy a hacerlo ahora:

—Hola, ¿qué tal?

¿En serio? No me soporto más, ¡que alguien me desconecte de este planeta!

—Hola —dice ella casi sin mirarme.

—Te va Death Note, ¿eh? Es una obra maestra. Y-yo soy ultrafan.

—¿Qué? —pregunta algo desubicada.

—Death Note... Bueno, lo digo por tu p-pulsera.

—Fue un regalo de mi hermano. Odio los animes.

Perfecto Irene, has empezado genial.

—¿A ti te gustan esas mierdas?

¿Qué digo?

—No, qué va. A mi hermana le gusta mucho la serie y me tiene frita. Se pasa el día hablando de que si L esto, L lo otro...

—Los chavales están perdidos. Todo el día con el Fornite, los animes, los memes y el porno barato.

¿Acaba de mencionar el porno? Sí, lo ha hecho. Pero no te quedes callada, petarda. ¡Di algo, lo que sea!

—Está claro que a todo no se le puede llamar porno. Quiero decir, hasta en el porno hay clases. Vamos, jerarquías. 

¿En serio? Entre Fornite, animes, memes y porno ¿has preferido referirte a éste último? Muy bien, Irene. Sigue así y acabarás sola, devorada por tus gatos cuando te mueras.

—Pareces una experta —comenta sonriendo.

—No, qué va. El porno en general no cumple mis expectativas.

—¿Ah, no? ¿Qué género prefieres?

Me mira con esa cara de chica mala y yo sólo puedo tartamudear.

—P-pues no sé... Así de pronto...

Me ha dejado muda, dejando de manifiesto su superioridad intelectual con apenas un par de frases.

—Por favor, dime que no ves el típico porno lésbico hecho para tíos aburridos...

—No, de hecho tiendo a huir de esos estereotipos tan alejados de la realidad.

Me mira unos segundos y esboza una sonrisa confiada, como si lo que acabo de decir fuera la contraseña correcta para entrar a un sitio muy selecto.

Sale del mostrador y echa un vistazo en cada pasillo, asegurándose de que no haya nadie en el interior de la tienda antes de cerrar el establecimiento con el cartelito de «vuelvo en cinco minutos».


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro